
Arrierías 102.
José Emilio Yepes.
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Sin duda alguna, las actividades agropecuarias en nuestro dolido país, han ido perdiendo interés en un grupo significativo de ciudadanos, debido, entre otros muchos factores, al aumento en los costos de producción, la poca rentabilidad y las dificultades propias de la producción y las ventas de las materias primas.
Vemos como sobreviven aquellas actividades agrícolas que se pueden mecanizar y, que, de cierta manera, se manejan con ventas programadas, o con algún proceso de encadenamiento productivo agroindustrial.
Pero el café, nuestro producto insignia a nivel mundial, está lejos de ser mecanizado en las laderas y cordilleras de nuestro país, y hoy, con el reclutamiento de muchos jóvenes para engrosar los grupos irregulares, se ve con un panorama desolador.
Pero, y será acaso, ¿nos vamos a dejar arrebatar nuestra extraordinaria identidad en mas 600 municipios y cerca de 550.000 familias con arraigo cafetero?
La respuesta es contundente: NO.
Reconozco y admiro el emprendimiento y tenacidad de algunos particulares para llevar a mostrar el café producido en nuestra tierra en un stand de Europa, Asia o norte América. Con lo que no estoy de acuerdo, es que funcionarios públicos saquen pecho de esfuerzos privados para llegar a este momento comercial.
La solución no es mostrarse y lucirse como dirigente político en las principales ferias de café en el mundo, la solución es motivar a los caficultores de Colombia y buscar con ahínco, para que muchas familias caficultoras lleguen hasta este punto; es el darle la prioridad a esta actividad en todos los departamentos caficultores del país: convertirla en un proyecto de vida para nuestros jóvenes, tanto para la producción de la materia prima, como grano de café pergamino, o con el incentivo para que el café se transforme en un producto procesado.
La fama del mejor café del mundo ya la tenemos, lo que necesitamos es recibir de la alta dirigencia del país el apoyo para que se ratifique la caficultura como el proceso agroindustrial más importante del país: seguridad en las fincas, créditos competitivos, capacitación técnica asertiva, conectividad digital, mejoramiento en las vías de acceso y mejoramiento de las viviendas agrícolas, son entre otros, factores determinantes para que los jóvenes miren que en el café hay esperanza y futuro como proyecto de vida.
Yo creo que Colombia tiene talento y esperanza en los jóvenes caficultores, y en cada uno de ellos, veo un Juan Valdez valeroso, resiliente, un excelente agricultor y un inmejorable ciudadano.
Por eso estoy de acuerdo en la declaración hecha por Germán Bahamón, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros: ¨SOMOS MAS JUAN VALDEZ QUE PABLO ESCOBAR, REPUTACION …¨.
COLUMNA PALABRA EMPEÑADA octubre 2025
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