
Arrierías 103
Jake Cardona
—
No hubo promesas,
ni palabras que llenaran el silencio.
Solo su mano en mi hombro,
y el alma entera entendió el consuelo.
–
Entre las luces del templo,
mientras otros rezaban en voz alta,
ella oró por mí en silencio,
como quien protege con el alma.
–
No hizo falta decir “te cuido”,
porque ya lo hacía desde siempre.
Su mirada era un refugio,
su abrazo, la fe que no se pierde.
–
Ese día entendí algo profundo:
no todas las madres dan la vida,
algunas la salvan,
cuando la nuestra duele o se olvida.
–
Y desde entonces,
llevo su amor en mi pecho como promesa,
porque cuando me quebré en silencio,
ella fue mi fortaleza.
–
— Jake.Cardona
16 de noviembre de 2024
–
© Jake.Cardona, 2024
Este poema pertenece a su autora. Las palabras también tienen dueña.

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