Edición 103

CARTA ABIERTA SOBRE COLOMBIA

By 11 de noviembre de 2025No Comments

Arrierías 103

Clarena Vergara Hoyos

Compositora Psicóloga Gerente social

Pontificia Universidad Javeriana Cali octubre 2025

Ayer escuchaba a Yokoi Kenji un japonés colombiano que ha sido un gran maestro para elevar nuestra autoestima y él decía que nos hacía daño tener el cuarto de San Alejo. Yo digo que ese cuarto nos ha salvado.

El colombiano es un ser recursivo, siempre ha tenido una economía de guerra, si se daña algo va al cuarto de San Alejo y encuentra el repuesto o busca algún medio para poder repararlo.

Un conocido me comentó que su vehículo se dañó y en el concesionario le informaron que el repuesto costaba un millón de pesos. Consultó a un amigo mecánico y él le dijo que esa pequeña parte del vehículo no servía para nada, lo extrajo y arregló el carro, además le dijo que no le iba a cobrar.

Eso es ser colombiano, un ser con una gran inteligencia desarrollada a través del rebusque, resolución de problemas difíciles con precarios recursos y una generosidad tan grande como nuestro país.

En Colombia decidimos inventar el calentao y o las migas en Caldas, o pimentones, papas, empanadas rellenas para utilizar lo que ha quedado del día anterior.

No hay casa en que no haya una bolsa llena de bolsas y otra llena de papeles de regalo. Economía de guerra le dicen.

Somos recursivos y extremadamente cuidadosos con lo que conseguimos.

Una madre colombiana sabe que un pantalón debe durar tres generaciones, unos zapatos deben durar tres cursos, así tenga que rellenarlos con periódico para que el niño no los pierda.

Las madres colombianas han desarrollado una capacidad cerebral increíble.

Puede estar cocinando y a la vez haciéndole la trenza a su hija, hacer una cartelera y barrer al mismo tiempo.

Puede aplicar inyecciones, hacer curaciones, hacer una bebida para la gripa, dar masajes entre otras muchas habilidades.

Colombiano que se respete es director técnico o presidente para criticar. Hoy me voy a permitir jugar a ser presidente, pensando más en lo que podríamos hacer entre todos para resaltar lo maravilloso de nuestro país.

Las madres colombianas serían nuestra primera línea en el manejo de la salud, yo propondría hacer una alianza con la Cruz Roja para capacitarlas en manejo de primeros auxilios y a quienes trabajaran por su comunidad, a las cuidadoras, igual que a las madres de los hogares infantiles, les pagaría un sueldo y les daría una pensión anticipada.

Son ellas las que trasnochan si hay un enfermo en la familia, van a hacer múltiples filas a la Eps, a las farmacias, hacen horas extras y todo esto lo hacen para que su hijo pueda pertenecer a la liga de fútbol.

Ella es quien ha multiplicado los panes y los peces en este cuento.

¿Pero qué sería de esta super mujer sin las tías y las abuelas?

Ellas son esas madres sustitutas que llevan a terapias, al odontólogo, a la reunión escolar, son cuidadoras de la familia.

Ese es nuestro país, fuerte, resiliente, que ha superado guerras y catástrofes, gracias a su gente.

En nuestro país han sido los abuelos los primeros maestros; enseñan valores, artes, oficios, espiritualidad, normas de comportamiento.

¿Pero qué ha pasado con su sabiduría? ya no hay aprendices, ya no se aprende la modistería, la zapatería, la costura, la mecánica. Ahora es prohibido que un niño ayude en casa o aprenda un oficio.

Los Jubilados son la memoria histórica de un país, la sabiduría práctica, ellos pueden ser un elemento crucial para mejorar nuestra forma de resolver problemas. Yo pondría a Diana Uribe de ministra, por su gran sabiduría y ser la biblioteca viva de muchas sociedades, como lo hacían los Tuareg en África.

En todos los colegios, escuelas, universidades y empresas debe haber un espacio para los sabios de nuestro país. Ellos a través de sus historias nos permitirían encontrar diferentes opciones y nos ayudarían a hacer más fácil este camino.

Mi propuesta incluiría hacer unos centros de atención integral llamados La casa de los abuelos, donde puedan traspasar su conocimiento a las nuevas generaciones, así mismo orientar en manejo de salud, gastronomía, cultura. Estos sitios se abrirían como galerías de arte, escuelas de música y escenarios para que cada comunidad apoye a sus artistas. La casa de los abuelos puede funcionar en cualquier recinto, escuela o centro comunal.

Un extranjero se impacta por nuestra buena educación, no solo al expresarnos sino por nuestras costumbres. Los mayores nos enseñaron a saludar a dar las gracias, a sentir pena por no encontrar una respuesta adecuada o la resolución de cualquier problema.

Todos necesitamos ayuda en momentos de crisis, hay familias sufriendo en este momento por la falta de atención integral en salud.

No hay acceso fácil a la atención médica, psicológica o siquiátrica, en las Eps. Estos profesionales son la primera línea para frenar las crisis que puede presentar un colombiano ante las injusticias e inequidades de este país.

Crear cooperativas médicas que ofrezcan equipos interdisciplinarios para atender oportunamente estas situaciones tanto a nivel físico como emocional puede frenar cualquier enfermedad. Ofrecer trabajo a médicos jubilados que deseen afrontar la crisis puede ser una solución mientras el sistema se estabiliza.

No se imaginan cuando dinero puede ahorrarse el sistema de salud si tenemos una intervención oportuna, de emergencia, telemedicina, medicinas alternativas o atención domiciliaria.

Optimizar los recursos para la salud requiere pericia y trabajo en equipo. Las cajas de Compensación han ofrecido ese tipo de servicios integrales con éxito.

Las enfermedades que generan más gasto son las cardiovasculares. La recomendación médica siempre lleva a lo mismo, cambiar los hábitos. Pero no nos dicen como.

Los programas preventivos son esenciales y si tenemos una población saludable podremos alcanzar todas nuestras metas.

Para incrementar la actividad física propondría unir varias cualidades que tenemos los colombianos con el sistema de salud.

Una de las actividades que integra a los colombianos es el baile, el ritmo y la alegría son talentos que no se les dieron a muchos otros habitantes del planeta. Nosotros somos privilegiados.

Vincular a educadores físicos, fisioterapeutas o bailarines, para incrementar la actividad física a través de la música, ojalá colombiana, es algo factible.

En cada plaza, escuela o parque los colombianos podríamos bailar para mejorar nuestra salud y allí mismo recibir actividades de prevención en salud, nutrición, vacunación, salud oral etc.

Los viernes propondría hacer una verbena comunitaria para mostrar al mundo que Colombia es el país no solo de la belleza, sino de la alegría por su maravillosa gente.

Propondría hacer nuestros propios medicamentos o comprar directamente a los laboratorios. Cada colombiano debe tener acceso a sus medicamentos de forma oportuna, de calidad y de última tecnología. Todo esto debe trabajarse conjuntamente en equipo con científicos que orienten sobre las mejores decisiones al respecto. Hay que desarrollar medicamentos a partir de técnicas o conocimientos ancestrales, todos hemos tomado jarabe de Totumo o bebidas de las abuelas sin tener un estudio científico, Pero sabemos que funcionan, la coca y marihuana como medicamentos pueden ser efectivos.

Yo propondría una unión internacional para legalizar de una vez por todas estas plantas.

Me gustaría invitar a la iglesia a que ayudara de forma práctica, ellos han soportado en silencio la responsabilidad de escuchar todas nuestras dificultades.

Le pediría al Papa León XIV que sea la iglesia católica, con su exitoso programa de bancos de alimentos un sitio de recepción de ayudas en cualquier iglesia. La solidaridad del colombiano ha alimentado a miles de migrantes y personas con grandes necesidades. Así mismo propondría fortalecer las funciones de Actuar Famiempresas, Corporación financiera fundamental en la reconstrucción del Eje Cafetero post terremoto y de Bojayá. Así en las instalaciones de la iglesia se podría atender desde ya a toda la población de bajos recursos y en poblaciones distantes

Así mismo, pediría a las iglesias que en algún momento de emergencia facilitaran espacios como consultorios médicos, centros de vacunación, espacios para ubicar un consultorio odontológico, o hacer educación en salud, así ahorraríamos dinero para poder llevar a cada rincón de Colombia atención en salud, prioridad en este momento.

Así estaríamos cumpliendo con los mandatos de dar de comer, dar de vestir y sanar enfermos.

Si fuera posible le pediría a su Santidad, autorizar que en las iglesias se escuchen las más bellas melodías convirtiéndose en auditorios para que nuestros grandes talentos puedan ensayar o hacer sus presentaciones y todos disfrutemos de tanto talento que Dios le ha dado a los colombianos.

En este momento cuando los productos chinos amenazan con acabar la producción local, establecería una alianza con las compañías de distribución de productos a nivel mundial, para que nuestros microempresarios puedan enviar al mundo nuestros productos. Artesanías tan bellas que serían expuestas en cada casa como si fueran una obra de Botero.

Serían empresas como la tienda de la empatía quienes podrían establecer ese vínculo y también quienes deberían manejar el laboratorio de diseño para capacitar a nuestros pueblos originarios, afrodescendientes, campesinos y puedan competir con sus productos.

Cada hamaca exportada hará que un comprador extasiado ante su belleza se sienta parte de Macondo y pueda contarles historias a sus hijos.

Es Colombia donde un niño Wuayuu, con desnutrición, sin acceso a agua potable, sin vías y con los pies descalzos, aprendió a volar entre el polvo y le metió el gol a la corrupción volviéndose nuestro más importante ídolo del momento y es hoy la cara de Colombia ante el mundo. Él ha inspirado a miles de niños y ha demostrado que sí se puede. ¿Cuántos Luis Díaz están esperando una oportunidad?

Yo invitaría a quienes han logrado la hazaña de sobresalir en el mundo, como nuestros campeones mundiales, deportistas y artistas, que fueran nuestros asesores y apoyaran con sus fundaciones la labor de identificar talentos, prevenir dificultades en la crianza y desarrollo de nuestros niños e incluso financiaran la grave situación de salud de nuestro país.

Los maestros han sido motor integral de nuestra sociedad, en escuelas distantes, sin los elementos adecuados han sembrado en los niños el deseo de aprender y superarse. Ha habido casos extraordinarios dónde los maestros han sobresalido a nivel mundial con sus propuestas, han sido trabajadores sociales, enfermeros, y les han salvado la vida a los niños en situaciones de violencia.

Ellos deben ser prioridad. Mejor sistema de salud para ellos, pensiones anticipadas, capacitación y respeto por su trabajo, como educadores integrales.

La lectura, el análisis práctico, el desarrollo de competencias técnicas, administrativas en inteligencia artificial, idiomas y de investigación serían fundamentales.

El deporte, el arte, la ecología, el folklor y la educación en salud deberían estar presentes tanto en la educación como en el turismo y en los mensajes que demos al mundo sobre nuestro país para sembrar la paz.

Tomaría la frase del Maestro Velosa

«Lo poco que cuesta un tiple y lo bonito que suena; lo mucho que cuesta un rifle y lo tan feroz que truena“

Las emisoras y canales de televisión deben continuar difundiendo la música colombiana y los talentos, esfuerzos y logros de los colombianos dentro y fuera del país.

Tenemos tanto talento que nuestros científicos están alrededor del mundo luchando por sobresalir y poniendo su inteligencia al servicio de otros. No les pido que regresen, pero si que compartan sus descubrimientos y sirvan de inspiración a miles.

Amar lo propio sería nuestra guía. Los colegios tendrían prioridad turística para que todos nuestros niños puedan conocer y amar el país. Así mismo establecería tarifas diferenciales que promuevan el turismo para adultos mayores, discapacitados, madres cabeza de familia entre otros.

A través las cajas de compensación familiar, propondría la construcción de viviendas saludables, ecológicas, con parámetros de estética, solidaridad y auto sostenibilidad.

Una vivienda con energías limpias, espacios para los niños, con parques, que permitan acceso al deporte para todos en familia, y árboles para que cada familia pueda alimentar las aves y animales que les rodean sería un sueño hermoso. Colombia es un país agrícola, el sistema de techos verdes, huertas comunitarias podría facilitar el auto abastecimiento y permitiría que recuperemos costumbres ancestrales como el trueque, que fortalece los lazos comunitarios y el tejido social para

buscar la paz, otra prioridad, no solo nacional sino en nuestro alrededor.

Buscar una salida negociada para la situación de Venezuela resolvería la grave crisis humanitaria de ese querido país.

Colombia es el sitio a donde todo el mundo quiere venir, no solo por ser el país de las aves, con más de 2000 especies, el país más biodiverso superando a países como Brasil, sino también por su gente.

Nuestra resiliencia sería modelo mundial, pero requerimos un trabajo en equipo, con maestros, sociedad civil, empresarios, iglesias ciudadanas, trabajando para construir el país del encanto, realmente.

Por ahora mi felicidad es ver jugar a la Selección Colombia.

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