Arrierías 95

José Emilio Yepes

Colombia es un país que se reconoce a nivel internacional, entre otros aspectos, como el país que produce el café más suave y aromático del mundo.

Más de 550.000 familias colombianas dependen de la actividad cafetera en el país y se estima que más del 25% del sector agrícola es productora del grano.

Siempre se ha reconocido que este renglón económico ha generado una identidad productiva, estabilidad social y ha dinamizado el desarrollo y crecimiento económico de nuestro tercermundista país. Muchas escuelas, casetas de acción comunal, carreteras y mejoras de vivienda rural se han dado por el aporte que los caficultores pagamos por la producción y exportación del grano a todo el mundo.

En los mercados mundiales el precio del café se ha duplicado en el último año, y como lo manifesté en la columna anterior, el cambio climático está determinando el buen precio que en bolsa de valores presenta este importante producto alimenticio y que viene posicionándose como la bebida con mayor consumo en el globo terráqueo.

Sin embargo, los propietarios de los cafetales en el mundo, nos sentimos muy preocupados y no es para menos. Lo primero que tenemos que anotar es que los costos de producción también se han disparado: mano de obra, que por cierto  cada día es más escasa y onerosa, lo segundo es el costo de los fertilizantes que se han ido encarecido, lo tercero, los veranos intensos en algunas regiones y las lluvias inoportunas con temperaturas volátiles en otros lugares, que afectan negativamente los cultivos. Y para colmo, el anuncio del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump, de aumentar e imponer aranceles para ingresar nuestro producto estrella en exportación a su país.  

Y qué decir del ingreso al país de excelsos de café con origen de otros países, que son de mucho menor valor y reconocida mala calidad, que la mayoría de veces se hace de contrabando afectando directamente la taza de nuestro café que es el más suave del mundo. Es de anotar que los exportadores de café pueden utilizar una modalidad con denominación “PRODUCTO DE COLOMBIA” para poder exportar dichos excelsos malos mezclados con los nuestros que, a la postre, va a deteriorar la identidad de nuestro grano en el mundo. ¡Que amenaza tan grande!

Recordemos que el contrabando representa una amenaza para la producción nacional y el café no escapa a tal impacto.

Ojala las medidas comerciales y el apoyo de las diferentes autoridades se vea reflejada favorablemente en el gremio cafetero y podamos seguir aportando lo que hemos hecho durante el último siglo: estabilidad y desarrollo social.

Pero como siempre…no hay felicidad completa!

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