Arrierías 98
Jair Valencia Gaspar
—
La bruja enamorada se presentó por primera vez por las calles del municipio de Sevilla, cuentan los abuelos que salió de la nada en busca de la chispa del amor.
La bruja no temía a la oscuridad de Sevilla porque en ella encontró su luz, su lugar perfecto para enamorar al hombre de sus sueños, ese hombre que ella enamoraba, no podía ser de nadie, solo de ella y si por alguna razón, miraba a cualquier chica, lo hacía sufrir hasta agotarlo y algunas ocasiones matarlo.
Con el tiempo las brujas se retiraron de la civilización y del embrujo de la Concordia, la mayoría abandonaron la hechicería y se convirtieron, se volvieron rezanderas, pero al mismo tiempo mudaron al chisme y al susurro, allí nació la fea costumbre de muchos sevillanos, ahora son brujas buenas, ya no van a los aquelarres, ahora asisten a misa y son las que más golpes de pecho se dan, buscando purgar sus pecados y lavar su conciencia, los vehículos, Ford-escobas último modelo, los parquearon detrás de las puertas o en algún garaje de los muchos que se encuentran por ahí; como ya no vuelan, ahora comen sal, zurcen calzoncillos atrapa pulgas y enaguas de cancán rotas; esas narices horribles puntiagudas, con un enorme lunar negro al lado izquierdo, cambio por una pequeña y respingada nariz de ángel; sus ojos de gato, de lince o de lechuza que utilizaban para ver en la oscuridad, ahora son pardos y grandes, en otras palabras el cambio fue extremo, hoy son hermosas y se caminan toda la semi peatonal en busca de alguien, claro que ese alguien no soy yo porque pasan muy orondas cerca mío y ni me miran, pero ah, tantas veces que las vi en escobas último modelo pasearse por el pueblo, saltando de tejado en tejado, husmeando por todas partes, buscando algo o a alguien.
Las pocas que continúan por ahí de noctámbulas y que se pasean en la oscuridad transformándose en cuervos o búhos porque las escobas las delatan además esos vehículos son tan viejos que se les gastó de dirección, los cambios no obedecen, en fin aprendieron el arte de la transformación, sus reuniones los hacen por la toma, en noches tranquilas de verano, se les escuchan esas risas macabras que ponen los pelos de punta y cuando terminan sus cursos de maldad dictados por satanás, salen volando, con unturas de quereme una planta que se macera con borrachero y finas lociones de extravagantes pachulíes, cada una para su casa o en la pesca de algún desadaptado lleno ese estómago de licor para seguirlo y hasta violarlo, que peligro. Tengo varios amigos que han sido violados por las brujas y además de exhaustos, quedaron con su pendejada, casi muertos de la cintura para abajo y unos chupetones por todo el cuello, como negruzcos, que dilatan su encuentro con las brujas.
Las brujas modernas ya no vuelan en escobas porque la fábrica de esas herramientas quebró, entro en liquidación y no volvieron a fabricar motores para escobas, las últimas que volaron en esos aparatejos, ni siquiera arrancaron, como siempre, se subieron a las cornisas de sus casas y al iniciar su vuelo, los motores se apagaron y suas al suelo, tremendo torterazo se metieron, a urgencias con múltiples fracturas craneanas.

Muchísimos años atrás, en cierta casa por allá en la Miranda, llegando a la galería, vivía una familia bien numerosa y como era costumbre, llego a vivir un hermano de la señora de la casa, después de un tiempo largo de estar viviendo allí, empezaron sus problemas, él vivía en la última habitación que tenía una ventana que miraba al largo patio de la casa; él empezó a ver en las noches claras, a una sombra femenina que se deslizaba por entre un pequeño jardín que había bajo dos naranjos, la sombra se aparecía y desaparecía dejando una estela con el movimiento de su larga cabellera. Así continuo entre noches, viendo la aparición de la mujer, un buen día se arriesgó y salió en busca de la mujer, no la encontró por más que la busco, solo quedo una fragancia entre pachulí y azufre, pero nada de la mujer, a partir de ese día el temor se apoderó de este caballero; hasta que una noche, cuando dormía, dicho caballero, se despertó sudando con un gran peso sobre su cuerpo, no podía moverse, ni gritar, nada, estaba como preso, su alma estaba atada a qué o a quien, nunca se supo, al parecer fue violado por la bruja, lo delataban dos cosas, su muerte de la cintura para abajo y los moretones azulados del cuello.
Otro día, le sucedió igual, pero ya todos en la casa sabían, cuando la bruja lo soltó, el grito de tal manera que despertó a todos, ellos salieron corriendo a ver que sucedía, machetes en mano todos salieron al patio, en ese momento sintieron un tropel sobre los tejados, vieron que se levantaba una mujer con una risa macabra como burlándose de todos.
Después de este incidente, se prepararon para el regreso de la bruja, le tendieron varias trampas, una aguja y un tubino de hilo, unos calzoncillos atrapa pulgas con una manga al revés, y preparados para decirle que volviera al otro día por sal. Llego la noche y efectivamente después de la media noche llego la bruja, cuando termino su festín y ella huía, el caballero le dijo “anda ven mañana por un puñado de sal”, la bruja no vio ni la aguja con el hilo, ni los calzoncillos al revés; al otro día muy de mañana, madrugo una vecina a tomar tintico y disimuladamente le pidió un poco de sal a la señora de la casa, sería la bruja o de pronto fue coincidencia, vaya uno a saber.
En otra casa de campo, cerca al municipio de Sevilla, llegaron unos invitados, una de las parejas se acomodó en la parte alta de un camarote, pero uno en una cama y el otro en la otra cama, eran como las tres de la mañana, hora de las brujas; él dice que a esa hora, sintió que se le habían subido encima y creyó que era su esposa, pero sintió ese olor a pachulí revuelto con azufre y pensó esta no es mi esposa, además tenía el cabello muy largo, él se asustó de tal manera que tiro esa carga que estaba encima de él, pero la carga nunca cayó, solo dejo ese mal olor azufrado en el ambiente, de inmediato, se metió entre los brazos de su esposa temblando de miedo. Al día siguiente, contó ese cuento, pero nadie le creía hasta que le vieron tremendo morado en la nuca, justo bajo la oreja, la bruja, no terminó su orgía violatoria, mi amigo quedó sano, se salvó.
Mi invitación hoy es a visitar nuestras artesanías sevillanas, además para que: HABLEMOS BIEN DE SEVILLA
Sevilla Valle del Cauca