Arrierías 92
Mario Ramírez Monard
No. No voy a referirme al desastre que están generando las grandes potencias mundiales con las multinacionales fabricantes de armas que generan billones de dólares de ganancia en la carrera la loca hacia la destrucción del planeta. No. Voy a referirme a la guerra silenciosa que realiza otra gran potencia mundial, China continental, el poderoso país que es el verdadero leviatán bíblico.
Poco a poco, y sin que muchos países, potencias o no se enteren, este inmenso país se está apoderando de la economía mundial a través del comercio, la compra o el alquiler masivo de tierras, no sólo para alimentar a más de 1400 millones de habitantes sino para elaborar las materias primas que obtiene y ya transformadas negociarlas a nivel mundial. Facilita ese trabajo las famosas plataformas digitales, las más poderosas de ellas en manos de magnates chinos. Ya están incursionando en construcción de puentes, carreteras, grandes edificios, en fin, la contratación pública, por ejemplo, en Colombia, ya está en manos de esos empresarios caso metro, en Bogotá.
Empezaron por el sudeste asiático, continuaron con África y ya han hecho su aparición en América. Hasta el comercio norteamericano está siendo invadido. En el caso particular de España, la alarma es total: desde confecciones, zapatos, autos, comida, juguetería y otros artículos de consumo popular han penetrado en el país de Cervantes donde ya hay denuncias de la evasión de impuestos. Venden en España, pero no tributan. Los pedidos en línea facilitan las transacciones. Usted pide y en menos de dos días le llega a casa su pedido y si no tienen existencia traen el producto de otro país. Barcos inmensos con containers llenos de mercancías de contrabando abarrotan los puertos de la comunidad europea.
En el caso de Colombia, telas, calzado, elementos electrónicos, eléctricos, autos de toda gama. Mucha de la mano de obra para autos norteamericanos o europeos hacen su trabajo en China. Las multinacionales autorizan las patentes para que se fabriquen en aquel país donde la mano de obra es barata y las condiciones de trabajo no son las óptimas. Una verdadera explotación obrera.
“La apropiación de tierras africanas -asiáticas, latinoamericanas, tierras del Otro Mundo- es la construcción del hambre del futuro. La cuidadosa, cacareada, violenta construcción del hambre del futuro”. 1
¿Tiene esta forma de neocolonialismo comercial impacto en Colombia? Por supuesto que sí. Estamos importando productos que la mano de obra colombiana ha producido por décadas: calzado, alimento, ropa, comida. Hasta nuestro delicioso café que las manos de nuestros campesinos producen con esfuerzo y dedicación es mezclado o traído del Brasil o ecuador. El famoso calzado que se produce en Bucaramanga y Santander ha quedado estático ante la avalancha de productos traídos de china que eluden el pago de impuestos y esa mano de obra laboriosa de nuestros compatriotas ha quedado cesante.
El desempleo genera informalidad, la informalidad y el desempleo generan violencia mientras la clase política que maneja todos los hilos del poder voltea sus ojos ante la ignominia. Sólo reacciona si tocan sus intereses protegidos por la corrupción. Maldita clase política.
Termino con estos datos espeluznantes:
Estados Unidos gasta casi dos mil millones de dólares diarios en las guerras que libra o patrocina, gasto que es casi igual en las otras potencias dueñas del poder y la economía: Rusia, Francia, Inglaterra y otros más. Con el solo gasto en la guerra, ese dinero de USA podría alimentar a 800 millones de hambrientos
Más de mil millones de personas en el mundo se acuestan con hambre.
Primer epílogo: Siempre que hay pobreza absoluta, el fenómeno del hambre se generaliza.
POST SCRIPTUM: A pesar de las tristezas, la amargura y la desazón que se siente por la situación de nuestro país, quiero desear a nuestros lectores y colaboradores de Arrierías un diciembre en paz, sin pólvora y un año nuevo de verdadera reconciliación y respeto.
Martín Caparrós. EL HAMBRE. Grupo Editorial Random House. Barcelona 2022. Pág 624