Arrierías 97

Sobresalto, temor, angustia y desesperanza es la realidad de muchos de los campesinos en la Hoya del Quindío ante la ola invernal que azota el país, especialmente la región central de la geografía colombiana. Deslizamientos, avalanchas, riadas impensables, daños en vías, tanto principales como terciarias, en fin, un caos al cual la respuesta del Estado es parcial o ninguna.

Para el caso de nuestro municipio, la situación es muy perturbable especialmente en las vías que se han visto afectadas impidiendo el paso normal de habitantes de la zona rural y sus productos. La queja de los vecinos es la falta de mantenimiento de estos carreteables, hecho que agudiza más el problema en tiempos de lluvias intensas. La maquinaria especial no aparece o llega demasiado tarde y las autoridades municipales, aseguran los campesinos de algún sector, que le dan prioridad a zonas más específicas dejando a un lado importantes sectores productivos como el Crucero, Aures, Campo Azul y demás, dejando entrever que esas preferencias obedecen a simple politiquería de favorecimiento a sectores afectos a las alcaldías que, desde hace varios lustros, dominan la administración de lo público. ¿Verdad o especulación?

Las evidencias que plantean parecen obedecer a retaliaciones políticas. Es preciso que haya una aclaración al respecto.

1-Derrumbe – 2-Solo los perritos pasan – 3-Derrumbe de la placa huelle El Mirador, Caicedonia. Foto Rogelio Z.

———- 

MOVILIDAD

El Quindío viene sufriendo un caótico y monumental problema en la movilidad vehicular, especialmente en tiempos de alta temporada turística. Lugares como Salento, Filandia y algunos municipios de la zona que integra la cordillera central o comúnmente llamados municipios cordilleranos. La belleza del paisaje, la bondad de los habitantes y las distracciones que empresarialmente se ofrece al turismo son un imán para visitantes tanto colombianos como extranjeros y el deseo de conocer, llegar o habitar el Eje Cafetero se ha vuelto un imán, un deseo permanente, tanto que son muchos quienes repiten sus visitas.

¿Por qué un problema? Pues porque la infraestructura, especialmente vial, no está en capacidad de soportar esos desplazamientos masivos y por ello, la movilidad de su capital, la bella Armenia, es un caos. Visitar o salir en vehículos el centro de la ciudad y sus avenidas requiere de la paciencia de los conductores y los tiempos para llegar de un lugar a otro podemos asemejarlos a la situación de una gran capital, llámese Bogotá, Medellín o Cali.

Al problema anterior podemos sumar la avasallante ola de proyectos inmobiliarios o construcción de edificios y viviendas de alto costo, situación que escandaliza a la ciudadanía ante el futuro cercano de racionamiento obligado de agua y altos costos de arrendamientos y servicios públicos, problema que se refleja constantemente, además, en municipios como Circasia, Montenegro, la Tebaida y el mismo Salento.

———- 

Ah, otro problema grave que sufre el Quindío es el referente a la inseguridad. No hay fábricas, grandes empresas o actividades masivas que brinden oportunidades de empleo. La desocupación es muy grande y la pobreza de gran sector poblacional, incluyendo personas venidas de otros lugares o países en busca de oportunidades, ha generado actos de delincuencia tanto en su capital, los pueblos y muchos de los sectores rurales.

La inseguridad no solo impacta el turismo sino a los moradores habituales y comienza a surgir el miedo a salir para cumplir acciones básicas como ir de compras, restaurantes, bancos, mirar vitrinas, hacer ejercicio, estudiar, en fin, hacer vida cotidiana. Una verdadera intranquilidad generalizada ante la incapacidad del Estado para responder al derecho fundamental de la seguridad de todos los colombianos, a la vida, la integridad personal o a circular libremente. Quindío es un paraíso por su bella naturaleza y sus raizales, pero ya no es un paraíso por su inseguridad y la incertidumbre de una vida digna por la crisis en sus servicios públicos.

———-

Y si en el Quindío no escampa, en Caicedonia llueve mucho. El pueblo está creciendo desmesuradamente. Muchas construcciones, poco empleo, servicios públicos impagables y a pesar de ser uno de los pocos municipios colombianos con calles y carreras amplias, motos, carros, bicicletas y la indisciplina social, constantemente se presentan atascos en el parque principal, la carrera 16, la carrera 14 de doble vía más la desorganización que confunde calles con carreras ante el asombro de visitantes como es el caso de la concurrida calle sexta, desde el hospital hasta el semáforo que hay en la carrera 15.

No se respetan cebras, vías peatonales y la zona de taxis se ha convertido en lugar de paso superlento como la paralela del banco de Colombia donde se parquean motos, taxis. Un caos, ante la mirada impávida de funcionarios municipales y el silencio del concejo municipal.

———-

El famoso parque de las Palmas, de gran belleza, se ha convertido en lugar de venta de implementos de segunda mano, especialmente ropa y escampadero habitual de habitantes de calle que plácidamente dormitan en el césped donde están las réplicas arqueológicas. Muchas aceras han sido tomadas por vendedores de baratijas o dueños de comercio impidiendo así el desplazamiento habitual de las personas.

En cuanto al parque principal, además del abuso de conductores y motos se suma un problema que afecta gravemente la salud de niños y adultos: la invasión de palomas irresponsablemente alimentadas por personas que, sin lugar a duda, desconocen las implicaciones sanitarias que generan estas aves, muy bellas, sí, pero peligrosas.

¿Quién podrá defendernos?

———-

La salud es uno de los más grandes problemas que sufre en la actualidad Colombia, hecho que ya hemos descrito en ediciones anteriores de Arrierías: consultas médicas que se dan para semanas posteriores. Entrega parcial de medicamentos, deficiente atención de las prestadoras de servicio, filas inmensas para pedir consultas o reclamar medicinas, utilización de medios electrónicos para solicitar servicios médicos para una población que poco maneja redes o plataformas, mal genio de algunos funcionarios de la base de EPS, en fin, un servicio que ha caído en la perversidad.

Es innegable que, a pesar del incumplimiento de las entidades con hospitales públicos, personal de la salud como médicos, enfermeras y demás, tratan de hacer menos doloroso el sufrimiento de la desesperanza para miles de enfermos que esperan el servicio.

Hay médicos que, con una gran fundamentación profesional y ética, atienden en forma amable, respetuosa y solidaria a sus pacientes y estas acciones precisan de un reconocimiento, como es el caso del gran médico Hernando Bedoya y la doctora Alejandra Sánchez, profesionales que, respectivamente, prestan sus servicios en Armenia y Pereira. Oncólogos de Occidente es un ejemplo del buen servicio.

En la Nueva EPS de Armenia, son muchos los médicos que sobresalen por su humanidad y buen servicio como es el caso de la doctora Estefany Padilla, barranquillera y afincada en el Quindío, tierra que reconoce como una de las más bellas de Colombia. La seguridad y las palabras amables y solidarias con quienes llegan a su consultorio en Armenia. Arrierías continuará exaltando los profesionales de la salud que sobresalen por su profesionalidad, conocimientos y solidaridad.

———-

Total Page Visits: 42 - Today Page Visits: 2

Leave a Reply