Edición 101

PERSONAJE NO SIEMPRE LLORA DE LA MISMA MANERA

By 13 de septiembre de 2025septiembre 14th, 2025No Comments

Arrierías 101

Jorge Andrés Caro Rodríguez

«Es una fórmula de catorce palabras casuales (que parecen casuales), y me bastaría decirla en voz alta para ser todopoderoso. Me bastaría decirla para abolir esta cárcel de piedra, para que el día entrara en mi noche, para ser joven, para ser inmortal»   La Escritura del Dios – Jorge Luis Borges.

Personaje, verte llorar en tu fiesta de cumpleaños me hizo pensar que, si yo fuera el escritor que te creó, ya te habría escrito una nueva acotación en la cual tú pudieras liberarte de esa estructura narrativa circular en la cual te encontrabas atrapado. Así, tendrías el desarrollo de arco de personaje que tanto habías soñado, liberándote de aquel laberinto borgeano sin salida, como lo era el Teatro Nacional.

Para que una vez tú salieras y pisaras las enigmáticas calles del Park Way, pudieras celebrar ese cumpleaños que tanto habías deseado en medio del ambiente bohemio de aquella zona de la ciudad, permitiéndote así desarrollar la autonomía de poder construir tu propia historia de vida, sin estar amarrado a las acotaciones de tu dramaturgo, que se creía con el poder de Dios para mandar en tu vida.

Queridos lectores, en esta oportunidad no les hablo como Jorge Caro, sino como Cronopio escritor, aquel que, desde su oficio como columnista y editor de contenido, fue testigo el pasado 15 de agosto de la obra metateatral No siempre se llora de la misma manera, dirigida por Sergio Castillo.

Tomada por: Jorge Andrés Caro Rodríguez.

Esta obra estuvo presentándose en La Casa del Teatro Nacional, abriendo el encuentro de monólogos que se llevara a cabo entre agosto y septiembre.

Con el lente de mi cámara, fui testigo minuto a minuto de la historia de vida de aquel hombre delgado con un gorro de cumpleaños en la cabeza, el cual resaltaba en medio del blazer, el pantalón de dril y la llamativa corbata a rayas. Sin duda, su vestuario era el claro reflejo de su personalidad extrovertida y alocada.

Ese mismo hombre que, a la entrada del teatro, donde iba a ser la función, nos decía:

Para entrar a mi fiesta de cumpleaños tienen que darme un abrazo, una carta de amor o un dulce.”

Estando ya en el escenario, aquel personaje se presentó ante nosotros con el siguiente diálogo:

Personaje: «Por cierto, no tengo nombre.

 Mi dramaturgo me puso como un «Personaje».

Creo que él tiene toda su fe expuesta en mí.

¡A fin de cuentas yo soy el personaje que lo hará saltar a la fama como el gran dramaturgo que busca ser!»

En definitiva, Personaje se encontraba encerrado en una especie de laberinto borgeano metaficcional, al estilo de los cuentos El jardín de los senderos que se bifurcan, El Aleph y Pierre Ménard, autor del Quijote. En este caso, la historia que había creado el dramaturgo, cuyo objetivo era abordar los anhelos, los deseos y las luchas internas de la condición humana, cuya ficción literaria se había convertido para Personaje en una cárcel de piedra de la cual no podía escapar para vivir nuevas emociones.

Sin duda, este hecho me hizo querer renunciar a mi identidad como columnista de la revista para sumergirme dentro de aquella obra y querer ser el nuevo dramaturgo que le daría un giro a la trama de Personaje.

¿Qué harían ustedes si tuvieran el poder de un Todopoderoso al que un personaje ficticio producto de una creación literaria la cual ustedes mismos escribieron les pide que quiere un cambio en la historia que este protagoniza?

Para responder esa pregunta, los invito a que se dejen atrapar por la magia del teatro, así como este me atrapó a mí, acompañando a Personaje en su fiesta de cumpleaños, la cual se celebrará en una próxima temporada teatral de No siempre se llora de la misma manera.

Tomada por: Jorge Andrés Caro Rodríguez.

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