Arrierías 99
Carlos Alberto González Quitian. Arq. Mgs. Desarrollo Educativo y Social. Director Centro Procrea/Pronova. Colombia
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La educación está profundamente ligada a nuestro imaginario e ideario cultural, los cuales a su vez están ligados a los paradigmas de la civilización y el desarrollo, elementos interrelacionados que requieren ser reflexionados de manera crítica en un plan educativo o en cualquier proyecto educativo institucional. Difícilmente podremos construir una senda educativa apropiada, sin escudriñar y develar la mediación que ejerce en la educación, la visión de cultura y desarrollo que detentamos. En general la educación se encuentra empleada al servicio de las coyunturas de poder vigentes, del paradigma de la ilustración y del pensamiento instrumental, los cuales le determinan sus estrategias y alcances.
El esquema participativo con el que generalmente se orientan los planes de educación contrasta con los reducidos círculos autocráticos de toma de decisión y el encadenamiento que sufre la educación en su modelo de evaluación que con la más loable intención de realizar seguimientos y controles en torno a la calidad y cobertura, arriesga encarcelar la pedagogía y la cultura, mediante rebuscados indicadores de logro y de estado, convirtiendo la educación en una mercancía destinada a moldearse y acomodarse al vaivén de las coyunturas e intereses particulares, a ser fundamentalmente reduccionista, mediática, y a responder con aplausos a los parámetros definidos por las autoridades de turno.
En este escenario la educación básica orienta sus mejores esfuerzos al logro de la alfabetización y algunas competencias la mayoría instrumentales de saber, la educación media dirige gran parte de sus esfuerzos a la preparación de los estudiantes para responder de forma mecánica a las pruebas de estado, y la educación superior por su parte, orienta los esfuerzos a mostrarse eficiente en indicadores productivos para las pruebas técnicas elaboradas por el estado, obviamente respondiendo al paradigma de desarrollo que lo rige y lo sustenta.
La educación concebida como el proceso por el cual la sociedad facilita, construye y acompaña el desarrollo humano (cognitivo, emocional, formativo, comunicativo, productivo, valoral, lúdico, político, etc.), y cuya acción es la formación, el conocimiento y la reflexión, que da cuenta de la preservación y edificación de los intereses de la cultura, requiere reorientarse para ser autónoma y deberse a sí misma, es primordialmente una práctica social para la felicidad y la trascendencia, que se apuntala en la interacción del saber y la calidad humana de los actores y escenarios sociales que acompañan el proceso y se materializa en la tarea de aprender a pensar, aprender a aprender, aprender a crear y aprender a Ser, actividades poco ponderadas en la educación en nuestros países, tareas por las cuales estamos repetidamente perdiendo el año.

Dos estudios sobre el tema, uno sobre pensamiento y otro sobre creatividad ambiente y aula, elaborados por el grupo de investigadores representantes de cinco universidades en Colombia (U. Nacional, de Caldas, de Manizales, Autónoma y U. Católica de Manizales, GRINCREA. 2001-2005), establecieron en la población universitaria investigada procedente de diferentes regiones del país, que no existían diferencias significativas en cuanto a la capacidad de resolver problemas entre un estudiante que ingresa a la universidad y un estudiante que cumple con el ciclo profesional, e igualmente determinaron que no existían diferencias significativas en cuanto a pensamiento creativo entre un estudiante que ingresa a la universidad y uno que culmina los estudios.
Igualmente se estableció en los antecedentes, que los estudiantes a pesar de poseer capacidades, habilidades y destrezas, su creatividad igualmente había sido inhibida desde la familia y la escuela, los procesos comprensivos eran deficientes y su educación en general no respondía a un aprendizaje significativo. Los niveles de comprensión e interiorización del conocimiento eran mínimos.
Así mismo se evidenciaba que buena parte de la evaluación solo se orientaba a saber si el alumno estudió, no si aprendió, y que la mayoría de las pruebas estaban destinadas a retención de conocimientos y no a la formación integral y al aprendizaje interiorizante. Lo lamentable de la situación, es saber que estos resultados siguen estando presentes, salvo alguna mejoría en las didácticas, luego de casi tres décadas, tanto en la educación básica como en la educación superior.
Sin profundizar más en procesos de investigación, para nadie es un secreto que del aprendizaje en la educación formal queda muy poco, algo de instrumentación en la educación básica y de profesionalización en la educación universitaria. Desde lo pedagógico, si un extenso adiestramiento para cumplir con los índices de la evaluación estatal y la certeza de que el estudiante haya repetido lo que el profesor quiere escuchar.
Desde otro ángulo más importante cabe el preguntarnos, ¿por qué en la educación superior las nutridas maestrías y doctorados no han producido cambios significativos para el país?, ¿por qué, una buena parte de los gestores del delito y la corrupción son formados con honores en la educación básica y universitaria?
El conocer sobre qué deben saber los educandos, los programas, las prioridades de inversión, lineamientos e instrumentos de control son importantes, pero igualmente se hace crucial para no equivocarnos con verdadero acierto o planear una excelente mala educación, incluir en la formulación de los programas educativos, la reflexión sobre el sentido de la educación y su papel transformador.

¿Continuaremos afianzando una cultura y un desarrollo fundados en el tener en menosprecio del ser?, ¿se debe seguir fomentando una educación que privilegia la ilustración, sobre los valores?, ¿Se debe invertir en un desarrollo que atropelle, que deprede, que es indiferente e indolente, y que puede llevarnos a la desaparición como especie?
Es necesario para esta reflexión, incorporar como colofón expresiones sabias en cuanto al sentido de la Educación en boca de algunos de nuestros más experimentados e insignes maestros:
Albert Einstein: “Me parecería mejor que empezaras a enseñarles a otros, solo después de que tu mismo hayas aprendido de manera trascendente algo. En otro aparte expresa: “…el propósito de la educación es formar individuos pensantes e independientes, quienes a su vez deben prestar un servicio a la comunidad, su más alta aspiración en la vida”
Jean Piaget: “La educación debe enfocarse en formar individuos capaces de crear e innovar, más que en la simple transmisión de conocimientos”, “Educar es formar a través de los propios sujetos, todo lo que se enseña impide ser inventado” en otro aparte expresa: “Para mi, educación significa formar creadores”.
J.A. Marina: «Aprender no es almacenar cosas en la memoria, sino saber hacer y transformar cosas”, “En el escenario de la educación, la inteligencia y la creatividad deben fundarse en los valores, ¿para qué inteligencia y creatividad en seres despiadados?” y “Para educar bien a un niño, hace falta una buena tribu.”