CULTURA EN CRISIS
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La cultura es toda acción humana que puede tipificar o, mejor, que identifica a una familia, un clan, una comunidad, una región o un país. Las formas de vida y la normatividad de esas agrupaciones humanas y los comportamientos, a través del tiempo, sirven como puntos de referencia para la historia. El concepto no se puede utilizar como pertenencia a una élite, un poder, un dominio político sino a la sociedad en general y tampoco está determinada por la riqueza o pobreza de la comunidad en cuanto que aún en tiempo de crisis, los rasgos que la identifican siguen ahí, en el imaginario popular, en el sentimiento de pertenencia o arraigo a una forma de vida.
En ese ámbito comienzan a surgir artistas, personas o dirigentes con liderazgo quienes impulsan, defienden y apoyan todas las actividades inherentes a la forma particular de cada componente. Cuando no hay esa clase dirigente o al interior de cada organización prima la corrupción o la falta de ideas, la cultura se estanca y, aunque no desaparece, se afirma que entra en crisis y este es el caso de nuestro país, las regiones y las localidades.
Los primeros recortes presupuestales dentro del Estado colombiano no se hacen para reducir la enorme y, muchas veces, corrupta burocracia que invade todas las instituciones públicas de Colombia sino para asfixiar la cultura, la recreación y el deporte violentando de esta forma derechos sociales básicos para el bienestar general.
Veamos algunos casos:
Quindío: La Banda Sinfónica Departamental del Quindío es una de las organizaciones musicales más reconocidas y prestigiosas en el llamado Eje Cafetero. En su haber lleva décadas haciendo música y llevando alegría a toda la sociedad quindiana; ha fortalecido la formación de niños y jóvenes en la ejecución de obras musicales regionales, de nuestro país y de la alta escuela musical del mundo. Ha tenido crisis generadas por la falta de apoyo gubernamental y, sin embargo, ante la presión de la sociedad civil los diversos y a veces poco funcionales gobernadores se ven obligados a “echar una manito”. En todos los gobiernos es casi la misma historia, pero la actual es la tapa: un secretario de cultura que promete contratos y no cumple, ofrece un salario y luego aparece con una cifra menor. Han trabajado variaos meses sin que se les haga reconocimiento económico a su trabajo. No contento con esto, ante la protesta civilizada y respetuosa de los profesionales que integran la Banda, amenaza con una demanda penal por que, según el inane funcionario, “afectan su buen nombre”. Vaya, vaya, además de cotudo, con paperas. Este burócrata debería estar dirigiendo, no el arte, sino una cárcel, una correccional.
Desde Arrierías, nuestro respeto y solidaridad total con la Banda Sinfónica Departamental del Quindío.
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Para nadie es un secreto que el alcalde de Armenia es un fanático del tango, género musical que interpreta muy bien con su voz y muy buen fraseo. Al comienzo de su mandato entró en conversaciones con un gestor cultural no vinculado al servicio público para un proyecto sobre un Concurso Nacional del Tango para desarrollarlo en la capital quindiana. No sobra decir que el Eje Cafetero es una de las regiones más tangueras de Colombia y que el evento es un imán que atrae turistas nacionales y del exterior los cuales dinamizan el comercio, los hoteles, restaurantes, artesanías, en fin, fortalece la economía de un país, una región, una ciudad.
Pues, se presentó y aprobó la propuesta y se iniciaron conversaciones sobre orquesta y los artistas para presentar el Concurso ante la región. El alcalde delega en la dirección de una dependencia adscrita a la alcaldía y ahí empezó el calvario: silencio, alargar conversaciones o reuniones, poco interés o desconocimiento sobre las implicaciones y el trabajo previo para el montaje del proyecto, presupuestos, contactos comerciales. Ante la presión del gestor para una respuesta pronta y ágil, la explicación no podría ser más desalentadora, triste y tonta: “Estamos atendiendo primero, las prioridades”. ¿Qué tal? Ahí les queda a nuestros lectores la explicación de los orígenes de la crisis que vive la cultura en nuestro país. Ah, cuando la politiquería barata o el nombramiento de simples figuras mediáticas entran a saco en uno de los derechos sociales más importantes de nuestro Ordenamiento Jurídico como es el derecho a la cultura (artículos 2-7-67-70-71-72), la crisis institucional general y la cultura, quedan al borde del abismo.
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Ya iniciando el mes de abril y a pocos días de la celebración de semana santa, no hay información pertinente acerca de la realización en Caicedonia del Festival de Música Religiosa. ¿Otra improvisación? ¿no lo van a realizar? Y si lo realizan, ¿Quiénes participan y cuáles temas? No olvidemos el desacierto de la programación musical del año pasado cuando presentaron una mezcla absurda de arias de óperas muy conocidas y en nada relacionadas con actos sagrados o temas populares desubicados como el bolero Sabor a Mí, ¡por favor!
Si los “organizadores” no saben de esto, pues consulten con expertos para que no sigan cometiendo errores que hacen quedar muy mal nuestro nivel cultural que, aunque lo nieguen o desconozcan, es muy alto en nuestro municipio.
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