Poemas póstumos.
Arrierías 91

Ángel Zapata fue un maestro con muchas proyecciones en nuestro municipio. Su papel es ampliamente conocido mas no reconocido, como el de muchos otros, que, sembraron y cosecharon frutos en la juventud caicedonita y que su historia como maestro, artista, padre y amigo, está quedando solo entre quienes fuimos sus alumnos o contertulios y en una u otra publicación.
“Ángel María Zapata Marín, nació el 17 de octubre de 1935 en San Roque, Antioquia. Llegó a la edad de 17 años a Caicedonia, Valle del Cauca, donde inició su carrera como docente. Trabajó en escuelas como José Eusebio Caro Valle del Cauca y la escuela 3 de agosto, donde ejerció la mayor parte de su carrera hasta jubilarse.
El profesor Zapata, popularmente conocido como “Ángel de los Ríos” (seudónimo artístico), dejó un legado muy importante. Fundó el colegio comercial MECANOTAC, en el cual enseñó mecanografía, ortografía y contabilidad. Con el tiempo, inició los cursos de bachillerato acelerado y graduó varias promociones en Bachiller Académico.
Fue una persona polifacética en el campo de la cultura, destacándose en la poesía, la pintura y la música. Como cantante, interpretó géneros como música popular, baladas, música bailable y el tango, perfeccionando su talento y ganando varios concursos a nivel nacional, entre ellos los carnavales de Riosucio. En poesía, también obtuvo varios premios y escribió el libro de poesías titulado «Cielos del Alma», en el cual relató aspectos personales e históricos de su vida.
Sus valores imperecederos son y serán reconocidos como virtudes culturales y académicos en sus conocidos, alumnos, amigos, hijos y toda su familia. Falleció el 13 de abril de 2024.”

La Revista Digital Arrierías ha seleccionado de su poemario dos poesías sentidas y otra que es un tributo a la amistad de un amigo inmolado en la guerra fratricida partidista que también tocó a Caicedonia.
—
TU ODIO ME CONSUELA.
Te di mi dulzura, con la sed de mis besos-
Yo alumbré mi tristeza con tu frágil constancia
Para hallar fin y agrado a mis fríos embelesos.
Yo creí en tus promesas y escuché juramentos
De tu boca de niña que tembló con la mía
Como tiemblan las flores con la lluvia y los vientos.
Te miré y en mis sueños, tu brotaste lozana
Perfumando el ambiente como flor en mis huertos
Como anhelo en mis ansias, como alegre mañana.
Todo en mi formaste: la tristeza, los sueños
Las angustias, los llantos, los amores inquietos
Y hasta cielos pequeños.
Pero el odio faltaba… Llegaría el momento.
Si me ves, no me miras, si me miras, no me hablas
Mejor dicho, mentira fue tu cruel juramento…
Mas, no importa, te quiero, nunca puedo negarlo,
pero siento consuelo al sentir que me odias,
porque así tú me enseñas, este amor a olvidarlo.
—
CANTO DE MIS MANOS
Entre mis manos mustias
de soledad cercana,
teñida con la savia
de algún ciprés en vela,
maduran los arrullos
de una canción de ocaso
escrita en pentagramas
de angustias y desvelos.
Mis manos como rayos
de sol de atardeceres
languideciendo están
enfermas de penumbras;
vacías y calladas
esperan la nostalgia
de estar en soledad
soñando una esperanza.
Y con el alma enferma
en silencio voy llorando
de la pasión oculta
sus cuitas y quimeras,
pues grandes son mis sueños
y niños mis proyectos.
Cercano está el final
y el sueño de mis manos
languideciendo está…
sus notas y palabras
mensajes son de paz…
Parece que mi alma
el vuelo hacia lo eterno
quisiera ya emprender,
el canto del adiós
dormita entre mis labios
y un tierno amanecer
la muerte será en mí.
—
Caicedonia, marzo 27 de 1972.
A MI AMIGO JAIME.
A Jaime Arbeláez, exalcalde Caicedonia
¡Te fuiste amigo Jaime…!!
las balas fratricidas
truncaron tu existencia
como se corta el tallo
de planta prematura…
te fuiste amigo Jaime…
Lloramos tu partida
tu casa y tus amigos
que te veíamos siempre
rondando por las calles
de este querido pueblo,
del crimen destrozado
con cruento desatino…
Buscabas el pan diario
Y compartías tus cuitas
con pobres y con ricos…
Eras amigo siempre
del hombre desvalido
eras amigo siempre
de aquel que te buscaba
para pedirte ayuda
en el ramo de tu oficio.
Se destrozó tu vida
y los sueños que forjabas
se fueron al vacío
porque era tu alma noble
porque eras la lucha intensa
de un ideal de líder…
Y le serviste al pueblo
do las primeras letras,
un día las aprendiste…
Y ahora que te has ido
dejando solo llanto,
de los que aquí te amaron,
el eco de tu nombre,
perdurará en las almas
como aquel canto tierno
que siempre se proclama
en los recintos santos
de la quietud y calma…
Te fuiste amigo Jaime
tu ausencia lamentamos,
pero estará por siempre
tu imagen entre hermanos…
Hoy, que estás en el cielo
esta oración te enviamos
que la reciba Dios
y la Virgen te consagre,
cual servidor del bien…
Que en paz, tu alma descanse.