Arrierías 91
Jorge Andrés Caro Rodríguez
Convertida en ave y con sus alas extendidas, Nina aterrizo sobre el escenario, lista para compartir su historia. Dejó atrás ese plumaje blanco de bailarina de ballet, con el cual ella no lograba transmitir las emociones de oscuridad que su director, Thomas, le exigía para su interpretación del Cisne Negro.


Fotografía de Jorge A. Caro
Una vez Nina nos empezó a contar su historia, en esas primeras escenas yo fui testigo de:
La envidia que le sentían a ella sus compañeras de Ballet que la trataban como puta.
Los celos descontrolados por parte de Elizabeth que la hacían querer atentar contra la integridad física de Nina.
El estrés que le causaba a Nina pensar que Erika podría ser su remplazo en caso de que a ella le llegara a pasara algo.
El acoso por parte de Thomas hacia Nina en su afán porque ella soltara su cuerpo mientras bailaba, la empujaba más allá de sus límites.


Fotografía de Jorge A. Caro
Estos eventos desataron la Metamorfosis de Nina, de mujer a ave.
Pero fue la noche de gala en que Thomas presentaba el debut de Nina como su nueva estrella principal de su obra de ballet, que ella experimento lo que era dejar de ser mujer para entrar a nadar al ritmo candente de la danza apasionada de los cisnes.
Sobre la pista de baile luciendo sus trajes brillantes de coctel y como si fueran dos cisnes que entrelazaban sus cuellos y frotaban sus picos entre sí, allí se encontraban bailando al ritmo de Beautiful Liar de Beyoncé, Nina y Erika cuando sus bocas se encontraron y empezaron a girarse con suaves remolinos circulares mientras que sus lenguas se masajeaban y navegaban sobre un lago de pasión que humedecía sus cuerpos homogéneos de bailarinas de ballet.


Fotografía de Jorge A. Caro
La escena anterior seria el detonante para que Nina descubiera su contraparte.
Esa contraparte oscura que revoloteaba cielos irracionales que ella desconocía de sí misma.”
Esa contra parte, que la obligó mudar de plumaje y despojarse de sus máscaras para revelar su identidad de ave.
Esa contraparte que se apodero de su cuerpo para convertirla en cisne- negro, esa ave que tanto soñaba interpretar en el que sería el papel de su vida.
Esa misma contraparte que también atrapa a los artistas cuando entran en una etapa de frustración, estrés y ansiedad porque no consiguen ser reconocidos por su arte y en su afán de hacerse notar caen en una danza oscura como en la que cayó Nina.

Fotografía de Jorge A. Caro
Si quiere conocer más de la metamorfosis de Nina, vaya a ver la adaptación teatral del Cisne Negro dirigida por Michael Steven que el otro año estará de gira en Manizales y en otras regiones de Colombia.