La poética en la época dorada del tango
Arrierías 90.
Francisco A. Cifuentes S.*
Primera parte.
“Schopenhauer ha escrito que la música no es menos inmediata que el mundo mismo; sin mundo, sin un caudal común de memorias evocables por el lenguaje, no habría, ciertamente, literatura, pero la música prescinde del mundo, podría haber música y no mundo. La música es la voluntad, la pasión; el tango antiguo, como música, suele directamente trasmitir esa belicosa alegría cuya expresión verbal ensayaron, en edades remotas, rapsodias griegas y germánicas. (Jorge Luis Borges. En: ‘Evaristo Carriego’. Manuel Gleizer Editor. 1930. Buenos Aires).
Palabras claves: tango, poesía, filosofía, historia, décadas, estética y música.
Introducción: Se abre el telón
Desde una perspectiva investigativa y una presentación de corte ensayístico este trabajo se acerca a una especie de socio historia de la música. Por consiguiente, en este documento se pretende reflexionar acerca del corpus poético del tango, pero como el tema es tan amplio y abarca toda su historia más que centenaria, en este caso so aborda principalmente lo que se ha dado en calificar como “La Década de Oro o la Era Dorada del Tango”; por lo tanto, se escogen principalmente los poetas tangueros más representativos de este período histórico, musical y literario. Para incursionar en este campo de análisis cultural se acude a una relación con los orígenes de la literatura occidental y sus principales poetas, con el fin de tratar de establecer un puente que permita entender la huella manifiesta en la lírica tanguera y sus motivos más relevantes.
Para adentrarnos por la senda de este paisaje literario y musical nos afincamos inicialmente en cinco conceptos que nos permiten fundamentar esta aventura del pensamiento comparativo y relacional aplicado a una gran expresión de la cultura popular latinoamericana: el subconsciente colectivo de la humanidad, lo que se considera como la episteme de una época, lo que se conoce ya como el canon occidental, lo catalogado como la huella de una tradición cultural y lo que comúnmente se denomina el espíritu de una época.
En principio es pertinente reconocer su hibridaje cultural, ya señalado por varios autores. Veamos:
“El tango es, en todos sus aspectos, producto de la hibridación y en su larga historia se constituyó en epicentro de diversos sincretismos musicales, coreográficos y poéticos. Este fenómeno artístico posee al mismo tiempo aristas destacadas desde los puntos de vista antropológico, sociológico, filosófico, psicológico y lingüístico.
Sólo un acercamiento al tango desde una perspectiva integradora dará lugar a que, aun sirviéndonos de algunas simplificaciones, éstas no se conviertan en el eje de la reflexión, sino que puedan ser reconfiguradas con el fin de evitar una visión unidimensional del fenómeno”. (CONDE, Oscar. La poética del tango como representación social. UBA, Univ. del Salvador y Academia Porteña del Lunfardo. Jornadas de Human.H.A. Bahía Blanca República Argentina. 11-13-8- 2005 https://repositoriodigital.uns.edu.ar/bitstream/handle/123456789/3470/Conde,%20Oscar.%20La%20po%E9tica.pdf;jsessionid=CAF0FB24F710B83FB02653E7E7DCFBF2?sequence=1).

Existen muchas formas de acercarse al tango: simplemente oírlo y embriagarse con él sin mayores pretensiones que un disfrute pasajero, escucharlo profundamente atendiendo a su música y al mensaje de sus letras, bailarlo como una disciplina de las artes y el espectáculo, apreciar su letras en una lectura exclusivamente poética, escucharlo como música clásica latinoamericana, investigarlo musical y literalmente, investigarlo como una representación socio cultural, analizarlo desde la filosofía y la política, ubicarlo dentro de la historia de la cultura nacional y latinoamericana.
De estas aristas aquí nos vamos a ocupar fundamentalmente de la dimensión poética y en parte de la filosófica, escogiendo ciertos autores y algunos temas representativos para esta disquisición.
Cinco autores invitados a este concierto
“El destino conecta las almas y los nombres nos conectan con el destino” (Neviótica)
Para tratar de establecer una conexión entre filosofías, literaturas, músicas y épocas, se formula una justificación conceptual a partir de las consideraciones de los pensadores más relevantes en aquello de identificar los puentes del pasado con el presente, en cada momento de la cultura de la humanidad; pero especialmente de la occidental; incluso, se retoman aquí sus teorías para entablar una relación significativa entre los nombres de los clásicos y los nombres de los poetas del tango escogidos para esta disertación.
El concepto de inconsciente colectivo lo acuñó Carl Gustav Jung en 1936 y hace referencia a una dimensión que está más allá de la consciencia individual y que es común a la experiencia de todos los seres humanos. Es una reelaboración de la categoría inconsciente individual formulada por el psicoanálisis freudiano. De acuerdo a esta nueva perspectiva analítica:
“El individuo tiene una dimensión psíquica que está más allá de la consciencia (el inconsciente); lo colectivo, en tanto que pertenece a una dimensión supra personal, también tiene su propio inconsciente. A diferencia del inconsciente individual, que se adquiere a través de las experiencias vividas, el inconsciente colectivo es una plataforma común, compuesta por arquetipos que modelan nuestra individualidad”.
Al respecto existe una serie de experiencias psíquicas, imaginarios y símbolos que compartimos todos los seres humanos, independientemente de nuestras historias de vida individuales, constituyéndose así el inconsciente colectivo como un segundo sistema psíquico cuya naturaleza es universal e impersonal y trasciende la edad, la vida e incluso la muerte; es una experiencia que ha acompañado a la humanidad desde su existencia. Por eso se entiende como aquel sustrato que hace posible comprender por qué las personas que pertenecen a culturas tan aparentemente distintas, comparten algunas características anímicas, espirituales y de saber.
Está compuesto fundamentalmente por arquetipos, que son formas preexistentes y universales (ideas, imágenes, símbolos) que dan forma a gran parte de los contenidos psíquicos y tiene también propósitos, intuiciones, pensamientos, sentimientos, etcétera, tal como ocurre con la mente consciente. Dentro de sus impactos es bueno destacar cuestiones específicas sobre las experiencias místicas y las experiencias artísticas. (Grecia Guzmán Martínez. Inconsciente colectivo: qué es y cómo lo definió Carl Jung. Portal Psicología y Mente. Junio 7 de 2018 https://psicologiaymente.com/psicologia/inconsciente-colectivo).

En consecuencia aquí caben temas, figuras y problemas que son distintivos del tango, pero que no son exclusivos de esta expresión literaria y artística, sino que pertenecen a ese cúmulo de experiencias ya vividas por la humanidad: el desarraigo, la nostalgia,, la orfandad, la recurrencia a los dioses, el amor y el desamor, los celos, la soledad, la esperanza, la venganza, el recuerdo de la patria o la tierra originaria, la añoranza de la infancia, la relación con la madre y el padre, la amistad, las vivencias de la guerra y la lucha cotidiana.
Pero es el crítico literario Harold Bloom quien renovó la investigación acerca de lo que se ha caracterizado como “canon occidental” que tiene cuatro edades: teocrática, aristocrática, democrática y caótica, expresadas en los autores y obras más representativas de la cultura occidental desde la Torá hasta el Ulises de Joyce, lógicamente pasando por Shakespeare y Cervantes. Es decir, las alusiones literarias a los dioses, las clases sociales y en especial a la aristocracia, al pueblo y al sinsentido, el caos y la gran problemática del siglo XX y XXI, son temas que la letra del tango también retoma a su manera: existen demasiados alusiones al Dios de la religión católica, a la duda frente a él, a su relación con el amor mundano, la posición del hombre frente al entramado social, al problema de la discriminación, a los avatares del ascenso social tanto de la mujer como del hombre y al siglo XX como “problemático y febril”, lo que es extensivo a lo que va corrido del XXI.
Así como los textos que hacen parte del canon occidental, son la quintaesencia de la literatura, todas aquellas letras tangueras más significativas, hacen parte ya de lo que podría denominarse un canon de la poética tanguera. Este es el producto de la escritura, la lectura, el cantar, el interpretar, la puesta en escena con orquestas y coreografías, la composición y la escucha con fines estéticos y sociohistóricos. (BLOOM, Harold. El canon occidental. Anagrama, 1997)
La episteme según Michele Foucault es ese conjunto de configuraciones que han dado lugar a las diversas formas del conocimiento. Es un sistema de interpretación que condiciona los modos de entender el mundo y aprehenderlo en un tiempo determinado. Para nosotros la composición y las letras de las canciones también hacen parte de esa episteme; pues el arte también conduce al conocimiento, a develar el sentido del mundo y a expresarlo de diferente manera frente a las ciencias en el sentido positivista.
La episteme es el punto de partida desde el cual han sido posibles conocimientos y teorías, es el “espacio de orden” en el que el saber nace, es el fondo, el background que dicta el a priori histórico y determina en qué elemento de positividad han podido aparecer las ideas, constituirse las ciencias, reflexionarse las experiencias en las filosofías, apreciar el arte y escuchar la música, así como gozar y entender sus letras.
Si la episteme opera de manera inconsciente y es lo “impensado” desde lo cual se piensa, en el tango también se acude consciente e inconscientemente a las valoraciones ya existentes sobre el monoteísmo occidental y a la búsqueda de su protección, a las consideraciones machistas y románticas sobre el amor, al recuerdo bucólico de las tierras de origen y a la esperanza de tierras prometidas; a la valoración del barrio, la ciudad y sus condicionamientos culturales, como el café en el sentido de sitio de conversación y espacio para libar y recrearse, al cantar y adorar el instrumento, que es el caso de las letras para el bandoneón, la guitarra y el piano principalmente.
Desde este espacio de la ciudad y el tango, las ideas manifiestan su identidad histórica más allá de su propia verdad. Aquí en esta episteme o campo epistemológico es donde los conocimientos y la sensibilidad “hunden su positividad y manifiestan así una historia que no es la de su perfección creciente, sino la de sus condiciones de posibilidad” como suele argumentar el filósofo francés. (FOUCAULT, Michel. Arqueología del Saber. Ed. Siglo XXI. México. 1969)
Aquí también acudimos a Gadamer para utilizar en forma libre sus argumentos acerca de la tradición y la huella como parte de un legado en la escritura y en la música. Pues para él «La tradición no es un mero anclaje en el pasado, sino un flujo continuo que se renueva en cada acto interpretativo y enriquece nuestra comprensión del mundo.» Para nuestro motivo de interés esto permite hilvanar las diversas épocas del tango: candombe como expresión argentina de lo afro, la milonga campera o criolla, los tangos antiguos de solo música, el tango canción, la denominada Vieja Guardia, la Guardia Nueva, el tango contemporáneo y las fusiones actuales que incluyen música clásica, jazz, rock y música electrónica.
Gadamer propuso una visión dinámica y dialógica de la tradición, en contra de las concepciones estáticas y cerradas que la entenderían como una mera repetición acrítica del pasado. Por lo tanto, en cada nuevo concierto, en cada cantante u orquesta que aparece en el escenario de estos tiempos del XXI, en cada versión hay una reinterpretación del pasado, de la cultura y de los temas más relevantes del amor, la ciudad, la muerte, las vivencias y nostalgias de los inmigrantes pasados y presentes, el desamor y las nuevas conquistas, las novísimas experiencias sexuales, sentimentales y sociales.
Así, la música y sus letras constituyen un fenómeno esencial para la experiencia humana, la sensibilidad, el goce, la pasión y la comprensión del mundo, y que debe ser entendida como un proceso vivo y en constante evolución. La tradición y sus huellas actúan como un horizonte interpretativo que nos permite entender y apreciar la música y su poética y en general las obras de arte y las prácticas culturales, las instituciones sociales y los textos filosóficos y literarios como tradiciones compartidas que sustentan y hacen posible la vida social común. (GADAMER, Hans George. Verdad y método. Edit. Sígueme. España. 1960)
Podemos acudir a la expresión “Espíritu de la época” para denotar los sentimientos, la escritura y la música de finales del siglo XIX y principios del XX, en las cuales se manifestaban la sensibilidad de los inmigrantes extranjeros en Argentina y sus posteriores generaciones. La expresión se relaciona con la palabra alemana Zeitgeist, utilizada por Hegel y reelaborada por varios autores «románticos» para entender el espíritu de un determinado pueblo, que es el que representa un momento fundamental en el proceso de la historia. En este caso la inmigración, la construcción de la sociedad argentina moderna y sus posteriores connotaciones de potencia mundial. Seguidamente esto se puede acomodar a la trágica experiencia de las diversas dictaduras australes que influyeron en los sentimientos y en la escritura del tango y el rock.
Tanto ‘espíritu de la época’ como ‘perfil de una época’ son expresiones metafóricas para expresar determinadas manifestaciones culturales, políticas, artísticas y religiosas. También se puede relacionar con la «psicología colectiva» y con una acepción acerca de la «concepción del mundo» tal como fue elaborada por Dilthey. En el caso de la música y sus letras se puede apreciar cierta psicología y una concepción particular del mundo que se vive y se siente en una época determinada, pero que en parte continúa en expresiones artísticas posteriores, así sean reelaboradas. (Ferrater Mora, José. El espíritu de una época. En: Diccionario de filosofía. Alianza Editorial · Madrid 1979. sexta edición. páginas 1013-1014)
*Miembro de la Academia de Historia del Quindío.