Arrierías 94

Jairo Sánchez

La famosa frase de Descartes que reconoce el papel del proceso cerebral en la existencia del ser humano se puede retomar para analizarla con el concepto de “podredumbre mental”, “brain rot”, palabra seleccionada por la Universidad de Oxford como el término del año, 2024. Aunque en realidad son dos palabras.

René Descartes nació en 1596 en La Haye-en-Touraine (Loire), en el seno de una familia acomodada de comerciantes y abogados. Estudió en el prestigioso Colegio Real de La Flèche, colegio jesuita, Descartes se formó en artes liberales (literatura y lenguas clásicas, historia y retórica), sin embargo, su educación se direccionó a lo religioso en teología y filosofía escolásticas, disciplinas que incluían también matemáticas y física de corte aristotélico.

En su juventud se desempeñó como ingeniero militar y son notables sus trabajos en Geometría, matemáticas y álgebra.

En 1629 decidió cambiar su residencia a Holanda, donde con tranquilidad realizó contribuciones en el campo de la geometría analítica. En ese nuevo ambiente, al tiempo que su prestigio empezaba a crecer entre la comunidad científica europea, fue desarrollando progresivamente su obra filosófica, publicada tanto en latín como en francés: el Discurso del método (1637), las Meditaciones metafísicas (1641), los Principios de la filosofía (1644) y Las pasiones del alma (1649).

Fue preceptor por la reina Cristina de Suecia.

Descartes fue un eminente científico además de un gran filósofo, por eso, frente a la alquimia, la astrología, la brujería, el satanismo, las concepciones anticientíficas o la magia, tan de moda en el periodo del renacimiento, el conocimiento del universo no podía tener para Descartes un lenguaje hermético, oscurantista y esotérico, dirigido a unos pocos, sino que debía ser plenamente accesible y claro, nítido y legible como si de un libro se tratara, y por eso es considerado el padre del racionalismo moderno.

Su frase: “pienso, luego existo”, es la no creencia en nada, es el escepticismo puro, es la aplicación de un proceso mental que lleve a la persona a concluir mediante un razonamiento aclarar la duda. Lo que más adelante se denominará el método científico.

Frente a esta actitud escéptica, la genialidad de Descartes consistió en darle la vuelta en el sentido de que, debidamente encarado como método, el escepticismo podía tener una función positiva de liberación de la duda. No se trataba tanto de dudar por dudar cuanto de plantear una duda estratégica y provisional, mejor aún: una duda metódica que, por un lado, luchase contra el saber falso o dudoso mediante el uso de la luz natural de la razón, y, por el otro, al mismo tiempo, mostrase ese método de reglas matemáticas (evidencia, análisis, síntesis, enumeración) que revelaba el orden de los razonamientos adecuados para alcanzar la verdad fuera de toda duda.

El concepto de “la duda metódica”, aplicado al mundo actual se traduce en frases del lenguaje diario que significan lo mismo. “no coma cuento”, “Piense antes de hablar”, “la idea mental puede retenerse, las palabras dichas, no”, “no crea en todo lo que le digan”, “en boca cerrada no entran moscas”, método inductivo, método deductivo, proceso mental, mentefactos, método científico, marco conceptual, teórico, diagrama de flujo, etc.

Sin embargo, el facilismo mental ha hecho que numerosas personas de todas las edades y condiciones no realicen ningún esfuerzo mental de dudar o investigar y llegan a lanzar afirmaciones, negaciones o conclusiones temerosas, aventuradas y peligrosas sobre todos los aspectos de la vida social, económica, política y personal usando cualquier medio de difusión: YouTube, Facebook, WhatsApp, Facebook Messenger, Instagram, X (antes Twitter), Pinterest, TikTok, TRUTH Social, Tinder, etc.

Los bodegueros, influencers, activistas y demás encargados de difundir algo, lo lanzan a la red y muchas personas sin dudar un solo instante lo replican desde su dispositivo y comentan oralmente lo que, para ellos, ya es una verdad absoluta.

Aquí en Colombia los ejemplos son numerosos. Se difama de entidades, empresas, gremios, colectivos, periodistas, políticos, personas y, sin ningún fundamento, quien recibe esos mensajes los da, por ciertos, los difunde y defiende con uñas y dientes y, al preguntárseles sobre su certeza, orondamente dicen, “lo dijo fulano de tal, y yo le creo”.

¿Dónde está su capacidad de dudar, su reflexión metal, su análisis?

Hace pocos días en la red social Truth, de propiedad del presidente Trump, se replicó la afirmación de que el Canal de Panamá estaba siendo manejado por chinos. Inmediatamente miles de personas, sin conocer siquiera a panamá y mucho menos el Canal comenzaron a regar el cuento que le convenía a quien lanzó la afirmación.

De igual manera buscan en la red lo que su líder de afinidad política, social, deportiva, económica haya dicho para hacer suya esa afirmación, difundirla, defenderla sin tomarse la molestia de dudar si está siendo utilizado como difusor falaz de una campaña contra algo o alguien.

A esos extremos hemos llegado. La reflexión, la duda, el pensamiento propio ha pasado, en muchas personas, a ser de propiedad ajena.

Renato Descartes

PODREDUMBRE MENTAL, Brain rot.

El término inglés ‘Brain Rot’ (algo así como ‘podredumbre mental’), que alude al deterioro intelectual ocasionado por el consumo excesivo de contenido en línea de baja calidad, sobre todo en redes sociales, fue elegido término del año 2024 por la Universidad británica de Oxford.

La expresión, que ganó un 230% de uso entre 2023 y 2024, refleja las preocupaciones sobre el impacto negativo de las redes sociales y el contenido trivial en la salud mental, especialmente en las generaciones más jóvenes.1

La podredumbre cerebral no es solo un capricho lingüístico. En los últimos 10 años, la ciencia ha sido capaz de demostrar que el consumo excesivo de contenidos basura en internet —sensacionalismo, conspiración, vacío— está modificando nuestros cerebros, hasta el punto de que la palabra “podrido” tal vez no sea tan exagerada. La evidencia muestra que las redes sociales están reduciendo la materia gris, acortando la capacidad de atención, debilitando la memoria y distorsionando procesos cognitivos fundamentales, según recoge el diario británico The Guardian con citas a un gran número de investigaciones académicas de instituciones como la facultad de medicina de Harvard, la Universidad de Oxford y el King’s College de Londres.2

“El término se está utilizando en el público general como una forma de describir contenido de baja calidad y poco valor que se encuentra en las redes sociales.

¿Pasa horas navegando desde su celular en plataformas como Instagram y TikTok sin saber en qué momento se le pasa el tiempo? Sí es así lo más probable es que sufra “brain rot” (“podredumbre mental”, en español), un término que ha llamado la atención en el ámbito académico y ha sido analizado por la Universidad de Oxford.

Aunque el concepto parece “exagerado” e incluso para muchos algo “alarmante”, el estudio que realizó este prestigioso centro académico explica que esta expresión describe el deterioro mental causado por el consumo excesivo de contenido trivial, especialmente en línea a través de las redes sociales.

De acuerdo con las investigaciones, el consumo compulsivo de contenido de baja calidad -desde noticias sensacionalistas hasta teorías conspirativas y entretenimiento vacío-, puede afectar negativamente las capacidades cognitivas del ser humano, acortando la capacidad de atención y debilitamiento de la memoria.

Por esta razón, establece que ciertos hábitos modernos han hecho que este término haya sido elegido como el más popular del año 2024 por Oxford University Press (OUP), debido a que se trata de una condición que actualmente le resulta familiar a la mayoría de personas en el mundo.”3

Aunque parece de poca importancia la selección de un término en una Universidad extranjera, si se analiza el contexto, es alarmante. La niñez, juventud y adolescencia están siendo afectados y esto permite reforzar de una vez por todas las campañas para educar la familia, escuelas y colegios, en cuanto al uso de dispositivos móviles y las redes sociales.

Las investigaciones así lo demuestran:

Algunos expertos vienen alertando sobre este tema prácticamente desde comienzos de siglo, cuando el correo electrónico pasó a ser una herramienta de uso frecuente. En 2005, The Guardian tituló: “Los correos electrónicos ‘son una amenaza para el coeficiente intelectual’”. La historia contaba que un equipo de científicos de la Universidad de Londres se preguntó qué impacto podría tener sobre el cerebro el bombardeo incesante de información. Luego de 80 ensayos clínicos, encontraron que el coeficiente intelectual de los participantes que utilizaban el correo y el teléfono móvil a diario caía una media de 10 puntos. Los investigadores midieron que esta demanda constante de atención tenía efectos más negativos que el consumo de cannabis.

Esto fue antes de la llegada de YouTube, Facebook, WhatsApp, Facebook Messenger, Instagram, X (antes Twitter), Pinterest, TikTok, TRUTH Social, Tinder, etc. El panorama actual es aún menos alentador. Investigaciones recientes encontraron que el uso y abuso de internet está asociado con una disminución de la materia gris en las regiones prefrontales del cerebro. Es la zona que interviene en la resolución de problemas, la regulación emocional, la memoria y el control de los impulsos.

El trabajo de Moshel y sus colegas va en esa línea. El científico menciona un estudio que revisó 27 investigaciones de neuroimágenes y encontró que el consumo desmedido de internet está relacionado con una reducción en el volumen de materia gris en regiones del cerebro involucradas en el procesamiento de recompensas, el control de impulsos y la toma de decisiones. “Estos cambios reflejan patrones observados en las adicciones a sustancias”, asegura Moshel, como las metanfetaminas y el alcohol.

La investigación también encontró que “estos cambios neuroanatómicos en adolescentes coinciden con la interrupción de procesos como la formación de identidad y la cognición social, aspectos críticos durante esta etapa del desarrollo”. Funciona casi como un bucle, donde los más vulnerables pueden ser los más afectados. Según los resultados de una investigación publicada en Nature en noviembre, las personas con peor salud mental son más propensas a navegar por contenidos basura, lo que agrava aún más sus síntomas.

Algunas recomendaciones para evitar caer en el doomscrolling o, dicho de otra manera, evitar ser absorbido por el agujero negro del contenido chatarra que refuerzan los algoritmos: reconocer el problema, esforzarse por desconectar y hacer actividades que requieran una presencia física, como quedar con amigos o hacer deportes, son algunas de sus sugerencias. “Estas actividades son fundamentales para la salud cerebral y el bienestar general, ayudando a equilibrar los efectos potencialmente dañinos del uso prolongado de pantallas”. Enfatiza que el tipo de contenidos que se consumen es un factor clave para modular los cambios anatómicos en el cerebro. “Concéntrese tanto en la calidad como en la cantidad del tiempo frente a la pantalla. Priorice el contenido educativo que evite características adictivas. Establezca límites claros y apropiados para la edad sobre el uso diario de pantallas y fomente pausas regulares”.4

Ahora, más que nunca cobra relevancia la intención de padres de familia, escuelas, colegios y algunos países de regular el uso de celulares y otros dispositivos en las aulas de clases y, a cambio, fomentar la socialización e interacción entre docentes y estudiantes.

Podredumbre mental.

A propósito de docentes, maestros, profesores o cualquier otra denominación, llama la atención el silencio de FECODE ante el asesinato, desplazamiento, uso de escuelas como trincheras, confinamiento y condiciones laborales de maestros de Cauca, Chocó, Meta, Guaviare, Caquetá, Bolívar, Córdoba, Montes de Maria. Hasta hace pocos años cualquier inestabilidad ya fuera municipal, departamental o nacional, era asumida por las seccionales sindicales o por el comando central con gran relevancia en los periódicos, asambleas de maestros, radio, Tv.

El maestro sentía la solidaridad y el respaldo de su sindicato ante eventos inesperados pues desde paros escalonados hasta indefinidos, aportes de un día de salarios para maestros con alguna carencia, eran el pan de cada día. El asesinato de un docente era motivo de conmoción magisterial, repudio y solidaridad con alumnos y familia.

Ahora, el mutismo es la regla general tanto a nivel de dirigentes como de las bases.

¡Ah!  tiempos aquellos donde se vendía el trabajo, pero no se vendía ni se endosaba el pensar del maestro.

1 https://www.instagram.com/pagina12/p/DDfomakK_V0/

2https://elpais.com/tecnologia/2024-12-26/podredumbre-cerebral-o-lo-que-el-abuso-de-contenido-basura-en-internet-puede-hacerle-a-la-mente.html

3 https://www.semana.com/como/articulo/a-que-se-le-conoce-como-podredumbre-cerebral-esto-dice-un-estudio-de-oxford/202502/

4https://elpais.com/tecnologia/2024-12-26/podredumbre-cerebral-o-lo-que-el-abuso-de-contenido-basura-en-internet-puede-hacerle-a-la-mente.html

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