Arrierías 95
Mario Ramírez Monard
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“Calumniad, calumniad, que de la calumnia…, algo queda”. Esta la utilizó uno de los más importantes y controvertidos políticos colombianos en plena confrontación política a mediados del siglo 20 cuando la polarización en nuestro país había llegado a extremos solo comparable a la situación que vivimos actualmente en nuestra convulsionada y violenta Colombia. Tiene una vigencia, en la historia política y de la violencia social en Colombia, más de 70 años y, podemos asegurarlo, no ha perdido su esencia ante el alto grado de insensatez, violencia física y verbal que nuestros “dirigentes” asumen y verborrean en las discusiones públicas y/o en sus hostigantes correrías en la caza de votos.
Esta situación me lleva a recordar mi paso por la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Quindío cuando estudiábamos el desenvolvimiento histórico de la sociedad en Colombia y el mundo. En el mundo desde la edad media hasta llegar a los inicios de la edad moderna y en Colombia, las aciagas épocas de inicio de la vida republicana hasta la actualidad. En estas dos etapas, nuestro profesor de geopolítica, un vivaz y profundo conocedor de los conflictos modernos, Fabián Orozco, hacía mucho énfasis en Nicolas de Maquiavelo y sus teorías sobre el Estado, su evolución y el manejo del poder. Indiscutiblemente, fue este un librepensador que hizo planteamientos serios sobre teoría política hace ya más de 500 años y no ha perdido vigencia en la actualidad, como lo comprobaremos en este corto análisis para Arrierías. De este humanista, hay frases que han quedado en la historia del mundo moderno, tanto, que aparece como uno de los tangos argentinos más universal, con la autoría del gran Enrique Santos Discépolo, Cambalache, que dice en su comienzo: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé/, en el 506 y en el 2000 también/, que siempre ha habido chorros, Maquiavelos y estafados…”.
Nicolás de Maquiavelo fue un importante político, escritor y diplomático nacido en Florencia, Italia, el 13 de mayo de 1469 y fallecido en su misma ciudad en 1527. Su época, en pleno Renacimiento italiano, fue la misma de los Médicis, los Borgia, los Sforza y otras familias dominantes, con gran poder absolutista sobre los Estados vigentes de aquella época y su teoría política es como si trasladásemos ese poder y ese imperio de dominio a cualquier país americano, asiático, africano o europeo en la actualidad.

Maquiavelo fue un analítico del poder, tanto que muchos autores lo ubican como el padre de loa ciencia política moderna. Insisto, su trasiego en este mundo fue hace más de 500 años. En Arrierías queremos exponer algunos de sus principios establecidos en una de sus obras más importantes, El Príncipe, para que usted, amigo lector, pueda inferir su actualidad en el mundo que describió este humanista para su época pero que, no creemos, haya pensado en su transcendencia y vigencia con el pasar de la historia hasta la actualidad.
- “Para conocer bien la naturaleza de los pueblos, hay que ser príncipe, y para conocer la de los príncipes, hay que pertenecer al pueblo”.
- “Al apoderarse de un Estado, todo usurpador debe reflexionar sobre los crímenes que le es preciso cometer, y ejecutarlos todos a la vez para que no tenga que renovarlos día tras día y, al no verse en esa necesidad, pueda conquistar a los hombres a fuerza de beneficios”.
- “En épocas dudosas se puede conservar el Estado depende del buen o mal uso que se haga de la crueldad”:
- “Un príncipe no debe preocuparse porque lo acusen de cruel, siempre y cuando su crueldad tenga por objeto mantener unidos y fieles a los súbditos”.
- El amor es un vínculo de gratitud que los hombres, perversos por naturaleza, rompen cada vez que pueden beneficiarse, pero el temor es miedo al castigo, que no se pierde nunca”.
- Hay dos formas de combatir: una con las leyes; otra con la fuerza. La primera es distintiva del hombre; la segunda de la bestia. Pero como a menudo la primera no basta, es forzoso recurrir a la segunda. Un príncipe debe saber, entonces, comportarse como bestia y como hombre”.
- “No es preciso que un príncipe posea todas las virtudes, pero es indispensable que aparente poseerlas”.
- “Es preciso que tenga una inteligencia capaz de adaptarse a todas las circunstancias, y que, no se aparte del bien mientras pueda, pero que, en caso de necesidad, no titubee en entrar en el mal”.
- “Un gobierno debe guardarse bien de confiar mandos, o administraciones de alguna importancia, a los que él tiene ofendidos”.
- “En todas partes hay ejemplos convincentes por los que puede verse cuán útil es la religión a la política.
Hasta aquí este resumen de algunas de las premisas establecidas en sus escritos por Maquiavelo que son la guía de muchos de los gobiernos del caótico mundo actual. Juzguen ustedes, amigos lectores.
POST SCRITUM:
Un de las frases memorables adjudicadas a Nicolás de Maquiavelo, EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS, no aparece en su más reconocido escrito, El Príncipe, lo cual nos hace presumir que pertenece a cualquiera de sus analistas y no al gran escritor y político.
Fuentes: Maquiavelo, Nicolás. El Príncipe. Editorial SKALA, Bogotá febrero 2022