Esta paciente al parecer es pérdida total, si se lo dejamos la tendremos que ir amputando poco a poco.
Cortemos, fueron las palabras que salieron de la boca de aquel doctor que por su forma basta y seca de hablar no parecía tener consideración por aquella mujer de cabellos grisáceos y que aferrada a su escapulario se prendía de este como si fuera su última esperanza.
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No era una tarde cualquiera, era víspera de navidad, Ana junto a su familia preparaban todo, un lindo árbol posado con ilusión y adornado con luces junto a unos buñuelos que se freían y el manjar blanco, eran parte de la cena que acompañaría una de las noches más esperadas en todo el año.
Anita decidió descansar y de repente un lánguido bicho se posó sobre la planta de su pie ¡ay, me picó! fueron las palabras que salieron de su ser, frotó sus dedos sobre su pie y continuó con sus actividades. Esa noche la familia se reunió como en esos diciembres anteriores, ahora estaban los hijos, los nietos y bisnietos, Anita contenta tarareaba la canción “Farolito de navidad que siempre florece los veinticuatro” su cara de felicidad y aprobación indicaba que todo estaba bien.
Al día siguiente la piel roja en esa zona y los quejidos daban a entender que algo andaba mal. Milena, su hija menor, una mujer de cuarenta y dos años con quien vivía, decidió llamar a una médica a consultar que le estaba pasando con su madre.
Yamilet una enfermera y amiga de Milena recomendó que si estaba presentando inflamación de pronto era porque el veneno estaba encapsulado en la vena y debían de sacarlo
“no se preocupen esto no es algo que pase a mayores, dentro de la zona no hay veneno tome acetaminofén y aplique esta cremita en las noches y todo pasará» fueron las palabras de la doctora contrariando la sugerencia de la enfermera.
Así lo hicieron, pasaron alrededor de quince días la cremita y el acetaminofén no acudieron al efecto esperado, habían pasado unos días desde que llegó el año nuevo, pero Ana no pudo tener un feliz inicio de año. su pie bastante inflamado y lleno de pus indicaba que las cosas iban de mal en peor.
las EPS por estos tiempos se llenan más, mejor digámosle a Yamilet que nos ayude con las curaciones y con un médico que haga consultas a domicilio.
Yamileth acudía a realizar las curaciones donde cuidadosamente retiraba el pus y tapaba el pie, había una aparente mejoría.
Viernes 31 de enero, ha pasado más de un mes desde aquel bicho del que no se sabe el nombre dejó su veneno alojado en el pie de Ana.
habría una nueva reunión familiar, Wilson el segundo de sus cinco hijos vino desde Aruba a visitarla a ella y el resto de la familia. Ya llevaba un poco más de un mes por estos lares colombianos y a una de sus ahijadas se le ocurrió hacer un asado reunirlos a todos el día 1 de febrero.
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vamos a hacerle la despedida a mi padrino dijo
Todos por el grupo de WhatsApp se pusieron de acuerdo se les ocurrió que cada familia llevaría un buzo de algún color en especial los Vargas llevaban amarillo, los Núñez verde, los Murillo irían de blanco y así cada familia se decidió por un color.
Viernes 31 de enero “doña Ana esto se lo deben de retirar vaya a la clínica y ya mañana estará otra vez en su casa”.
Mientras Angela pensaba en ir reuniendo la plata para ese día en la tarde comprar la carne el adobo la yuquita y esas cosas, Anita con los ojos empañados y casi sin poder caminar se dirigía a la clínica con la esperanza de volver al día siguiente a celebrar con su familia.
“Esta paciente es pérdida total cortemos antes de que el veneno se expanda” no hubo un día siguiente por el contrario a Anita la retuvieron en aquella clínica por más de quince días tenerla ahí indicaba dinero para ellos, cortar, mochar, mutilar incrementaría significativamente los bolsillos para ellos. mientras tanto su familia hacía todo lo que estaba a su alcance para trasladarla a la ciudad de Cali y evitar la pérdida de su pie.
El 03 de febrero, Wilson tenía que tomar el vuelo para volver a la rutina de la vida extranjera, con pena y desdicha que conlleva esta situación tuvo que dejar a su mamá en una clínica en Cali e irse a trabajar para poder ganar unos pesos y así generar una buena atención para Ana.
Cali 18 de febrero, hay un refrán popular que dice “por la plata baila el perro” y esta no es la excepción, después de unos chequeos llegaron a la conclusión de que en ese lugar la podían internar debían pagar diez millones de pesos, “a ella no hay que amputarle su pie, se hará lo pertinente con la paciente para que en una semana esté en casa”. Mencionaron los médicos
si en algo coinciden los doctores en Cali es que no hay porqué cortar, pero algo triste de esta realidad en la salud colombiana es que si ven que tienes unos pesos de más o un buen vestir se pegan de eso para abastecerse los bolsillos, ya no eran diez, sino veinte millones mágicamente, la paciente requería más cosas de las que realmente necesitaba.
“Saquemos a mi mamá de ahí, solo quieren sacar plata y no harán nada con ella” dijo Milena
¿Y Anita? Anita lloraba, los sueros y las inyecciones no estaban haciendo efecto su familia la trasladó a otra clínica.
Finalmente la operaron, esta vez hablamos de una tercera clínica, parecía un paseo de la muerte, sin embargo, los doctores que la vieron fueron enfáticos en que no había necesidad de cortar lo único que se harían era sacar el veneno y podrían una capa de su misma piel sobre su pie y todo estaría bien.
Así fue martes 17 de marzo, no hubo asado pero ese día lo recuerda la familia con mucho amor, Ella, la Anita de sus vidas salió de la clínica con sus dos piernas cantando la canción “Llanto Militar” porque no se pudo despedir de su hijo que había regresado al extranjero, pero estaba feliz y agradecida con los médicos que le salvaron su pierna.
Ha pasado más de un año desde aquel suceso, quien pensaría que un bicho traería toda esta historia o peor aún que los médicos pierdan su amor por el trabajo que eligieron y busquen la salida más fácil,
por ahí andan muchas personas que no pudieron hacer nada para salvar sus extremidades, se podría decir que Ana corrió con “suerte” pero lastimosamente el mundo pareciera estar precipitado y no le otorga la importancia que debería a asuntos como este, y sí esto es señores esto es la Carnicería: Amputaciones sin piedad.
Leydi Yuliana Murillo
Estudiante de licenciatura en literatura
Octavo semestre
Periodismo literario