Por: S. Catalina Varela Castro.

Tiempo, educación, trabajo digno, desarrollo, entonces, libertad. En la columna de opinión acerca del 4:20 día internacional de la marihuana, (edición 44) se dejaron abiertos algunos aspectos acerca de la regulación del consumo de sustancias psicoactivas (SPA) y como esta regulación puede resultar en una alternativa para abordar el narcotráfico en nuestro país, a través de políticas públicas que den soluciones a la problemática de raíz, de esta manera, evitar los discursos moralistas que desvían la atención y ponen el foco en si está bien o mal, desatendiendo así el problema de salud pública derivado de este panorama, social, político y cultural.

De acuerdo con lo anterior, Las políticas públicas contribuyen en la mejora de la vida de las personas a través de las satisfacciones, el cumplimiento y el respeto de sus derechos, generando trasformaciones sociales que permiten llevar el desarrollo a toda la población sin ninguna excepción, así como, apunta a mejorar la relación del estado con la ciudadanía, como menciona Lahera (2004) por medio de acciones e investigaciones cuyo objetivo político sea concertado democráticamente, involucrando el sector público, la participación de la comunidad y el sector privado, de manera que, una política pública de calidad contendrá desde orientaciones hasta una previsión de sus resultados.

Al hablar de regulación, esto pasa en primer momento por legalizar y en esa medida, regular a partir de políticas públicas el consumo y el mercado de dichas sustancias psicoactivas, como se realizó con el tabaco y el alcohol, implicaría entonces establecer zonas de consumo y de compra, así como, campañas de educación al respecto, generar debates, participación colectiva y una postura política de quien consume.

A su vez, pensar el desarrollo como un fin para las libertades, permite ampliar el panorama de la discusión, en la medida en que expone un contexto de oportunidades para las/los integrantes de la sociedad, así como, dejar de pasar por encima de las mismas, en algunos casos dichas violaciones de la libertad como refiere Sen (2000) “se debe directamente a la negativa de los regímenes autoritarios a reconocer las libertades políticas y civiles y a la imposición de restricciones a la libertad para participar en la vida social, política y económica de la comunidad” (p.3), de manera que, se evidencia la dependencia de la libertad de aspectos como las instituciones sociales, económicas y el respeto de los derechos políticos y humanos.

De ahí que, surge un panorama en donde es necesaria la participación política, en esa media un papel activo de todas/os, así como, del estado, anqué es sabido que lo que se tiene en Colombia es un Narcoestado, que responde con, ¡represión, represión y bolillo por montón!

Referencias

Lahera, E (2004) Política y políticas públicas, Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Sen, A (2000) Desarrollo y Libertad, Buenos Aires, editorial planeta.

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