Mario Ramírez Monard

…Porque esto es Caicedonia: un “DORADO” perseguido. Una forja de titanes atraídos desde la vieja Antioquia por el grito húmedo de una tierra doncella. Un surco en donde la mano del hombre puso la semilla mientras la fe del labriego remontaba sus pupilas hacia el azul infinito de los cielos cristianos” Oscar Piedrahita González

Con esta bella oración – parte de la nota introductoria a la monografía de Caicedonia-, en donde, además de nuestro bien recordado poeta y escritor, participaron hombres cívicos de gran talla e hidalguía como el periodista Rogers Ríos, don César A Ríos y el empresario y emblema del amor por esta tierra, don Luis Ernesto Arbeláez, se inicia un trabajo de recopilación de gran parte de la historia de la llamada Centinela del Valle.

Siempre hemos sostenido que la gesta de colonización antioqueña desde comienzos del siglo 19 hasta los albores del siglo 20, ha sido uno de los movimientos masivos más grandes y de más importancia económica en la historia de la humanidad. Miles de seres humanos huyendo de las guerras internas en Colombia, de la pobreza; buscando un futuro para sus grandes y empobrecidas familias, por décadas fueron avanzando desde la Antioquia ancestral hacia el sur, hacia tierras de promisión donde, luego de romper montaña y aposentarse, creían tener un futuro.

Analistas, historiadores, sociólogos y/o especuladores de la palabra con criterios de poseedores de la verdad absoluta, han querido negar la evidencia real de los héroes o verdaderos titanes de semejante gesta colonizadora. Algunos -pocos, por supuesto-, niegan que los líderes hayan sido única y exclusivamente antioqueños y que, por el contrario, en ella participaron colonos de otras regiones del país: caucanos, cundinamarqueses, santandereanos, tolimenses, es decir, que la proeza fue de un colectivo nacional.

Lo que no aclaran quienes esto aseveran, es que la gesta de colonización antioqueña tiene dos o tres fases: la primera es la de los pioneros colonizadores; la segunda, una oleada de familias, comerciantes, aventureros y demás que fueron llegando décadas después del asentamiento de estas primeras familias y una tercera, el bloque de asentamiento masivo donde confluyen colombianos de muchas partes del país.

En la segunda y tercera, ya había cierta minoría de otras regiones del país que fueron aportando sus costumbres, sus anhelos y su capacidad de trabajo a esas pequeñas comunidades poblacionales de asentamiento definitivo e inicial.

Cuando estuve haciendo el trabajo de campo mi para obra literaria de ficción histórica P´ARRIBA ES P´ALLÁ, tuve la oportunidad de visitar Rionegro, Abejorral, Salamina y otros pueblos de Caldas y allí pude revisar archivos, actas, relatos históricos, anécdotas y cuentos de los antiguos pobladores de estos municipios de profundo arraigo antioqueño.Uno de los escritos más completos sobre todo ese gran proceso de asentamiento hacia el sur de Colombia pertenece a Guillermo Duque Botero (1).

Las famosas concesiones, otorgamiento de grandes extensiones de tierra dadas por la corona o los gobiernos luego de la independencia, marcaron una etapa de violencia, violaciones de derechos, asesinatos, desplazamientos que, aún en estas circunstancias, no impidieron el deseo de colonos pioneros y luego colonos de asentamiento definitivo para lograr un espacio donde cultivar la tierra y levantar sus empobrecidas familias. Hay constancias de sicarios y hombres armados al servicio de encomenderos y dueños de tierras otorgadas por el poder. Concesiones como la Villegas, Aranzazu, y la concesión Burila, las dos primeras de exclusividad del poder político antioqueño y la Burila, una unión de poderosos del Cauca, Valle y Manizaleños con fuerte ascendencia antioqueña.

En el caso de la poderosa concesión Aranzazu, la historia de uno de esos pioneros, Fermín López Buitrago, líder comunitario y uno de los fundadores de Salamina, Santa Rosa de Cabal y explorador de las riveras del Río Otún, se narra en la obra de Duque Botero y en una historia novelada o novela histórica -como la llama su autor-, ha sido relatada en El Último Encomendero (2). Gallego Valencia, economista de la universidad Nacional, historiador y hombre de letras con fuerte arraigo familiar en el departamento del Quindío.

Próxima entrega: Nuestros Pioneros: don Marco Emilio Ocampo, su vida, su legado, sus principios.

  1. Duque Botero Guillermo, Historia de Salamina, Biblioteca de Autores Caldenses, Séptima Época – Volumen 41, Manizales 1974.
  2. Gallego Valencia, Luis Eduardo. El Último Encomendero. Reminiscencias de la Colonización Antioqueña.  Dimap. A. Editores, Bogotá 2007.
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Join the discussion One Comment

  • Nelson Guzman Baena dice:

    Notable recorrido paisajistico e histórico de Mario Ramirez Monard y debe seguirlo hasta que nos descubra todos los fundadores de Caicedonia (Valle del Cauca) colorida y calurosa ciudad de inolvidables recuerdos familiares y de hechos relevantes en Colombia.
    Nelson Guzmán Baena
    Responsable Comision Tecnica e Investigacion de la UIS (Union Internacional de Sindicatos) de P y J (Pensionistas y Jubilados) de la FSM (Federacion Sindical Mundial) . Tamarac USA. Diciembre 8 de 2022

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