Arrierías 97

Guillermo Escobar Baena

Esta expresión que aparece en el título, podría ser sólo un juego de palabras; sin embargo, cuando se aborda su significado, desde la filosofía, o la antropología, o bien desde la pedagogía, cobra sentido y se contextualiza en la razón de ser de la educación.

Se cita a propósito de las celebraciones que se dan en el mes de mayo: Este mes, que   tiene varias fechas de celebración: el día  las madres, el día de la enfermera, y el día de la afrocolombianidad, entre otras, tiene una que  por mi condición de educador, no quiero dejar pasar inadvertida y aprovechar para   exaltar y reconocer con gratitud y respeto,  la labor y la memoria  de mis maestros, los de primaria, secundaria y universidad que contribuyeron en gran forma a mi formación como ser, como persona,  como ciudadano, pero ante todo con orgullo,  como educador.  Y quiero también resaltar la importancia que para Caicedonia y para la región, significa tener una institución formadora de maestros como es nuestra querida Normal Superior María Inmaculada.

Foto Excivel.

Se cuenta que se inició por allá, para el año 1940, cuando Caicedonia era apenas un pequeño poblado, en el que por tener aún muy débil la luz eléctrica, sus pocos habitantes se ayudaban a alumbrar con lámparas de caperuza, sus calles estaban aún sin pavimentar y la mayoría de viviendas construidas en bahareque. Que, por iniciativa del Párroco de la época, el Padre Tobías Henao, llegaron las Hermanas Vicentinas e iniciaron su labor como educadoras, ubicándose en la casa grande de don Zenón Baena, de dos plantas que había, (ya no existe), en la esquina de la carrera 16, con calle sexta, diagonal a los Yepes. Allí dieron sus primeras clases hasta lograr ya en 1950, terminar la primera construcción de lo que en la época se conocía como “El Colegio de las Hermanas”.

En los  terrenos donados por don Juan Bautista Giraldo,  que formaban parte de la conocida Hacienda La Gerencia, se construyó la primera parte de la sede que hoy tiene,  por la carrera 15, en bahareque,  que luego  fueron ampliando y  reemplazando por ladrillo, trabajando para ello en convites ya que esos terrenos eran un barranco y para su construcción  se realizaron romerías, ventas de empanadas, reinados, colectas, bazares, veladas y marchas de ladrillo, cuando Caicedonia era un pueblo cívico, por excelencia.

Hoy, 85 años después de su fundación,  la Institución Educativa Normal Superior María Inmaculada de Caicedonia , es una de las siete Escuelas Normales que aún  quedan en el Valle del Cauca, después de pasar por varios procesos de certificación de calidad, y sigue como lo ha hecho durante estos años, formando maestros, hombres y mujeres que por lo largo y ancho del país, se desempeñan con gran profesionalismo aportando sus conocimientos y su práctica pedagógica, con sentido ético de responsabilidad contribuyendo a formar las nuevas generaciones.

Patio de la Normal. Foto Jairo Sánchez.

Muy importante el papel que han jugado las Escuelas Normales en el sistema educativo colombiano, desde que se fundaron en 1821, con la Ley 1 del Congreso de Cúcuta, y   se creó la primera institución de formación docente, la primera Escuela Normal de Santafé de Bogotá, en 1822, con el objetivo de formar Maestros para las escuelas del país. Desde entonces, muchas reformas, modelos y enfoques se han dado en la educación, tanto en el currículo como en las metodologías y qué decir de los recursos didácticos que hoy, con el adelanto en las nuevas tecnologías de la información (las TIC), el internet y ahora, la inteligencia artificial,  han revolucionado las formas de enseñar y de aprender.

Pero lo que no ha cambiado es la esencia misma de la educación en cuanto al papel protagónico y la acción del Maestro en su relación con el conocimiento y con el ser a formar, el estudiante. De allí que cobra mucha más importancia el ideal pedagógico que indaga acerca del Ser a Formar. Ahora, para estos nuevos tiempos que reclaman una formación desde el pensamiento crítico que responda además a las nuevas demandas en cuanto a las competencias del ciudadano del Siglo XXI, considerado el Siglo del Conocimiento. El reto es formar un nuevo ciudadano con habilidades, conocimientos y actitudes que le permitan desenvolverse con éxito en un mundo globalizado y cambiante; lo que nos obliga a resignificar el papel del maestro, en cuanto a las formas de enseñanza y de aprendizaje, pero, ante todo, a formar desde la ética, un Ser respetuoso de todas las formas de vida, de las leyes, del patrimonio ambiental y cultural y comprometido con la construcción de un mundo mejor, más justo y en paz.

La pedagogía  como ciencia,  siempre se ha preguntado acerca del ser a formar, también indaga desde la didáctica sobre cuáles son los medios y cuál  es la escuela ideal, la “Escuela de cinco estrellas” como la he denominado: Segura, amable, creativa, innovadora e incluyente, en la que interactúen maestros y Educandos con un entorno familiar y social armonioso,  en una ciudad educadora y cultural, como hemos concebido a Caicedonia quienes seguimos creyendo que el progreso de los pueblos no puede medirse únicamente por  el número de bultos de cemento, ni en el número de casas,  apartamentos o edificios  y vías   que se construyan , sino, además y  ante todo,  por la aplicación de    políticas públicas que respondan a las nuevas exigencias , económicas, sociales,   políticas, culturales y ambientales,  con equidad y justicia , respondiendo también a los retos de las migraciones, del  cambio climático y la  pérdida de la biodiversidad, entre otros,  con una concepción de desarrollo a escala humana y ante todo, sostenible ambientalmente.

Vista interior. Foto Excivel.

Para ello, necesitamos maestros comprometidos, líderes empoderados de su rol como gestores de la cultura y comprometidos con la comunidad, que no circunscriban su labor sólo al aula de clases, sino que unidos en comunidad, contribuyan a mejorar los entornos, por ejemplo, a través de los PRAE, (Proyectos ambientales escolares), de las competencias ciudadanas, para aportar soluciones a las problemáticas que afectan a sus educandos y así contribuir a la construcción (o reconstrucción) de un país con más oportunidades, más respetuoso de las leyes y de los derechos, pero también con mayores  opciones de desarrollo  para que sus niños y sus jóvenes puedan hacer realidad los proyectos de vida, a través de la educación en sus diferentes niveles hasta la educación superior.

Siempre me he sentido orgulloso de ser maestro, aún ya pensionado, y de haber podido contribuir por mi formación tanto la que recibí en la Escuela José Eusebio Caro, en el Colegio Bolivariano, en la Normal Superior María Inmaculada y también en la Universidad del Quindío, para aportar modestamente a formar desde mi ser, como maestro de maestros, también a otros que ya hoy se desempeñan con gran éxito, como formadores. Felicitaciones colegas, en especial a los maestros rurales, y que no se nos olvide que nuestra labor, no siempre valorada socialmente, es, sin embargo, un pilar fundamental para el desarrollo de la sociedad y del País ya que no hay ningún profesional de cualquier área que no tenga que agradecer por su formación, a sus maestros.

Patio interior. Foto Excivel.

Futuros maestros. Foto Jairo Sánchez. – La Parroquia. Foto Excivel.

Muralismo en la Normal. Foto Jairo Sánchez.

Total Page Visits: 50 - Today Page Visits: 2

Leave a Reply