Arrierías 97

Francisco A. Cifuentes S.

Miembro Academia de Historia del Quindío.

La tradición cultural peruana

“Pero sí sabemos con certeza que la vida de Cervantes fue la de un ciudadano sin títulos ni fortuna, que vivió en la medianía, aunque los dos arcabuzazos que recibió en Lepanto y la mano izquierda que le quedó anquilosada hayan inducido a los hagiógrafos a izarlo sobre el zócalo del héroe”. (En discurso en el Premio Cervantes en 1994)

Ahora que acaba de fallecer el escritor peruano Mario Vargas Llosa (1936-2025) el mundo de las letras se refiere a él como un gran novelista que gozó de la gloria en vida con todos los honores que puede recibir un hombre de letras en el siglo XX y en el XXI; pero es importante expresar que él también es el producto de una tradición peruana de la narrativa y el pensamiento, precisamente este legado está marcado por otras figuras de insignes  intelectuales, novelistas y poetas como el gran  Cesar Vallejo autor nada más y nada menos que de los Heraldos Negros y Trilce,  José María Arguedas a quien le debemos el maravilloso texto Los Ríos Profundos, Don Ricardo Palma que supo retratar en detalle la sociedad peruana en los 8 volúmenes donde compiló Tradiciones Peruanas; Julio Ramón Ribeyro de cuya autoría es un curioso libro titulado Solo para Fumadores,  Alfredo Bryce Echenique que entre muchísimos textos tiene en su haber Un Mundo Para Julius y la Vida Exagerada de Martín Romaña; sin olvidarnos de Doña Blanca Varela y sus más de veinte poemarios. Todos ellos vienen con una tradición que se remonta al siglo XIX y da sus luces hasta lo que va corrido del XXI, investigando las costumbres de su país, expresando los sentimientos de su pueblo y conectándolos con los avances del estilo, los temas y las preocupaciones del hombre universal.

Por el lado del pensamiento latinoamericano cabe resaltar la cuota peruana en los siguientes filósofos: Augusto Salazar Bondy, Francisco Miró Quesada y José Carlos Mariátegui, ensayistas, profesores e ideólogos que hoy son reconocidos como representantes de la denominada Filosofía Latinoamericana; quienes reflexionaron desde el Nuevo Mundo en sus inicios republicanos, contribuyeron a aclimatar la filosofía en términos profesionales en América y hoy son motivo de profundos estudios al lado de otros grandes del ensayo, incluyendo los de la actual “escuela decolonizadora” y de las calificadas como “epistemologías del sur”. Pero valga la pena también reseñar aquí el político y escritor Víctor Raúl Haya de la Torre ideólogo del aprismo y, por qué no al guerrillero Abimael Guzmán máximo dirigente del grupo Sendero Luminoso, profesor graduado en filosofía con una disertación sobre Emanuel Kant que posteriormente la articularía al pensamiento marxista, leninista y maoísta.

La grandeza intelectual de Vargas Llosa

Fui militante del Partido Comunista Peruano durante un año, y creo que el existencialismo -especialmente el equipo de Les Temps Modernes, Maurice Merleau-Ponty, Jean-Paul Sartre, Albert Camus y Simone de Beauvoir- me salvó del estalinismo que entonces, bajo la tutela de Moscú, dominó los partidos comunistas latinoamericanos” (En Discurso en la Academia Francesa en 2025)

Al Nobel recién fallecido va a estar muy complicado y extenso escribirle las biografías y estudios analíticos que se merece, aunque hace ya muchos años circulan ensayos críticos y tesis de grado en todo el mundo académico no solo latinoamericano, sino norteamericano y europeo como puede consultarse en las plataformas y bibliotecas de las mejores universidades del mundo. Su misma vida personal es toda una novela: niño abandonado por su padre, reconocido tardíamente y obligado a pagar servicio militar, menor de edad casado con una tía, posteriormente ligado en nupcias oficiales a una prima hermana, dicen que un esposo muy infiel, unido a una dama del jet set cuando era ya un viejo y regresa al hogar casi que para morir tranquilo. Miembro del Partido Comunista en su juventud, renegado de esta ideología para militar en favor del liberalismo y la democracia, crítico acérrimo de las dictaduras de izquierda y de derecha, peruano nacionalizado español, coronado en todas las academias, millonario gracias a sus libros, conferencista locuaz; políglota en lectura, escritura y pensamiento; político perdedor, adorado por las mayorías y odiado por las izquierdas. Hombre pintoso ya en el podio celestial con Gabo, Borges, Fuentes, Cortázar, Sábato, Paz y con Flaubert, Sartre y Camus.

Entre muchas, nos dejó una lección para los interesados en las letras y el pensamiento: la decisión total e inquebrantable de dedicarse al oficio de lector, investigador y escritor desde la adolescencia hasta la vejez. Otra, la de realizar todas las tareas necesarias con tal de salir adelante en sus propósitos intelectuales. Y una más, reconocer la necesidad de cambiar de bando como hombre de su tiempo expuesto a los vaivenes de la historia con sus triunfos y estragos, sin tener que rendirle pleitesía a “los ídolos del foro” (ídola fori) según expresión acuñada por el filósofo ingles Francis Bacon, para alejarse de las falacias que obstruyen el pensamiento libre. Tal vez aquí esté la inspiración para haber escrito su polémico libro titulado El Llamado de la Tribu (2018), autobiografía intelectual en la que termina reconociendo a Adam Smith, José Ortega y Gasset, Friedrich Hayek, Karl Popper, Raymond Aron, Isaía Berlín y Jean François Revel.

El Nobel Vargas Llosa fue periodista integral ejerciendo varios de los oficios de esta profesión, maestro del cuento, novelista insigne, dramaturgo reconocido, ensayista  lúcido, profesor universitario de alto nivel mundial y autor de los famosos discursos en los cuales disertó sobre la novela  española, francesa, norteamericana, latinoamericana e inglesa con suficiencia; además de realizar una defensa de la ficción, la condición humana, la libertad y la democracia; como se puede apreciar en sus intervenciones para recibir los siguientes premios, entre otros: Premio Biblioteca Breve 1962,  Premio Rómulo Gallegos 1967, Premio Príncipe de Asturias de las letras 1986, Premio Planeta 1993, Premio Cervantes 1994 y Premio Nobel de Literatura 2010.

Su legado como novelista y ensayista

“No era fácil escribir historias. Al volverse palabras, los proyectos se marchitaban en el papel y las ideas e imágenes desfallecían. ¿Cómo reanimarlos? Por fortuna, allí estaban los maestros para aprender de ellos y seguir su ejemplo. Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia. Faulkner, que es la forma –la escritura y la estructura– lo que engrandece o empobrece los temas. Martorell, Cervantes, Dickens, Balzac, Tolstoi, Conrad, Thomas Mann, que el número y la ambición son tan importantes en una novela como la destreza estilística y la estrategia narrativa. Sartre, que las palabras son actos y que una novela, una obra de teatro, un ensayo, comprometidos con la actualidad y las mejores opciones, pueden cambiar el curso de la historia”. (En Discurso del Nobel 2010)

Contribuyó sustancialmente al surgimiento del llamado Boom de la literatura latinoamericana al lado de lo más granado de las letras del continente, reivindicando el ser en sus múltiples dimensiones, visibilizando el goce de los cuerpos, mostrando y construyendo la cultura latina y la identidad de las naciones de este lado del Atlántico;  denunciando las inequidades, el latifundio, los cuarteles, la esclavitud y cuestionando los valores pacatos de estas sociedades y otras del mundo, posicionando nuestro intelecto y nuestro mejor arte, rescatando la música nacional de su país, innovando en las técnicas literarias, dándole la voz a diversos personalidades en una polifonía que muchos han venido imitando y desarrollando en el mundo entero. En estas líneas de pensamiento y de tratamiento se inscriben sus grandes obras narrativas, entre las cuales cabe mencionar las siguientes:

La novela La ciudad y los perros (1963) con el retrato juvenil de la sensibilidad de un escritor que echó sus bases hasta coronarse, mostrando la violencia, el machismo, la disciplina militar, los valores de la sociedad peruana tradicionalista frente a los cuales él ya se rebelaba. En La casa verde (1966) describe la vida en un prostíbulo en torno a la tertulia de varios personajes sobre diversos temas en medio del alcohol y las mujeres, situación familiar para muchos hombres y mujeres no solo del Perú y América sino del mundo en todos los tiempos. La novela Conversación en la catedral (1969) que es un largo encuentro entre el periodista Santiago Zavala y Ambrosio, un negro viejo dedicado a matar perros, con el telón de fondo histórico de la época de la dictadura de Manuel A. Odría en el Perú, la corrupción y la degradación de los valores. La conocida Guerra de los Canudos y la denuncia de los terratenientes brasileros aparece de cuerpo entero en La guerra del fin del mundo (1981), mientras en la Historia de Mayta (1984) nos presenta un  anarquista, las violencias, las reivindicaciones y la búsqueda del sitial de un hombre en el mundo. La conocidísima La fiesta del chivo (2000) devela el mítico dictador Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana y en El sueño del Celta (2010) va entre Irlanda, El Congo y Sur América mostrando la barbarie colonialista y una relación homosexual en una época bastante conservadora, con evidencias de su admiración por El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad.

En materia sexual y erótica profundizó como investigador histórico de esta dimensión humana para trasladarla en forma bella y graciosa en varias novelas como: Travesuras de la niña mala (2006), Elogio de la madrastra (1987) y Los cuadernos de Don Rigoberto (1997). Para finalizar su prolífica vida de novelista con “Le dedico mi silencio” (2023) (que en la edición que conozco trae una bella carátula de los músicos del pintor antioqueño Fernando Botero), donde  Toño Azpicueta demuestra su conocimiento de la música criolla peruana y un guitarrista  virtuoso como Lalo Morfi  muestra sus dotes, apareciendo el grupo musical Perú Negro, la  cantante Cecilia Barraza y donde confluyen la música y la nación, el vals y la identidad nacional, la  gente sencilla y la grandeza del folclor peruano, el maestro Hermógenes Morones, el compositor nacional Felipe Pinglo con más de trescientas piezas y hasta la cantante   Lucha Reyes.  Para mis gustos esta es una maravilla de combinación entre ensayo y novela, música y folclore y la sensibilidad de un país a través de su larga historia evidenciando la cultura y la identidad nacionales.

Un intelectual de talla universal

“En lo que concierne a la cultura, Azorín fue siempre un conservador, aun en su período de juveniles y mansas simpatías anarquistas; la tradición cultural debía ser preservada y divulgada como la más preciosa fuente de enseñanzas para el presente y como el cimiento sobre el cual edificar el arte y la literatura de hoy. No había en ello una convicción ideológica; más bien un gusto personal, una inclinación estética”. (En Discurso ante la RAE en 1996)

De su pluma saldrían magníficos ensayos tanto literarios como políticos, pues recordemos que Vargas Llosa era graduado en filosofía, leyes y letras, pero además durante toda su vida fue un estudioso de lo mejor del pensamiento universal, dándose a conocer con trabajos tan lúcidos como “Bases para una Interpretación de Rubén Darío” (1958) donde va más allá del registro del movimiento modernista; “García Márquez historia de un deicidio” (1971) aún hoy considerado el mejor ensayo sobre Cien Años de Soledad; “La orgia perpetua: Flaubert y Madame Bovary” (1975) donde investiga e interpreta lo mejor del escritor francés que tanto amó y lo influyó en su formación como narrador.  “Entre Sartre y Camus” (1981) analiza dos grandes amistades y las tendencias del existencialismo francés, así como sus derivas ideológicas frente a las cuales siempre estuvo atento; incluso en los últimos meses de su larga vida manifestó su deseo de escribir sobre su maestro Sartre, cometido que tal vez no culminó.  “La sociedad del espectáculo” (2012) es un maravilloso ensayo donde se adelantó a las actuales críticas al mundo contemporáneo y sus manifestaciones en redes, la dimensión Light de la cultura de masas y otros trastornos de la razón y la sensibilidad.

De su prolífera pluma existen otros ensayos más políticos (“El pez en el agua 1993, Desafíos a la libertad 1994) en los cuales presenta su desencanto con las izquierdas y su afiliación a la democracia liberal, de los cuales en forma ligera se han pegado sus críticos de izquierda para desconocer su legado en todos los otros campos, tildándolo irresponsablemente de fascista como se le endilga hoy día este calificativo gratuitamente a todos los que osan reparar los lamentables resultados del comunismo y el socialismo, pero principalmente la barbarie de las dictaduras de nuevo cuño. ¿Qué tal que descalificáramos al Divino Dante por haber escrito un monumento universal sólo acerca de la teología cristiana en forma de cantos ya clásicos, que nos guían desde el siglo XIII y XIV? Justo ahora que estoy entregado a lectura del último texto de Alberto Manguel titulado “Curiosidad, una historia natural” (2015 y 2023), en el cual se dedica a releer y a dialogar con la Divina Comedia hasta llegar a la postmodernidad; confiesa el escritor argentino que siendo todo un ateo y un racionalista aprecia infinitamente aquel texto hasta el punto de ser su libro de cabecera intelectual. Igualmente, ¿cómo destronar a Don Miguel de Cervantes Saavedra por que peleó al lado de la Santa Liga bajo el mando del Rey Felipe II en la famosa Batalla de Lepanto (1571) contra el Imperio Otomano donde ganó la cristiandad y que además fue liberado por los religiosos Trinitarios cuando estuvo preso en Argel, todos ellos bajo el manto de la religión, la teología y la ideología católicas.

Los grandes de las letras latinoamericanas, iberoamericanas y universales

“La lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatura. Mi madre me contó que las primeras cosas que escribí fueron continuaciones de las historias que leía pues me apenaba que se terminaran o quería enmendarles el final. Y acaso sea eso lo que me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongando en el tiempo, mientras crecía, maduraba y envejecía, las historias que llenaron mi infancia de exaltación y de aventuras” (En discurso del Nobel 2010).

Para mí los seres humanos no pueden dividirse entre personas de izquierda y de derecha, entre afines a las dictaduras de derecha e izquierda o a la democracia liberal. Siendo ciertas estas afiliaciones existen otras facetas más importantes y sublimes que marcan la condición humana como la estética, la espiritualidad y la cultura en la cual se enmarcan y la representan con orgullo y grandeza.

Latinoamérica es más grande por Gabo, Mutis, Octavio Paz, Borges, Cortázar, Vargas Llosa y Cabrera Infante que por Fidel, Pinochet, Videla, Maduro u Ortega. Aquellos y tantos otros han develado nuestras costumbres, represiones y esperanzas desde lo más profundo del ser, cada uno en su tono, su tiempo y fabulación propias.

No se puede descalificar al Gabo de Cien Años de Soledad como un simple costeño izquierdista, ni al Paz de El Laberinto de la Soledad como un renegado por darle la espalda a los gulags soviéticos y al paredón cubano. Menos podemos soslayar el autor del Aleph y Ficciones por su almuerzo con Videla, tampoco al escritor de Los Tres Tristes Tigres calificándolo como gusano de la revolución cubana. Y que tal Rayuela solo entre las bibliotecas de los jóvenes izquierdistas sin reconocerlo como el Joyce latinoamericano. Pero existirán quindianos y tolimenses que denigren del gran novelista y poeta Álvaro Mutis por declarar su admiración a la Monarquía Española, su exclusiva preferencia por la música clásica y su fobia ante el vallenato y los boleros de su entrañable amigo Gabito; desconociendo las andanzas de Maquroll El Gaviero por las tierras de Cocora y las riberas del Coello y su registro en la novela Amirbar(2004) y en los bellos poemas sobre cafetales, platanales, guaduales y aguaceros, sus amores con bellas campesinas debajo de los árboles; pero también sus inmejorables descripciones acerca de la violencia, la muerte, las armas y el contrabando durante la época de la Violencia Bipartidista en estos parajes del hoy denominado Paisaje Cultural Cafetero.    

El gran Vargas Llosa, nuestro hombre en la Academia Francesa de la Lengua y en la española, estadounidense, brasilera, peruana, fue investigador profundo de la historia universal y no solo latinoamericana como fundamento para escribir sus grandes novelas, criticó agudamente los cuarteles y sacó a relucir los gustos eróticos como ningún conservador lo haría y, por defender la democracia liberal ahora no lo podemos enterrar como un simple neoliberal. Que nuestro voto no esconda las grandezas de las plumas diversas. Que se salven las letras, las músicas y los colores que han permitido el ingreso de todos los cultores latinos al podio universal e la estética, la cultura y el sentimiento de lo humano.

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