ARQUEOLOGO
COORDINADOR COMITE DE PROTECCION
ARQUEOLOGICO DEL QUINDIO
Se pretende exponer la información sintetizada de la investigación realizada, dentro de un Programa de Arqueología Preventiva firmado entre el autor de este artículo divulgativo y la firma Constructores Jaramillo Asociados, con la Autorización del Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH.
En dicho, sector en el cual se realizaron remociones de tierra, para adecuar el terreno con el fin futuro de construir bodegas de almacenamiento, se realizó una descripción detallada de las actividades en los sitios arqueológicos identificados, sus características generales, la ubicación al interior de la planta, los muestreos realizados, los contextos arqueológicos observados y los materiales recuperados.
Las evidencias encontradas pertenecen a un período de ocupación prehispánica, el cual cronológicamente se ubicaría entre el siglo IX y el siglo XVI, y que se correlaciona con el denominado Complejo Cauca Medio o Sistema Alfarero Tardío de la región del Valle Medio del río Cauca, pero que particularmente se encuentra más localizado en el territorio del actual departamento del Quindío.
A través de la investigación en arqueología básica, la misma que construye el corpus teórico sobre los pueblos desaparecidos o a través de la Arqueología Preventiva, y que actualmente es de norma la inclusión de este Componente Arqueológico dentro de las licencias ambientales y demás obras constructivas donde se realicen movimientos de tierra.
La historia de la región central del país también ha estado matizada por sucesos lamentables como la guaquería indiscriminada y el saqueo arqueológico desde la época de las fundaciones en el Antiguo Caldas:
“Grupos de guaqueros antioqueños avanzaban hacia el sur del Estado Soberano del Cauca en pos de El Dorado. Desde muy temprano la Hoya del Quindío fue la región más apetecida para estos menesteres. En efecto, ya para 1830 se fundó una colonia penal en Boquía, y diez años más tarde, en 1840, era de fama en sus alrededores la riqueza de las guacas que algunos desenterraban entre la selva”.
En esta descripción se nota claramente que uno de los factores que motivaron el poblamiento del Quindío fue el ansia de encontrar “tesoros indígenas”. Finalizando el siglo XIX ya se escuchaban fantásticos relatos sobre los tesoros de Arbi, Pipintá y Peñas Blancas, entre otros.
Repetidamente los hallazgos fortuitos despiertan también el espíritu guaquero. Siempre se registran saqueos luego de detectarse la existencia de sepulturas con ajuares funerarios. Todos recuerdan, con asombro, el llamado Tesoro de los Quimbayas, ajuar funerario de casi un centenar de piezas de orfebrería, además de las piezas cerámicas y de la información pertinente de dicho hallazgo, encontrado en 1890 por guaqueros en la Vereda La Soledad, municipio de Filandia, Quindío.
Es tal su esplendor que algunos expertos en metalurgia precolombina no dudan en considerarlo como el de mejor terminado de las piezas encontradas hasta ahora en territorio americano. Finalmente se constituyó en un regalo que el gobierno del Presidente Holguín obsequió a España en 1892 con motivo del cuarto centenario del Descubrimiento de América. En el Quindío, desde el antiguo Caldas y durante los últimos meses del año 1982 se caracterizó por un incremento de guaquería en los municipios de Quimbaya, La Tebaida, Montenegro y Génova, a raíz de hallazgos ocasionales de piezas de orfebrería en tumbas indígenas, aprovechando la intensa época de verano que disfrutaba el departamento.
El objetivo de este informe es la divulgación de la información y de los materiales encontrados en las estructuras funerarias (materiales alfareros, orfebrería, artefactos líticos, muestras de carbón, macrorrestos, suelos, etc.).
El Departamento del Quindío es una sección político – administrativa ubicada en el sector centro – occidental de la región andina que cubre la vertiente occidental de la cordillera Central y parte del sistema del valle Medio del río Cauca, lo que hace que sea una sección del país en su mayor parte montañosa y un tanto quebrada en la parte baja. Se localiza entre los 04º 04′ 41″ y 04º 43′ 18″ de latitud norte y entre los 75º 23′ 41″ y 75º 53′ 56″ de longitud oeste, su superficie es de 1.845 km² y limita por el Norte con los departamentos del Valle del Cauca y Risaralda, por el Este con el departamento del Tolima, por el Sur con los departamentos de Tolima y Valle del Cauca y por el Oeste con el departamento del Valle del Cauca. (IGAC 1996) (Figura 1).
En este territorio se distinguen dos tipos de relieves, el primero es montañoso en el oriente y el segundo es ondulado en el occidente. El montañoso corresponde al flanco occidental de la cordillera Central, el cual se extiende en dirección sur – norte, con pendientes abruptas, muy relacionadas con la litología, en su mayoría rocas metamórficas.
La mayor elevación es el volcán del Quindío. El segundo tipo de relieve corresponde al área cubierta de flujos de lodos volcánicos transportados por los ríos, donde el modelado es suave de colinas bajas. En la faja más occidental de esta morfología se encuentran los valles de los ríos Barragán al sur, de aluviones recientes y el de La Vieja en el sector norte, de rocas sedimentarias. La temperatura promedio oscila entre los 18º y 21°C, las tierras están comprendidas en los pisos términos templado, frío y bioclimático páramo.
El municipio de La Tebaida está localizado a los 04º 27′ 19″ de latitud norte y 75º 47′ 26″ de longitud oeste a una altura sobre el nivel del mar: 1.180 m, la temperatura media es de: 21,9°C, la precipitación media anual es de: 1.931 mm. El área municipal es de 88 km² y limita por el Norte con Montenegro y Armenia, por el Este con Armenia, por el Sur con Calarcá y el departamento del Valle del Cauca y por el Oeste con el departamento del Valle del Cauca (IGAC 1996 y 1997). El territorio municipal es ligeramente quebrado y su relieve corresponde a la cordillera Central. Riegan sus tierras los ríos Espejo, La Vieja y numerosas corrientes menores comprendidas dentro del denominado piso térmico templado
REMOCIONES DE TIERRA E IDENTIFICACIÓN DE RASGOS ARQUEOLÓGICOS
El predio “VILLA JULIANA”, se localiza en el municipio de la Tebaida, departamento del Quindío, tiene un área aproximada de 50.000 m², ubicado en una geomorfología de lomas suaves, las cuales fueron cortadas por la construcción de la carretera panamericana que conduce al Valle del Cauca, en el costado occidental, perteneciente a la vereda Murillo-Padilla, en cercanías de la escuela La Irlanda con la que limita en el costado norte, al sur limita con la Zona Franca, al oriente con la Vía Panamericana y al Occidente con La finca la Irlanda y la sede social del Instituto de Seguros Sociales.
EL SITIO ARQUEOLÓGICO
Durante las remociones de tierra se identificaron un total de 42 rasgos arqueológicos, de los cuales, 29 fueron identificados como estructuras funerarias, dos como amagos, dos como basureros, uno como una ofrenda, y ocho fueron identificados, pero no se excavaron. Así mismo se encontró un área de vivienda en la cual se encontraron algunas huellas de poste y un basurero asociado a dicho sitio de vivienda.
IMAGEN EXCAVACIÓN ESTRUCTURA FUNERARIA
Por medio de recolecciones superficiales se recuperó un total de 743 fragmentos cerámicos de los cuales 664 son cuerpos y 79 bordes, en los rasgos se recuperó un total de 882 fragmentos (719 cuerpos y 163 bordes), en las excavadas e identificadas como estructuras funerarias se recuperó un ajuar con un total de 100 recipientes cerámicos entre copas, vasijas subglobulares, incensarios, vasijas globulares, cantaros, cuencos y ánforas, 38 artefactos líticos entre hachas pulidas, metates, manos de moler y artefactos lascados, 24 objetos metálicos, orfebrería en tumbaga y oro (narigueras en aro y media luna), 64 volantes de huso, restos óseos humanos y de animales, carbón, cuentas de collar, rodillos y fragmentos de estera.
ESTRUCTURAS FUNERARIAS
Las 29 estructuras identificadas como funerarias, corresponden a tumbas de pozo simple, pozo y cámara lateral y pozo y dos cámaras laterales, siendo las más comunes las de pozo y cámara lateral, de estas se excavaron un total de 23, de pozo simple 3 y de pozo y dos cámaras 3, de las 29, 17 presentaban alteraciones por guaquería y tan solo 12 o no habían sido alteradas o los ajuares no fueron saqueados en su totalidad.
En lo que respecta a la forma de las cámaras tenemos que: 3 no tienen, 9 son rectangulares, 7 ovaladas, 3 semiovaladas y 3 trapezoidales, están orientadas de sur a norte 9, de oeste a este 8, de este a oeste 6 y de norte a sur 3.
En cuanto a los tipos de enterramiento tan solo se identificó un entierro colectivo, correspondiente a una mujer y un hombre que presentaban ajuares diferentes, en las restantes estructuras, los enterramientos eran individuales y todos eran primarios. Entre los materiales recuperados como ajuares funerarios, sobresale la presencia de recipientes cerámicos, entre los que son los más comunes, las copas con soporte anular de color rojo en la superficie de la cara externa y decoradas con pintura negativa negro sobre rojo o crema sobre rojo, de franjas de diferente espesor ubicadas en el cuerpo y que recrean motivos geométricos (líneas paralelas verticales y horizontales, triángulos, círculos y rombos), estas copas varían en la forma del cuerpo y en la altura de los soportes, característica que parece estar relacionada con el género del personaje (masculino o femenino) enterrado y con su posición social, además de que las copas parecen estar íntimamente relacionadas con funciones rituales, porque son muy comunes en las tumbas y muy poco representativas en los materiales recuperados en contextos domésticos como zonas de vivienda y basurero.
Los otros recipientes más representativos, son las vasijas de cuerpo subglobular de bocas amplias o globular de cuello restringido y boca pequeña, que presentan manchas de fogón o residuos de hollín en la superficie externa, lo que de plano indica que dichos recipientes estuvieron relacionados con actividades culinarias y que remiten a que estos materiales hacen parte de la vida cotidiana de estos grupos, y asociados con la preparación de los alimentos. Son más comunes en los ajuares que parecen estar ligados con personajes del género femenino y con volantes de huso, metates y manos de moler, artefactos típicos de las actividades femeninas.
También sobresalen los cuencos, y los incensarios, los primeros hacen parte de la vajilla de servicio y lo segundos están más relacionados aparentemente con un carácter ritual pues se encuentran solo en las estructuras funerarias.
La anterior descripción pone de plano la presencia de dos tipos de recipientes incluidos como ajuar, los de servicio y uso cotidiano asociados a labores domésticas entre los que se encuentran los dedicados a labores culinarias (Vasijas Globulares y Subglobulares) y los de servicio para comer y beber (Cantaros y Cuencos) y los de carácter ritual como los Incensarios, Vasos y Ánforas, las copas parecen cumplir con las dos funciones porque debieron servir como elementos para beber líquidos pero su importancia y relevancia en el grupo parecen estar relacionadas con momentos específicos como la muerte u otros tipos de ritual.
Todo esto aunado, a la presencia de otro tipo de materiales que acompañan a los recipientes como ajuar, entre los que sobresalen artefactos líticos (Hachas, cinceles, percutores, cuchillos, raspadores, núcleos, manos de moler y metates), volantes de huso (Sonajeros, con y sin apéndice), orfebrería, cuentas de collar, rodillos, y restos animales, permiten discernir varios aspectos puntuales de la vida social de este grupo y de toda su riqueza cultural y ritual. En este sentido es importante resaltar que a partir de los ajuares funerarios se puede colegir de manera directa el género del personaje enterrado, es muy recurrente que las mujeres sean enterradas con recipientes relacionados con actividades domésticas culinarias como; recipientes globulares o subglobulares, volantes de huso para hilar el algodón, metates y manos de moler para moler el maíz y otros granos duros, actividades relacionadas con la mujeres de estos grupos, por otra parte los entierros de género masculino presentan ajuares relacionados con copas, hachas pulidas, azuelas, cuchillos, raspadores, los cuales se vinculan con actividades de agricultura, caza y la explotación del medio.
Otro aspecto que se puede colegir a partir del ajuar funerario es el rango o estatus social del personaje enterrado, lo cual también está vinculado con el tipo de estructura funeraria y sobre todo con el tiempo y fuerza de trabajo que debió ser empleado para la excavación de este tipo de estructuras, sobre todo de aquellas con pozo de más de cuatro metros de profundidad con cámaras laterales amplias y altas en las que podían caber personas de pie. Además de todo un conocimiento de ingeniería básica sobre la forma de construcción de las estructuras, los suelos y las formas de excavar las cámaras para evitar su derrumbamiento, lo que implica la especialización del trabajo y la presencia de personajes especialistas en este menester.
Un hecho peculiar que se interpreta a partir de la excavación de estas estructuras es que los materiales metálicos orfebrería parecen estar relacionados de manera inicial con personajes de género femenino, lo cual pondría de relieve la importancia de la mujer en estos grupos y su estatus en la sociedad.
Todo lo anteriormente consignado, demuestra que los grupos humanos que realizaron este tipo de estructuras y que habitaron la zona, presentaban, complejas formas de organización social, entre las que sobresale una cohesión cultural muy determinada y que es palpable tanto en sus materiales culturales como en sus patrones de enterramiento y en menor escala en sus patrones de asentamiento, así mismo demuestra la presencia de una marcada diferenciación social, la presencia de personajes con estatus especial y la imperiosa necesidad de especialistas al interior del grupo, entre lo cual se entiende que debía haber un marcado manejo del poder a partir de personajes que gobernaban (caciques), personajes que cumplían con labores rituales y espirituales y especialistas en actividades agrícolas, de caza y pesca, alfarería, orfebrería y construcción de estructuras de vivienda, depósito y enterramiento.
IMAGEN EXCAVACIÓN SECTOR DE VIVIENDA
Para finalizar este aparte, es importante resaltar que la excavación de este tipo de sitios arqueológicos; que vinculan patrones de enterramiento y de asentamiento, ponen de relieve la presencia de sitios específicos de enterramiento (cementerios asociados con zonas de vivienda y la utilización específica del espacio), y más aún la conservación de algunas de estas estructuras sin que hayan sido alteradas totalmente por los constantes fenómenos de guaquería de la región.
Para el caso particular de este trabajo podemos afirmar que la información otorgada por los materiales recuperados y la interpretación de los contextos de depositación permiten asegurar que se trata de materiales elaborados por un grupo humano que habito la región en un espacio de tiempo que abarca entre siglo IX y la llegada de los españoles, lo cual se corrobora por medio de la identificación de características propias del arte plasmado en los materiales alfareros.
Todo esto indica una organización particular del trabajo al interior de la sociedad, característica propia de los grupos tardíos y que son generalmente homologados con los “Quindos”, grupos que según los cronistas poblaban la región del actual departamento del Quindío.
Con respecto a las estructuras excavadas, es importante resaltar que este tipo de tumbas de pozo vertical de forma circular y cámara lateral han sido reportadas en muchas investigaciones en la región (Correal 1970; Duque 1970; Bruhns 1976; Osorio, Morales y Ramírez 1986; García 1987, Jaramillo 1989; Salgado 1997; Salgado y Gómez 2000 y por Luis Arango Cano en sus Recuerdos de La Guaquería en el Quindío 1924). Este tipo de estructuras son muy comunes en la región y se caracterizan por contener generalmente ajuar funerario y encontrase en grupos y separadas entre sí por pocos metros, como se puede observar en las tumbas excavadas en este yacimiento.
Es evidente que las piezas encontradas como ajuar, presentan características decorativas y formales que permiten correlacionarlas directamente con las descritas por Bruhns como Cauca Medio y Caldas; aquí entonces, lo que no queda claro es por qué Bruhns los separa, si se encuentran en los mismos contextos y con la misma dispersión.
En cuanto vasijas depositadas como ajuares se observó la presencia de dos tipos de recipientes, los de servicio y uso cotidiano asociados a labores domésticas entre los que se encuentran los dedicados a labores culinarias (Vasijas Globulares y Subglobulares) y los de servicio para comer y beber (Cantaros y Cuencos) y los de carácter ritual como los incensarios, vasos y ánforas, las copas parecen cumplir con las dos funciones porque debieron servir como elementos para beber líquidos pero su importancia y relevancia en el grupo parecen estar relacionadas con momentos específicos como la muerte o otros tipos de ritual.
Por otra, la presencia de otro tipo de materiales que acompañan a los recipientes como ajuar, entre los que sobresalen artefactos líticos (hachas, cinceles, percutores, cuchillos, raspadores, núcleos, manos de moler y metates), volantes de huso (sonajeros, con y sin apéndice), orfebrería, cuentas de collar, rodillos, y restos animales, permiten discernir varios aspectos puntuales de la vida social de este grupo y de toda su riqueza cultural y ritual.
En este sentido, es importante resaltar que a partir de los ajuares funerarios se puedo colegir de manera directa el género del personaje enterrado, es muy recurrente que las mujeres sean enterradas con recipientes relacionados con actividades domésticas culinarias como; recipientes globulares o subglobulares, volantes de huso para hilar el algodón, metates y manos de moler para moler el maíz y otros granos duros, actividades relacionadas con la mujeres de estos grupos, por otra parte los entierros de género masculino presentan ajuares relacionados con copas, hachas pulidas, azuelas, cuchillos, raspadores, los cuales se vinculan con actividades de agricultura, caza y la explotación del medio.
Un hecho peculiar que se interpreta a partir de la excavación de estas estructuras es que los materiales metálicos “orfebrería” parecen estar relacionados de manera inicial con personajes de género femenino, lo cual pondría de relieve la importancia de la mujer en estos grupos y su estatus en la sociedad.
Todo lo anteriormente consignado, demuestra que los grupos humanos que realizaron este tipo de estructuras y que habitaron la zona, presentaban, complejas formas de organización social, entre las que sobresale una cohesión cultural muy determinada y que es palpable tanto en sus materiales culturales como en sus patrones de enterramiento y en menor escala en sus patrones de asentamiento, así mismo demuestra la presencia de una marcada diferenciación social, la presencia de personajes con estatus especial y la imperiosa necesidad de especialistas al interior del grupo, entre lo cual se entiende que debía haber un marcado manejo del poder a partir de personajes que gobernaban (caciques), personajes que cumplían con labores rituales y espirituales y especialistas en actividades agrícolas, de caza y pesca, alfarería, orfebrería y construcción de estructuras de vivienda, depósito y enterramiento.
Por otra parte es importante señalar que como lo afirman investigaciones anteriores (García y Rodríguez, 1987), existe una diferenciación entre los materiales encontrados en la zona de la denominada Hoya del Quindío y las zonas limítrofes, ya que hay una marcada serie de variaciones decorativas y formales en el arte alfarero y sus manifestaciones sociales, y que con este tipo de investigaciones empiezan aportar evidencias y diferencias marcadas en los grupos que habitaros la región del Valle Medio del Río Cauca.
Es de importancia resaltar que se debe seguir haciendo un seguimiento espacio-temporal mucho más puntual, para profundizar y establecer una secuencia cronológica más concreta y precisa de estos grupos humanos que habitaron la región del actual departamento del Quindío.