Arrierías 83.

Por: Umberto Senegal.

1.-LA VÍA ESTRECHA

– ¿Tendré que confesárselo al sacerdote?

– No, mamá, él hace lo mismo conmigo y con papá.

– ¿Por la misma parte?

– Y por la boca, mamá, pero no te obligaré.

– Si el sacerdote lo hace…

– ¡Eres tan comprensiva!

– ¡Y tú, mi amor, todo un hombre!

2.-COMERCIANTE                                                     

-Vete a vender helados al infierno.

– ¿Adentro o afuera?

-Vete, algo sucederá cuando vayas hacia allá, cuando llegues o regreses.

– ¿Me los comprarán?

– Lleva un congelador, por cuanto pueda suceder.

3.-LA ODISEA

– ¿Qué hace esa tortuga?

– Ejercicios.

– ¿Para qué?

– Se entrena para cruzar nuestra galaxia.

– ¿Y cuándo saldrá?

– Mañana.

– ¿Solo nuestra galaxia?

– Por el camino pensará en la posibilidad de cruzar otras, si le alcanza el tiempo.

4.-JUGUETES

– No era necesario destruir la muñeca.

– Solo te importan ellas.

– Una simple muñeca, tan inofensiva.

– Y yo, ¿qué he sido para ti?

– Muñecas de trapo, fíjate, de trapo y nada más.

– Te lo advertí, pero no escuchaste.

– Quería que entre los dos la educáramos.

– Nunca me negué a tus fantasías.

– Ninguna fantasía, era una muñeca real.

– ¿Por eso la dejaste interponerse entre nosotros?

– ¡Celoso de tu propia hija!

– Hija-de-trapo.

– Y tú, hijo-de-puta insensible.

– Ambos compramos eso que llamas trapo.

– No era necesario destruirla.

-lNos habríamos quedado con ella, pero comenzaste a llenar la alcoba con muñecas de trapo.

– Lo tuyo fue un crimen.

– Y luego la sala y después la biblioteca y también la cocina.

– En mi corazón siempre hay lugar para ellas.

– Te pasaste de límites con tus muñecas.

– A ti también te gustaban.

– ¿Me gustaban?

– Sí, te excitaban más que a mí porque te masturbabas sobre ellas.

– Las trajiste a mi casa. Nunca tuve muñecas, solo una mascota, un perrito negro llamado Murki y aquella aborrecida mujer lo botó de la casa. Se lo regaló al idiota de su padre.

5.-OTRO ENCANTO MEJOR

-Está lloviendo.

-Sí, llueve mucho.

-En realidad, no llueve, hace viento.

-Viento, sí, bastante viento.

-No hace viento, está nevando.

-Hermosos copos de nieve los que caen.

-Repites cuanto digo.

-Sí, porque no son tus opiniones las que me importan, ni la realidad. Me encanta lo irreal.

6.-MANDAMÁS

– …

– Sí, también deseo repetirlo. En esta ocasión será diferente. Decido yo: solo 50.000 y sin condón, me practicarás sexo oral y te daré también por el culo.

– …

-¡De acuerdo! estaba seguro de tu correcta decisión. Nos veremos mañana a las 10: 00 a.m. ¡Ah, y prométeme no pronunciar la palabra amor!

– …

7.-COMO NOSOTROS DOS

– Señor Gregorio, he descubierto gente como tú, solo en la literatura.

– También yo, he hallado gente como tú en la literatura, señor Franz.

– Deberíamos buscarnos en la realidad.

– Sí, intentémoslo, escudriñemos por ahí.

– En el caso que no me encuentres, te encontraré.

– En el caso que te encuentre, me encontraré.

– Adiós, señor Samsa.

– Adiós, señor Kafka.

8.-VIAJE EN GÓNDOLA

– …

– No temas. Por lo pronto, adorable ninfeta, deja que las ecuaciones corruptas converjan todas hacia la alforja del peregrino. Desconfía de las soluciones que te dictan las voces. Ninguna de ellas es confiable y menos la de Narciso. Todo teorema es vana expectativa de muerte, igual que las ecuaciones diferenciales son caricias indeseadas. Por tu cuenta, mi Lolita, sin esperar nada de Arcontes ni del espectro de Borges, y mucho menos de los poemas de Vladimir, traza tú misma los signos. Calcula la resistencia de tu carne. Todos los caracteres, iniciando por los del alfabeto rúnico. Esparce dentro del eneagrama trazado sobre el agua, pétalos de girasol para facilitar a las cuerdas del arpa su trabajo. Elige tus humedades: sangre, saliva, vino, sudor o tu espesa lubricación.

– …

-No es difícil. Para ti no es difícil, te lo aseguro, provocadora ninfeta. Basta con entreabrir tu boca húmeda. Basta con separar lenta tus piernas. Y no quitarte la camiseta. Basta con extenderte en la cama, bocarriba. O mejor de espaldas, con tu atractivo culo invitándome a todos los excesos. Entre la primera y última de tus cinco humedades, tengo clara mi elección contigo. ¿Algún sonido en particular? No tanto este como el desfile infinito de ceros que pueden originarse en aquella fuga del sentido y del número. ¿Confío en ti, entonces? ¿Te quedarás toda la noche? Podrás irte al amanecer. Sabes que no puedo estar bajo el sol.

 – …

– Lo sabía, muchachita mía.  Pronto vendrá por nosotros la góndola. Me parece tan tierna la relatividad. Tu palidez me excita.

– …

9.-ESA PARTE TUYA

– ¿Vienes tras de mí?

– No, voy tras de tu culo.

– ¡Es lo mismo!

– Claro que no, es solo una parte de ti lo que me interesa, lo demás tuyo me deja indiferente. El resto de mujer que eres, carece de importancia.

10.- ¿QUÉ ERES?

– ¿Eres poeta?

– No lo soy.

– Entonces, ¿eres escritor?

– Tampoco.

– ¿Eres artista?

– No lo soy.

– Tal vez… ¿eres pintor?

– No lo soy.

– Entonces, ¿por qué miras fijo esa flor?

– Soy cazador.

– ¿Eres cazador? No te veo armas.

– Cazo haikus.

– ¿Y ellos se dejan atrapar?

– Sí, cuando me han atrapado primero.

11.- ¿QUIÉN?

– Regrese más tarde y pregunte por la doctora.

– ¿Y cuál es la doctora?

– ¡Yo, soy yo!

– Ah…

Del libro inédito Cuentos dialogados

Calarcá, Quindío, marzo 2024

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