Arrierías 83.
Por: Sara Lucía Ospina Fayad.
A la luz de los sagrados árboles
las civilizaciones guardan historias
que iluminan nuestro paso por la tierra
desde la contemplación
gratitud hacia la naturaleza.
Alabanzas ante la magnificencia
Principio y Fuente de Vida
en permanente evolución.
Obras de arte que
coexisten para conectarnos en
un destello luminiscente de paz.
La tierra impone su magistral manera de resiliencia y fuerza,
para mostrarnos y enseñarnos el valor de su presencia.
Con humilde gratitud escribe la imaginación documentada,
trance de su presencia generadora de vida y sabiduría.
Atentamente, Sara.
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Árbol de Guacarí en San Marcos
En la distancia presiento
los susurros que guardas
bajo la sombra paradisiaca
de tu magistral código de soberanía.
Seduces con encantamientos
en la delirante fantasía
de tu magnanimidad
donde los seres vivos
encuentran consuelo.
Guacarí de San Marcos
templo sagrado
para sublimar el pensamiento
bajo el toldo de tu paraíso
y la voz de tu alma maestra.
Imagino las lianas
que descuelgan desde tus ramas
para sostener
tu corporeidad de niño sabio
bastones fieles
en el suelo fértil
que te sustenta
niño gigante amamantado
con la leche y miel
de la madre tierra.
Alegoría del sueño de Salvador
en su labor de guardián
formador que despierta conciencias
para enraizar con equilibrio
tendido de sombra que da cobijo
y descanso en las jornadas solitarias.
Raíces aéreas desafiando las leyes
de tu composición mágica
majestuosa creación
que nos enseña la pequeñez de la razón
frente al inconmensurable
imperio de la naturaleza.