COLUMNA PALABRA EMPEÑADA.
Hoy en el sector cafetero vivimos muy buenas noticias gracias al excelente precio que la arroba del grano tiene en el mercado nacional. Una inusitada combinación de fuertes heladas en el territorio cafetero brasilero (que no se presentaban desde hace más de 27 años)y que se ve reflejado en la cotización de bolsa de valores de New York, una alta tasa cambiaria, y un excelente reconocimiento de la prima por la calidad del café colombiano, ha hecho que los precios del café se ubiquen en unos muy buenos niveles.
A estos factores se le unen el desabastecimiento internacional del mejor grano en el mundo gracias a la parálisisy congestión por culpa del descarado bloqueo en las carreteras y puertos del país.
Pero quiero aclarar que buenos precios no significa “bonanza cafetera” como muchos despistados quieren hacer ver. Para tener bonanza se deben reunir por lo menos tres condiciones precisas: bajos precios en la producción del grano, excelentes precios en su venta y un alto volumen de producción del mismo.
Si analizamos detenidamente estas tres condiciones, vemos que solo se cumple la relacionada con el precio de venta, que según nos indican las noticias de los conocedores del tema, se sostendrá por lo menos durante dos años.
Esto definitivamente llena de gran ilusión al sector cafetero, que en hora buena ve que su sufrida actividad agrícola se compensa en utilidades frente a otros renglones agrícolas y económicos.
Pero el alza de muchoso todos los productos relacionados con el diario vivir, y con los de los insumos agropecuariosgracias al paro y las protestas violentas, han aumentadoel costo de producción de manera significativa.
Gracias al paro todos los productos de la canasta familiar subieron, y especialmente en las capitales de departamentos. Ejemplos como que el valor de todas las variedades de carneanda por las nubes, pone en evidencia la irresponsabilidad de los promotores de bloqueos, asonadas, asaltosy quemas. Recordar la súplica de la industria para que se pudiera trabajar, haber visto muchos pollitos muriéndose en las carreteras, recordar las canecadas de leche regadas en Cundinamarca y Boyacá, observar el vandalismo generalizado en supermercados y almacenes, pero sobre todo, sentir la angustia al no poder vender nuestros productos perecederos porque unos pocos “tenían que impedir la movilidad y normal desarrollo de las actividades agropecuarias e industriales del país” no tiene explicación lógica.
Hoy pagamos las duras consecuencias de este bandolerismo vivido y notamos que el costo de la vida estáen alza notoria. Los insumos agrícolas hoy tienen un incremento promedio de más de la mitad del precio que se tenía a principio de año……es decir, que no hay felicidad completa.
Prominente la expectativa y futuro inmediato del producto insignia de Colombia: el café: principal generador de trabajo y estabilidad social en el campo, generador de desarrollo en más de 600 municipios del país, generador de riqueza en el comercio, pero ante todo, generador de confianza en un país que debe de recuperar precisamente la confianza en sus instituciones y su gente.