«Ahí viene la recua»
gritan los muchachos,
petacas de sueños
desde el infinito,
siguiendo el camino
Quindiano de Toche,
un paso que un día
transitó Bolívar.
Rompieron montañas
llevando su carga.
bastimento, jotos,
madera y semillas,
por desfiladeros
cruzaron la entraña,
quijotesca hazaña
transportando vida.
Peones y mulada
traen el progreso
el arriero sabe
que carga esperanza.
Arriero descalzo
carguero de oficio,
portador sin miedo
con manos de hierro.
Con su tiple a cuestas,
con el poncho al hombro
cantan las hazañas
de hombres muy valientes.
descargando cuentos
del duende y Cosiaca
de Pedro Rimales
y la «Pata sola”.
Muy de mañanita,
café con panela
mandil y mulera
raboegallo y ruana,
piel curtida y mustia
por el viento en contra,
desde muy temprano
abriendo caminos.
A enjalmar las mulas,
pretal, sudadero,
grupa cincha, lía,
perchero retranca.
Jáquima, angarilla
arretranco, rastra,
baticola, hatillo
Sobernal encima.
Cruzaron cuchillas
desde Salamina
pasaron Llanadas
hasta La sonrisa.
Rompiendo las selvas
Cruzando los ríos,
por Edén pasaron
hasta Agua bonita.
Dicen qué en Turegas
bajaron madera,
trayendo esperanza
sembrando futuro.
Suben a San Félix,
Y también a Aguadas
pero antes cruzaron
también por Boquía.
Desde el Viejo Caldas,
luego hasta el Tolima,
pasó la mulada
de Gabriel Mejía.
Salieron con ansias
desde Pensilvania
dejando en los pueblos
todos los pedidos.
Traen telas, zunchos,
de café y panela,
también, chocolate,
tabaco escondido.
Me dice el sangrero
que llovió en el viaje
ni con bayetones
calmaron el frío.
Vienen con sus yeguas,
bueyes y potrancas,
espero anhelando
esa gran noticia.
Después de unos meses
sueño con que diga,
si tengo respuesta
de aquella misiva,
Vienen los arrieros
y con ellos viene
la carta de aquel
que espero y que amo.