Recuerdos van y vienen. Cuando un amigo se va, se siente esa ausencia y como dice la canción “…queda un espacio vacío…”. El 25 de enero, había partido Jorge Eliecer Orozco Dávila. Y el sábado 27 de febrero, el más, más de la música de los 60 y 70, Evelio Ocampo Zapata.
Evelio, un amigo a quien las “pavitas” escuchaban y se enloquecían, porque era una voz suave, romántica y melódica. Sus programas juveniles eran muy escuchados en la región, pues la música era la mejor de la época.

Escuchábamos a Palito Ortega, César Costa, Leo Dan, Sandro y los grupos como los Yetis y los regionales en los cuales estaban Ricardo Valenzuela, Libaniel Marulanda. Los Boy Stars con Gilberto Valencia, Javier Duque, Barlaham Aguirre, Edgar Gallego…
También era promotor de artistas y nadie mejor que Álvaro Román, a quien impulsó en el mejor momento del club del clan.
Tuve la oportunidad de conocer a Evelio en Radio Estrella. Hace rato, demasiado. Sabía mucho de música. Además, su buen humor lo distinguía siempre.
Nunca supe de qué se alimentaba Evelio, pues siempre fue flaquito. Su vestimenta era a la moda. No cambiaba. Era su particularidad.
Conocí su sala de grabación cuando vivía en los bloques de los periodistas por el Bosque. Allí, en el segundo piso, vivía José Nelson González, “el ñato”, otra gran voz que se fue en el 2013.
Hasta hace poco, seguía en su labor con la música. Recuerdo que, a finales de enero, me llamó para que le ayudara a buscar a alguien que le coordinara su página web. Le di el contacto y estuvo de acuerdo con ella.
En estos días, Jessica Montoya estaba a cargo de organizar su página web, porque deseaba que todos estuviesen al tanto de la música que siempre amó.
Mantenía contacto permanente con Álvaro Román su primer consentido. Prueba de ello, el lunes 15 de febrero, me envió la última grabación que había hecho Román en Chile, país donde reside.
Evelio había viajado mucho. Estuvo en Panamá, Perú, Chile y en Argentina donde hizo radio y “otras cositas”, como ayuda espiritual, según me dijo muchas veces.
Conversábamos mucho sobre sus proyectos, sus ideas, quería hacer más locuras de las que hasta ahora había logrado, pues tenía las capacidades para hacerlo. Sin embargo, el tiempo no le alcanzó.
Evelio descansa en paz y ahora, creo que ya estamos en sala de espera o como me dijo un amigo, en zona de despegue…