- Nuestros colonos fundadores
- Nuestros pioneros
- Evocando las fondas camineras
- Caicedonia, Valle: mi pueblo y su historia.
- Caicedonia, el mejor vividero del mundo
- Realismo mágico
- Remembranzas
- Un tesoro expuesto
- Ricura gastronómica
- Caicedonia en la noche
- Turismo en Caicedonia
- Una mirada al futuro de Caicedonia
- Un municipio de encanto en el norte del valle
- Pasado de una Institución
- El balance de un buen café
- “El desarrollo a escala humana, una perspectiva para Caicedonia” en sus 111 años de fundación
- Paisaje cultural cafetero, ¿en riesgo?
- Recreando Sueños
- Un recuerdo para el recuerdo
- Efecto cambio climático en nuestros municipios
- Paisajeando
- Desde las niguas hasta los puentes caídos o cerrados de Caicedonia
- Teatro Aladino, en espectáculos lo mejor…
- Poetas Caicedonitas evocando a Caicedonia
- De Burdeles, Cantinas y Cafés en Caicedonia
- Tributo a los escritores de Caicedonia
- Los viajes de Coja
- Se hace camino al andar…
Nuestros colonos fundadores
“…Porque esto es Caicedonia: un “DORADO” perseguido. Una forja de titanes atraídos desde la vieja Antioquia por el grito húmedo de una tierra doncella. Un surco en donde la mano del hombre puso la semilla mientras la fe del labriego remontaba sus pupilas hacia el azul infinito de los cielos cristianos” Oscar Piedrahita González
Con esta bella oración – parte de la nota introductoria a la monografía de Caicedonia-, en donde, además de nuestro bien recordado poeta y escritor, participaron hombres cívicos de gran talla e hidalguía como el periodista Rogers Ríos, don César A Ríos y el empresario y emblema del amor por esta tierra, don Luis Ernesto Arbeláez, se inicia un trabajo de recopilación de gran parte de la historia de la llamada Centinela del Valle.
Siempre hemos sostenido que la gesta de colonización antioqueña desde comienzos del siglo 19 hasta los albores del siglo 20, ha sido uno de los movimientos masivos más grandes y de más importancia económica en la historia de la humanidad. Miles de seres humanos huyendo de las guerras internas en Colombia, de la pobreza; buscando un futuro para sus grandes y empobrecidas familias, por décadas fueron avanzando desde la Antioquia ancestral hacia el sur, hacia tierras de promisión donde, luego de romper montaña y aposentarse, creían tener un futuro.
Analistas, historiadores, sociólogos y/o especuladores de la palabra con criterios de poseedores de la verdad absoluta, han querido negar la evidencia real de los héroes o verdaderos titanes de semejante gesta colonizadora. Algunos -pocos, por supuesto-, niegan que los líderes hayan sido única y exclusivamente antioqueños y que, por el contrario, en ella participaron colonos de otras regiones del país: caucanos, cundinamarqueses, santandereanos, tolimenses, es decir, que la proeza fue de un colectivo nacional.
Lo que no aclaran quienes esto aseveran, es que la gesta de colonización antioqueña tiene dos o tres fases: la primera es la de los pioneros colonizadores; la segunda, una oleada de familias, comerciantes, aventureros y demás que fueron llegando décadas después del asentamiento de estas primeras familias y una tercera, el bloque de asentamiento masivo donde confluyen colombianos de muchas partes del país.
En la segunda y tercera, ya había cierta minoría de otras regiones del país que fueron aportando sus costumbres, sus anhelos y su capacidad de trabajo a esas pequeñas comunidades poblacionales de asentamiento definitivo e inicial.
Cuando estuve haciendo el trabajo de campo mi para obra literaria de ficción histórica P´ARRIBA ES P´ALLÁ, tuve la oportunidad de visitar Rionegro, Abejorral, Salamina y otros pueblos de Caldas y allí pude revisar archivos, actas, relatos históricos, anécdotas y cuentos de los antiguos pobladores de estos municipios de profundo arraigo antioqueño.Uno de los escritos más completos sobre todo ese gran proceso de asentamiento hacia el sur de Colombia pertenece a Guillermo Duque Botero (1).
Las famosas concesiones, otorgamiento de grandes extensiones de tierra dadas por la corona o los gobiernos luego de la independencia, marcaron una etapa de violencia, violaciones de derechos, asesinatos, desplazamientos que, aún en estas circunstancias, no impidieron el deseo de colonos pioneros y luego colonos de asentamiento definitivo para lograr un espacio donde cultivar la tierra y levantar sus empobrecidas familias. Hay constancias de sicarios y hombres armados al servicio de encomenderos y dueños de tierras otorgadas por el poder. Concesiones como la Villegas, Aranzazu, y la concesión Burila, las dos primeras de exclusividad del poder político antioqueño y la Burila, una unión de poderosos del Cauca, Valle y Manizaleños con fuerte ascendencia antioqueña.
En el caso de la poderosa concesión Aranzazu, la historia de uno de esos pioneros, Fermín López Buitrago, líder comunitario y uno de los fundadores de Salamina, Santa Rosa de Cabal y explorador de las riveras del Río Otún, se narra en la obra de Duque Botero y en una historia novelada o novela histórica -como la llama su autor-, ha sido relatada en El Último Encomendero (2). Gallego Valencia, economista de la universidad Nacional, historiador y hombre de letras con fuerte arraigo familiar en el departamento del Quindío.
Nuestros pioneros
Don Marco Emilio Ocampo
San Rafael es un pequeño municipio situado al oriente del departamento de Antioquia que nació e hizo parte de las concesiones mineras otorgadas a personajes de la política, militares y/o poderosas empresas extranjeras que explotaron grandes extensiones de tierra y, por supuesto, que se convirtieron en dueños de tierra y vidas, esto es, todo lo que se encontrase dentro de los grandes territorios otorgados por gobiernos de turno durante casi todo el siglo XIX. (1)
Aunque aparece en la vida política de la Antioquia grande en 1864, sólo hasta 1871 se reconoció como municipio cuando en Colombia había gran inestabilidad social y política en medio de guerras civiles, hambrunas y miseria, condiciones de vida que obligó al desplazamiento de miles de seres humanos con sus familias y sus pequeños bienes en medio de las dificultades de terrenos selváticos o montañosos que, según el decir popular, eran las tierras de promisión.
Como tierra minera, los dueños de la concesión de la cual el pequeño caserío San Rafael hacía parte, utilizaron mano de obra negra para la explotación de las ricas vetas de oro que había en Antioquia. Importante recordar que en 1861 se dio en nuestro país la liberación de esclavos, hecho que facilitó la consecución de mano de obra barata para la explotación minera. (2)
En ese pequeño poblado nació don Marco Emilio Ocampo, patriarca y tronco principal de una saga familiar con mucha historia en la fundación y desarrollo del municipio de Caicedonia, punto geográfico que pertenecía a otra Concesión denominada Burila a la cual llegó nuestro personaje en 1902. Como muchos antioqueños, huía del hambre y la pobreza de su Antioquia ancestral buscando una tierra para labrar y asegurarle un futuro a sus hermanos quienes llegaron poco después del establecimiento de don Marco Emilio en un fundo que abrió a punta de hacha y machete. Apenas tenía 35 años.
La historia de este pionero es casi la misma de miles de seres humanos y familias que buscaban un futuro mejor. Se desplazó por etapas, siempre buscando la zona más allá del rio Otún, donde tenía referencias de una pequeña y floreciente ciudad fundada el 14 de octubre de 1889: Armenia.
Se decía en aquella época de un extenso territorio perteneciente a la concesión Burila, con dominio de ricos personajes caucanos y del Valle y con administración en la ciudad de Manizales que no ejercía tanta presión sobre el territorio, estaba dando facilidades para el establecimiento de colonos agricultores. Allí llega nuestro personaje en 1902 para Iniciar una nueva vida, más segura, con más futuro que la que había en tierra de sus ancestros, su añorada Antioquia. Más tarde llegarían sus hermanos, Abel y Antonio, avezados arrieros quienes acompañaron a su hermano en la adecuación de uno de los fundos más productivos y con una bella vista sobre los bellos territorios del Quindío donde, desde lo alto, don Marco Emilio oteaba la belleza de la naturaleza de esa región cercana a su finca y añorando, quizá, su familia, sus raíces, su pueblo San Rafael.
Era un hombre tímido, reflexivo, circunspecto, siempre meditando con un cigarro en la boca del cual hizo su habitual compañero. Rígido en su empeño de lograr sus metas como agricultor, hizo de su vida, casi monástica, una forma de servicio a los demás. Extrañamente, siendo pionero, no aparece en las actas de fundación, aunque siempre era citado por sus compañeros colonos entre quienes se recuerda a Lucas Albarán, Joaquín Parra, don Zenón Baena, Paulino Henao, Jesús María Ramírez, entre otros.
Ya había organizado un poco su finca y regresa al pequeño municipio de Armenia donde se casa con Rosa con la cual se viene a Caicedonia y es esta matrona uno de los puntos de apoyo más importantes para continuar su labor como labriego en su finca donde criaba mulas, tenía ganado, sembró caña. Los primeros pobladores siempre recuerdan a la señora Rosa ordeñando sus vacas en el amplio solar de la casona en pleno centro del pueblo.
Del matrimonio nacieron sus hijos Pablo Emilio, Erasmo, Marco Tulio, Raúl, Otilia y Pureza quienes se convirtieron en personajes que seguían la ruta trazada por su padre: trabajar el campo, ser solidarios y defender a ultranza la tierra y el entorno familiar.
Dos de sus nietos -el primero que tuvo en su descendencia-, Marco Emilio Ocampo, médico, hijo de Marco Tulio y Leonisa Restrepo y Rodrigo hijo de Pureza y don Ramón Herrera lo recuerdan llevando, cada ocho días mercado a sus hijos pues siempre estuvo atento a que nada les faltara y cada quince días sacaba mercados a la plaza principal para repartir entre los más necesitados del pueblo. Su férrea fe religiosa lo llevó a contribuir con la construcción del templo al cual asistía religiosamente cada ocho días o cuando necesitaba un apoyo para sus necesidades espirituales. Los donativos para su iglesia en Caicedonia eran constantes. En días de navidad era el centro de las miradas por la solidaridad con sus regalos y por sus mercados para los pobres, acciones que fueron parte fundamental de su vida.
Fallece en Caicedonia en 1951 a la edad de 85 años y sus exequias se convirtieron en actos de tristeza y recuerdo de todos sus actos humanitarios. Don Marco Emilio Ocampo, el pionero, dejó para la historia de nuestro pueblo un recuerdo inolvidable. Un personaje, un patriarca para no olvidar jamás.
- Una de las primeras concesiones mineras en manos de capital extranjero, Inglaterra, fue la Frontino and Bolivia Company creada en 1852 que luego se convirtió en la Frontino Gold Mines, dedicada a la explotación de oro en el nordeste antioqueño. La mano de obra, por supuesto, la más pobre y vulnerable de la Antioquia ancestral. La miseria de muchos de estos trabajadores fue una de las causas del desplazamiento de colonos antioqueños a lo largo de la geografía nacional, especialmente a lo que hoy se denomina Eje Cafetero. Ver El 0Espectador, diciembre 4 de 2022, página 4.
- Melo, Orlando. Historia Mínima de Colombia, editorial Turner Publicaciones, Colombia 2017. Página 122
Evocando las fondas camineras
En uno de los tantos y muy buenos escritos con los que nos ha deleitado nuestro ilustre fotógrafo, periodista y poeta caicedonita Manuel Tiberio Bermúdez, evocando viejos tiempos se preguntaba: ¿Qué se hicieron las fondas camineras? Y, ese nostálgico interrogante me llevó a profundizar un poco en el significado e importancia que estas fondas tuvieron en nuestro país y especialmente, en la historia y desarrollo de un municipio que como el de Caicedonia, que se cansó de ser pueblo, se antojó de convertirse en ciudad y hoy avanza rápidamente por las vías del progreso, al encuentro con la modernidad.
Consultando sobre este tema en sus antecedentes, encontré que desde la época de la conquista, los cargueros indios y después los esclavos negros, fueron los que a su espalda cargaban en largas distancias los elementos que los españoles les obligaban a trasladar en extenuantes jornadas, por caminos agrestes que apenas se estaban abriendo, atravesando las altas montañas andinas. Durante las guerras de la independencia en épocas de Bolívar y Santander, los cargueros indios y mestizos ejercieron también un gran papel al ayudar a ganar batallas cumpliendo su noble y ardua labor de proveer a los soldados criollos en cada campamento, con los alimentos y armas que necesitaban para librar las cruentas batallas contra los enemigos españoles.
Fue así como con los rudos cargueros indígenas, mestizos y negros, surgieron las posadas desde los primeros años de la república, a lo largo de los rústicos caminos de la patria aún en construcción, como el camino del Quindío construido con presidiarios, y que fue en el siglo XIX el paso más importante de comunicación del occidente colombiano con la capital del país, era territorio clave para el desplazamiento de tropas, elementos de guerra y correo; lo recorrió Humboldt a pie en octubre de 1801, seguido de doce bueyes que llevaban sus colecciones de plantas e instrumentos para la observación. Las primeras posadas, eran ranchos de paja improvisados por los mismos cargueros y caminantes, en los cuales descansaban para ajustar las cargas, contar las mulas y bueyes, descargarlos entrada la tarde al final de la jornada. La posada, era también un lugar en donde los viajeros encontraban un techo bajo el cual podían abrigarse y cocinar, aprovechando las provisiones que llevaban y resguardarse de la lluvia y de los fuertes vientos y las heladas.
Más adelante, tal como lo señala Rafael Alonso Mayo en “La historia de Antioquia a lomo de mula”,iniciados los procesos de colonización en Colombia especialmente la antioqueña, para reemplazar al “carguero de las guerras”, apareció el oficio de “los cargueros o silleteros que eran gentes de ruana, carriel y alpargatas que no temían a barriales y pantaneros y quienes fueron, hasta bien entrado el siglo XIX, los que cumplieron la importante función económica y social comola única modalidad de transporte y de carga que venció las montañas colombianas. El oficio de arrieros con carga a lomo de mula o de bueyes, entraría a reemplazarlos, una vez mejoró la condición de los caminos” *
Con los cargueros, silleteros y arrieros, surgió a su vez la fonda caminera, tradicional sitio de permanencia que emprendedores colonos “ levantaban a la vera de los caminos de herradura, en las que se vendían el guarapo o el aguardiente, los víveres y golosinas y siempre hubo dispuesta una cama dura para pasar la noche; guardando la carga, un corral arreglado para que las bestias pudieran pernoctar y el alimento que estas necesitaban (pasto, caña y melaza) para continuar el trayecto, tras el descanso. En las horas de ocio, los arrieros se dedicaban a cantar las trovas pulsando tiples, a contar historias de fantasmas y aparecidos o a enamorar las mujeres de la región”.*
Las fondas camineras, además del aporte que representaron a la economía campesina, fueron pioneras del comercio, como también lo fueron las tiendas de los pueblos de las que aún quedan las pocas que logran sobrevivir en los barrios populares, ya que la mayoría han sido absorbidas por los supermercados, los centros comerciales y las “modernas tiendas” de grandes superficies. Dichas fondas, como las tiendas del vecindario, tuvieron gran importancia y un alto significado tanto en la economía nacional como en la cultura regional ya que contribuyeron a construir identidad y tejido social dejando huella en el reconocimiento del territorio y de los usos, creencias y costumbres de nuestros ancestros campesinos.
Las fondas de Caicedonia también cumplieron ese gran papel y hablando con personas mayores que aun dan testimonio de la época que les tocó vivir, recuerdan con añoranza las fondas que existieron en la vía a Burila, en San Gerardo y en Aures, entre ellas la famosa del Gato negro; así mismo las que existieron en las vías a la Suiza, el Crucero, el frontino y la de Samaria. Por Montegrande y la Castalia, por la camelia y limones, en la vía a Sevilla, y por la vía actual al alambrado, ruta de la antigua estación del tren. Se recuerda igualmente las pequeñas fondas en las vías de Río Lejos por la que pasaron las mulas que cargaban la madera para el ferrocarril y la de Barragán que aún sobrevive al paso del tiempo como fiel testigo del acontecer interdepartamental de Quindío y Valle, con la serena complicidad del río Barragán y/o La Vieja.
En las antiguas entradas al pueblo, por “la calle del recreo” se recuerda con nostalgia la tienda-fonda “Luna Park”, de don Luis Piedrahita y, en la entrada por la camelia y el actual barrio Lleras, por el camino por donde entraron las campanas de la Iglesia a lomo de mula pasando por el cementerio, hay quienes recuerdan también con nostalgia y cierto humor negro , la fonda-tienda que se llamaba “el final”, que tenía una ubicación un tanto macabra por su cercanía al cementerio y al sitio en el que en esa época, funcionaba el anfiteatro, en donde según cuentan, algunos feligreses se tomaban el aguardiente o la cerveza, unos para celebrar la despedida y otros para calmar la pena por la pérdida de un ser en especial, recién pasaba el entierro.
Y nos dice Manuel Tiberio en su escrito como nostálgica sentencia: “Ya no quedan muchas fondas amables y llenas de sabor añejo. En las fondas del ayer, los «estantes» o «entrepaños», estaban siempre llenos; más allá, en un sitial de privilegio, la vitrola junto a los discos de 78 r.p.m. – la pasta con las canciones viejitas, con aquellas melodías llama – recuerdos -. Los taburetes de baqueta, la lámpara (caperuza) Coleman, la guitarra amiguera colgada y a la vista, presta para la mano sabiamente evocadora. En un rincón más alejado, la enjalma olorosa a caminos desandados y detrás del mostrador el cantinero amable que conocía a todos y que maliciosamente «sonaba» el disco que aligeraba el alma y el bolsillo de los que por allí arrimaban”.
Luis Carlos González, oriundo de Pereira y uno de los mejores compositores de la música colombiana, en su bambuco“Las fondas camineras” , nos dejó también esta semblanza:
“Sobre el pecho del camino/ que muerde polvo y cansancio/ es la fonda bisabuela/ que bosteza su retardo,/ quieto espolín desprendido/ de recio tropel de cascos/ que pasó rompiendo estrellas/ fatigados por el diablo.”
Y sigue el poeta mayor con su canto de nostalgia:
“Huellas rotas de herraduras/ tolda limpia, grito largo,/gallardo sudor labriego/ aguardiente, tiple y dados,/ sobre el terrón de mi patria/ son las fondas, ya sin cantos/ adiós de gloria viajera/ sobre relojes descalzos.”
Hoy, en estos tiempos “modernos”, tan solo nos queda el rumor de los versos del maestro Luis Carlos y el recuerdo que destilan sus bambucos y queda también la pregunta de Manuel Tiberio que Él mismo termina por responder con cierta tristeza diciendo: “Ya… no quedan esas «fondas» a la vera de los caminos de herradura,…, “Se fueron las fondas camineras con olor a nostalgia y gente buena.”…fueron borradas del paisaje por el inevitable progreso”,*
Caicedonia, Valle: mi pueblo y su historia.
Después de la fundación de Caicedonia, año 1.910, la Empresa Burila, que tenía su sede principal en la ciudad de Manizales, nombró, como representante, en la naciente población un juez poblador al cual le encomendaban, entre todas sus tareas, la de repartir los solares (lotes para construir viviendas), esto lo hacía mediante un título provisional, (un recibo con membrete de la Empresa Burila), en el que constaba el número del solar, la manzana en donde estaba ubicado y para esa época la cantidad de varas de frente y centro.
Por lo regular estos solares tenían 22 y ½ varas de frente por 45 de centro. Cuando el Juez poblador entregaba un solar había una condición: que la persona que lo recibía tenía seis meses para que construyera en el predio, mínimo un rancho (casa) en guadua y si lo hacía cumpliendo este plazo, el título provisional se lo cambiaban por una escritura pública.
Cuando la persona no había podido construir un rancho en el solar, el título provisional lo podía traspasar con el visto bueno del Juez poblador y una aceptación escrita de este o del Gerente de la Empresa Burila.
En el año de 1.913,
Caicedonia pertenecía al Circulo Notarial de Zarzal. El Juez Poblador era el señor Marco A Castillo y para el año 1.922 y siguientes (no hay el dato exacto hasta cuándo) el Juez Poblador fue el señor, Feliz Antonio Villa González. Padre del respetado y amabilísimo señor Jesús Alberto Villa Vélez (q.e.p.d) y abuelo del amigo Félix Alberto Villa Rojas.
Más adelante cuando el Ingeniero Julián Arango, enviado desde Manizales por el gerente de le Empresa Burila Doctor Daniel Gutiérrez y Arango, para que hiciera el Plano Topográfico de la futura ciudad de Caicedonia Valle, al terminarlo dejo trazado en él, nueve (9) futuras plazas llamadas así:
Plaza del Centenario.
Plaza de Caicedo.
Plaza de Bolívar.
Plaza de Berrio.
Plaza de Arboleda.
Plaza de la Concordia.
Plaza de Burila.
Plaza de la independencia.
Plaza de la Constitución.
Caicedonia, el mejor vividero del mundo
Sin lugar a dudas la historia de Caicedonia está marcada también por las colonias de paisanos que un día partieron en busca de mejores oportunidades para ellos y sus familias y se llevaron en su corazón el amor hacia la tierra en donde tienen los recuerdos de infancia y juventud.
No importa en donde se encuentren nuestros paisanos si en una gran ciudad cosmopolita o en un pequeño pueblo de algún lugar del mundo, su corazón y sus recuerdos siempre estarán ligados a ese nombre que fácilmente se dice con ternura: Caicedonia.
Hay colonias en Estados Unidos, en Armenia, en Francia, Bogotá, en Israel, en Manizales, en Londres, en Cali, en fin, donde se encuentren dos caicedonitas, sin mucho esfuerzo y con gran entusiasmo, armaran una Colonia para añorar, en compañía, la tierra que se quedó prendida a esa paleta de verdes que son nuestras montañas con aroma a café florecido.
Las colonias son la patria chica que camina el mundo. Son el recuerdo de un pueblo que siempre empacamos en el alma cuando emprendemos el viaje del exilio a voluntad. Caicedonia es un pueblo que conoce muchos otros en boca de sus nativos. A qué parte de la tierra no habrá ido nuestro pueblo disfrazado de andariego. Si hasta en la Antártida estuvo jugando a la ciencia.
Las colonias y los paisanos que caminan el planeta, son la muestra de un amor que no acaba por una tierra siempre en recuerdo, y razón tienen los paisanos para definir su pedazo de tierra. Cuando a un Caicedonense se le pregunta de dónde es, responde con orgullo: de Caicedonia, el mejor vividero del mundo y sus alrededores…y es que tienen razón.
Realismo mágico
Era un día soleado, brillante. En horas matutinas, grandes bandadas de aves bajaban por la ladera de la montaña haciendo malabares y cambiando de rumbo en virajes extraordinarios con dirección al hermoso pueblo cafetero en el norte del Valle del Cauca: loros, azulejos, vistosos barranqueros, canarios y otras aves de bellos plumajes en un entorno montañoso de excelente producción cafetera. Generalmente partían del pequeño bosque natural húmedo con nacimiento de agua en el predio rural llamado El Cedral que desde lustros atrás había adquirido en comerciante y empresario nacido en Génova, antiguo Caldas y hoy Quindío, Francisco Emilio Yepes Zuluaga.
En el imaginario popular del pueblo rondaba una idea que se fue transformando en una realidad de tanto repetirse: en esa finca ocurrían cosas extrañas -desde mucho antes de su adquisición por parte de don Emilio- que obligaban a sus administradores, trabajadores permanentes o cosecheros trashumantes a rezar, utilizar riegos con agua bendita y a poner en puntos estratégicos escapularios, imágenes de santos, pencas de sábila para la buena suerte.
De hecho, el rezo del rosario era obligatorio en ese sitio extraño y lleno de leyenda. Para sus habituales moradores, los sustos en algunas noches eran constantes: puertas que se cerraban abruptamente, objetos que aparecían en sitios no habituales, risas, aullidos, mesas que se movían solas; la asustada familia y algunos trabajadores salían abruptamente de las habitaciones con escopeta en la mano al sentir que la elva, donde secaban café, se movía sobre los rieles sin que nadie la impulsara.
Los agregados, en la casa principal de hermosa arquitectura de colonización antioqueña, se acostaban temprano después de rezar orar, echarse encima agua bendita y encomendarse al Santísimo para su protección de los duendes o demonios que supuestamente allí moraban. ¿Había en el sector algún entierro indígena o joyas ocultas de sus antiguos dueños? No había respuesta. Una vez invitaron al cura del pueblo para que hiciera una misa y sacará los espíritus chocarreros que los atormentaba. Nada. Eventualmente los duendes o espíritus hacían sentir su presencia en la casa.
Cuando la hija mayor del matrimonio administrador hizo la primera comunión, don Emilio le regaló unos aretes de oro y la niña empezó a guardarlos en un cofrecito en el pequeño armario donde los hermanitos guardaban sus cosas personales.
Cierto día cuando la familia, excepto la niña, se encontraba en el comedor, escucharon gritos desesperados que enmudeció el bullicio de padres hablando y niños jugando alrededor de la mesa
- Mamá, papá, desaparecieron mis aretes. ¿Quién los cogió sin mi permiso?
Silencio total. La familia se miraba extrañada. Los niños habían recibido la enseñanza de no tomar lo que no les pertenecía. Nadie respondía.
La familia en pleno inicio la búsqueda de los aretes y no dejaron espacio, sitio, lugar sin revisar donde podría haberlos dejado en un olvido la niña.
- Mamá usted sabe que siempre las guardo en el cofrecito y sólo los saco los domingos o feriados cuando vamos al pueblo. Alguien los cogió y no fui yo. ¡Se los juro!- La chica lloraba desconsoladamente-.
- Es extraño que esto ocurra porque ni siquiera el patrón entra a las alcobas cuando viene a la finca y los trabajadores, pues menos. ¿Serán los espíritus o duendes que los cogieron? –se preguntaba el anonadado señor.
Los familiares del administrador le sugirieron llamar a Bogotá a un Medium famoso que desde la distancia y por teléfono, hacía rezos y orientaba a quienes les hacían las consultas. Para ello se comunicaron con un tío del administrador residente en la capital y luego de dar toda la información pertinente, pagar los costos profesionales del Medium, acudieron a la telefónica del pueblo en fecha fijada para recibir la orientación. Luego de saludos y explicaciones, les dijo el extraño personaje:
- Vayan hasta la esquina donde hay un pequeño armario y los niños guardan sus útiles de estudio, levanten una pequeña repisa que hay sobre los libros. Los aretes están allí.
El desconfiado campesino regresó con algunos de sus amigos a la finca, hizo lo ordenado por el fantasmagórico personaje bogotano y, efectivamente, allí estaban los aretes. Alguien, no de la familia, había sacado los había del cofre depositándolos en aquel inusual lugar.
Esta historia de no creer, con ese realismo mágico tan frecuente en nuestro país, tuvo un suceso realmente exótico, extraño y, a su vez, extraordinario cuarenta años después. De hecho, los movimientos de sillas, ruidos, risas y demás actos sobrenaturales, continuaron siendo la cotidianidad del predio.
Décadas después de lo sucedido con los aretes, don Emilio falleció en un lamentable accidente en carretera. Sus hijos continuaron el legado económico de su padre administrando predios y comercializando café, actividad profesional que don Emilio desempeño por muchos años en Caicedonia. Diego Fernando, su segundo hijo, estaba en el Cedral, la finca de los espantos y los duendes. Y ese día soleado, de tanto calor como se describe al iniciar este cuento, los trabajadores se aprestaban a reiniciar sus labores de recolección de café cuando en fracciones de segundos, una nube negra oscureció parcialmente la finca. Empezó a llover sangre. Atónitos, trabajadores, agregado y Diego Fernando hincaron sus rodillas, cerraron sus ojos y empezaron a rezar a grito tendido. Unos lloraban, otros gemían y otros gritaban
- Dios mío, perdona nuestros pecados, sálvanos Señor de la Misericordia.
- Este es un castigo divino por todos los muertos que han sido asesinados en toda esta cordillera. – decían otros.
Mientras rezaban pequeños trozos de carne y sangre caían sobre el cafetal y algunos de los trabajadores. El fenómeno duró segundos, que parecieron horas para los afectados. La señora del patiero se desmayó y las lágrimas, gritos y súplicas de perdón y misericordia eran expresados en forma lastimera por todos.
Una vez pasó el extraño suceso, algunos trabajadores salieron despavoridos hacia el pueblo donde contaron la historia, y los habitantes del pequeño poblado se encargaron de regar como pólvora los sucesos. Unos decían que era el fin del mundo, que los 4 jinetes del apocalipsis, especialmente la muerte, empezaban a hacer presencia en nuestro pueblo profundamente creyente, católico. Decían que esto era una premonición de lo que se venía: Dios castigaba al planeta por nuestros pecados y nos haría desaparecer hacia el infinito. La noticia se volvió local, regional y nacional.
Mientras algunos animales de la finca se comían restos diseminados en amplio espacio, Diego Fernando tomó unas muestras de carne y sangre para su análisis. A la semana siguiente ya había un diagnóstico: no era sangre ni carne humana sino bovina. Nuestro amigo no hallaba explicación lógica. A mediodía, en medio del sofocante calor no volaban aves sobre el predio cuando el irracional suceso, ni pasó algún avión, ¿entonces? ¿Carne bovina?, más extraño aún. Las vacas no vuelan.
Con la noticia extraña,la finca fue abordada días después por camarógrafos y periodistas llegados del Valle, Caldas y, por supuesto, de la capital del país quienes indagaban por los hechos. Los periodistas especulaban aduciendo que el dueño quería generar una historia para vender el predio; que la fantasía de algunos era la manera directa de hacer conocer un pequeño poblado, gran productor de café, donde la violencia hacía estragos; otros decían que los aterrorizados vecinos tenían razón, en fin, el suceso se convertía en una noticia nacional.
La narrativa fantástica del hecho fue quedando un poco en el olvido y el Cedral, como título registrado de la finca, pasó a ser El Espanto, un esplendoroso sitio predios -en medio de la ladera de montaña-, con un bosque de fantasía, de gran riqueza ecológica porsu nacimiento de agua, árboles nativos, aves de vistosos colores y pequeños mamíferos que tomaron esta pequeña reserva como su hábitat.
Sin duda alguna, Emilio, el páter familias, sabía de esta maravilla y legó a sus hijos la defensa de esta pequeña finca en las estribaciones de la cordillera central, a escasos 30 minutos del pueblo.
Caicedonia, con sus historias, su riqueza, la creatividad de sus gentes y la forma desenfadada y chistosa de ver la vida, tiene su propio realismo mágico.
Remembranzas
Cuando recorro hoy las calles de mi querida ciudad, Caicedonia, vienen a mi mente recuerdos de antaño, especialmente los días sábados. Las personas se movían a pie, a caballo o en los inigualables jeep Wyllis. Era una ciudad muy compenetrada con el campo y sus productos, y el empleo de campesinos. El transporte dependía de la producción cafetera y los trapiches paneleros, y en menor escala, frutas, plátano y banano y otro ítem: la ganadería en pequeña escala que se hacía, al mismo tiempo, con la explotación agrícola.
La más grande movilización se daba los días sábado cuando llegaban equinos, especialmente mulas, transportando café; y las mulitas mecánicas transportando insumos, productos y, por supuesto, campesinos.
Cuando las mujeres se movilizaban a caballo utilizaban una montura que tenía un cacho que permitía el cruce de piernas. Era bello el espectáculo visual de nuestras amazonas campesinas bajando y subiendo de los predios agrícolas aledaños a nuestro pueblo.
Sábados de bullicio en bares y cantinas donde se escuchaban rancheras, tangos, milongas, música triste, de despecho. Si eran víspera de los días de la madre, sábado y domingo, las melodías dedicadas al ser más querido, sonaban en tocadiscos y rockolas sin cesar.
El comercio mayor se hacía en toldos dispuestos en donde es hoy la galería. Expendios famosos de conocidos del pueblo donde se comercializaba carne, verduras, granos, frituras y otras mercancías básicas para el diario vivir del pueblo, del campesino. Eran los días precisos para la llegada de brujos, culebreros con sus curas milagrosas para el amo, ungüentos para la rubeola, la sarna, la tiña; menjunjes o pócimas para los riñones y algunas otras cosas más que reemplazaban lo que hoy llamamos viagra o para aliviar a niños que se orinaban en la cama. Allí, al final de la función aparecía la infaltable “margarita”, pequeña serpiente guardada en una caja de madera que los palabreros sacudían a menudo para mantener la atención de su público, mientras el “peligroso” reptil seguramente dormía en forma plácida.
En este lugar nos quedábamos alelados esperando la aparición de “margarita” mientras en casa nos esperaban con el mandado urgente y con una correa que llamábamos “margarita” porque nos demorábamos con los mandados que nuestros mayores nos pedían hacer. Fueron muchos los chancletazos y fuetazos que recibimos por culpa de los famosos culebreros. Generalmente, y al lado de los culebreros y sana todo, estaba el señor con el lorito que “adivinaba” nuestra suerte sacando un pequeño papel de colores con un mensaje; boletas de la suerte, números ganadores. Allí era habitual ver a la famosa “Pacha Horqueta”, personaje muy representativo que conocía al dedillo a todos los habitantes del pequeño poblado, sabía sus necesidades, las últimas noticias, quién había muerto y aprovechaba para vender boletas con rifas de objetos o dinero. Por supuesto, no existía el negocio del chance.
En el mismo sector estaban los fotógrafos que hacían su agosto con fotos para el recuerdo, los pasa vistas o un pequeño aparato donde aparecía la foto en blanco y negro del personaje que se quería visualizar constantemente. Todo esto era un espectáculo.
Cuando íbamos a la plaza de mercado con nuestros mayores, generalmente nuestra mamá, llevábamos canastos para cargar el mercado o había personajes desharrapados pero buenas personas que prestaban el servicio de llevada de los mercados que en aquella época se hacía, les decían los llevo-llevo con grandes canastos a la espalda y una cincha o correa que se ponían en la frente. El desayuno era con hígado, chunchurria, chicharrón, bofe, arepa y gran taza de chocolate. Muchas veces los carniceros o expendedores de carne brindaban partes de sus opíparos y suculentos desayunos con sus clientes o sus ayudantes.
Los equinos, mulas y caballos eran llevados a una especie de hotel: las pesebreras, donde les daban pasto, agua y los animales descansaban. Recuerdo a don Lisandro, los Gómez, don Alfonso Rodríguez, entre otros, los que cuidaban de los animales mientras los dueños hacían sus gestiones de mercado o papeleos frecuentes. El servicio de herrería era un oficio muy solicitado.
Ese era nuestro pueblo de antes: generoso, solidario, festivo, cívico. Ah, qué tiempos aquellos de niñez y juventud en medio de la sencillez y la honradez de nuestra gente.
Un tesoro expuesto
Si se toma a la Colonización Antioqueña como un fenómeno cultural, donde el arte y los problemas de tierra deben ser estudiados con la misma atención, se logra establecer un perfil mucho más completo de las casi 100 poblaciones que surgieron entre los años 1800 y 1916.
La arquitectura caracteriza el aspecto físico de estas fundaciones y puede ser “leída” sin mayor complicación debido que está a la vista de todos los interesados.
Si en Sonsón se trabajó la ancestral tapia mediterránea; en Aguadas ya se detecta la aparición del bahareque de guadua; Salamina elabora su versión más artística con los trabajos suntuarios de sus ebanistas; Manizales rebasó ese esplendor y con los incendios forzó la aparición del estilo republicano y el Art Deco; las poblaciones más jóvenes de la Colonización como Caicedonia, fundada en 1910, continuaron usando el bahareque como base de su lenguaje estilístico, pero introducen otros elementos que demuestran como las sociedades evolucionan logrando nuevos reflejos en el arte.
El bahareque en Caicedonia es muy sencillo, a juzgar de las edificaciones que quedan en pie hoy en día. Es probable que las casas más ornamentadas hayan sido las primeras en caer y ser reemplazadas por edificaciones del indefinible estilo moderno funcional, debido al poder adquisitivo de sus dueños, ya que la arquitectura va de la mano de la economía, las técnicas constructivas, los materiales y las modas.
Altas casas lucen sobre las amplias avenidas de esta ciudad planificada por los dueños de la Concesión Burila. Caicedonia deriva su nombre de la familia Caicedo, mayor accionista de esa empresa de tierras. Posee el más bello parque de Colombia, poblado por 128 palmas de más de 25 metros de altas y casi 100 años de edad, pero descuidado por las administraciones locales. Un parque en inmediaciones de una plaza de mercado y un terminal de transporte está expuesto a ciertos conflictos, y por eso que requiere un manejo especial, nunca el abandono actual.
En los años 40 y 50 el fenómeno de la Colonización ya había pasado, y llega un tipo de arquitectura transicional que se basa en cemento, hierro y ladrillo. Para esa época los ferrocarriles y las carreteras habían abaratado los fletes, haciendo que le dieran la espalda a la guadua, prefiriendo esos elementos.
Conviven edificaciones que frisan 70 años de construidas con aquellas en bahareque; el ojo no sufre porque las proporciones fueron felizmente guardadas. Hay respeto entre estas dos arquitecturas. Si hay decoración en las fachadas, son líneas rectas producto de una simplificación del Art Deco, estilo en auge mundial que dejó reflejos sobre esta región. A pesar de preferir la línea recta, el ochavo es redondo en estas construcciones. Ostentan muchas de estas casas un masivo balcón central rematado con balaustres de hierro en tubos. Surgen casas que emplean la mezcla de elementos del bahareque y los del naval, creando muy llamativas respuestas que le dan un colorido muy especial a Caicedonia y hablan muy bien de los maestros de obra locales, dignos de ser estudiados a fondo.
Tiene Caicedonia una construcción Art Deco en la plaza principal que podría estar ubicada en la zona más elegante de Bogotá. Su tamaño, sus balcones y su trabajo en forja son perfectos, creando una simetría ideal. Monumental, domina una parte de la espaciosa plaza principal, pero el segundo piso está abandonado y amenaza ruina. En los bajos están el famoso Café Burila y un almacén de muebles, seguramente con contratos de alquiler que se deben respetar. ¿Por cuánto? Es una lástima que esa joya, producto de la riqueza agrícola de ese pequeño paraíso, lo pierdan las futuras generaciones. Es de lamentar que no exista una instancia nacional que pueda intervenir y salvar este icono que engalana esta ciudad cuyas administraciones actuales no son conscientes de su interesante pasado. Este edificio podría servir como hotel boutique, arreglado con muebles de ese mismo estilo.
Otro edificio emblemático es una mansión italiana cerca del parque de las palmas. Aquí, otro rico agricultor o comerciante dejó su marca exponiendo su gusto y distinción. Ni siquiera Villa Gloria, en la cercana Génova, se puede comparar con esta construcción sobria y republicana. Le corresponde a la gente de Caicedonia reconocer ese patrimonio y traspasarlo en mejor estado a las generaciones futuras.
Ricura gastronómica
“En mi vida, jamás había probado un pollo de tan excelente sabor”. Esta frase, expresada por el ministro de Educación de la época, Rodrigo Lloreda Caicedo, la recuerda gratamente Simón Alberto Cháves, un experto agrícola llegado desde Pasto a nuestro pueblo para trabajar en un proyecto rural denominado Punto Cuatro, en el cual se formaban jóvenes en un medio campesino como el de Caicedonia. Era la década del 60.
¿Cuál es el verdadero origen de este exquisito manjar criollo, caicedonita, pueblano, de tanto reconocimiento nacional e internacional?
En medio de la risa en razón de las anécdotas que iban surgiendo alrededor del tema en la voz cantarina típica de entonación pastusa representada narrativamente por Simón, colaboraban nuestros amigos y maestros, ya en uso de buen retiro, Jairo Sánchez, Humberto Saavedra y Orlando Quiroz.
- “El gran narrador deportivo Carlos Arturo Rueda, se comió 17 alas completas, mientras cerraba los ojos con deleite y saboreaba el arroz especial del famoso Pollo a la Carreta”, -dice el profesor Cháves en medio de la risa tímida pero muy expresiva de su anécdota-.
Jairo muy bien recuerda otros datos en aquella bella época de trabajo académico en el colegio Bolivariano cuando se hacían las reuniones de profesores o se conmemoraban fechas especiales:
- Profesores como don Jesús Osorio, Humberto Escobar, Jorge Guarín, Alfonso Cardona y otros cuantos, comían hasta el hartazgo y todo lo que sobraba lo empacaban en bolsas plásticas llenando bolsillos de pantalones y sacos. Cuando eran pillados, decían sin ningún sonrojo: “son los huesitos para el perrito”, “es para regalarle a gente pobre que se encuentra uno en el camino”. De hecho los desayunos opíparos para las familias de los acumuladores de “huesitos “después de la fiesta, nos hacía recordar las comilonas en épocas de los grandes emperadores romanos.
- ¿Cuál es el verdadero origen de esta ricura gastronómica?
Simón, con el aporte de los demás compañeros, comienza a reconstruir punto a punto, con una memoria fotográfica, el verdadero origen y desarrollo posterior del Pollo a la Carreta.
Según sus recuerdos, el Colegio Bolivariano tenía un lugar campestre en la vereda de Zúñiga, muy cercana al pueblo, donde los estudiantes del proyecto hacían sus prácticas académicas obligatorias. Era necesario empezar a abrir camino, un pequeño carreteable que permitiera la llegada de autos y, por supuesto de los estudiantes. Se hacía una especie de minga o trabajo colectivo voluntario.
En pleno ajetreo con palas y azadones, venía bajando de otro sector rural una anciana que tenía un pequeño gallinero, vendía huevos y, por supuesto las aves cuando acababan sus nidadas. Aparece aquí el personaje central de esta historia, el profesor Héctor Iván Osorio, un diligente maestro hiperactivo que le encantaba hacer obras, trabajar con la gente y medírsele a cualquier actividad por difícil que fuera.
La anciana, recuerda Simón, se llamaba doña Clementina Cuellar y traía dos pollos
- ¿Cuánto valen?
- Los dos pollos se los doy en 6 pesos
- Le ofrezco cinco –dijo con resolución el profesor Osorio.
- Tómelas.
- Don Pedro –dijo llamando al administrador de la finca, un santandereano de apellido Sánchez-, por favor ponga a cocinar estos pollos en agua caliente y encienda el fogón de leña.
El acucioso administrador empezó a cumplir el mandato mientras Osorio preparaba los aliños para adobar el pollo: cebolla, ajo, cominos, sal y uniendo los ingredientes los molió en una pequeña máquina donde molían la harina para hacer arepas.
El arroz fue preparado con el caldo donde, previamente, habían cocido las vísceras de los animales picadas en pequeñas porciones. Una vez listo el condumio, se encontraron con el problema de que no tenían los platos necesarios para servir a los hambrientos trabajadores voluntarios. Ni corto ni perezoso, el profesor Osorio cogió una de las carretas donde movían materiales, la lavó, soasó unas hojas de plátano tiernas, las puso como asiento en la base de carga de la carreta y a un lado depositó las dos aves con papas y yucas cocinadas en el consomé. Revolvió el arroz con color y las vísceras. Los comensales arrasaron hasta con el último arroz que quedaba encima de la carreta. Uno de los chistosos que había degustado el manjar, expresó ante la avidez por no dejar un solo gramo de arroz: “si quieren cómanse las hojas de plátano que ya han absorbido el sabor de los pollos y hagan de cuenta que es la ensalada, como una lechuga”.
El hecho se regó como pólvora en los mentideros escolares y, por supuesto, en todo el pueblo. Gobernantes, invitados especiales y visitantes llegaba a preguntar por el “Pollo a la Carreta de Caicedonia” empezando así la historia feliz del plato representativo de nuestro pueblo. Meses después agregaron al plato un excelente guacamole con sabor especial de una receta inventada por el profesor Héctor Iván Osorio. Uno de los más grandes impulsores de esta ricura gastronómica fue el rector de la época, el inolvidable Ricardo Escobar Restrepo, rector del Bolivariano para la época.
POST SCRIPTUM: La oferta del plato típico de nuestro pueblo no es muy constante. Entre semana son muchos los turistas que llegan a Caicedonia y preguntan por el lugar donde puedan degustarlo y se encuentran con la sorpresa de sólo encontrarlo los fines de semana, especialmente los domingos.
El proyecto sobre Paisaje Cultural Cafetero informa mundialmente sobre sitios especiales de visita en la zona: restaurantes, hoteles, lugares de pesca, de degustación de nuestro delicioso tinto o café en pocillo, restaurantes, etc. pero es una contradicción muy grande querer estar en el proyecto y no tener un sitio especial y constante donde se pueda encontrar el famoso Pollo a la Carreta. No sé si es conveniente tener un sitio especial de oferta dentro de la galería o facilitar un lugar especial donde nuestros visitantes puedan adquirir o degustar cómodamente nuestro producto gastronómico autóctono. Las autoridades municipales hacia el futuro deben pensar en cómo ofrecerlo constantemente. Ahí les queda la inquietud.
Caicedonia en la noche
Sábado en la noche. Caicedonia corre, grita, pita, camina, se ilumina, y desde todos los rincones la vida es reunión, las músicas cuentan y cantan.
La gente se mete en los ventorrillos a celebrar la existencia con un trago de licor o a hacer tertulia al aroma de un buen café.
Los contertulios hablan de noticias, de política, de problemas, de amores idos o de las recientes conquistas, de sueños que cumplir o de las pequeñeces de la cotidianidad , y en general el chiste va de boca en boca, para espantar los malos momentos.
Sábado en Caicedonia, la ciudad tiene una dinámica diferente: se despereza, se sacude, se hace viva y viva se vuelve musical y fiestera.
El comercio está en agite y la gente camina sus calles en un paseo sin afanes, esquivando las motos que pasan raudas y sin control.
De los bares salen las canciones en bocanadas de mensajes tristones, alegres, evocadores. Se saluda con efusión, porque es día de encuentro, de compartir la ciudad con otra mirada.
Caminar la ciudad es reafirmarnos en el afecto por el pueblo, es revalidar nuestro nexo con esta tierra que nos llena de orgullo y que viaja con nosotros a donde quiera que nos lleve la vida.
Caicedonia en la noche, es otra ciudad, es otro ambiente en el que uno se mete para unirse al torbellino de vida que es un sábado en La Centinela del Valle.
Turismo en Caicedonia
Caicedonia viene realizando esfuerzos desde hace algunos años por potenciar el turismo hacia La Centinela del Valle, pero la realidad es que hasta hoy no ha logrado, como se quisiera, ese cometido.
Y si bien es cierto que se han hecho propuestas, que se han creado algunos espacios que el visitante puede disfrutar, aun no se tiene lugares adecuados, ni se han creado recorridos para el disfrute de los habitantes del pueblo y de los turistas que lleguen hasta la ciudad.
Muchos dirán que es la falta de recursos económicos los que no han permitido el desarrollo turístico en Caicedonia, pero no es el dinero el que atrae a los turistas, porque un ejemplo de inversiones fue el Parque de las Heliconias, que no ha dado los resultados propuestos.
Hay que tener en cuenta que el turismo se define como “las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos a su entorno habitual por un período de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, negocios u otros”, y que como un agregado se promociona la localidad, se beneficia tanto el turista como los residentes en el Municipio, debido a que aumentan los consumos en restaurantes, el hospedaje en los hoteles, los paseos a lugares que se van volviendo icónicos para el visitante: en Caicedonia a hoy, solo tenemos El Club de Caza y Pesca, y algunos lagos de pesca que tienen restaurante adicional a la actividad de pesca que se ofrece, en Samaria se está haciendo un gran esfuerzo por convertir el lugar en un objetivo turístico, pero, las políticas al respecto aún no se han desarrollado.
Hay que buscar alianzas, hay que aprender de experiencias exitosas y en el vecino departamento del Quindío hay algunas, hay que contar con personas que conozcan el tema para que abran panoramas hacia nuevas y mejores posibilidades.
Por ahora, si no se buscan estrategias, lastimosamente solo tenemos los deseos de hacer de nuestro pueblo un lugar turístico, pero aún no tenemos los atractivos para hacer de la visita a nuestro municipio, lo que se llama: una experiencia inolvidable
Una mirada al futuro de Caicedonia
Ser una comunidad unida, es un tesoro cultural y social, Caicedonia tiene ese destino manifiesto, a pesar de estar dentro de una nación atropellada por las elites mundiales, donde se matan todos los días se matan líderes sociales, ¿acaso esto es civilización?
Este pequeño pueblo tiene madera para que sus ciudadanos logren crear un mini mundo asertivo, si la unión social de todos los ciudadanos alcanza el ritmo del palpitar humanístico y ecológico , es importante lograr la solidaridad con los sectores mas desprotegidos , para ello les recomiendo lo que viví en CANADA , allí existen pobres pero la gran solidaridad de las iglesias se resume en que sus iglesias tienen una antesala con muchos productos agrícolas en formato de conservas, y ropa en perfecto estado y limpieza , nadie está allí para repartir , las personas que necesitan de comida pueden tomar lo que consideren para la semana , sabrán que en la siguiente seguirá existiendo esta despensa , los que tienen ropa que ya no usan , la llevan y la colocan en dichas estanterías, el estado ha construido apartamentos que se les dejan a las familias que nunca podrán comprar una casa , también se da una cuota mensual para el trasporte , y durante toda la semana hay muchas fiestas de solidaridad en donde podrán ir a disfrutar de presentaciones cultural y comer un espléndido refrigerio que los que tienen con que hacerlo lo aportan.
Los canadienses haces planes de un año al otro o en ciclos de 5 o 10 años , nunca improvisan , todo está debidamente estudiado al más mínimo detalle, la clave es la planificación , la voluntad política y cultural y la materialización de los proyectos.
Vivir en Canadá es una gran experiencia de cultura de planificación social para los emprendedores , de tal manera que si usted va a crear un proyecto empresarial , la inversión y compra que hace la detalla en archivos de contabilidad con respaldo de facturas, respondiendo al protocolo mercantil , el contador profesional que contrate le presenta un formato estadístico como especie de estudio de factibilidades y de proyección en el tiempo , una vez estudiado todos los detalles, en la practica se deben guardar todos lo que compre y pague , por si fracasa el estado le recompensa para que inicie otro proyecto empresarial , de tal manera que el ciudadano emprendedor tiene en el estado un fuerte respaldo , por lo que el miedo al fracaso no es un asunto traumático a nivel psicosocial , la limpieza en Canadá es impresionante en los sitios donde no hay influencia asiática ni latina.
Caicedonia podría hacer un censo social para conocer a fondo la problemática de las personas en riesgo social, y con este dato planear a la colombiana sitios que permitan que nadie sufra de hambre, ni de discriminación por falta de presentación de vestuario, hablando del CANADA esta nación legalizo la marihuana , esta acción no es un salto al vacío , ya hemos visto como Holanda supo crear una sociedad donde esta planta no estuvo criminalizada, y el resultado es que Holanda está cerrando cárceles por falta de delincuentes , si algo diferencia a los canadienses de los ciudadanos de USA , es la diferencia de estilo en la filosofía de la vida, por ello creo que Canadá comprendido lo que hizo HOLANDA, y se desligo de las políticas puritanistas prohibicionistas represivas , y han logrado un gran avance social.
En Colombia deben aprender que el uso de esta planta permite que la persona se relaje es decir no viva en la angustia existencial a la que el sistema cultural imperante , es decir el estrés de no alcanzar el “sueño capitalista” le genere al individuo un problema psicológico , el régimen prohibicionista , llevo a manipular la música para generarles comportamientos violentos , por ello si se planea en Caicedonia eventos juveniles , deben planearse con rigor científico social para que podamos controlar la decadencia que USA promociono y promociona como moda , en su manipulación psicosocial que induce a los generaciones jóvenes por la infra-cultura , o contracultura, creando todo tipo de distorsión mental incluyendo el homosexualismo y lesbianismo como formato de comportamiento al crear ídolos musicales con estas tendencias y mostrarlos como “lo máximo” del arte musical , es necesario que la comunidad de Caicedonia comprenda como el imperio promueve antivalores y los hace ver como “liberación” , cuando en realidad un ser con distorsión emocional ( mujer creyéndose hombre , u hombre creyéndose mujer) cae en las variables de la estética y se convierte en esclavo de un consumismo superfluo, “su búsqueda de presentación estética ” remplazara por completo el crecimiento filosófico político , dado que su nueva condición de trastorno de genero le hará que toda su vida se dedique a posicionarse en la sociedad para ser reconocida su nuevo cara en el rol ante la comunidad , y la lucha social política dentro de las necesidades de naciones explotadas poco o nada le importe. Considero que la ciudadanía invente eventos con rigor de crecimiento psicosocial, que involucren al campesino , al campo , al CAFÉ , a la música, que permitan decantar ideas sobre el tema del CAFÉ como forjador de amistades y propuestas de paz social , así como en Calarcá hay una Reinado del Café , la comunidad de CAICEDONIA formule propuestas para darle al CAFÉ un rango humanístico más allá del encanto sobre el cuerpo de las mujeres, ( no quiero demeritar el reinado del café de CALARCA) y desarrollen ideas sobre temáticas que permitan que la comunidad de CAICEDONIA se invente unos eventos que pongan en primer plano no un vehículo cafetero , sino el hombre del campo y su filosofía de amor a la tierra y sus cosechas, más allá de recordar santos católicos, regresar al verdadero campesino y su entrega diaria , ya que todos los días la comida es vital para la humanidad , por lo tanto tener una campo en paz es asegurar la tranquilidad de los productores de vida -los campesinos- , Insistir en el campo , es lograr que sea viable vivir de el y contrarrestar el enorme ataque de importaciones que han venido destrozando la vida del campesino y condenándolo a la pobreza extrema ………. Es posible que una bebida de CAFÉ con un puro de MARIHUANA tal cual en un café Colffeshops de Amsterdam sea parte de la novedad que Caicedonia proponga como formato de civilización creativa, para desintoxicar de puritanismo retardatario y criminal que impusieron desde USA, y con ello impusieron una brutal y absurda guerra, sin embargo, vemos que todo fue un enorme error que los llevo a ser la nación con más prisioneros en el mundo, hoy ya han empezado a cambiar las leyes y vemos prosperar un civilizado mercado dentro de un inteligente consumo social tal vez en estas tertulias, descubran todo un mundo de ingenios sociales, culturales y técnicos , para salir del subdesarrollo y estar a la altura de Canadá y gran parte del mundo civilizado , los invito a que por internet hagan un recorrido a las formas civilizadas de evolucionar y superar el traumatismo represivo y comprobar que la prohibición fue un montaje siniestro que nos llenó de pandillas ,no por la sustancia en cuestión prohibida , sino por el negocio enorme que se genera al prohibir algo de uso lúdico creativo que termina siendo capitalizado por mentes criminales , les recuerdo que en el festival de WOODSTOCK no hubo ni un solo incidente de violencia o crimen alguno , es hora de mostrar que CAICEDONIA PUEDE SER LA VANGUARDIA CULTURAL DE COLOMBIA PARA ACABAR CON LA GUERRA ANTINARCOTICOS Y DARLE UN USO CREATIVO A LA MINORIA QUE LA CONSUME analicen la importancia de llegar a crear el Primer festival del café con humo de marihuana en Colombia cero alcohol cero licor, para producir ideas para la paz en Colombia una buen café y un buen cigarrillo de marihuana , no crean que no es importante ejecutar un taller que comience con muy poca gente, tal cual los talleres que se hicieron en Harvard para el consumo de , de donde surgieron todos los genios científicos que luego hicieron posible los avances en el VALLE DEL SILICON , lo diré de esta manera , en la antigüedad la elite dominante para alejar e impedir que se descubriera el secreto de la metalurgia , criminalizaron el fuego dentro de las variables de la inquisición religiosa , para que los pueblos sometidos no usaran el fuego como formato de investigación metalúrgica, ya que les hizo creer que el fuego era el entorno de “satán” , así todos los que intentaban mantener una horno durante tres o más días para llegar a temperaturas de fusión del mental , era acusado de brujo ….criminalizar determinadas sustancias que producen más creatividad, ha sido la tónica de las elites que dominan el mundo y condenan a las naciones subdesarrollados para que tengan la idea que se les vendió y se ha mantenido como formato de educación , los invito a ver documentales actuales de Alemania con el uso del LSD
Un municipio de encanto en el norte del valle
Caicedonia, la centinela del Valle, se empieza a distinguir en el ámbito nacional e internacional como uno de los municipios con mayor proyección económica y de crecimiento.
La sensación de encierro y caos generado por la pandemia y el paro nacional de principio de año coloco a muchos citadinos, a reflexionar acerca de su devenir y calidad de vida.
Este hermoso municipio cuenta con una comunidad, que además de bridar mucha hospitalidad, tiene una generación de jóvenes emprendedores y visionarios que han logrado, que este pedacito de cielo, se consolide con un esplendor digno de mostrar.
Con el reflejo que genera el eje cafetero, hoy Caicedonia se erige como un excelente destino turístico.Además, el poseer unas inmejorables condiciones agronómicas, la inversión de algunos foreaneos en la adquisición de predios rurales está en un buen nivelcon el posible desarrollo de agroindustria y su proyección nacional e internacional. Y si a eso le sumamos la oferta habitacional y de condominios hechos con buen gusto, convierten a la centinela del Valle en un lugar preferido por muchos visitantes que buscan cambiar su destino y estilo de vida.
Nos preocupa, y por eso seguiremos tocando las puertas de los organismos competentes, que ese auge, traiga también, un crecimiento en el consumo de los servicios básicos como el agua, salud, manejo de basuras, control en el orden público, infraestructura vial y demás sectores.
Lograr un crecimiento armónico es fundamental para evitar los traumatismos que un crecimiento desordenado podría generar, pero vale la pena apoyar y arriesgarnos a aportar para que proyectos económicos, turísticos y afines se desarrollen allí.
La reciente inauguración de un formidable mirador en el parque nacional de las heliconias, la realización de renombrados eventos culturales, la oferta de entretenimiento ofrecido por bonitos y bien acondicionados gastrobares, los renombrados lagos de pesca, las fantásticas cabalgatas, las rutas para los ciclomontañista y caminantes, el avistamiento de aves y fauna silvestre y el hermoso santuario ofrecido a la santísima virgen María en la vereda Montegrande entre otros, hacen que el destino para invertir, visitar y habitar sea Caicedonia.
Amigo lector, prográmese para visitar un municipio mágico ubicado en el norte del Valle, y de paso, déjese encantar por sus gentes, su entretenimiento y su diversidad.
Pasado de una Institución
“Dicen que uno se muere dos veces, la primera cuando se exhala el postrer suspiro, y la segunda, cuando la última persona que te conoció, no vuelve a nombrarte jamás”
En la película COCO, si los muertos no tienen quien los recuerde, desaparecerán definitivamente. Nosotros no tenemos un alebrije que transporte seres queridos del mundo de los muertos hacia el de los vivos para ser recordados. Tenemos la memoria colectiva y mientras haya quien nombre o evoque esos seres, no desaparecerán.
En el devenir histórico de una Institución como El Colegio Bolivariano, cuantas personas han pasado por sus claustros, quien los conoció, quien las recuerda, cuales están vivos, en que época laboraron, ¿fueron nuestros maestros?
Muchos están en la galería de los cuasi olvidados a pesar de haber sido personajes de gran valía en su momento.
En el mes del maestro y como homenaje a la Institución y sus hacedores de todos los niveles, gracias a la memoria archivada de Fernando Baena, se ha tratado de elaborar una relación de los eventos de su fundación, los personajes, los lugares, y, por supuesto de los administradores y docentes desde ese entonces, hasta épocas recientes.
Retraeremos a la memoria colectiva personas desconocidas, olvidadas, o conocidas, con el fin de incluirlas en el disco duro cerebral de las nuevas generaciones que leen y consultan nuestra revista.
El Colegio Bolivariano, como dicen el argot futbolístico, fue una cantera de su propio personal. Muchos estudiantes, cuando terminaron, fueron vinculados como docentes. Siguieron su carrera y culminaron como directivos. Otros profesores llegaron con sus estudios a medio terminar y la Institución les permitió volverse profesionales inclusive en carreras no afines con la docencia. Todos y cada uno de ellos, desde el lugar que ocupó, dieron lo mejor de ellos, algunos fueron trascendentes, otros, no tanto, pero todos caminaron el sendero de la Institución y solo lo dejaron cuando llegaron al final del camino en su labor educativa o cuando abandonaron este mundo, estando laborando, o retirados. Honor y reconocimiento a estos hombres y mujeres que van un paso adelante en la ruta final.
El texto a continuación es una colaboración de Luis Fernando Baena, profesor poseedor de un valioso archivo histórico del Colegio Bolivariano.
“El Colegio Bolivariano de Caicedonia Valle del Cauca, nace por la necesidad de evitar el desplazamiento de estudiantes a otros municipios con el fin de realizar estudios secundarios.
Gracias a la gestión de importantes hombres anhelantes del progreso y cultivadores de un futuro lleno de ideales formativos se logra cristalizar para la centinela del Valle del Cauca el colegio de Segunda enseñanza que hoy se llama Institución Educativa Bolivariano.
En el año 1943 en el mes de octubre siendo director de la Educación Pública del departamento el señor Vicente H. Cruz puso todo su empeño para que el naciente plantel adquiriera los elementos indispensables y comenzara a prestar servicios educativos que necesitaba esta progresista ciudad.
Fue así como en la Resolución No 900 del 27 de mayo de 1946 se aprueban los estudios del plantel hasta el año tercero y con fecha 21 de junio de 1949 la Resolución número 1128, firmada por el doctor Eliseo Arango, se aprueba hasta el cuarto de bachillerato.
Mediante sucesivas resoluciones se fueron aprobando los grados siguientes. Así, en 1960 se gradúan los 19 Bachilleres que conforman la primera cohorte Bolivariana.
Ellos fueron:
Botero Montoya Edgar
Castaño Arbeláez Horacio
Duran Millán Jesús María
Espinal Moreno Henry Hore
Gómez Giraldo Luis Fernando
Gutiérrez Cardona Gilberto
Gutiérrez Cubillos Uriel
Libreros Acosta Oscar
Mazuera García Adalberto
Plazas Tejada Baltazar
Parra Aristizábal Gustavo
Quiroga Vanegas Álvaro
Rodríguez Franco Héctor Uriel
Rodríguez Ocampo Ramiro
Zuluaga Ovalle Ramón
Baldión Guzmán Solano
Rojas García Ineine
Vasco Arango Alcira
Walteros Caviedes Raquel.”
Mosaicos primeros bachilleres
La secuencia de hechos, lugares y personas que intervinieron, desde 1943, hasta la actualidad, pueden tener algunas variaciones en cuanto a algún nombre o localización, dependiendo de la memoria o documento consultado, pero básicamente la siguiente relación cronológica concuerda con las demás.
De igual manera, la relación de administradores, personal de servicios y docentes, puede pecar por exceso o por defecto.
“Primero en donde hoy funciona el Hospital Santander, Don Víctor Eleazar Herrera, abre una especia de guardería llamada Colegio Bolívar. Por obvias razones, pronto debió trasladarse de lugar y se trasladaron a la Calle 12 con Carrera 16, donde hoy día funciona una panadería esquinera, al frente de “la “abundancia”.
Con la muerte de su fundador, don Víctor Eleazar Herrera, los estudiantes de esta institución pasan al Colegio Bolivariano recién fundado el cual se encontraba en la Carrera 16 con calle 12 esquina hoy edificio del señor Adán Vásquez, dirigido por el señor Miguel Ángel Osorio, más adelante continua la labor el señor Carlos Enrique Valdés y lo sucede el señor Efraín Gómez, con el retiro de éste, se encargan los señores Miguel Ángel López y Marco Encinales, hasta el año 1949, cuando la rectoría se le asigna al presbítero Luis Enrique Benoit para luego, en el año 1951 el Presbítero Luis Enrique Sendoya continuar sus labores.
Funciona en este sitio por un tiempo y luego se traslada a una casona ubicada en la carrera 16 con números 6-45 edificio de la familia Manrique, existía allí la preparatoria que viene a ser hoy el quinto grado. Luego viene el primero de bachillerato con número pobre de estudiantes, pero con gran inicio para la educación.
La calle sexta, con carrera 16, albergaba: El Punto Cuarto, una institución semigringa con profesores expertos en labores de campo, quienes darían inicio a la Vocacional Velásquez Palau, primera escuela con orientación agropecuaria que luego fusionaría su personal docente al colegio. Además, la escuela Aragón Quintero, situada, en esa misma cuadra, daban solidez y acrecentaban el número de estudiantes.
Al corto tiempo se traslada a otra casa cerca por la calle sexta en propiedad del señor Agustín Barbosa, luego de allí debido a lo estrecho que quedaba el colegio se traslada a una casa más amplia ubicada en la carrera 16 calle 4 esquina, un caserón de tres pisos, al frente de la casa de Don Prisciliano Rodríguez. Dado que no tenían lugar para salir a jugar, lo hacían en la calle, y de ahí, la famosa Calle del Recreo.
Por el crecimiento numérico, la apertura de otros años de bachillerato, se debe buscar otro lugar para funcionar y, con la colaboración de la ciudadanía y autoridades se consigue la edificación de la carrera 14 con calles 5 y 6 donde hoy funciona la Casa de la Cultura.
Más tarde el Padre Sendoya, además de educador, sacerdote y poeta, un comprometido con las causas sociales, hace campañas para dotar el Colegio de Biblioteca, banda de guerra, laboratorios de física y química, la coral de la academia Santa Cecilia con el gran maestro Gino Arona y fue así que con la ayuda de entidades como el Club de Leones y el municipio se hace una gran semana cívica y con los resultados de ella se consigue este primer paso.
Más tarde el colegio adquiere una finca en el barrio Zúñiga, con el apoyo del Club de Leones haciendo actividades, ya que el sitio era apropiado para prácticas agrícolas, así poco apoco se va dando claridad a una obra Educativa de gran trascendencia. Otro gran rector Don Dionisio Rodríguez Valderrama, progresista sigue con la idea del anterior y como dicen los paisas e’chao pa’lante se logra conseguir un gran lote, desde la carrera 13, hasta la 11, y desde la calla 3 hasta la 5, para construir la ciudadela del futuro que se llamará Colegio Bolivariano 4 manzanas son suficientes para ello, se esmera por ampliar las dependencias, adquirir libros modernos para la biblioteca, trabajar con la comunidad en las construcciones que el colegio requería, para ello se hacían mingas con padres de Familia y las personas de entidades que querían colaborar en la construcción. Semanas cívicas, campañas con los padres de familia entidades prestas a colaborar y sacar adelante esta iniciativa.
Finaliza la labor este pujante rector para darle la oportunidad a un hijo de Caicedonia, don Ricardo Escobar Restrepo quien coloca interés apoyo y dinamismo y es así como no se queda atrás con los anteriores y organiza la estudiantina del Colegio en colaboración del profesor de música, don Jesús María Osorio Jiménez, filarmónica, ampliación de la Biblioteca, dotación de las fincas que posee el colegio y las diferentes actividades para integración de docentes de una manera tal que podamos decir que es una familia unida.
Vienen otros rectores, trabajan por el engrandecimiento y se aumentan los números de estudiantes de la institución donde en un principio eran aproximadamente 20 hoy en día tenemos más de 1250 estudiantes.
Fechas importantes:
- Octubre 23 de 1943 Iniciación Colegio Bolivariano
- Resolución # 900 de 27 de mayo de 1946 aprobando hasta tercero de bachillerato
- 21 de junio de 1949, se aprueba hasta 4 de bachillerato Resolución # 1128
- 1960 Julio, Primera Promoción Bachilleres, se graduaron 19.
- septiembre 9 de 1967 Se integra al Colegio Bolivariano el Centro Vocacional Agropecuario “GABRIEL VELÁSQUEZ PALAU” decreto # 0779
- Integrar a partir del 15 de septiembre de 1969 al Colegio Bolivariano el Liceo Femenino de esta localidad Decreto #0940 de septiembre 9 de 1969.
- junio 8 de 1987 Iniciación Banda Marcial del Colegio por el Licenciado Luis Fernando Baena Duque después de más de 23años sin tener banda el colegio, nuevamente nace con la participación de estudiantes de todos los grados del Colegio. Con la característica de estar presta a las actividades del Colegio, así como del municipio.
- Noviembre 10 de 1994 Inauguración del Teatro del Colegio. Obra que duró aproximadamente 30 años su construcción.
- octubre 20 de 2000 Inauguración de la Iluminación para las canchas de Fútbol y Baloncesto del Colegio.
- Además, en la actualidad cuenta con 5 escuelas anexas: José Eusebio Caro, Las Américas, Santa Inés, Gabriela Mistral y Nuestra Señora del Carmen.
- Hasta el año 2015 el colegio ha graduado 55 promociones de bachilleres académicos 23 promociones de bachilleres agropecuarios y 4 promociones con el Sena.”
COORDINADORES
EZEQUIEL CASTILLO SAAVEDR
GIOVANNI PATRICIA GUTIÉRREZ COY
JAIRO ARTEAGA
JAVIER MUÑOZ GARCÍA
JESÚS EMILIO ZAPATA MARÍN
JOSÉ NOEL PARRA LÓPEZ
MANUEL HERNÁNDEZ PABÓN
OSCAR RIVERA ARIAS
ROGELIO ZAPATA RODRÍGUEZ
Personal Administrativo
ADELA OSORIO PULGARÍN
ADÍELA MORENO
AMPARO LÓPEZ DEVIA
ARCESIO HERRERA VARGAS (PORTERO ASEADOR)
AURORA AGUDELO
BEATRIZ HELENA ARDILA MATALLANA
BLANCA ÁLZATE DE BURBANO
CELINA GIRALDO GIRALDO
DORANCÉ GUARÍN
DR. FIGME ISSA QUINTERO
EBERT RAMÍREZ
ESPERANZA GARCÉS
ESTELIA GARCÉS DE VILLEGAS
FABIO DE JESÚS RESTREPO VÉLEZ
GERMÁN ARNOLDO BURBANO ÁLZATE
GONZALO GIRALDO (PORTERO ASEADOR)
HEBER DE JESÚS RAMÍREZ HERNÁNDEZ
HEBERTO GÓMEZ
JESÚS MEDINA DELGADO
JORGE WILSON VALENCIA OSSA
JULIETA SANCHEZ
LINA MARÍA LONDOÑO ECHAVARRÍA
LUCY FERNÁNDEZ ARANGO (BIBLIOTECARIA)
LUIS AGUDELO
LUIS FEDERMAN ROLDAN ZAPATA
LUIS FERNANDO OCAMPO AGUIRRE
LUZ MARY ARBELÁEZ URIBE
MARÍA MORELIA ARISTIZÁBAL DE ARIAS
MARÍA NIEVES ZAPATA URREA
MARINA BERNAL
MARIO DE JESÚS HERNÁNDEZ OSORIO
MERY BERMÚDEZ SAMUDIO
NANCY GUTIÉRREZ
NELCY RIVAS ARENAS
NOLBERTO TORO RIVERA
OLMEDO MÚNERA VALENCIA
OMAIRA ROJAS OREJUELA (SECRETARIA)
OMAR ZAPATA (BIBLIOTECARIO)
ORFA ELENA GÓMEZ GIRALDO
OSWALDO HENAO
PEDRO SANCHEZ
RAMÓN ELÍAS PÉREZ BERMÚDEZ
RICARDO ESCOBAR RESTREPO, (BIBLIOTECARIO)
TERESA ZULUAGA CARDONA
VIVIAN ADRIANA HURTADO PEÑA
VIVIAN ADRIANA PEÑA HURTADO.
BIBLIOTECARIAS
AMÉRICA MEJÍA
LUZ DARY ARIZA
ALMACENISTAS
LUIS FERNANDO BAENA DUQUE
GERMÁN LONDOÑO ECHAVARRÍA
AYMER BARRAGÁN ARANGO
MONITOR DE LABORATORIOS
(QUÍMICA- FÍSICA Y BIOLOGÍA)
LUIS FERNANDO BAENA DUQUE
ENFERMERAS
LISBETH ZAPATA
ALIXES ORTIZ
MARY BERMÚDEZ.
PROFESORES
ALBA LUCIA MUÑOZ CEBALLOS
ALDEMAR RÍOS OSORIO
ALFONSO CARDONA
ALFONSO LADINO SOTO
ALONSO BARRAGÁN ARANGO
ÁLVARO QUIROGA VANEGAS
AMPARO PINEDA
ANA RITA DELGADO ACUÑA
ANTONIO RESTREPO
AQUILEO MARTÍNEZ G (SACERDOTE)
BETTY BAUTISTA ABRIL
BRAULIO LÓPEZ LOZANO
CAMILO GIRALDO (SACERDOTE)
CARLOS ALBERTO GÓMEZ
CARLOS OSWALDO SAAVEDRA
CENELLY CORREA MASSO
DANILO USECHE
DIEGO CÁRDENAS URREA
DIONISIO RODRÍGUEZ
DIRCEU MARIO GRUESO
EDILMA AMPARO ARROYABE
EDILMA ARBOLEDA
ENRIQUE JIMÉNEZ ROSERO
EVEL BOTERO
EZEQUIEL CASTILLO SAAVEDRA
FARIDE DIAZ DE GARCÍA
GEMBER CYRANO CASTAÑO
GILBERTO GIRALDO ZULUAGA
GINO ARONA
GLORIA ELENA DÍAZ PALACIO
GLORIA RODRÍGUEZ
GUSTAVO DE JESÚS SANCHEZ ÁLVAREZ
GUSTAVO SÁNCHEZ VARGAS
HEBERTO AGUADO CORTES
HÉCTOR IVÁN OSORIO
HENRY HORE ESPINAL MORENO
HENRY VILLA
HERNANDO ESCOBAR R
HUGO MARÍN JURADO
HUMBERTO ARIAS RENDÓN
HUMBERTO ESCOBAR RESTREPO
HUMBERTO SAAVEDRA PALACIO
JAIME GUZMÁN
JAIRO OSPINA
JAIRO RODRÍGUEZ LÓPEZ
JAIRO SANCHEZ
JAVIER MUÑOZ GARCÍA
JEREMÍAS OCAMPO
JESÚS EMILIO ZAPATA MARÍN
JESÚS MARÍA OSORIO
JESÚS MEDINA CORTES
JESÚS MEDINA DELGADO
JOHN JAIRO MEJÍA GALEANO
JORGE ELIECER CÓRDOBA LARROTA
JORGE GUARÍN
JORGE KARDUSS
JOSÉ IGNACIO GUZMÁN (SACERDOTE)
JOSÉ IRNE OSPINA QUINTERO
JOSÉ J CORTÉS CASTRO
JOSÉ JESÚS OROZCO HENAO
JOSÉ LUIS CALDERÓN GUTIÉRREZ
JOSÉ NOEL PARRA LÓPEZ
JUAN CARLOS CAMPILLO FIGUEROA
JUAN DE DIOS GONZÁLEZ GARCÍA
JUAN MEJÍA ARCILA
JULIO CESAR SAAVEDRA PALACIO
JUVENAL PALACIOS
LAZART SECULIS
LEONOR CASTELLANOS NOVA
LIDA MARÍN IZQUIERDO
LIGIA GARAY
LILIA HERRERA HERRERA
LINA MARÍA BUITRAGO VELÁSQUEZ
LUCELLY GALLEGO PELÁEZ
LUCELLY GARCÍA CEBALLOS
LUCIDIA LÓPEZ JARAMILLO
LUIS ÁLVAREZ ORTIZ
LUIS E PUERTAS
LUIS EDUARDO IRURITA JARAMILLO
LUIS FERNANDO BAENA DUQUE
LUZ MARÍA DEL PILAR OROZCO GIL
LUZ MARLENY ZULUAGA GÓMEZ
LUZ MARY ARDILA
LUZ MIGDALIA SABOGAL TORRES
LUZ NELLY VELÁSQUEZ BEDOYA
MANUEL HERNÁNDEZ PABÓN
MANUEL JOSÉ GUTIÉRREZ
MARGARITA MARÍA CARDONA LÓPEZ
MARGOTH OCAMPO CASTAÑO
MARÍA BETTY BAUTISTA ABRIL
MARÍA ELENA RODRÍGUEZ
MARÍA EUGENIA LEAL ACUÑA
MARÍA FANNY ARISMENDI GUERRA
MARÍA INÉS RESTREPO GIRALDO
MARÍA IRMA PINZÓN TÉLLEZ
MARÍA RUFINA PEREA ANGULO
MARIELA HURTADO QUINTERO
MARIELLY SABOGAL JIMÉNEZ
MARIO ÁLZATE ZULUAGA
MARIO ÁNGEL BOTERO
MARIO RAMÍREZ MONARD
MARIO VALENCIA LÓPEZ
MARLENY CEDANO PARRA
MARLENY CORTES GARCÍA
MARLYN BARREIRO YÁÑEZ
MARTHA CONSUELO GIRALDO
MARTHA LUCIA ÁVILA PINZÓN
MARTHA RODRÍGUEZ LUNA
MARTHA YANETH ZORRILLA
MIGUEL ANTONIO GUALTEROS
MIGUEL CASTRO MOTTA
MITCHEL DURANGO AGUIRRE
MYRIAM ESTELLA TOBÓN LOPERA
NELLY VALENCIA
NOHORA ELENA JARAMILLO
NORBERTO LÓPEZ OCAMPO
OCTAVIO ARANGO
OSCAR RAMÍREZ B.
OSCAR RIVERA ARIAS
OSWALDO HENAO
OVIDIO ECHEVERRY
PABLO EMILIO TORRES
PATRICIA CÓRDOBA SANCHEZ
PEDRO NEL CALDERÓN ROJAS
RAFAEL ANTONIO CASTAÑO V
RAMIRO RODRÍGUEZ OCAMPO
RAQUEL WALTEROS CAVIEDES
RAÚL FLÓREZ DUQUE
REINERIO CUARTAS MARTÍNEZ
RICARDO CASTAÑO
RICARDO ESCOBAR RESTREPO
ROBERTO GIRALDO VIGOYA
RODRIGO GÓMEZ
RODRIGO HINCAPIÉ
RODRIGO MUÑOZ
ROGELIO ZAPATA RODRÍGUEZ
ROSALBA IRURITA
RUBER AUGUSTO ARRUBLA.
SIMÓN ALBERTO CHÁVEZ
SINFORIANA CASTRO ESTRADA
TERESITA QUIROGA VANEGAS
YOLANDA BELTRÁN CARDONA
YOLANDA DUQUE ESCOBAR
WILLIAM TIGREROS
ZULLY PUENTES
El balance de un buen café
A propósito de los diez años del PCCC.
El pasado 25 de junio se cumplieron 10 años de la declaratoria y reconocimiento por parte de la UNESCO del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano (PCCC) como patrimonio de la humanidad y varias son las lecturas que como balance de dicho acontecimiento se pueden hacer. Más que al hecho en sí de la declaratoria, es a mi modo de ver de mayor trascendencia la historia que tiene el PCCC como constructo cultural y sobre todo el proceso que antes, durante y después del reconocimiento, se ha venido dando en cada uno de los 47 municipios que forman parte de éste.
Para su estudio, asumo al PCCC., como un sistemaabierto, dinámico y ecosistémico que pudiéramos decir, que igual que los organismos vivos, también tiene vida: nace, crece, se reproduce y puede llegar a morir. ¿Es por esto que para abordar el balance de lo acontecido en estos diez años me formulo entre otras, la pregunta acerca de la manera cómo se está transformando y va evolucionando el territorio que comprende el PCCC, con relación a los valores y atributos que lo caracterizan en cuanto a la naturaleza, las formas de producción, la economía y la infraestructura y cómo impacta ese desarrollo al bienestar de la población que lo habita en lo social y lo cultural?
A esta pregunta central, personalmente en la indagación que he venido adelantando, le he formulado una hipótesis fundamentada en la tesis del equilibrio entre cuatro capitales: el económico, el social, el cultural y el ambiental. Dicha hipótesis es la de que dicho paisaje, debido a los factores, tensiones y contradicciones que se viven en el territorio que lo comprende, éste enfrenta el desafío de permanecer, fortalecerse o desaparecer como tal y, SÓLO SIse conserva el equilibrio entre los cuatro capitales, se logra la sostenibilidad y la sustentabilidad como condición de salvaguarda para la conservación y desarrollo del PCCC, y el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del territorio.
He tenido la oportunidad de visitar un buen número de municipios que forman parte del PCCC y de leer varios de los estudios que sobre éste se han adelantado en la región y a manera de balance lo que puedo concluir hasta ahora, es que, desde lo cultural con las otras dimensiones pero especialmente desde la dimensión humana más que en la física, biológica o económica, poco o casi nada ha impactado esta declaratoria en lo relacionado con el bienestar social y calidad de vida de quienes son los verdaderos protagonistas del PCCC, es decir, en los hombres y las mujeres del campo que a mi modo de ver, son los que han contribuido y siguen aportando con sangre, sudor y lágrimas, a construir ese paisaje del que hoy nos sentimos orgullosos.
Tal vez en lo que mayor protagonismo ha tenido el PCCC es en lo que ahora llaman la “cuarta ola”, la de los “cafés especiales”, (de mejor calidad) que siguió después de la tercera ola, de expansión de la caficultura (de extensión en cantidad) que se derivó de la bonanza de los años 70-80 y que en estos tiempos adquiere una nueva dimensión en cuanto a infraestructura y tecnología. Matizado este avance con el auge del agroturismo que encuentra en el paisaje cultural cafetero la mejor excusa para sacar adelante proyectos económicos algunos de los cuales llegan a ser ostentosos en su diseño y magnitud, contrasta dicho paisaje de fincas cafeteras con casas bonitas, en donde llegan inclusive a tumbar cafetales para construir hostales, (finca hoteles) ahora con piscina, pero al lado de entornos humildes en los que se sigue viviendo y sufriendo los rigores de la pobreza campesina.
Para lograr una mirada integral de la evolución que ha tenido el desarrollo del PCCC en nuestro territorio en estos diez años ya transcurridos, considero que se deben tener como referentes además de los criterios y matrices que contienen el Plan de Manejo y Conservación del PCCC a nivel local y regional, los indicadores del Índice de desarrollo humano (IDH) y de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), así como los de la huella de carbono y de huella hídrica ya que en la actualidad lo que se ve es que con la expansión de la minería y de otros cultivos que compiten por la supuesta baja rentabilidad económica del café como son el aguacate, los cítricos, el banano y el cacao, muchos son los impactos sociales, ambientales y culturales que se pueden derivar de esta transformación y que representan no sólo ciertos riesgos para la permanencia del PCCC sino también para el bienestar y calidad de vida de los pobladores de la región, especialmente el de la gente del campo.
De manera particular he podido comparar el desarrollo que han tenido municipios como Caicedonia, Sevilla, Argelia y el Cairo así como otros del Quindío y puedo decir que en estos tres últimos del Valle, a diferencia de Caicedonia, se aprecia un verdadero compromiso tanto de los habitantes como de sus líderes y gobernantes por conservar los bienes, valores y atributos propios del PCCC, especialmente en la parte de la infraestructura urbana y en lo referente a la arquitectura paisa que le es característica. En este sentido puedo decir que los pueblos, igual que las personas, van tomando sus propios rumbos, eligen su propio destino, adquieren “su propia personalidad”.
Así por ejemplo, Caicedonia que otrora fuera un pueblo tradicional, apacible, que conservaba algo de esa tradición que legaron nuestros ancestros paisas, propia de la cultura cafetera, hoy le apuestaa convertirse en ciudad moderna, se perfila como una ciudad dinámica, alegre, acogedora y próspera; con nuevas edificaciones, con grandes negocios de comercio y de servicios, con altas edificaciones, hoteles y conjuntos residenciales pero, en donde poco o casi nada, se conservan lasviejas casas de bahareque, así como se pierden también otros valores y atributos propios del PCCC.
Hoy extrañamos las viejas casas símbolo de la arquitectura paisa que con sus altas y grandes puertas, sus ventanas y postigos, sus aleros y balcones albergaron a los miembros de numerosas familias fundadoras del pueblo. Casas que fueron en su momento, testimonio de una época también de progreso, cimentadas entonces en materiales nobles que reflejaban la nobleza de una raza: la guadua y la esterilla, la madera y el barro. De esas viejas casas de nuestros ancestros, ya quedan pocas y éstas, pareciera que se resisten a su demolición, con fortaleza y altivez, como queriendo permanecer en el tiempo, para que no olvidemos nuestras raíces y nuestros antepasados.
Sabemos que el turismo puede representar un eje importante para el desarrollo económico y que el progreso no se puede detener pero debemos manejar criterios éticos, de responsabilidad social y ambiental para promover un turismo que no sea invasivo ni depredador con desarrollo a escala humana, pensando en el bienestar de las gentes y en un turismo cultural y de naturaleza que sea respetuoso y permita reconocer y valorar el patrimonio natural, social y cultural con el que se conserven el PCCC con él, nuestra identidad.
No se trata de asumir una postura romántica y nostálgica ni de oponernos al progreso, oal desarrollofísico ni a la iniciativa privada que con buenas motivaciones y espíritu sano de competitividad estimulan eldesarrollo económico, social y cultural de una ciudad que, como Caicedonia, ya tiene asegurada una ubicación estratégica en el eje cafetero y como tal se perfila como un próspero y atractivo destinoturístico en la ya reconocida “ruta del café”. Lo que se quiere es invitar a reflexionar sobre el tipo de desarrollo y a la clase de turismo al que se le quiere apostar porque, por ejemplo, el alto costo que está teniendo tomarse un buen café en algunas de las nuevas tiendas que promocionan los cafés especiales, igual que los platos de la rica gastronomía, hace que igualmente se disparen otros precios que en cadena lo que hacen es espantar a propios y extraños.
Contrasta este ejemplo con otros pueblos que sí quieren conservar su condición de pueblo y se sienten orgullosos de su raza como son entre otros, los de Sevilla, Argelia y El Cairo y casi todos los del Quindío, Caldas y Risaralda en donde también se impulsa el turismo como actividad económica pero allí si reconstruyen, se remodelan y se conservan esas viejas edificaciones, se valoran y aprecian los valores y atributos pero ante todo, se cuidan de mantener bajo normas claras de planeación y ordenamiento territorial, las edificaciones tanto públicas como privadas así como los espacios verdes, los parques, los monumentos y demás bienes, sumado a ello unas políticas de buen trato al turista, de orientación y de control de precios al consumidor en los establecimientos comerciales para evitar excesos en los precios con los que se espante a los visitantes.
Decía Manfred Max Neef en su teoría de la economía de los pies descalzos como se le conoce o economía para el Desarrollo a Escala Humana, que es la economía la que debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía… Es esta economía la que reconoce que el desarrollo tiene que ver con las personas y no sólo con objetos ni mercancías. Es una economía que no confunde el crecimiento con el desarrollo. Es una economía que apunta a la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales sin deterioro del medio ambiente.
Bajo este enfoque socio-crítico y etnográfico, centrado más en la dimensión humana, en un contexto histórico-cultural con una mirada holística, integral, seguiré pues abordando el estudio del PCCC para poderidentificar en el territorio mismo, los desarrollos que en los próximos diez años tengan los elementos, bienes, prácticas, valores y atributos que en cada municipio dan cuenta de las dinámicas de su devenir, enfocado más en la valoración del Índice de Desarrollo Humano (IDH), con el que se mide los adelantos medios de un país, una región o un municipio en tres aspectos básicos:
- Una vida larga y saludable, medida por la esperanza de vida al nacer.
- Conocimientos, medidos por la tasa de alfabetización de adultos y la combinación de las tasas brutas de matrícula primaria, secundaria y superior.
- Un nivel de vida decoroso, con bienestar medido por el PIB per cápita, índices de pobreza y seguridad social y alimentaria.
Estos tres aspectos básicos: esperanza de vida, educación y bienestar se complementan igualmente con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) y la huella de carbón y huella hídrica, para lograr así una mirada integral de las dinámicas que ha tenido y tendrá el desarrollo del PCCC en nuestro territorio en el período de tiempo de estos diez años ya transcurridos y en los próximos que vendrán, cuidando de no contagiarnos del virus.
“El desarrollo a escala humana, una perspectiva para Caicedonia” en sus 111 años de fundación
Texto leído durante el conversatorio : “Historia de Caicedonia, una mirada cultural”
Hoy añoramos las viejas casas símbolo de la arquitectura paisa que con sus altas y grandes puertas, sus ventanas y postigos, sus aleros y balcones, albergaron a los miembros de numerosas familias fundadoras del pueblo. Casas que fueron en su momento, testimonio de una época también de progreso, cimentadas entonces en materiales sencillos que reflejaban la nobleza y sencillez de una raza: la guadua y la esterilla, la madera y el barro.
Tantos recuerdos nos quedan, pero esas fueron otras lindas épocas ya vividas…y que no volverán…hoy, son otros tiempos…
Caicedonia, nuestra querida ciudad Centinela, creció, se antojó de ser ciudad y se perfila hoy como un próspero y atractivo destino turístico en la ya reconocida “ruta del café” integrada al Paisaje Cultural Cafetero, Patrimonio de la humanidad. Siempre he creído, que para que un pueblo alcance como ciudad, un desarrollo humano, integral y sostenible, debe tener como base, como cimiento, el trabajo comunitario, la cultura y el conocimiento. Son estos tres pilares los que nos permiten progresar mediante un aprovechamiento racional de los recursos y de las materias primas pero también generar una cultura de equidad y dejusticia con las que se fundamenten la sana convivencia, el respeto por la biodiversidad y de toda forma de vida.
Si deseamos que Caicedonia se convierta en esa ciudad educadora y cultural con la que siempre hemos soñado, debemos propiciar un ambiente en el que se fomente una nueva cultura ciudadana , aquella con la que se recuperen los deseos de los niños y de los jóvenes por el estudio, por la autosuperación, su interés por el conocimiento, la sana convivencia y el respeto por lo público y por la vida; debemos impulsar proyectos que permitan que nuestro municipio se convierta, tanto en lo urbano como en el sector rural , en un territorio formativo de la cultura de la paz en donde se expresen las más caras virtudes de hombres y mujeres que entienden que la cultura del diálogo y de la no violencia, el civismo igual que el respeto por la vida, son el más rico patrimonio de los pueblos.
Para ello es necesario brindarle oportunidades a nuestros jóvenes, para que tengan oportunidades de desarrollar un proyecto de vida y sean ellos, los que formados en diferentes disciplinas, apliquen los conocimientos y aprovechen los avances de la ciencia y de la tecnología desarrollando proyectos productivos innovadores, emprendimientos fundados en el aprendizaje (emprendizaje) que permitan enfrentar con la comunidad problemas como el del desempleo, la falta de fuentes de trabajo y de oportunidades ayudando a resolver el bajo nivel de ingresos y la poca capacidad adquisitiva que hoy tienen sus habitantes y sus familias.
El desarrollo educativo y cultural en la Centinela del Valle deberá ser en los próximos años, la mayor preocupación tanto de sus gobernantes como de todos los ciudadanos y para ello es necesario propiciar más ambientes académicos, programas culturales, deportivos y recreativos con los que se canalice un sano aprovechamiento del tiempo libre para los niños y los jóvenes; así estaremos contribuyendo a cambiar la mentalidad hedonista, facilista y rumbera que hoy les caracteriza a muchos de ellos. Esa pseudo cultura de la rumba desenfrenada y el uso inadecuado del internet, del celular y de las redes sociales, que lo único que logran es fomentar el vicio y la desocupación.
No podemos olvidar que Caicedonia fue un pueblo soñado, proyectado y planificado, lo cual se evidencia en su perfecta cuadrícula, en el ancho de sus calles y carreras, así como en la ubicación estratégica de sus parques y avenidas, de sus templos, cementerio, escuelas, colegios y hospital. Por ello es que hoy debemos preguntarnos a qué tipo de desarrollo es que le queremos apostar: y, entender la importancia de impulsar un desarrollo a escala humana: aquel que de manera integral y sostenible, con fundamento en el trabajo comunitario en la cultura y el conocimiento, sea respetuoso de nuestra historia, de los valores y atributos que nos legaron nuestros ancestros y nos dieron la identidad de un pueblo pujante y audaz.
Si no queremos perdernos en una modernidad caótica y sin sentido, en un progreso desordenado y sin identidad, debemos procurar adoptar a futuro, Planes de Desarrollo Integrales y un Plan de ordenamiento urbano consecuente con las tendencias de la modernidad pero también acorde con el reconocimiento que de Paisaje Cultural Cafetero nos ha hecho la Unesco como patrimonio de la humanidad, reconocimiento que podemos llegar a perder si no hacemos algo por conservarlo.
La invitación es a que se lidere con la comunidad un Plan de ordenamiento y de conservación del Patrimonio, natural, cultural y arquitectónico, con una reglamentación que permita preservar lo poco que nos queda en materia de patrimonio urbanístico, así como del manejo adecuado del espacio público, de las vías, zonas de parqueo, de los bienes y edificios de interés educativo y cultural así como de las áreas verdes, parques y escenarios deportivos, con su respectiva señalización. A que sigamos promoviendo una cultura turística de tipo ambiental, sostenible y sustentable, pero fundamentada en el desarrollo humano integral, y, respetuosa del bien común, para no caer en un turismo depredador, en un progreso sin dirección y norte, ni en un desarrollo desordenado y deshumanizante.
El pasado 25 de junio se cumplieron 10 años de la declaratoria y reconocimiento por parte de la UNESCO del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano (PCCC) como patrimonio de la humanidad y a manera de balance lo que puedo concluir hasta ahora, es que poco o casi nada ha impactado esta declaratoria en lo relacionado con el bienestar social y calidad de vida de quienes son los verdaderos protagonistas de la cultura cafetera, es decir, los hombres y las mujeres del campo que a mi modo de ver, son los que han contribuido y siguen aportando con sangre, sudor y lágrimas, a construir ese paisaje del que hoy nos sentimos orgullosos.
El PCCC enfrenta el desafío de permanecer, fortalecerse o desaparecer como tal y, SÓLO SI se conserva el equilibrio entre los cuatro capitales: el económico, el social, el cultural y el ambiental, se logrará la sostenibilidad y la sustentabilidad como condición de salvaguarda para su conservación y desarrollo, y, ante todo, el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes del territorio.
Por eso considero que además de los criterios y matrices que contienen el Plan de Manejo y Conservación del PCCC a nivel local y regional, para la conservación de sus valores y atributos, deben tenerse en cuenta también los indicadores del Índice de desarrollo humano (IDH) y de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), así como los de la huella de carbono y de huella hídrica.
Manfred Max Neef, economista autor de la teoría del desarrollo a escala humana decía que “es la economía la que debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía”…Es decir, debemos promover un modelo económico que no sólo piense en el crecimiento físico y financiero sino también una economía con desarrollo humano integral. Es una economía que apunta a la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales sin deterioro del medio ambiente.
Si seguimos privilegiando más el capital y las finanzas que la calidad de vida y el bienestar, podremos caer en la trampa de tener buenas infraestructuras físicas como la que hoy tiene nuestro hospital Santander pero sin servicios ni atención humanizante y, sin posibilidad de atender dignamente la satisfacción de las necesidades fundamentales del ser humano, de las personas del territorio y ver, como sucede hoy, que nuestros niños seguirán naciendo fuera de nuestro municipio y nuestros enfermos, por falta de atención oportuna y efectiva, seguirán muriendo en otras ciudades.
Por eso no podemos olvidar que “El respeto por la vida es patrimonio de los pueblos cultos y que la cultura es la más alta expresión de libertad que alcanza el hombre”.
Paisaje cultural cafetero, ¿en riesgo?
La Unesco declaró como patrimonio de la humanidad al Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, PCC-, el 25 de junio de 2011, reconocimiento internacional que exalta las características de toda una zona específica de producción agrícola, determinación que ha dado la vuelta al mundo y ha catapultado para el reconocimiento turístico a una de las zonas más bellas de la inmensa y variada geografía colombiana.
En ese marco de reconocimiento se encuentran 47 municipios y 411 veredas de los departamentos de Risaralda, Caldas, Quindío y Valle del cauca, zona donde, sin lugar a dudas, se produce el mejor café del mundo por su sabor, la manera como miles de familias campesinas cultivan el grano y como conservan las tradiciones que el cultivo ha ido creando a través de la historia.
Zona montañosa, con arquitectura muy especial y costumbres que han permanecido intactas a través del tiempo donde esas familias campesinas y por tradición, desempeñan roles específicos en la minuciosa selección, del grano, desde la siembra hasta su secado para ser llevado al comercio especializado. Es una gran herencia cultural que aún se conserva.
Hay un plan de manejo y protección del PCC que orienta y educa a la población involucrada en la conservación sostenible de toda la zona reconocida; busca el v bienestar económico y social generalizado, la apropiación del patrimonio cultural y la sostenibilidad ambiental. 1
En el papel, este proyecto es único, importante, determinante para el desarrollo social y económico de toda la zona, pero, ¿realmente se han involucrado el Estado, las gobernaciones, los municipios y la sociedad local en sustentar económicamente el magnífico proyecto?, ¿cuál es el aporte que los concejos municipales han hecho a través de acuerdos para que el proyecto no se derribe ante el avance arrasador de otros cultivos no nativos que han venido afectando el entorno, la naturaleza específica de toda la zona escogida?
Para lograr la preservación de nuestro patrimonio, el gobierno creo la figura de los Vigías del Patrimonio Cultural que busca integrar a toda la comunidad, invitarla a participar y a proteger el medio ambiente, la naturaleza regional y local; que las familias en cada uno de los municipios dediquen un tiempo a recuperar, difundir y mantener vigentes nuestras raíces, nuestro desarrollo específico, nuestro entorno; que verdaderamente conozcamos nuestra historia. Es aquí donde surge la inquietud. Hay una organización de Vigías reconocida en el Quindío, pero, ¿en el norte del Valle del Cauca? ¿En Caicedonia y Sevilla, existe esa organización? Y si existen, ¿cuáles han sido los proyectos, quienes lo dirigen y cuánto dinero dentro del presupuesto municipal se ha aprobado?
En Arrierías nos hemos comprometido con la sociedad a difundir las cosas positivas que tenemos como también a divulgar nuestras falencias como una alerta para mejorar. Estamos visitando restaurantes, exaltando las ferias municipales, detallando el trabajo cultural y artístico, entrevistando personajes que, verdaderamente, aportan al desarrollo de cada una de las localidades del PCC. En nuestras visitas hemos encontrado fallas elementales cono los casos particulares de Sevilla y Caicedonia donde no hay una oficina que labore, visiblemente, en la orientación de quienes nos visitan. Los fines de semana encontramos en carretera cientos de ciclistas en grupos medianos viajando por toda la zona. Los hemos visto frente a los parques y en las zonas demostrar, pero no hay quien los oriente.
¿Quién debe ser ese orientador? Pues una persona que, verdaderamente, conozca la historia y la geografía local, que sepa datos de restaurantes, alojamientos y precios, que conozca del plato típico local, regional y sus ingredientes, en fin, debe ser una persona con una buena formación humanística.
Es una verdad de a puño que los alcaldes llegan al poder con votos asegurados, con determinada tendencia y que deben cumplir “obligaciones” con sus votantes. Pues, aceptemos el hecho, pero deben estar allí los mejores, los mejor formados, las personas con una formación ética, cívica y social que sean ejemplo. No sólo se asegura un empleo para las personas (ojalá jóvenes y bien presentados), sino que los municipios recibirán, como contraprestación, la llegada de cientos de turistas que ayudarán un poco en la ya afectada economía de estos bellos pueblos del Paisaje Cultural Cafetero. Estamos a tiempo de empezar a mejorar.
- La Federación Nacional de Cafeteros y el Ministerio de Cultura, han sacado a la luz pública una cartilla informativa con todos los pormenores sobre el tema.
Recreando Sueños
“Recreando Sueños” es la denominación que se le dio a un proyecto con propuestas fundamentadas en la carencia de una política turística en Caicedonia y teniendo en cuenta la difusión y promoción de aspectos subjetivos e inexistentes de nuestro municipio para atraer turistas sin tener que mostrarles y sin una planeación o visión futura del desarrollo turístico.
El Especialista, ex alcalde, Ex docente, rector y promotor turístico regional, Guillermo Escobar Baena, conjuntamente con el Dr. Mario Ramírez Monard, fundador de la Escuela de Bellas Artes del Quindío, Ex director de la Emisora Cultural FM Estéreo de la Universidad del Quindío, fundador, asesor y promotor de los primeros Concursos Internacionales del Bolero, en Caicedonia, escritor y gestor cultural, y también el Ingeniero José Emilio Yepes, mecenas del arte, la cultura y proyección municipal, y con el especialista Jairo Sánchez, biólogo, ex docente, Miembro de la Asociación Colombiana de Ciencias Biológicas, coordinador de grupos ecológicos durante su docencia e impulsador de ideas conservacionistas, conformaron un grupo SIN ÁNIMO DE LUCRO, interesados en asesorar, incentivar y proyectar propuestas turísticas. Para ello se solicitó la conformación de una MESA TÉCNICA, con la presencia del Señor alcalde, el cual, valga la pena decirlo, fue muy receptivo y consecuente en, y durante las reuniones.
Se presentó un plan de trabajo a mediano y largo plazo, objetivo, realizable, concreto y dinámico. Todo asesorado por los miembros de la Mesa Técnica.
Después de recibir las propuestas y proyectos, (parte de ellos los podrán leer en este artículo), sin saber cómo ni por qué, no volvió a haber citaciones ni comunicaciones para concretar lo expuesto.
Resultados: no teníamos ni tenemos nada para mostrar, vender ni antojar al turista.
Sevilla, que empezó al igual que nosotros, le dio importancia a La casa de la Cultura, y a las personas en su papel como gestores en la proyección municipal y hoy en día es el polo turístico más importante y presentable del Occidente vallecaucano. Tiene una gran oferta cultural, artística, musical, paisajística, ecológica, gastronómica y de atención al turista.
Veamos a grandes rasgos lo que se trató de hacer y no se pudo.
Lo que sigue son memorias de las reuniones y propuestas presentadas y los diferentes aspectos en la promoción turística que se debían tener presentes.
ELEMENTOS PARA UNA PROPUESTA DE DESARROLLO TURISTICO Y CULTURAL CON VISION ESTRATEGICA
Propuesta “RECREANDO SUEÑOS”
Proponentes: José Emilio Yépez Rivas, Mario Ramírez Monard, Jairo Sánchez y Guillermo Escobar Baena.
Enero 20 de 2020
Queremos agradecer al Señor alcalde, Carlos Alberto Orozco Franco, su invitación a compartir en esta mañana, algunas ideas acerca de lo que puede llegar a ser una propuesta de desarrollo turístico y cultural en nuestro municipio, con una visión estratégica, a corto, mediano y largo plazo.
En esta primera y breve presentación nos proponemos abordar con una mirada prospectiva lo conceptual en lo que se fundamenta la propuesta; los cinco componentes de la misma con unos referentes en cuanto a lo que necesitamos (los desafíos), lo que tenemos (los insumos), lo que se ha hecho (balance), lo que nos falta (los retos), lo que nos proponemos (el sueño) y nuestros aliados estratégicos; en la última parte, la proyección que a nivel local, regional y nacional se aspira alcanzar.
Caicedonia, después del terremoto desde hace veinte años, ha venido en un proceso de transformación tanto en lo social, como en lo económico, cultural y urbanístico orientado a potenciar la actividad del turismo concebido como motor de desarrollo. Aunque se pueden evidenciar avances significativos en algunos aspectos, no se ha logrado aún consolidar un Plan de desarrollo turístico municipal que tenga el carácter participativo, transversal, integral e incluyente y cuyo norte sea el de preservar y potenciar nuestra identidad de la cultura cafetera.
Hoy Caicedonia, además de haber sido incluida en la ruta turística del café, forma parte de los siete (7) municipios cordilleranos (Caicedonia, Sevilla, Génova, Buenavista, Pijao, Córdoba y Calarcá) en los que se empieza ya a desarrollar el proyecto de turismo cordillerano con el patrocinio del gobierno suizo y la coordinación de las alcaldías y las Cámaras de Comercio.
De allí que lo que aquí se propone, responda no sólo a la necesidad de concretar lo que fue la propuesta de gobierno del Alcalde electo en materia de turismo y cultura, sino también a la urgente necesidad de integrar en el Plan de Desarrollo Municipal 2020-2023, los proyectos, objetivos y metas que se han de desarrollar en el cuatrienio en estas áreas pero con una visión estratégica a lo que consideramos debe ser también la formulación de un Plan decenal de desarrollo turístico municipal con carácter estratégico 2020-2030, con la participación de todas las fuerzas vivas del municipio.
Se propone que para ello es necesario primero, integrar, convocar y fortalecer tres instancias participativas: El Comité municipal de turismo, el comité municipal de paisaje cultural cafetero y el Consejo Municipal de cultura, instancias en las que en primer lugar se deben analizar, discutir y proponer los planes, programas y proyectos que para dinamizar estos dos sectores se planteen recogiendo el sentir de la comunidad que se expresa a través de las diferentes instituciones cívicas, educativas y de servicio, llevando dichas iniciativas a la consideración del Señor Alcalde y por su intermedio a la instancia del H. Concejo Municipal las propuestas que así lo requieran.
Este equipo que hoy se conforma, con carácter técnico, asesor y propositivo, pero no operativo ni ejecutor, promoverá las acciones necesarias para recoger las líneas, inquietudes y propuestas que en materia de turismo y cultura se llevarán a la mesa técnica encargada de elaborar el Plan de desarrollo municipal entendiendo que sólo lo que allí se apruebe podrá tener recursos asignados para su real ejecución.
Las propuestas que en materia de turismo y cultura aquí se presentan tienen fundamento en cinco áreas que son: lo ambiental, lo económico-productivo, lo cultural-educativo, lo comunitario-institucional y lo turístico-patrimonial.
Como la propuesta parte de reconocer y valorar lo que hasta ahora se ha hecho, en lo que hemos avanzado, se propone dar continuidad a esas políticas y programas pero resinificando su sentido.
Se trata entonces de formular la segunda etapa de la estrategia ANTOJATE DE CAICEDONIA, Sabor, Paisaje y cultura, dando continuidad y fortaleciendo la marca de ciudad, pero enfatizando en los conceptos de patrimonio e identidad de la cultura cafetera, con una mirada prospectiva de territorio, región y país.
Con estos elementos de patrimonio e identidad, estudiados desde la mirada de paisaje, territorio y cultura lo que se buscará es:
1) Un autoreconocimiento por parte de nosotros mismos como habitantes, de nuestros propios valores, atractivos y potencialidades, pero también de los aspectos por mejorar.
2) Mejorar nuestra autoestima y propia valoración de lo que somos y tenemos para poder mostrar con orgullo a propios y visitantes nuestro patrimonio natural y cultural.
3) Auto cuidado, preservación y conservación de los bienes patrimoniales tanto naturales como de infraestructura, con sus valores y atributos del PCCC.
4) Con responsabilidad y autonomía, adoptar nuestros propio Plan de desarrollo turístico que nos permita a nivel municipal crecer de manera ordenada y sostenible.
5) Superar cada día los índices de crecimiento y competitividad tanto en lo económico-productivo como en lo turístico y cultural con criterios de seguridad social y equidad.
Parte de esta propuesta, centrada en los conceptos de patrimonio e identidad, va orientado a potenciar dos proyectos concretos que se proponen:
1.-La escuela de artes y oficios y
2.- el Centro de formación ambiental en el Parque las Heliconias.
La primera, ligada a la Casa de la Cultura, pero con cierta autonomía e independencia institucional pensada para el desarrollo y ofertas de programas, proyectos y eventos con los que se contribuya a formar artesanos, auxiliares y técnicos en diferentes oficios y profesiones que demanda el desarrollo del municipio en las diferentes áreas de la construcción, del transporte, de la pequeña industria y del campo.
El segundo, concibiendo al Parque las Heliconias no solo como un espacio para la promoción del turismo local y regional sino también con un gran eco-parque didáctico en el que los niños, los jóvenes y aún los adultos puedan desarrollar actividades orientadas a la formación en lo ambiental.
Finalmente, este equipo asesor quiere poner a su disposición Señor Alcalde, toda nuestra voluntad, disposición, experiencia y conocimiento para contribuir a seguir avanzando en la estructuración del Plan estratégico de desarrollo turístico municipal 2020-2030, con el que podamos los caicedonitas alcanzar ese sueño de dejar a nuestros hijos una ciudad educadora y cultural, con un desarrollo humano integral y sostenible en la que las instituciones educativas, cívicas y gubernamentales, conozcan más su territorio y alcancen un empoderamiento de su tierra y de los procesos de generación de cultura turística con responsabilidad ética, social y ambiental que les permita la re significación de su labor comunitaria en su entorno social y a potenciar el importante papel que cumplen para el desarrollo del Municipio. Con una comunidad de Caicedonia empoderada, tanto del sector urbano como rural sensibilizada y orgullosa de la riqueza natural, cultural y arquitectónica asociada al Paisaje cultural cafetero apropiándose de una cultura turística para potenciar el sentido de pertenencia al territorio y defender el patrimonio del municipio.
Así mismo esperamos poder adelantar un trabajo con las fuerzas vivas del municipio para que toda la comunidad contribuya a enriquecer las propuestas de lo que ha de ser en un futuro inmediato, la implementación de la política pública de turismo y la elaboración y adopción de un Plan de manejo y conservación del Patrimonio natural y cultural y especialmente del Paisaje Cultural Cafetero, considerado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad si queremos seguir conservando ese reconocimiento y formando parte del corredor turístico cordillerano del eje cafetero.
Nuestra consigna es promover el desarrollo humano, integral y sostenible a través de un turismo sustentable.
Dado que el trabajo se enmarcaba de manera global, además de escuela de Artes y Oficios, cuya propuesta no se presentó, solo se esbozó, pero se tenía toda la intención, asesoría y conocimiento para realizarla, se buscaba capacitar a los guías turísticos en BILINGUISMO, y en atención al Turista. Todo eso quedó en ideas nuestras que otras personas ya nombradas y trabajando (¿?) en esa línea lo realicen.
FORTALEZAS Y DEBILIDADES DEL TURISMO CAICEDONITA.
Aspectos positivos, fortalezas.
- El municipio, en sí mismo, su enclave geográfico y su situación privilegiada dentro del marco: paisaje Cultural Cafetero, brinda de hecho, el mayor y mejor punto de partida para cualquier proyecto de esa índole.
- El entorno turístico que nos ha dejado lecciones acerca del deseo de los visitantes. Unos, vienen a la región buscando paisajes, otros, naturaleza, otros, gastronomía, unos más lo hacen atraídos por el medio cultural, hasta el aspecto religioso atrae visitantes, sin olvidar los deportes como la pesca, el balsaje y, aún los ciclo paseos, o equino rutas. Todas esas actividades están ahí, a flor de piel, esperando ser dinamizadas por entes, o personas que les den el impulso.
- Lugares apropiados para recibir, atender y vender a visitantes: Veredas como Aures, Burila, Samaria, Montegrande. Sitios como los diferentes templos, casa de la cultura, coliseos para eventos deportivos de exhibición, Lagos de pesca y excelentes restaurantes, así como poca, pero buena oferta hotelera, tanto urbana como rural.
- Una excelente producción de productos artesanales que indican el potencial de nuestras gentes como micro, pequeños, medianos y grandes empresarios.
- Disposición de personas desinteresadas en retroalimentar el proceso que se ha venido dando, con el fin de volverlo objetivo y funcional.
- Una administración, hasta ahora, de puertas abiertas a propuestas y ofertas referentes al turismo.
- LAS FALENCIAS, O CARENCIAS MÁS PROTUBERANTES:
- Vender la cosecha sin haber sembrado la semilla, con esto me refiero a la difusión de lugares, eventos, comidas, museo, rutas, senderos, por fuera de Caicedonia, cuando la realidad es que, si bien, existen, no podemos mostrarlas porque falta dinamizarlas.
- La infraestructura de transporte y personal capacitado para atender turistas que se desplacen hacia determinado lugar. ¿Quiere alguien ir al parque de las heliconias?, si no tiene carro, o es un grupo grande, no hay transporte, y si lo hay, la tarifa es un abuso.
- La concientización general de lo que es turismo, turista, visitante, y sus necesidades, el cómo suplirlas con personas capacitadas.
- La poca infraestructura hotelera y la no organización de alojamientos urbanos o rurales para atender números grandes de visitantes.
- La carencia de sitios de atención permanente en artesanías, gastronomía, orientación, acompañamiento, señalización. Así como el desconocimiento de que tenemos lugares como: el as de oros, el burila, café y sabor, el continental, que bien podrían tener una placa indicando, al visitante, que en esos sitios se toma el mejor café o tinto a mejor precio, porque es tradicional.
- Otra falencia es el cierre de los establecimientos, almacenes y lugares de visita, a medio día. Cuando haya una ola de visitantes, eso debe ser corregido.
Conclusión.
Si ha habido interés por parte de los ciudadanos en colaborar y hacer de Caicedonia un polo turístico, saquen su propia conclusión.
Un recuerdo para el recuerdo
Texto leído en la Casa de la Cultura de Caicedonia con motivo de los 111 años de fundación del Municipio en el conversatorio «Historia de Caicedonia, una mirada cultural».-
Caicedonia no ha destacado por tener muchos escritores. Solo algunas personas han dedicado su tiempo a escribir relatos y se han producido algunos libros que no son muchos a decir verdad. Los más reconocidos son: Roger Ríos; Oscar Piedrahita González; Carlos Alberto Agudelo, Aida Yepes, Mario Ramírez Monard, Miguel Gualteros. Pero de verdad son pocos los hombres y mujeres que reconocemos como escritores de nuestro terruño.
Fue por eso que en 1998 y con el lema “Porque las palabras pueden más que los fúsiles” la Corporación para la participación, integración y desarrollo de Caicedonia, CORPOCAICA, institucionalizó en este municipio un acontecimiento que denominó “Encuentro nacional e internacional de escritores por la paz de Colombia”; el mismo se convirtió en el hecho cultural más importante que la ciudad realizaba como un aporte a la paz del país y como una forma de abrirle un espacio al pensamiento y a los pensadores, para que desde esta tierra, antes estigmatizada por la violencia, pregonaran mensajes que acallaran los disparos que desde hace años siembran la muerte sin distingo alguno.
Los que participamos en la creación y realización del evento entendimos que la quietud no produce; que estar inmóvil es adelantar la muerte, y porque no nos resignábamos a que a cada retorno la ciudad fuera una fotografía repetida que dejábamos de una forma en cada adiós y la encontrábamos lo mismo en cada disculpa del regreso. Por ese motivo nos propusimos desperezar el letargo que veíamos y surgió la idea de reunir a varios escritores para que nos hablaran del oficio, para que nos hicieran partícipes de sus creaciones, para que con la disculpa de una ponencia o de una cerveza, nos fueran regalando los secretos de construir historias sumando las letras del abecedario y provocar, de paso, la escritura en los jóvenes del municipio.
Para la despertar la tranquilidad pueblerina un día cualquiera de 1998 empezaron a caminar las calles de Caicedonia: Germán Castro, recientemente fallecido; un Zipaquireño que nos había mostrado, tiempo atrás, como un pueblo violento dividido en dos sectores bien definidos: del Parque principal hacia arriba –contó en su libro Colombia Amarga- vivían los conservadores y hacia abajo del parque, los liberales. Nos narró historias que nos estremecieron en su Colombia Amarga, y regresó, para darse cuenta que ese pueblo, contado años atrás, propiciaba momentos de paz y convocaba a los hombres que podían señalar nuevos caminos para encontrarla.
Luego en otra ocasión, como un marinero extraviado que busca su barco donde no lo va a encontrar, vino a visitarnos Walter Joseph Broderick, un escritor australiano-irlandés a quien todos conocemos como Joe, y nos regaló la magia de su escritura, nos cautivo con su bonhomia, con su risa fácil y contagiosa, a tal punto que una chica de Caicedonia, que hoy ya debe ser una mujer mayor, emocionada y conmovida le ofreció “la ciudadanía caicedonense”, pues así somos en este pueblo: espléndidos, descomplicados y montañeros, de los cual nos sentimos orgullosos.
Llegó también, el amigo de Caicedonia, Gustavo Álvarez Gardeazábal, con su lengua viperina que no perdona a nadie. Deslenguado como siempre armó alborotos, provocó a los demás escritores, y puso a la prensa a reproducir la irreverencia de sus palabras.
Nos visitó, Germán Pinzón, uno de los mejores cronistas de esta Colombia que tanta historia tiene para contar pero que son pocos quienes la cuentan bien. Desmitificó para nosotros al escritor, nos hizo reflexionar. Un ser maravilloso y sin alardes de nada que nos enseño que en la sencillez también esta la magnificencia del ser humano.
Como olvidar a R.H Moreno Duran, altivo y desafiante desde su estatura de escritor. Soberbio y demoledor en la crítica, se enamoró del Encuentro y nos dejo como recuerdo la aplicación que se debe tener en el oficio de escribir.
Los correos de la clandestinidad nos permitieron tener en nuestro primer libro una ponencia de Álvaro Leyva Durán que se encontraba en el exilio. Ahí esta como testimonio de su presencia en “Las letras de la paz”, un compilado de la voces de los escritores que nos acompañaron en 1998.
Otro de los intelectuales inolvidables y asiduo visitante del Encuentro, fue Oscar Collazos, alegre como una maraca de su costa natal, pero duro con la pluma que cuestiona y señala. Y obviamente, el inolvidable Arturo Alape, cáustico en la reflexión y en la palabra, amiguero y divertido en el trato.
Muchos son los nombres de quienes nos acompañaron Humberto Jarrín; Humberto Valverde: Miguel Gualteros, el alcalde mecenas enamorado de las letras, los escritores y los libros. Siempre ahí, en el estar, en la solidaridad, en la amistad que justifica estas fiestas para el alma.
Y quien no recuerda a Jota Mario Arbeláez, poeta de poetas, Jota se gozó todos y cada uno de los encuentros a los que asistió. Enamorador de oficio con la palabra, con sus reflexiones, con sus poemas, es otro de los que formaban parte de nuestros visitantes de siempre.
A Caicedonia, gracias al encuentro, vinieron importantes escritores que dejaron el eco de sus palabras en el sentir de los caicedonenses. El Cubano, Alberto Rodríguez Tosca: Mauricio Contreras Hernández; Álvaro Marín; Pedro Badran Padaui; Horacio Benavides; Hernán Vargas Carreño; el poeta de la tierra Oscar Piedrahita González, que nos marco el alma con aquel poema, digo Caicedonia, que recitábamos de muchachos “pero un día soltaron a la muerte / preñada de fusiles y puñales/ y los hombres rodaron por el suelo / cubriendo con su sangre tus paisajes”.
Elmo Valencia, el Monje Loco, fiel representante del nadaismo, el movimiento intelectual, que hizo vibrar los cimientos de esta patria adormilada; Miguel Fernández Caro; Alejandro José López; Julián Malatesta; Darío Henao; Ana Milena Puerta, y otro de la tierra, Gustavo Escobar Baena.
También vino Julio Cesar Londoño, quien sabiendo la importancia del evento y quien sabe que el sarcasmo y el humor nos salva de “la estúpida cordura rutinaria” escribió la mejor reflexión acerca de para qué sirve un encuentro de escritores y quiero compartir con ustedes: apartes de lo que Julio César dijo: “¿Para qué sirve un congreso de escritores?, me preguntó allá en Caicedonia un buen hombre, uno de esos que prefieren ver a su hija casada con un traqueto antes que con un poeta.
– Para que los escritores puedan bailar boleros con pueblerinas bonitas, le contesté para que no jodiera, para que no se frunciera por la simpleza de que un forastero le apretara la hija al lento compás de “Cosas como tú”.
En realidad el tipo tenía razón: un congreso de escritores no sirve para nada. O sirve para lo mismo que las reuniones de la sociedad protectora de animales, de las damas grises, del consejo de ministros o de una cumbre del G-8 contra el hambre en el planeta. Bueno, no exageremos: nuestras reuniones no son tan nocivas como los oscuros conciliábulos del G-8. En las nuestras no se decide el bombardeo de una aldea miserable, ni el cierre de millones de puestos de trabajo ni la muerte por inanición de seis mil niños diariamente.
Por el contrario, un encuentro de escritores sirve para que hombres y mujeres que han dedicado su vida al lenguaje y a la reflexión, se reencuentren, se abracen e intercambien libros, direcciones y datos heréticos. Sirve para que los hombres y las mujeres caicedonitas se enteren de ciertas cosas que no publica nuestro frente-nacionalista periodismo. Para que escuchen otra manera de entonar el castellano. Para que los estudiantes de Caicedonia conozcan nuestras obras y asistan a nuestros talleres. Para que toquen a un escritor, «esos marcianos», como nos llama el mecenas del Encuentro, el alcalde Miguel Gualteros. Para recordarles que hay palabras distintas a Disel, Levis, Girbaud, Pepe y Nike. Para que conozcan de cerca esa alternativa de vida, esa manera de asumir el mundo: la intelectual. Para que se enteren de que los escritores somos pobres pero gocetas. Para que la hija del tipo aquel sepa que todavía hay hombres que quieren seducirla, no comprarla. Para que los escritores lloremos juntos nuestro país. Para levantar barricadas de palabras contra las hordas de los bárbaros. Para intentar un exorcismo de la frivolidad. Lo que quiero decir, en suma, es que los congresos de escritores, la sociedad protectora de animales y las damas grises sirven para volver a levantar lo que los poderosos derriban. Que el mundo se sostiene gracias al trabajo de una multitud de seres anónimos que hacen bien sus pequeños oficios”.
También vino a Caicedonia, un muchacho travieso y asustado al que creímos que teníamos que tenerle un traductor. Nos visitó desde Alemania. Se llama Raúl Zelick y conocía más bien a Colombia que nosotros, hablaba mejor el español que nosotros, pero tenia el mismo miedo a las palabras que iba a decir, lo mismo que nosotros. Gracias a él algo de Caicedonia se puede leer en el lenguaje enredado de los alemanes. También nos acompaño Arturo Guerrero, de una reflexión tranquila sin aspavientos, se gano nuestro afecto y nosotros el de él.
Estoy seguro que la juventud de Caicedonia no olvida a Ricardo León Peña Villa, El poeta, con mayúsculas, que vivía en Nueva York, pero quien en su corazón le tenía un altar a Caicedonia. Se que los jóvenes que le conocieron no le olvidan porque su lema de vida era “hay que fiestiar trabajando y trabajar fiestiando”. Ha sido el único escritor que se fue a la cárcel con un grupo de muchachos y muchachas, poetas jóvenes de esta ciudad, a regalarles a los detenidos un recital inolvidable lleno de palabras y humo para la alegría.
Se que la falta de memoria habrá hecho que no nombre a muchos de los escritores que han estado en Caicedonia a lo largo de esos 4 encuentros, 5 para ser mas exactos, pues con la inicial Casa de la Cultura, la que fundamos un grupo de soñadores, realizamos un encuentro hace ya bastante tiempo en el que estuvieron también: Lisandro Duque Naranjo, Enrique Cabezas Rher, Raymonds Williams, Roger Ríos, entre otros. Así mismo nos han acompañado Orietta Lozano, Carmen Cecilia Suárez, Samaria Márquez y otros escritores como Elías Mejia, Humberto Senegal, entre otros amigos del vecino departamento del Quindío.
Para finalizar, quiero recordarles que aquellos Encuentro de Escritores tuvieron un origen que no puedo dejar de reseñar porque los créditos hay que dárselos a quienes se los merecen: Así reseñé para los periódicos el Primer Encuentro de Escritores: “Por los años de la primera violencia, luego del Asesinato de Gaitan, Caicedonia, Valle del Cauca, fue víctima también -como muchos otros municipios vallecaucanos- de la guerra partidista que cubrió a la nación. Y la violencia en esta población norte vallecaucana sirvió para que los periódicos, llenaran sus páginas hasta el hartazgo, dejándola marcada «como una ciudad violenta».
El lugar ha crecido en el tiempo, ha generado progreso, ha brindado su inigualable riqueza agrícola, pero no ha podido liberarse aún de ese estigma que le dejó los años macabros de las balas y los sacrificios banderizos. Y, ¡paradojas de la vida!, hoy, Caicedonia, esa misma ciudad en donde «un día soltaron a la muerte preñada de fusiles y puñales» como canta el poeta de la tierra, Óscar Piedrahita González, es el escenario de uno de los eventos culturales más importantes que se den en el Valle del Cauca y en Colombia: El Encuentro Nacional e Internacional de Escritores por la Paz de Colombia.
Todo comenzó en1998, cuando un grupo de Caicedonenses residentes en la Capital del Valle del Cauca y motivados por Pedro Luis Barco, un bota corriente «de aquí a Pekín», como dicen los jóvenes de hoy, decidieron que su tierra natal debía de institucionalizar un evento que «le limpiara la cara» y que la proyectara como en la realidad es: una ciudad pujante, progresista, rica, que ocupa el lugar privilegiado entre los mejores municipios del país.
Luego de varias reuniones, de sesudas elucubraciones, pero sobre todo de muchas noches de amistad para «botar trifásica» alrededor de unos «guarilaques», decidieron que Caicedonia seria el municipio (en estos momentos de la horrible guerra que vive el país), que jalonaría un evento que tuviera como objetivo la paz para los colombianos.
Y dijeron «vamos pa`esa» Lucas Quiroga, Fernando Luis Orozco, Ligia Garay, Hernando Masso, Manuel Tiberio Bermúdez, Alexander Henao, Javier Correa, Mario Henao, en Cali. En Caicedonia decidieron el apoyo a la idea: Jorge Alberto Domínguez, Guillermo Escobar Baena, Carlos A. Carmona, Maria Elena Duque, Miguel Gualteros, Mario Agudelo, entre otras personas que no dudaron un instante en las bondades de la propuesta”.
Esos encuentros fueron el resultado de una voluntad en plural. Muchas son las personas que no firmaron los manifiestos, que no dieron entrevistas para la prensa pero que estuvieron ahí diciendo siempre presente.
A todos ellos, a este pueblo que tanto queremos, los que de aquí somos, mil gracias, es para ustedes este pequeño homenaje de la memoria.
Efecto cambio climático en nuestros municipios
La mayoría de colombianos vemos con preocupación los daños y efectos que está generando el cambio climático en el mundo: el descongelamiento de los casquetes polares, las altísimas e históricas temperaturas en algunos lugares del planeta con las concebidas sequías y los incontrolables incendios, las descargas inusitadas de lluvias con las inimaginables inundaciones, y un sin número de efectos climáticos alarmantes debido a los fenómenos meteorológicos extremos.
El cambio climático es atribuido de manera directa o indirecta a las actividades humanas que alteran la composición armónica de la atmosfera mundial. Y muy a pesar de saber que el planeta se renueva cada determinado tiempo y por eso en la historia aparecen las “eras” en la evolución del planeta, las alarmas se encendieron en este lustro porque se empiezan a presentar en todo el globo terráqueo indicadores atmosféricos históricos que atentan contra el actual bienestar de muchas comunidades.
Pero pocas veces nos detenemos a mirar detenidamente que esta pasando en nuestros municipios y las devastadoras consecuencias que trae este trastorno ambiental, climático y económico. Algunos (o muchos) vemos asombrados lo que pasa en el mundo frente a este tema y creemos que a nosotros poco nos va a afectar. Pero la verdad…estamos muy equivocados. En esta región del país (eje cafetero y Valle del Cauca) al día de hoy llevamos más de un año y medio de invierno y a pesar de que la calamidad ha tocado muy pocas puertas, el efecto en la economía ha sido severo. Los bajos niveles de radiación solar ha hecho, por ejemplo, que las floraciones de cítricos, cafetales, aguacateras, mangos y demás frutales sea muy escasa, y por tanto, escasa también las cosecha. Como este fenómeno es reiterativo durante más de tres semestres, el impacto económico es devastador. No se sabe que es peor, si una sequía severa o un invierno extremo. Lo que si se ha calculado es que este impacto negativo en las economías locales se refleja en una reducción del 0,5% del producto interno bruto anual. ¡Y eso es bastante!
El café, por ejemplo, verá reducida su producción en aproximadamente la mitad. Así que, y a pesar de los buenos precios del grano, su valor actual no compensa el faltante en producción.
Y muy a pesar de seguir viendo a nuestro alrededor un exuberante verde y unos caudalosos ríos, recordemos que la amazonia viene siendo deforestada de manera inexplicable y exagerada, y que el plástico que utilizamos se está yendo a los mares a formar continentes de basura toxica.
Colombia representa tan solo el 0,6% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, gran causante de esta afectación ambiental, pero hoy nuestro país está entre los veinte más amenazados por el cambio climático.
Invito de manera especial a que además de evitar el uso de materiales contaminantes, empecemos a dar paso a la implementación de buenas prácticas como la de la agricultura urbana (explicada en anteriores entregas) y entendamos que el cambio climático está afectando el medio ambiente y el bolsillo también.
Paisajeando
Información turística
El pasado puente del mes de marzo creímos, por fin, que la administración municipal de Caicedonia y/o las personas encargadas de impulsar el turismo en nuestro pueblo, habían tomado en cuenta las recomendaciones o sugerencias que muchas personas habían presentado ante Redacción de Arrierías: un punto de información para los desorientados visitantes que, especialmente, visitan Caicedonia los fines de semana. Sí, lo hicieron, pero sólo dos días de todo ese fin de semana en el cual se movilizaron miles de turistas por todo el eje cafetero. No han vuelto a tener ese punto de información que, en el Quindío, casi todos los municipios lo tienen.
Lo cierto es que es muy poca la información para nuestros visitantes y la promoción, privada, buena, por cierto, está en manos de Mario López, más conocido como polaco, personaje de nuestro pueblo que siempre está dando a conocer nuestras virtudes turísticas a través de las redes con sus excelentes y bien logrados videos de promoción, lo mismo que Gloria María Ramírez con respecto a Samaria y su maravilloso Mirador de los Vientos.
En la pequeña e incómoda carpa que sacaron ese fin de semana, entregaron a quienes se acercaban un llamado mapa turístico y de eventos excelentemente editado, pero sin información básica con fechas de tales actividades y sin una guía de hoteles, restaurantes, historia y marco geográfico de nuestro municipio.
Una guía de los sitios sin información complementaria nos lleva a pensar en improvisación y ligereza del creativo que hizo tal diseño.
Ingenuamente fuimos a tipografía Atalaya, la única empresa editora en Caicedonia con capacidad de hacer publicaciones de gran mérito, y nuestra sorpresa fue total: allí no hicieron tal publicación, lo que nos indica que la administración o los contratistas encargados de tal promoción se llevaron ese trabajo para otra ciudad. Muy triste, pues creemos que en nuestro pueblo hay personas, empresas y entidades que pueden hacer muchos de esos trabajos para generar más empleo y desarrollo comercial. Luego hablan de “CAICEDONISMO” y de creer en lo nuestro, en tener sentido de pertenencia.
MOVILIDAD EN EL EJE CAFETERO
Estos administradores públicos regionales dan risa. El mayor peso específico del llamado Paisaje Cultural Cafetero lo tiene el departamento del Quindío, pero parece que solo existe para las ciudades importantes y no para la parte cafetera, la zona de montaña en la cordillera central donde florecen municipios como Córdoba, Salento, Pijao, Buenavista, Génova y ahí pegaditos Caicedonia y Sevilla. El tratamiento es como si fuéramos pueblos de segunda. Hace un mes un alud taponó parte de la carretera que de Armenia conduce a Génova, Caicedonia y Sevilla. Pues el departamento del Quindío no ha sido capaz de afrontar la solución del problema y ha sido una empresa privada la que ha colaborado en el levantamiento de tierra que tapona ese pedazo de carretera.
La semana pasada un alud más grande cayó sobre la importante vía de la línea, entre Cajamarca e Ibagué. Pues en menos de dos días abrieron paso. En la región, el Quindío precisamente, la incompetencia gubernamental es lo que hay para mostrar mientras se sacan fotos y se abrazan con gobernantes, empresarios de más peso hablando a boca llena del Paisaje Cultural Cafetero Patrimonio de la Humanidad, mientras un taponamiento que conlleva al cierre de vías notablemente perjudica a los municipios que hacen parte vital de ese patrimonio.
En Caicedonia algunos empresarios que han tenido la idea de hacer o impulsar turismo rural en sus fincas se quejan del estado actual de las vías: -“yo no voy a hacer una gran inversión en mi finca si el lamentado estado de vías de acceso a mi predio continua. NI el municipio ni el departamento del Valle se preocupan al respecto. Así no se puede hacer turismo”- dice contundentemente el finquero.
Es muy difícil que un empobrecido municipio pueda realizar obras de infraestructura en vías y debe dar prioridad a otras necesidades básicas, pero, ¿y la gobernación?, ¿el Estado?
En tiempos de elecciones los políticos llegan con promesas a captar votos y luego se olvidan de sus compromisos hasta que inician otras campañas y la gente, ingenuamente, sigue eligiendo a los mismos mientras los pueblos sobreviven en medio de necesidades básicas y con la esperanza de un mundo o una vida mejor y así continuamos día tras día, año tras año.
SENTIDO DE PERTENENCIA
Es importante aclarar que la Revista Digital ARRIERÍAS no participa en campañas religiosas y/o políticas de ningún tipo. Nuestro compromiso es con la comunidad para dar a conocer sus necesidades; el entretenimiento a través de la lectura y el gran aporte que hacen escritores y columnistas quienes mes tras mes, sin remuneración económica alguna, tratan de llegar a nuestros lectores con temas en cultura, historia, música, poesía, turismo.
Las autoridades municipales contarán con nuestro apoyo en el impulso de políticas públicas que beneficien a la población, pero también recibirán nuestros aportes críticos respecto de temas que, en alguna medida, perjudiquen a la sociedad en general. Impulsamos el sentido de pertenencia, el amor por la tierra donde se habita, la raigambre. Continuaremos actuando dentro de los parámetros de respeto el sentido crítico y los cánones de la ética que, como esencia, deben tener todos los medios periodísticos o de comunicación social.
Desde las niguas hasta los puentes caídos o cerrados de Caicedonia
“A Caicedonia le canto porque la llevo en el alma
Porque en sus calles, traviesa, descalza, corrió mi infancia”.
William Piedrahita González.
Poeta.
En estos días, a raíz del desplome del puente “El Alambrado” sobre el río “La Vieja” y de que hace más de medio año se encuentra cerrado -por daños estructurales- el puente “Pompilio Gutiérrez” sobre el rio Barragán, en la carretera Panamericana; mi pueblo Caicedonia está incomunicado con el centro del país por ambas conexiones.
Es decir, casi tan incomunicado como estaba toda la región a principios de siglo XIX. Los primeros colonizadores preferían las zonas planas y no se aventuraban a coger monte arriba, por lo que Caicedonia, que fue fundado en 1.910 por Daniel Gutiérrez y Arango (hermano de Pompilio, el del puente cerrado) es uno de los municipios más jóvenes del Valle del Cauca. “Aquí estamos bien, del río La Vieja para arriba no se puede vivir, en invierno no hay donde poner la chocolatera y en verano no hay agua para hacer el chocolate”, le escribía quejoso don Juan María Marulanda a don Lorenzo Jaramillo, un sonsoneño próspero por los réditos de la colonización del Viejo Caldas.
Como siguió ocurriendo hasta la década de los treinta del siglo pasado, cuando el presidente Enrique Olaya Herrera, a quien le decían “seis y cinco” ya que mantenía la cabeza levemente inclinada hacia la izquierda, se propuso unir las principales ciudades del país –sobre todo a Bogotá con Cali por medio de la carretera Panamericana que debería -a su vez- unir el continente americano desde Alaska hasta Tierra del Fuego en Argentina.
La carretera Panamericana es la espina dorsal de nuestro sistema de transporte por carretera. Antes de su construcción “los caminos eran veredas carcomidas por zanjas profundas que en el invierno formaban barrizales imposibles preñados de mosquitos y otros insectos. Los arrieros y viajantes mantenían los pies hinchados por el esfuerzo y por la buena provisión de niguas que, aferradas, no dejaban olvidar que constituían el parásito emblemático de la Colombia de esos tiempos”.
Existía sí, aunque parezca imposible, “in illo tempore”, algo precioso que borramos de la faz de nuestra tierra hace 40 años: el tren que llegaba desde Cali o Buenaventura hasta Armenia pasando por La Tebaida. En 1927 se inauguró la estación Caicedonia y hasta ahí se llevaba el café, la panela el maíz, el frijol y el ganado. Ahora se hace balsaje recreacional, pero en ese tiempo, muchos caicedonitas comerciaban en Cartago sus productos de pancoger en balsas de guadua. Allá vendían todo, hasta las guaduas.
Si usted viaja hoy hasta el desplomado puente del Alambrado, podrá ver que a 250 metros todavía está el puente y la vía férrea carcomidos por el óxido y el olvido.
Con la caída y la sellada de los dos puentes, en realidad quien quedó incomunicado, partido o roto fue el país, pues ambos puentes son parte de la ruta Bogotá-Buenaventura, estratégica para el comercio internacional y nuestra competitividad.
Con el agravante de que las rutas alternas que se habilitaron para el transporte entre Bogotá y el occidente presentan también problemas en otros dos puentes sobre el río La Vieja.
En efecto, el puente “Piedras de Moler”, en la ruta alterna Alcalá – Quimbaya – Armenia – Calarcá, que fue construido en 1935, solo permite el paso de vehículos livianos en un solo sentido; es un auténtico vejestorio que puede colapsar de un momento a otro. “Llevo una hora viendo pasar camiones por el puente, ojalá no se vaya a caer con nosotros aquí encaramados” dijo al diario “El Tiempo” un conductor que pasó por el puente.
Y el puente “Simón Bolívar” que comunica a Cartago con Pereira y que es la otra ruta alterna para tractocamiones, también tiene graves fisuras y requiere intervención urgente. El caso es que pasó de recibir 5.000 vehículos a 30.000 y peligra que no los resista.
Los caicedonitas, que somos montañeros y pueblerinos, consideramos al pueblito con toda humildad como “el mejor vividero del mundo”, debido, entre otras, a que la carretera Panamericana atraviesa el municipio por la calle 14, por lo que a Caicedonia llegaban primero los periódicos, las revistas de moda, los discos y los chismes políticos bogotanos que a Santiago de Cali.
Uno de los más gratos recuerdos de mi juventud fue el paseo de bachillerato en 1971. Salimos a la madrugada, en bus, rumbo a Santa Marta por la estrecha y curvilínea vía Panamericana. La subida a “La Línea” se hacía con doble santiguada: una al arrancar el ascenso en Calarcá y otra al empezar la feroz bajada a Ibagué. En La Dorada cogimos el tren “Expreso del Sol” con vagón comedor incluido, que se tragó los 800 kilómetros del caluroso valle del Magdalena hasta el Caribe y me marcó para siempre en la memoria el azul intenso del mar Caribe.
Ahora, si usted quisiera hacer el mismo viaje no podría, porque el tren de pasajeros hace más de 20 años no existe y porque la carretera de la “Ruta del Sol” a Santa Marta, en la que se gastaron un cuarto de siglo construyéndola no la han terminado. Se la robaron impunemente con las coimas de Odebrecht. Solo queda un largo carreteable con dobles calzadas intermitentes, plagado de huecos y peajes.
Es claro que el gobierno de Petro no es el responsable de la desatención a los cuatro puentes, pero sí lo es de sus prontas reparaciones. Por lo pronto, el gobierno se ha comprometido en iniciar la construcción de un puente militar en el Alambrado que debe estar en funcionamiento en menos de dos meses; ya arrancaron los arreglos del puente sobre el río Barragán que deben terminar en cuatro meses, y estamos esperando que el ministerio de transporte se pronuncie sobre los de Cartago y de Alcalá.
En transporte férreo, Colombia está más atrasada que cuando se construyó el puente sobre el río La Vieja, ahora carcomido por el óxido y el olvido; en transporte fluvial estamos más llevados que cuando los caicedonitas vendían hasta las guaduas en Cartago; y en transporte por carretera oscilamos entre la esperanza y el desconsuelo, pues contamos con mejor movilidad y tenemos hitos de la ingeniería como el puente Pumarejo en Barranquilla y túnel de la línea, pero se nos siguen cayendo los puentes y averiando las vías.
Menos mal que ya no nos desangran las niguas.
Teatro Aladino, en espectáculos lo mejor…
Excivel Ortiz compartió en el Facebook algunas fotos del interior del Teatro Aladino, o mejor, imágenes de lo que queda de esa magnífica sala de cine que legara a Caicedonia el empresario Héctor Osorio.
Aún, para quienes tuvimos la fortuna de ir a «matiné» los domingos, o de ir con la novia a cine para aprender el lenguaje de las caricias y los besos furtivos, o que guardábamos lo del colegio para ver las «series», nos duele, que ese lugar sea hoy, una edificación en ruinas cuando hubiese podido haberse rescatado como un escenario para espectáculos y que tanta falta le hace a Caicedonia.
A propósito de estas fotos comparto un texto que elaboré a petición de Guillermo Escobar, quien me manifestó: «estoy apoyando un trabajo de cine documental con el que queremos recuperar la historia del Teatro Aladino»
Apreciado Guillermo
Mi aprecio por el cine comenzó cuando aún era un muchacho que se maravillaba de ver cómo gente andaba sobre las paredes de una gran casona que aún persiste en seguir en pie a pesar del paso de los años: la casa de los Aguirre, que está ubicada en la carrera 15 diagonal al parque de las palmas.
Por esa época llegaba, con alguna regularidad al pueblo, un vehículo que recorría las calles de nuestra Caicedonia anunciando: “Esta noche cine gratis”, y una perorata que no recuerdo hoy.
Lo que si tengo presente en mi memoria, era que los chicos seguíamos al vehículo por las calles; y en la noche, nos íbamos a la plaza de mercado, en el lugar que hoy ocupa la Galería Municipal, donde el vehículo aquel proyectaba, con un aparato que parecía mágico, sobre la pared del Café As de Oros, películas que tenían relación con los cultivos de café. Luego, más tarde, supe que aquellas películas eran propaganda de la Federación Nacional de Cafeteros.
Posteriormente, cuando asistía al colegio de las hermanas, a las catequesis que domingo a domingo impartían las estudiantes avanzadas a los pequeños, con el fin de instruirnos en cuestiones de la fe, recuerdo que también nos llevaban, al Cine Parroquial, que era un teatro que estaba vinculado a la parte posterior de la iglesia, donde hoy hay una panadería.
Recuerdo también que donde actualmente está el Banco Cafetero, había un Teatro, que creo que llamaba el Teatro Colombia. Allí íbamos al cine los domingos los muchachos del pueblo.
Luego, vendría el Teatro Aladino, al que los domingos la muchachada de Caicedonia íbamos a matiné. A la entrada del teatro ponían unos grandes tableros que les llamábamos: “las carteleras”, y en los que pegaban fotos de algunas escenas de la película que iban a proyectar. Cuando estábamos viendo la película, y aparecía la escena correspondiente a la foto vista en la cartelera, se escuchaba una algarabía de los muchachos gritando: “cuadro, cuadro, cuadro”, significando con esto que la escena correspondía a la foto vista en la cartelera, a la entrada del Teatro.
Sin lugar a dudas, una generación de jóvenes crecimos con el Teatro Aladino, como recurso para espantar el aburrimiento de un pueblo, en el que los sucesos cotidianos eran los hechos de violencia, pues no había acontecimientos que causaran algún entusiasmo en nosotros.
Su propietario, don Héctor Osorio, vivía orgulloso de su sitio de espectáculos y lo adecuó con la última tecnología para la época: pantalla gigante, sonido souround, o envolvente, cortinas antifuego, de las que se ufanaba en sus noches de bohemia y ofrecía dinero «al que les prendiera fuego».
Ya mayorcitos, el Teatro se volvió refugio y cómplice para los primeros besos, y para ensayar, ese lenguaje eterno de las manos entrelazadas en señal de afecto, de protección, de pertenencia.
Apetecidas por las parejas de enamorados, eran las bancas últimas del Teatro, en donde se estaba protegido de los ojos curiosos que pudieran testimoniar, y luego pregonar, nuestros besos tímidos y furtivos. Se le llamaba “las bancas de los cocheros” por la onomatopeya del beso ruidoso.
Lo que más nos gustaba a los muchachos eran las “series”, películas que tenían continuación y que uno luchaba por no perdérselas. Las del Santo, el enmascarado de plata, fueron inolvidables.
Recuerdo también que los miércoles se presentaba “cine doble” al que no asistíamos los muy jóvenes, pues era en la noche y además las chicas de la zona de tolerancia venían a cine, lo que convertía el momento en solo para adultos.
El tiempo ha pasado y cuando menos pensamos, un manotazo de la tecnología, apoyado por la mezquindad, nos arrebató para siempre la sala de cine Teatro Aladino, «en espectáculos lo mejor» como lo pregonaba su propietario don Héctor Osorio.
Estas fotos sacuden nuestra nostalgia porque ese lugar fue escenario para espectáculos de gran factura y calidad y hoy se muere de tedio en espera de un futuro mejor para su historia.
Poetas Caicedonitas evocando a Caicedonia
ÓSCAR PIEDRAHÍTA GONZÁLEZ
Licenciado en lingüística y literatura es también periodista y asesor conyugal.
Creador y director de la sección lengua y habla, del programa cultural Monitor de Caracol, poeta, cuentista y crítico literario
Libros: “Cantos del torturado”; “El poeta le canta a su pueblo”; “Memorias del mestizaje”; “Dinastía poética”; “Cantos de Dioneo”; “Donde es cauce la luz”, “Vigencia de la angustia”.
Ha colaborado en el espectador, Magazín Dominical y casi todos los suplementos literarios del país, revistas, etc., con publicaciones de cuentos, poesías, artículos y ensayos de crítica literaria.
Perteneció al Nadaísmo en su última etapa, por invitación de Gonzalo Arango, después de ser finalista en el último concurso nadaísta de poesía con el libro “Cantos de Dioneo”. aparece firmando el último manifiesto en la revista del movimiento, “nadaísmo 70”.
Rememorar nombres de algunos de los más insignes escritores Caicedonitas es un propósito cuyo objetivo principal es que nuestros lectores se deleiten con tres tipos de alusiones a nuestro querido pueblo y su entorno.
Uno de los poetas enaltece la gesta de los colonos fundadores con un canto poético con visos de epopeya. Otro poeta se embriaga con la descripción de lo que, para él, representa este pueblo en todas sus dimensiones. En tanto que nuestro último invitado nos deleita paseándonos por los aromas y vivencias del café, cultivo de las entrañas caicedonitas. Tres enfoques, tres piezas maestras.
Posiblemente por ingenuidad, uno de los participantes del concurso municipal de poesía para celebrar el día del caicedonismo, en abril, próximo pasado, presentó y ganó el primer puesto en categoría adultos, con una poesía de Jairo Serna, uno de nuestros insignes poetas.
La revista Arrierías se abstuvo de publicarla porque, ya se había publicado en la edición número 1, con el debido crédito de autor y, además, por política del cuerpo editorial, de evitar, mientras se pueda, el plagiarismo.
Tal vez si contáramos con un espacio en La Casa de La Cultura, y/o en La Biblioteca Municipal donde estén recopilados los artistas de Caicedonia, sus obras, fotos, libros, poesías, canciones, pinturas, premios y reconocimientos, donde el público pudiera conocerlos y estudiarlos, los proyectaríamos a la ciudadanía de tal manera que, los valoren y los hagan trascender generacionalmente.
Son muchas las personas y, hasta grupos, que le han dado proyección cultural al municipio. La pintura, entre otras, no cuenta con una pinacoteca permanente de artistas Caicedonitas, ni un salón ocasional de exhibición de las muchas obras que hay dispersas en el municipio.
Recoger las obras escritas, las musicales, fotográficas y demás, es estructurar la memoria académica de Caicedonia. Situarlas en un lugar de consulta, estudio y observación, es valorar lo nuestro y mostrarlos a propios y visitantes como patrimonio cultural que existe en todo municipio.
Hablando de compilar la obra de nuestros escritores, existe un texto de Oscar Piedrahita González, posiblemente obsequiado al sacerdote, académico, sociólogo y político, Federico Arroyabe, con ocasión del septuagésimo sexto aniversario de la fundación de Caicedonia.
Es un canto poético que narra la epopeya de los colonos antioqueños abriéndose camino por entre el bosque para cimentar nuestro pueblo.
El texto fue adaptado para ser presentado por el grupo de teatro del Colegio Bolivariano, en 1985, con la dirección del Padre Federico, Excivel Ortiz y Jairo Sánchez.
Se hizo el montaje de la obra y se presentó, exitosamente y por única vez en el tablado del parque principal. Su desarrollo escénico incluía luces, rugidos, tambores y voces corales y narrativas. Los actores, estudiantes pertenecían a los grados 9, 10 y 11 de ese entonces.
La composición en homenaje a Caicedonia se llama: CAICEDONIA DONCELLA DE LUZ, la cual se adjunta para su difusión.
CAICEDONIA DONCELLA DE LUZ.
Viento de 1900, se esparce sobre el suelo húmedo de la selva indómita un augurio de hachas. Augurio perceptible apenas al oído de la fiera que puebla la maraña.
Un rumor de pasos va creciendo lentamente, con esa lentitud de la savia prolífera que ata lianas y revienta orquídeas en el torso atlético del roble milenario.
Un puñado de hombres es el origen de ese murmullo.
Sus plantas ávidas de distancia, incansables como la pezuña del oso y los bárbaros de los caballos de Atila, hienden la tierra en un connubio histórico de cuya cópula nacerá la criatura palpitante de un pueblo arrancado de las entrañas de lo imposible.
Son hombres tan libres como la hierba que se dobla a su paso, y, sin embargo, la eterna y grande Antioquia les ha quedado tan pequeña como la ruana que cubre sus invencibles pechos. Ignoran el artificio de los números.
Sus pupilas saben el mágico secreto de la multiplicación de los horizontes.
No tienen noticias del héroe homérico ni la talla del hércules mitológico, y, sin embargo, el monstruo vegetal tiembla ante ellos con sus millones de piernas y tentáculos.
Son hombres humildes, hombres de carne y hueso en cuyos rostros el clima ha vaciado el oro de la fiebre y la canícula ha tatuado el precio de la audacia junto al nombre indescifrable de lo invencible.
Sus nombres son tan pequeños como los poros de su piel, pero, ¿quién medirá las fuerzas de sus músculos, el poder de sus brazos, la intrepidez de sus hachas trizadoras de soles?
A su paso la selva se prosterna, huye la fiera, cruje el roble, crece el espacio en donde la luz va cayendo como evangélica semilla.
Sus frentes apenas las inclina el peso ciclópeo de una idea que será el óvulo fecundo de un nuevo pueblo.
En sus callosas manos va creciendo Colombia.
El pan de los colombianos se multiplica en la vigilia de sus vientres.
En su humilde léxico no mora la palabra economía, pero sus lenguas saborean la riqueza de todo un pueblo.
Esos hombres van descalzos pero las huellas de sus pies tienen la estatura del surco.
Daniel Gutiérrez Arango.
Alonso Gutiérrez.
José J Londoño.
Manuel Jaramillo.
Joaquín Parra.
Jesús María Ramírez.
José María Zapata.
Rafael Hurtado.
Calixto Laverde.
Cayetano Ayala.
Jorge Moreno.
Juan Francisco Díaz.
Jesús María Velásquez.
Rebén Vallejo.
Ángel María Beltrán.
Francisco Vera.
Paulino Henao.
Pedro María Ramírez.
Juan Gregorio García.
Marco J López.
David Sepúlveda.
Marco Grisales.
Enrique Gómez.
Jesús María Rodríguez.
Andrés María Valencia.
Xenón Baena.
Carmelo García.
Jesús Osorio.
Rafael Loaiza.
Damián Velásquez.
Hipólito Giraldo.
Andrés Henao.
Marco Emilio Ocampo.
Luis Zuluaga.
Lucas Albarán.
Félix Villa.
Marcos Castaño.
Sus nombres son tan pequeños como los poros de su piel, pero, ¿quién medirá las fuerzas de sus músculos, el poder de sus brazos, la intrepidez de sus hachas trizadoras de soles?
En la mañana del 3 de agosto de 1910 viene la brisa rehabilitadora de la tregua, y, estos titanes, el hacha a discreción, tienden su mirada de niños asustados hacia el vacío donde se alza como enorme trofeo el fruto de su lucha, la conquista de sus músculos, el milagro de sus manos: Caicedonia, doncella de luz, se yergue en medio de las montañas con prometeico estremecimiento.
Los cóndores antioqueños han hecho su nido en el propio corazón de la montaña en un des cuajamiento visceral cuya repercusión será molécula inmortal en la sangre de toda una raza.
El pueblo nacido de la angustia y el sacrificio de un puñado de hombres buenos, cristianos por tradición y valientes por temperamento, se alza en la mañana del 3 de agosto de 1910 con la imponencia majestuosa de un monumento histórico.
Setenta y cinco años y, Caicedonia, como si hubiera abolido el tiempo ofrece en plena infancia la adultez espartana de tu ángel en su estructura.
La prueba de fuego apenas si le ha añadido la virtud del acero toledano, el temple y la hidalguía.
Firme en la amargura, indeclinable en la tormenta, altiva en la derrota.
A la sombra de sus cafetales teje un futuro de progreso, mientras la raza de sus fundadores hila su historia en la rueca de un nombre que es orgullo y blasón del más humilde sus hijos.
♣ ♣ ♣ ♣
JAIRO SERNA SALAZAR.
Nació en Caicedonia en 1946.
Escritor y poeta. Cofundador de la Casa de la Cultura de Caicedonia, ha alternado el periodismo y la docencia. Difunde su poesía en recitales, programas de radio y revistas literarias.
1965 a 1967 director casa de la Cultura “El Prisma” de Medellín.
Recitales
Casa de la Cultura, Jardín del Arte. Emisora Universidad de Antioquia, “Música y Poesía para Usted”.
Casa de la Cultura Calima El Darién. Club Caicedonia Primera Semana de la Cultura.
Poeta invitado al VI Festival del Arte, Casa de la Cultura de Palmira.
Comfenalco Palmira
Condecoraciones:
Medalla al Mérito Literario Casa de la Cultura de Caicedonia 1968 a 1972
Catedrático de español en el Colegio Bolivariano.
Inicia colaboraciones literarias en México, Cuba y Estados Unidos.
Narrativa
“El Milagro de Vereda Verde” “Sombras” y “Las Sombras de Sombras”.
Poemarios
Patinaciones y Anhelos 1965-1969
La Vida que nos duele 1970
Lo que no cuenta la historia 1972
Mensaje a los poetas sedientos 1977-1979
Agenda de Amor y Sueños a Pesar del Siglo XX contiene los poemas escritos entre 1965 y 1979.
La poética de Jairo Serna Salazar “Jaisersa” es conocida en México, Estados Unidos y Cuba. países en donde ha sido ampliamente difundida.
Brindis por Caicedonia, uno de sus poemas más conocido, fue el objetado por la redacción de Arrierías, cuando apareció premiado y adjudicándoselo, otra persona.
Brindis por Caicedonia
Brindo por ti, ciudad de la amalgama:
del pasado rojo-sangre y la verde-esperanza
que viste un día clarear tus bosques
por brazos nobles: corazón y hacha.
Hijos de la hidalga Antioquía,
dirigieron su mirada a tierra extraña:
escalaron montes, vadearon ríos,
desafiaron fieras, trazaron surcos
y, por fin; sembraron en sus huertos almas:
Y la tierra extraña desplegó su manto,
extendió sus brazos y aceptó ser patria:
Se acercaron pueblos: costumbres, anhelos…
Familias de puntos distantes: ideas y sangre…
Para formar -cual forma el poeta sus versos
en la silente soledad del sueño-
una raza altiva, un pueblo con nervio tan grande
que es imposible llegar a olvidarlo:
¡Cómo no amarte ciudad!
¡Cómo no amarte!
Si fuiste la causa de tantos pesares
y das el reposo, adentro en tu alma,
a los ascendientes que fueron mi sangre.
¡Cómo no amarte, ciudad!
Por ti, por ti que me has dado sonrisas y llanto,
en tu nombre brindo:
Porque sea más verde tu verde esperanza:
Y aunque fueras injusta en ciertos momentos
– si acaso lo fuiste por tus propios hijos-
se te perdona todo, mi ciudad del alma.
♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦ ♦
MANUEL TIBERIO BERMÚDEZ
Caicedonia Valle. Periodista, Locutor, fotógrafo y escritor. Jefe de Prensa durante 4 años del Encuentro Nacional e Internacional de Escritores por la Paz de Colombia, que se realiza en el Municipio de Caicedonia.
Columnista de las revistas “Nueva” y “Viernes Cultural” del diario “El País”, y columnista del Diario Occidente. Invitado en IX Festival Internacional de Poesía de El Salvador 2010. Invitado a la Feria del Libro en Cuba 2011., III Semana de la Cultura New York 1995.
Autor de los libros: Gracias a Dios soy montañero y New York no es el cielo.
Director, editor y colaborador de la Revista Arrierías.
Historia del cafeto
¡Qué bellos cafetales!
dijo un día mi hermano,
mi hermano el más pequeño.
Sí –respondí-
el cafeto es bello
y también tiene historia,
escúchame y sabrás
la historia del cafeto
Hace mucho
pero mucho, hermano
llegaron a esta tierra
hombres humildes
de brazo fuerte
y de mirar sereno
desgarraron el velo a la montaña
para darle cabida a sus sueños
eran nuestros abuelos.
A coste de sudor
de fe y esfuerzo
vencieron la montaña
lucharon con las fieras
y nació éste, tu suelo.
Sembraron el cafeto
uno…cien…mil…
¡muchos cafetos!
parecía al comienzo
un reguero de esmeraldas
por el suelo.
Y en las noches
allá en el rancho tosco
nido de amor
de esperanzas y sueños
fumaba sus tabacos el abuelo
al son de bambucos y guabinas
y miraba ilusionado sus cafetos
que ya tenían flores
¡tan blancas!
¡tan sencillas!
que él comparaba
a luceros del cielo.
Pero, ¿por qué lloras?
me preguntó mi hermano:
mi hermano, el más pequeño
Hermano, le dije con tristeza
Un día ya mayor comprenderás
Que el rojo de los granos del cafeto
Lleva sangre también de los abuelos.
No crezcas pequeñuelo
para que nunca entiendas
la historia triste y cruel de los cafetos
y no te enteres nunca
que a fuer de sangre
por odio de banderas
es todavía más rojo
el noble grano de los cafetales.
De Burdeles, Cantinas y Cafés en Caicedonia
“Cuando elegía por un amor mis canciones
De esas que obligan a beber y recordar”
Darío Gómez
La vida y el desarrollo de todo municipio tiene diferentes etapas que involucran a sus pobladores y luego persisten en la memoria colectiva de las generaciones hasta cuando van desapareciendo sus protagonistas.
De la misma manera que los mexicanos tienen culto a la muerte y suponen que evocando los difuntos éstos, no desaparecen, aunque hayan muerto, recordar esos sitios, personajes y anécdotas de la vida arrabalera de Caicedonia tiene como propósito darle a conocer a nuestros lectores, que no lo vivieron, o no conocieron, el cómo sus padres y abuelos crecieron y se involucraron o evitaron los lugares comunes de la juventud pueblerina.
Los llamados burdeles tenían localización, nombres y propietarios. Se ubicaron en la diez, se denominaba “el barrio”, o zona de tolerancia. Era el lugar predilecto para buscar mujeres de compañía, para bailar o ver bailar a Héctor Iván o Evelio Mejía, fox, pasodoble y, milonga con el acompañamiento de los maraqueros Badel o Fanor, en los salones de la Mona Vale, La Cuca, La Tres Pelos, la Mirla, la Loca Carmen, Toña la Negra, la Zarzamora, la Pan Pelao, y muchas más. Y, en sitios de grata recordación para esas generaciones como el Balajú, Travesuras y otros. Además, en esos sitios se volvía hombre el joven que dejaba los cortos y comenzaba a usar los largos. Era llevado por amigos y, a veces por su padre quien patrocinaba el acontecimiento. Años después, Leonardo Favio, cantautor argentino describía este momento en su hermosa canción “la Rubia del Cabaret”
(74) La Rubia Del Cabaret – Leonardo Favio – YouTube
Las cantinas, otro sitio común en Caicedonia, famosas por sus asiduos visitantes y por la música de pasta que se podía escuchar, estaban ubicadas en diferentes lugares y con nombres del propietario o del negocio. Así teníamos la cantina de Chucho Sierra, la de pacho Mechas, La de Medardo Abaunza, El bataclán, la de Rosa pareja, casa de citas y cantina. La de Chucho Sierra era famosa porque él no sabía leer, pero cualquier disco que los bebedores pidieran, siempre lo colocaba pues la música la ubicaba de memoria. Estos lugares eran para rematar la beba que se había empezado en el centro y cantar a grito herido las canciones que mataban el despecho.
En la “calle del recreo”, estaba el café de “Pablito”, la cantina de marcos Zapata, y la tienda de Don Peregrino, sitios primeros en visitar los trabajadores que bajaban de las fincas.
Los bares, sitios de grata recordación, eran encabezados por la Samaritana, donde Evelio Mejía iniciaba los clientes colocándoles la música preferida por ellos. El Astor, El Polo, El Burila, El Real Madrid, El As de Oros y el Gato Negro, entre otros, eran por su ubicación, los lugares predilectos por las “barras” para las bebetas. Depende de la música que sonara con insistencia la gente podía saber que personas estaban tomando. “La venenosa”, “El ángel perdido” “somos Diferentes”, “nada soy”, “tu amor fue una ilusión”, “más vale tarde que nunca”, “solo y triste” y muchas más eran pedidas por personas asiduas de esos lugares.
In memorian a una de esas barras se menciona a algunos de sus integrantes. Díaz, Gutiérrez, Sabas y Arango. Este último, tal vez, el último de los bebedores, se pegó la tomada final de licor acompañado de Arbeláez y Quiroz, donde “Gazapera” y murió a los dos días siguientes, como dice el dicho, en su ley. Fue, de lejos la última barra de bebedores que pasaban dos o tres días bebiendo de continuo. Libando y pidiendo música ecuatoriana. Descansa en paz Octavio Arango, querido maestro, amigo, compañero y bebedor consumado.
Arrierías 68 está mencionando dos extremos de la música. El pornográfico, de moda y el romántico que permitió los primeros amores porque sus letras tocaban las fibras del sentimiento.
En épocas de estudiante era común adoptar una canción como himno del grupo, por ejemplo, la promoción del Colegio Bolivariano de 1966, asumió “AMOR”, del dueto de antaño como insignia y en serenatas para la novia de muchos pero el amor de uno solo, era el tema predilecto, así como para ser cantada en las tertulias conjuntamente con un montón de hermosas canciones que circulaban y circulan, hoy día en la memoria colectiva de las novias pasajeras y las esposas escogidas.
Muchos proyectos de vidas nacieron y se cristalizaron desde ese entonces en torno a una canción. Pues melodías, poemas, esquelas, serenatas, carticas de amor y razones con el amigo, eran la vía y camino para acceder a la mujer amada, platónica o verdaderamente.
Y cuando no se era correspondido, o se peleaba con el ser amado, estaba el desahogo cantinesco patrocinado y acompañado por los amigos.
Tributo a los escritores de Caicedonia
El Club de lectura infantil de la Biblioteca Municipal quiere hacer un tributo a los escritores Caicedonitas, como parte de la celebración de los 112 años de nuestro municipio, Caicedonia.
El evento tendrá lugar el día martes 19 de julio a partir de las 6:00 pm en el Auditorio Eduardo Mejía Ceballos de la Casa de la Cultura NOG.
Durante el acto se realizará lectura de poemas de nuestros escritores; Entre otros escucharemos poemas de Luis Eduardo Aragón Salazar, Joaquín Guillermo Gómez Giraldo, Lucila Velásquez de Caro, Nidia Gómez Arcila, Manuel Tiberio Bermúdez, Carlos Alberto Agudelo Arcila, Jairo Serna Salazar, William Piedrahita González, Oscar Piedrahita González, Mario Alberto Agudelo E, Henry Hore Espinal Moreno. Además como bonito final de esa noche de homenaje a la poesía y a los poetas, algunos de los integrantes del Club de Lectura mostrarán su talento con poemas de su autoría. Los integrantes del club son:
- Santiago Arenas Jaramillo
- Talhiana Fernández Serna
- Juan Camilo Ospina
- Sebastián Cerón Salazar
- Mariana Baena Sánchez
- Joaquín Serna Hincapié
- Allison Abaunza Luján
- Nicolás Joel Alarcón Cuartas
- María Ángel Encizo Garcés.
- María José Restrepo Peláez.
- Juan Diego Ríos Vasco.
- María José Peñuela
- Isabella Carvajal Artunduaga
- Jerónimo Manrique Grisales.
- Michelle Lucía Ocampo Sánchez.
- Juan Esteben Galindez Molina.
- Manuela Ramírez Castaño
- Mateo Gualdrón Pulido.
- Mariana Osorio Soto.
- Joaquín Quiceno Hoyos
- Luciana Bolívar Henao
- Hillary Camila Aybar Muñoz.
- Cristopher Quiroz
- Mariana Agudelo Zapata
- María Ángel Torres Díaz.
- Yeiner Alfonso Escobar Martínez.
El evento busca dar a conocer a la comunidad en general los poemas que un día fueron inspirados en nuestra querida Centinela del Valle, además rescatar esa historia que para muchos es nueva. Esperamos contar con la asistencia de muchos Caicedonitas y visitantes que para esa fecha se aprestan a disfrutar de las fiestas aniversarias. Este evento será transmitido de manera virtual, próximamente informaremos a la comunidad en general el enlace para la respectiva transmisión.
Los viajes de Coja
Un verdadero éxito fue la visita de excursionistas de Caicedonia y del Eje Cafetero en el último viaje a la región llanera: transporte de lujo, contacto permanente con la cultura llanera a través de expertos, gastronomía típica de la región, caminatas por senderos ecológicos, avistamiento de fauna y participación como espectadores en el famoso deporte del coleo, único en el mundo por sus características donde el llanero típico saca a relucir todas sus destrezas en su relación con su caballo y el ganado. El Tiuma Park, emblemático sitio que ha ganado un espacio para el turismo internacional, fue el parque ecológico mejor comentado por los 34 excursionistas que tuvieron la felicidad de ir por varios días al llano, evento que culminó con una gran fiesta de integración en un parrando llanero.
Coja Tours, empresa turística con sede principal en Caicedonia, presenta en esta edición su próxima excursión para el mes de noviembre: puebliando por Antioquia, con guía profesional y tarjeta de asistencia médica. Los participantes de este viaje turístico estarán en sitios y poblados emblemáticos como Jardín, Santa Fe de Antioquia, Guatapé, Marinilla, Carmen de Viboral, Hispania y, por supuesto, la emblemática Medellín donde se visitarán los lugares más importantes de la gran capital de la montaña.
Una de las bases más importantes para el humanismo es el conocimiento de sitios y lugares con sus gentes, sus características, su cultura. Viajar conociendo es la forma más práctica de ser feliz y Coja Tours les brinda esa oportunidad.
En próxima edición estaremos informando sobre planes turísticos hacia Buenaventura y el océano pacífico, Ecuador y el inmenso Amazonas.
Se hace camino al andar…
Aun es recuerdo en nuestra memoria el día que decidimos entregar al público la primera edición de Arrierías. Corría el año 2019. Lo hicimos con decisión, convencidos de que ya estaba bien que Caicedonia, dejara de ser «una ciudad muda» como alguna vez la llamó el poeta Luis Enrique Sendoya.
Al frente de este ejercicio de comunicación nos pusimos: Mario Ramírez Monard; Jairo Sánchez; José Emilio Yepes y Manuel Tiberio Bermúdez. Teníamos el convencimiento de que queríamos hacer uso de los nuevos medios alternativos de comunicación, en nuestro caso de un sitio web, para convertirnos en difusores y voceros de quienes utilizan la palabra escrita para contar, para expresar emociones, para opinar. Todas estas acciones han estado basadas en el respeto, la independencia y alejadas de manipulaciones políticas o de cualquier otra índole.
Desde el comienzo optamos por el nombre de «Arrierías», como un homenaje a nuestras raíces montañeras, pero sobre todo a aquellos ancestros que un día se atrevieron por caminos que parecían imposibles y que lograron, debido a su tenacidad vencer los más duros retos.
Nuestra revista ha sido plural, pues nuestro propósito es comunicar, contar, entregar a los lectores textos que inviten a la reflexión, al conocimiento, y en ocasiones al divertimento, pero lo hacemos con la terquedad de los arrieros que domaron montañas y vencieron dificultades.
Llegamos al número 70, y nos sentimos orgullosos. Pero no es un camino hecho en solitario, por el contrario, desde el primer momento se han sumado a nuestra publicación personas que sería difícil enumerar a todas, pero que han hecho sus aportes en la seguridad de que están participando de un medio que concede independencia, respeto por el sentir ajeno. Muchas han tenido un paso rápido por la publicación; otras, han permanecido en ella, enviando sus aportes para cada edición. A ellos y ellas, mil gracias, pues sin ustedes esta publicación no sería más que un deseo incumplido.
Qué puede uno decir sobre este suceso —para nosotros— muy especial de arribar a la edición número 70. Nada más que dar las gracias: a los lectores, nuestra razón de ser; a los colaboradores, pilares fundamentales de esta publicación, a los compañeros responsables de que cada mes la revista esté en manos de los lectores, a todos ellos y ellas, muchas gracias y sea esta la oportunidad para invitar a que sean muchas las personas que se sigan sumando a la revista: están los estudiantes de la Universidad del Valle Sede Caicedonia, los de los colegios y escuelas, las entidades de la ciudad que tienen mucho que contar de sus logros de sus proyecciones, en fin, sabemos que son muchas las personas que les gustas expresarse mediante la escritura y en Arrierías, pueden estar seguros, encontraran el espacio propicio a sus inquietudes.
De nuevo, mil gracias por leernos.
Autores de los artículos edición especial Caicedonia 100 años
La edición especial Caicedonia 100 años es una compilación de artículos sobre el municipio publicados a lo largo de 74 ediciones de la revista Arrierías, y son de autores varios relacionados así:
• Mario Ramírez Monard.
• Guillermo Escobar Baena
• Aymer Bermúdez
• Tiberio Bermúdez.
• Mario Girado
• Pedro Felipe Hoyos
• Edgar Moreno
• José Emilio Yepes
• Jairo Sánchez
• Pedro Luis Barco
Tremenda sorpresa me llevo cuando visito mi pueblo querido y encuentro que la Torre de la Iglesia ha sido reformada y no posee el gigantesco e iconico reloj de el cual nosotros como niños ,por la posición de las agujas trasladabamos a mana la hora involucrada para cada uno de los quehaceres ,y automáticamente brotó a mi mente una pregunta; ?Donde está éste reloj icono y patrimonio de la Ciudad y por ende de todos los que hacemos parte de la colonia Caicedonita?.
Como quiero a mi pueblo.