Arrierías 92

Mario Ramírez Monard

¡BÁRBAROS!

Por más disposiciones que el Estado a través de las instituciones democráticamente establecidas en Colombia dentro del concepto Estado Social de Derecho imponga normas para la convivencia, los habitantes de este bello país no aprendemos a respetar ni acatar las disposiciones.

Las celebraciones por fiestas religiosas, nacionales o locales están enmarcadas en ciclos de violencia realmente inauditos: consumo de licor exagerado, agresiones físicas y/o violaciones contra la mujer y los niños. Si a esto sumamos el conflicto armado, desplazamientos, corrupción en altas esferas políticas y de administración de lo público entendemos la frase inolvidable del gran maestro Darío Echandía: “Colombia, país de cafres”.

Este marco de referencia e introducción nos sirve para entender la peligrosidad de una de las conmemoraciones más importantes en el mundo convulsionado que vivimos: fiestas de diciembre y fin de año. Además del licor y las riñas, criminales sin conciencia de muchos habitantes en Colombia utilizan la pólvora como forma de celebración que desata un jolgorio desmedido sin importar el impacto en los niños, los mismos celebrantes y en observadores pasivos o lejanos al sitio de celebración.

La semana que acaba de pasar un artefacto que conocemos como volador, cayó en una pequeña localidad de Cundinamarca incendiando hogares humildes y generando un caos que ya hemos conocido en años anteriores. Familias humildes, trabajadores, obreros, comerciantes informales sufrieron el criminal impacto cuando se incendió el populoso sector en el cual sus moradores escasamente salvaron su vida: todo lo perdieron.

Estas acciones de quema de pólvora además de las lesiones, quemaduras y amputaciones, generan un impacto violento sin precedentes en la naturaleza: animales desorientados, aves que abandonan sus nidos y sus crías, desplazamiento masivo de mascotas en busca de refugio, en fin, una verdadera hecatombe en los municipios donde la pólvora en el principal centro de atracción de irresponsables ciudadanos sin conciencia de su criminalidad y, si son conscientes, de actitud dolosa que implica acciones civiles y penales en contra.

El artículo 80 de nuestro Ordenamiento Jurídico dice, en unos de sus apartes que “El Estado deberá prevenir y controlar los factores de deterioro ambiental, imponer las sanciones legales y exigir la reparación de los daños causados” para garantizar el desarrollo sostenible de la naturaleza, su conservación, restauración o sustitución.

Por favor, evitemos el uso de pólvora en las celebraciones populares. Quemar pólvora es malgastar o quemar su dinero. No permita que sus niños participen de esta acción criminal. Exijamos que las autoridades apliquen la ley en este específico caso de criminalidad. Denunciemos a estos comerciantes de la muerte.

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Join the discussion One Comment

  • admin dice:

    Totalmente de acuerdo 👏 con el editorial de Arrierías 92 , muy claro su mensaje. Hay que aceptar que sí 👌 somos indisciplinados, desobedientes y por qué no decirlo ¡Muy irrespetuosos ! . Gracias.
    Jaime González, profesor pensionado UQ.

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