Aunque hace algunos días ya había pasado por la misma ruta que conducía hacia la terminal caleña, aun me seguía asombrando que desde los pequeños muros que separan los carriles se vieran las voces de revolución en una ciudad que albergaba gente de todos los colores del suroccidente colombiano. La terminal del paso  del comercio, las calles, las estaciones de transporte y las paredes no eran las mismas, ya no estaba la misma normalidad de estudiantes y trabajadores que llenaban los buses del MIO para ir a su respectivo destino, no solo el COVID había cambiado la interacción dentro de una ciudad nocturna que se movían al compás de la salsa, pues ahora se debían acatar unas normas para no contraer un virus que terminó de remover la podredumbre que se escondía detrás del trabajo informal, un mal que azota a Colombia llamado desigualdad.

Me detuve en la terminal intermunicipal de transportes, allí me iba a encontrar con dos compañeros de la universidad con los cuales había acordado asistir al encuentro artístico convocado con el objetivo de conmemorar y plasmar la memoria de lo sucedido en el marco del paro nacional, el punto de encuentro era puente chorizo. Cuando nos íbamos aproximando empecé a escuchar el bullicio de la música, dimos unos pasos más, y estábamos rodeados de artistas que al parecer, habían llegado hace algunas horas, pues en las paredes, ya le estaban dando horma a las expresiones de lucha que los movilizaba a estar en ese lugar.

Primero dimos un recorrido para observar lo que cada muralista estaba haciendo en la parte superior e inferior del puente. Arriba se escuchaba la fuerte música, mientras se sentía el olor de la comida que emanaba de la olla comunitaria, había artistas por toda la calle, se escuchaba el batir de los aerosoles. Posteriormente bajábamos las escaleras para ver qué se estaba haciendo en la parte inferior, apareció un grupo de personas con camisetas blancas que soltaban alaridos, en tanto que los asistentes del evento los abucheaban, eran las autodenominadas gentes de bien. Ya abajo, notamos que los carros que pasaban al lado de los muralistas apretaban sus bocinas como una señal de aprobación ante lo que estaban haciendo.

Vimos a un hombre con su brocha dándole toques a la pared, estaba pintando a un reconocido artista que hace poco lo habían asesinado cuando iba a hacer una presentación musical, me llamó la atención y decidimos entrevistarlo, me acerqué a él, le pregunté si podía respondernos algunas preguntas, no lo íbamos a grabar, sabíamos que no podíamos exponer el rostro de aquellos que estaban dejando un legado de lucha y resistencia en un país donde no se respetan los derechos humanos. El aceptó la entrevista.

  • ¿Cómo describiría a Cali?
  • Como una Cali que se despertó, que ya no se deja seducir por las distracciones tradicionales, que, no obstante, deben ser importantes porque son parte de la identidad. Ya socialmente es una Cali despierta
  • ¿Qué piensa que viene para Cali?
  • Una jornada permanente de lucha, de reconocimiento de nosotros mismos y de lo que nosotros somos, y, sobre todo, el reconocimiento de nuestros derechos en el contexto social colombiano, siempre una Cali en movimiento.

Le preguntó si la jornada se va a extender por toda la ciudad, me dice que, si «Esta es la parte que tenía la mayor premura por el acto vandálico que llevaron a cabo la gente de bien, que después de tener unos muros que representaban la idiosincrasia y la expresión de la cultura y el arte caleño, vinieron a pintarlo de gris como si el gris significará algo».

Continuamos con nuestro camino y nos llamó la atención un joven con el cabello castaño a la altura de los hombros, nos permite entrevistarlo.

  • Para vos, hoy en día qué es Cali ¿Cómo podrías describir la Cali de hoy?

Pasa un carro de la policía, los artistas y visitantes del evento empiezan abuchearles. Esperamos que la indignación se calme.

  • Para mi Cali es resultado de la inconformidad de años frente a un gobierno que ha sido opresor, y ese resultado, es que Cali es la resistencia del País.
  • ¿Qué quieres que transmita tu pintura?
  • Yo estoy pintando al joven Ambuila, a él lo asesino el Esmad el tres de mayo acá, pues antes de pintarlo me enteré la historia, me dieron una cantidad así de dibujos- pone sus dos manos en paralelo, palma con palma a una distancia de tres a cuatro centímetros- todos asesinados por el gobierno, eso también me impresionó ¿Por qué lo pinto? Porque antiguamente se pintaban presidentes, reinas. Ahora se tiene que pintar es al pueblo, y ese es el legado que tenemos que dejarles a las personas que vienen ¿no?

Empiezo a sentir como el calor de la capital del Valle del Cauca se me impregna en la piel, tomo mi tarro de agua, sorbo un poco y continuamos entrevistando a los muralistas. Retornamos al puente y me atrae entrevistar a una chica que está pintando a una mujer, nos le acercamos, le preguntamos si la podemos entrevistar, acepta con la condición de no grabarle el rostro, le decimos que solo grabaremos su voz, acepta.

  • ¿Cómo describiría a Cali?
  • Cali en este momento coyuntural que estamos viviendo es un punto de resistencia, es la sucursal de la resistencia. Hoy el festival que estamos realizando es Cali de colores, para mi Cali siempre ha sido un punto donde la gente siempre ha tenido… digamos, un talante de resistencia bastante fuerte, las comunidades siempre han tenido un carisma muy alto de unidad y solidaridad, sabemos que hay sectores de Cali que son distintas, que son una minoría, que nos quieren hacer pensar que son la mayoría y hoy estamos en resistencia a punta de color.
  • ¿Qué esperas de Cali?
  • Que las vidas no sean en vano… que la resistencia continúe.
  • Con esta pintura que estás haciendo ¿Qué es lo que quieres legarle a la gente de la ciudad?
  • Este es el muro de las mujeres, antes de esta pintada habíamos hecho otra que decía, «En Cali secuestran las mujeres», digamos que queremos que esté espacio sea un espacio en el que se reflejen, se reconozcan y también se reconozcan las problemáticas que vivimos nosotras a diario, nosotras y nosotres porque también sabemos que las diversidades pasan por violencia y queremos que de alguna manera todas las mujeres y personas que transcurran por este sector y por este muro encuentren que no están solas, que están acompañadas, que cada vez somos más.

Mientras retornábamos a la terminal, caminábamos por la Avenida Colombia, hablábamos de cómo nos habíamos encontrado representantes de las diferentes diversidades, afros, feministas, LGTBIQ+, campesinos, etc., todos con sus luchas; y cómo una especie de profecía del deterioro socioeconómico de la ciudad, azotado por la lluvia y el sol, se encontraba el mural del plan de desarrollo de Cali, un reflejo de lo que ha sido durante todos estos años una ciudad donde la desigualdad y la pobreza ha ido predominando.

Estephany Becerra Tascon

Estudiante de octavo semestre de licenciatura en literatura.

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