Ritos, chamanismo y creencias

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Hasta ahora he dilucidado una serie de hechos sobre la historia desconocida de los buliras de Caicedonia. Tres partes colmadas de nueva información desconocida en su mayoría por las personas que habitan el municipio y sur del Quindío. Este estudio sin duda debe hacer parte de la formación de los caicedonitas, pues es clave para impulsar actividades de Ecoturismo cultural. La bondad de la investigación es esa, poner de relieve lo que está oculto. El ejercicio del investigador se hace con disciplina, constancia y esfuerzo. No es abrir un libro y copiar las investigaciones que tienen otros autores. Es indagar en archivos históricos, es buscar los manuscritos, consultar expertos y contrastar fuentes. Este ejercicio lo he realizado durante décadas de investigación constante, con la pasión que me ha inspirado estos temas olvidados en los anaqueles de cientos de documentos del Archivo Histórico Nacional, y del Archivo General de las Indias, que aún requieren un análisis profundo desde una nueva mirada más crítica y menos ideológica. También de fuentes académicas de connotados historiadores presentes en las fuentes referenciadas al final de cada artículo.

Como he advertido en la publicación de la segunda parte, según las fuentes documentales, las primeras comunidades indígenas contactadas para la región sur del Quindío fueron los quindíos y los buliras. Los primeros fueron contactados en la expedición del capitán Álvaro de Mendoza, durante una misión que pretendía trasmontar la cordillera Andina, para ir a explorar la otra banda en busca del mítico valle de Arbi. (1). Mientras que los buliras se mencionan en las crónicas de Fray Pedro Simón, desde mediados de la década de 1580, ya que para esa época los indios, según los relatos del fraile, asaltaban en el camino del Quindío, haciendo casi imposible el tránsito desde Ibagué hasta Cartago (2).

En las partes I y II, me he referido a categorías como la organización social, aspectos demográficos, ecológicos, de movilidad, economía, frontera y confederación. Desde el punto de vista del materialismo cultural del enfoque de la teoría antropológica de Marvin Harris, me he centrado en aspectos de la infraestructura y la estructura de este grupo humano. Aunque también lo he realizado en aspectos de la superestructura cuando particularmente me he referido a lo alegórico, al conjunto de creencias o mitos, que hicieron parte de las relaciones complejas con el entorno natural, generando un profundo simbolismo que incidía en muchos aspectos de su cotidianidad. Tanto así que los estadios figurativos pudieron determinar comportamientos tales como abordar los enfrentamientos militares o evadirlos. Es importante recalcar que al parecer de acuerdo con Lucena (1965)  estas parcialidades conocidas como pijaos tenían en común un conjunto de creencias que compartían en un amplio territorio. Al punto de vista anterior se suma la hipótesis de una afinidad cultural que cohesionó no solo la parte estructural en sus aspectos materiales, sino también en el ámbito lingüístico. En esta perspectiva, Paredes (2018) propuso que hubo cierto conocimiento del significado en la toponimia (cf. RAE: etimología de los nombres propios de un lugar) en la lengua de los grupos prehispánicos en contacto cercano o zona de frontera con los pijaos, por lo que dicho autor propuso la lengua pijao como lengua franca en las gobernaciones de Popayán y Neiva durante la Colonia temprana.

Lucena y Paredes, y también Cubillos (1948) nos ayudan a comprender los aspectos culturales, económicos y sociales. Pero sin duda, fue Lucena quien con mayor claridad se refirió a los aspectos mítico-religiosos basándose en el informe realizado por Juan de Borja. Por lo tanto, retomaré este autor para analizar parte de los mitos entre los pijaos, aunque debo decir que mi gran amigo Umberto Senegal ya realizó una estupenda síntesis de las divinidades entre los pijaos aposentados en Peñas Blancas (3), siguiendo por supuesto lo publicado por el insigne historiador Manuel Lucena Salmoral. Quiero señalar que mi análisis está basado en los diversos informes enviados por Juan de Borja a la Corona entre 1607 y 1609. Recomiendo una mirada a uno en especial, realizado por el entonces Presidente de la Real Audiencia de Santafé, que se puede descargar del Archivo General de las Indias, con la signatura Patronato 196. R.28 que no requiere para su lectura poseer altos conocimientos paleográficos de la escritura castellana del siglo XVI, pues se puede leer en un alto porcentaje con bastante claridad. En la internet se han publicado manuales que ayudan en la traducción de múltiples palabras usadas en la época.

Los buliras en los autos publicados por Ortega.

Que los buliras eran parte de los pijaos, se ha demostrado por las múltiples declaraciones en los autos interrogatorios efectuados a los indígenas de esa nación, capturados en las diversas incursiones militares efectuadas por los castellanos en sus territorios, como retaliación ante los ataques de aquellos a ciudades como Ibagué en el Nuevo Reino de Granada, o en Buga, perteneciente a la jurisdicción de la Real Audiencia de Quito, así como en algunas otras ciudades en frontera con los territorios pijaos. 

No cabe duda que los buliras era una de las provincias más importantes junto con los cacataima, otaima, beuní, paloma, maito, tonuro, y otras parcialidades, incluyendo los bintima, y los quindíos. De los bintima realicé para Arrierías un artículo aparte sobre la historia prehispánica de Caicedonia en el cual analicé esta parcialidad conforme a la relación de Pedro Sánchez del Castillo quien incursionó en 1584, seguramente por los lados de la cabecera del río Bulira o Barragán y del río Pijao (4).

Los autos publicados por Ortega están recopilados en el libro Los inconquistables: La guerra de los pijaos. Allí en diversas declaraciones realizadas por los indígenas pertenecientes a esa nación, mencionan con cierta regularidad a los buliras como una de las parcialidades más al poniente de sus territorios. Situación que lleva a plantear la hipótesis de que posiblemente compartían las mismas cosmovisiones de las otras parcialidades, pues era común no solo las relaciones exogámicas entre éstas, o sea la movilidad de las mujeres, sino, además, que se confederaban para resistir la arremetida invasora de los castellanos. Otro asunto es el significado toponímico de algunos morfemas relacionados con sitios sagrados. Es posible deducir que había todo un acervo mítico que daba identidad sagrada a lugares como los páramos, o significados alegóricos a las vertientes hidrográficas, quizá todas las parcialidades de los pijaos compartieron estas cosmovisiones en común lo que les permitió una cohesión militar que los mantuvo confederados hasta casi su exterminio por parte de los castellanos y sus aliados coyaimas y natagaimas.

Debido a esta posibilidad es que se puede afirmar que los buliras poseían una visión mítico religiosa, en común con otras parcialidades, y que Lucena ha puesto en consideración de acuerdo a su lectura de algunos informes enviados por Juan de Borja a la Corona, con base en la información que recibía de sus capitanes desde los sagrados territorios pijaos.

Mohanes y la cosmovisión mítico-religiosa en los buliras.

Poco se sabe sobre este aspecto en las culturas prehispánicas dispersas como fueron los grupos de pijaos. Son fragmentos que nos llegan a través de relaciones generalmente sesgadas de los castellanos. Sin embargo, en dicha información se puede deducir aspectos mítico religiosos considerados de suma importancia por los líderes espirituales denominados mohanes.

Era tan importante el papel de estos líderes entre los indígenas que otorgaban cohesión social a estos grupos. Al respecto Cortés Tocarema  afirmó:  “en  el momento  de  la  llegada  de  los  españoles, los  curas  doctrineros  identificaron  el  poder  de  cohesión  sociocultural  de  los mohanes,  y  los  persiguieron  y  mataron”. Muchos de estos líderes religiosos no solo eran hombres sino también mujeres. Todos sabemos que el detonante definitivo para que los pijaos buscaran la expulsión de los castellanos de sus territorios ocurrió como respuesta a la enorme violencia recibida por parte de los peninsulares. La violencia que llevó a la muerte de la cacica Dulima quien fue quemada viva por parte de los castellanos, debido a que fue considerada una hechicera que iba en contra de los preceptos religiosos traídos por los europeos. Después de la fundación de Ibagué, las encomiendas se fueron extendiendo hacia las sierras, en donde vivía una cacica muy respetada por los pijaos. Sin embargo, los castellanos pensaban que en su santuario se guardaba o custodiaba oro. Por lo que no dudaron en preparar un ataque a Dulima.  Al respecto, el historiador Josué Bedoya añadió:

Los religiosos, dominicanos, ansiosos del tesoro que posiblemente aquella señora custodiaba, predicaban incesantemente incitando a que por hechicera fuera sometida y sacrificada, a lo cual López de Galarza (fundador de Ibagué) no accedía temeroso de una revuelta general de los nativos.  Por fin se atacó aquel santuario con fuerte destacamento, decapitados sus guardianes y capturada Dulima se le condujo en triunfo encadenada, y luego tras un remedo de juicio se la colocó sobre una gran pira de leña, y fue entregada a las llamas como bruja cómplice de poderes infernarles. (Bedoya, J. 1991, p. 46)

Se quebró la paz y desde entonces los pijaos comenzaron una avanzada militar encaminada a expulsar a los invasores europeos de sus tierras ancestrales. (5)

El dominio de los castellanos no solo fue militar sino religioso. Cuando la espada no podía, la doctrina preparaba el terreno para la colonización. Sin embargo, los españoles se percataron de un hecho simbólico que ocurría en estas culturas. Los incas, por ejemplo, en sus campañas de conquista, tenían la costumbre de capturar los ídolos que representaban los dioses de otros pueblos (6), y de manera simultánea imponían su religión, de tal manera que esto permitió expandir su imperio alrededor del culto del Sol, en un territorio extenso, el más grande de todos los construidos en América, aunque con poca cohesión interna debido a conflictos por el poder. De eso se percató Pizarro, y no solo los conquistadores, sino los curas doctrineros. De esta manera se fue realizando la transición de unas creencias en otras, del mito ancestral a la leyenda divina católica. Por supuesto, que el fenómeno de transposición religiosa ocurrió seguido una serie de narraciones en los que se cuentan apariciones y milagros precisamente en su mayoría ocurridos en presencia de indígenas, y casi la mayoría de estas sucedieron durante la Conquista y Colonia temprana (siglo XVI). La posibilidad de cambio en la cosmovisión indígena brindó la posibilidad de ir reemplazando sus dioses por las divinidades católicas dando origen en ocasiones a un sincretismo cultural, o en otras a una occidentalización de las culturas indígenas americanas, lo que posibilitó a la Corona establecer un orden jurídico indiano, un ordenamiento espacial de los pueblos indígenas y el surgimiento de la denominada república de los indios (6).

Algo parecido ocurrió en Mesoamérica. Los mexicas y otros pueblos del valle de México, por ejemplo, tenían en sus cosmovisiones una deidad blanca conocida como Quetzalcóalt, cuyos rasgos eran parecidos al fenotipo europeo. Dentro de los mitos, regresaría a Tenochtitlan del oriente y en una época determinada que coincidió con el desembarco de los castellanos en Veracruz. Así los mexicas al principio consideraron a los invasores europeos como verdaderas divinidades. Mientras tanto los castellanos hicieron alianzas con grupos locales sometidos por la Triple Alianza (Excan Tlahtolloyan) para ir a la conquista del valle de México.

En fin, los castellanos no solamente usaron lo mejor de la tecnología en armas de la época, y un cúmulo de estrategias militares aprendidas desde la antigüedad. Esto no bastó para sus éxitos bélicos trasatlánticos. También hicieron alianzas militares con los pueblos sometidos, y estudiaron aspectos religiosos de las culturas autóctonas que propiciaron su establecimiento en América.

En este lado de la cordillera Andina no fue la excepción. Los indígenas poseían al igual que las otras culturas americanas un conjunto de cosmovisiones relacionadas con sus antepasados y con el medio natural.  Al parecer los linajes pijaos tenían un líder o chamán cabeza de las familias extensas nucleadas. Los pijaos poseían cierta homogeneidad cultural, compartían costumbres y mitos parecidos. Tanto que coincidieron en algunos ritos, ya tratados en artículos anteriores de Arrierías (Ver del autor: ¿Por qué los pijaos hurtaban las campanas católicas?).

El mohán: el líder espiritual.

Por ser práctica común en las parcialidades de la gran confederación de pijaos, se puede pensar que los buliras a nadie respetaban y veneraban más que a sus mohanes. Estos eran generalmente sus líderes religiosos. De 1586, nos llegó noticias de un mohán bulira, conocido como Chanama. Sabemos por Fray Pedro Simón que Chanama practicó varios rituales –igual que se realizaba por otras parcialidades para su época- v. gr.,  el relleno de cadáveres trofeos de guerra, con ceniza. Su casa debió estar rodeada de cabezas trofeo, de guerreros muertos por los pijaos en sus incursiones bélicas que terminaban clavadas en la punta de una estaca larga de guadua alrededor de la casa. En 1602, el hijo y sobrino del gobernador Vasco de Mendoza y Silva corrieron dicha suerte, muertos por una probable confederación entre buliras, bintimas, totorambos, putimaes y canchumas, a la altura del Guamal (sitio cerca de lo que hoy comprende El Cerrito (Rda)). Sus cuerpos fueron decapitados y sus cabezas llevadas como trofeos al territorio comprendido por los buliras y bintimas (por supuesto una historia en lo que era el antiguo territorio que hoy ocupa Caicedonia). De esa manera de acuerdo con Pineda “La cabeza trofeo constituía un verdadero orgullo para la gente de una aldea y un medio de resaltar su valentía ante sus adversarios y aliados”.(Pineda, R., 2003:40). Por supuesto, entre los castellanos estas prácticas de los oriundos aparecían como actos abominables. Sin embargo, por crueles o aberrantes que nos parezcan eran realizadas conforme a sus creencias y rituales. Otro es el consumo de carne humana ritual. Los pijaos la practicaron, alentados con seguridad por la guerra. Conforme a los estudios de antropología cultural, con estas acciones trataban de manera simbólica incorporar la energía de sus enemigos a sus rituales conforme a su cosmogonía.

También se puede decir que fuera de su pensamiento cosmogónico,  los indígenas no podían comprender la extrema violencia en las prácticas de los españoles como quemar las personas vivas con el ánimo de purificar las almas o aplicar el máximo tormento (la cacica Dulima, o Timanco el hijo de la Gaitana), otros como el empalamiento (estaca que metían por el orificio anal y lo sacaban por la espalda practicado ampliamente por los castellanos en contra de los indígenas de la gobernación de Popayán) (7), o también el despedazamiento de naturales por parte de los perros (mastines) (8) que acompañaron a los españoles durante la Conquista, o la guerra de tierra arrasada sugerida por Diego de Bocanegra e implementada por Juan de Borja (9), donde literalmente mataron de inanición a miles de indígenas por ataque directo a la producción de alimentos. Todo lo anterior eran prácticas entre religiosas y militares aceptadas en dicha época.

Cabe anotar que, por hacer prevalecer una determinada ideología, nos han hecho pensar que algunas costumbres y creencias deben considerarse abominables, de barbarie, inclusive con la denominación de infernales, mientras otras son aceptadas como modelos civilizatorios, independiente de toda la violencia generada, en el caso de la historiografía colombiana del siglo XIX y principios del siglo XX, algunas publicaciones caracterizaban a los europeos como nobles y a los jefes indígenas como idólatras o reyezuelos (10). Los unos con rasgos sociales deseables y los otros con señales culturales indeseables. Propiciando la reducción de la narrativa histórica entre barbarie y civilización, entre buenos y malos. Nada más lejos de la realidad que estos sesgos ideológicos –de maniqueísmo-, nacidas del eurocentrismo que han tergiversado nuestra historia. 

Algunas prácticas rituales de los mohanes buliras.

Dice Lucena que los mohanes solían ayunar antes de la guerra. En efecto durante 8 días ayunaban, comiendo apenas un puñado de maíz y uno que otro pececillo o ave. Bebían la chicha en totumos a través de una pajuela hueca. El día antes de terminar el ayuno solían remover la ceniza y elaborar bollos de maíz. Si el sueño no era favorable, si la ceniza salía rojiza y los bollos se presentaban partidos o inconsistentes era símbolo de mal agüero y señal que no se podía ir a la guerra ya que se auguraba muchas muertes en los guerreros. Por el contrario, si el sueño era favorable, los bollos estaban firmes y la ceniza blanca, era señal de ir al ataque y que las divinidades aseguraban el éxito en las incursiones bélicas con el mínimo de daños. Los guerreros eran escupidos por los viejos, como bendición de buenos deseos. Si a pesar de todo lo anterior les iba mal en la guerra, solían palear al mohán quitándole la capacidad para liderar los linajes. Más aún algunos solían morir por dichos castigos. En todo caso el mohán quedaba en obligación de resarcir los daños sufridos por cada guerrero.

La creencia anterior impidió que el castigo infligido por una confederación de pijaos (con participación de buliras según los autos) contra Ibagué en el albor del siglo XVII, fuera mayor. Pues Ortega (1948) publicó una serie de documentos sobre la guerra de los pijaos donde se testifica, que, a pesar de los naturales haber sitiado a los españoles y teniéndolos casi derrotados, un mohán impidió el ataque decisivo a la ciudad por un mal sueño que tuvo.

Figuras rituales de madera y cerámica.

Desde el punto de vista arqueológico los objetos prehispánicos hallados en Caicedonia pueden dividirse según su uso en objetos de uso ritual y doméstico. Los objetos rituales eran exclusivamente usados en ceremonias chamánicas. Juan de Borja en un informe lo refirió: “(tienen) en sus casas ídolos de madera y barro, grandes y chicos, los unos de asiento y los otros para llevar consigo a las jornadas y caminos que fueren”. Las figuras referenciadas por Juan de Borja, son figuras antropomorfas elaboradas en barro. En Caicedonia no se ha hallado aún figuras de madera, pues este es un material que se descompone con facilidad. Pero si se han encontrado muchas figuras antropomorfas (rasgos humanos) de arcilla. Se desconoce cuáles pueden corresponder a los buliras o bintimas. Se piensa que estas figuras representaban simbólicamente la corporeidad de la existencia. Están estrechamente relacionadas con las cosmovisiones de las culturas prehispánicas.

Lo lúdico ritual en los buliras: la fiesta en honor del tiempo.

Juan de Borja, se refirió a una actividad de carácter lúdico-ritual practicada por los pijaos y se propone que también por los buliras y bintimas. Es probable que fuera practicado por cada parcialidad dentro del extenso territorio pijao, al igual que se generalizó el juego de la pelota en Mesoamérica.

Según el informe de Juan de Borja:

Todos los años en día señalado, hacen fiesta en honor del tiempo, con extrañas ceremonias, formando un bulto de hombre hueco, tejido de paja menuda, y le llenan por dentro de toda variedad de legumbres y frutos de la tierra y mucho masato, que es una masa blanda que hacen con maíz y cuando la tienen buen relleno la echan a rodar por una ladera muy derecha, señalando el puesto hasta donde hubiere de rodar y se echan los indios tras él y a los que les alcanzare antes del tiempo señalado, los juzgan por bien afortunados que han de gozar de gran prosperidad aquel año (Juan de Borja, Patronato 196. R. 28.)

Todo indica que lo ritual permeaba cada una de las acciones llevadas a cabo por los pijaos y por supuesto por los buliras y bintimas.

En el próximo capítulo seguiremos contando sobre dioses, cosmovisiones de los buliras. También su gran capacidad e inteligencia de guerra. No vemos en la próxima edición de su revista Arrierías.

Todos los derechos reservados. Copyright 2022 por Rafa Davidzen.

Se autoriza su reproducción parcial siempre que referencie al autor de este ensayo.

Citas.

1- Véase Robledo (1540): “Relación de lo que subcedio en el descobrimeinto de las provincias de Antiochia, Anzerma y Cartago y cibdades que en ellas están pobladas por el señor capitán Jorge Robledo” en: Tovar (1993: 237,239) Relaciones y visitas a los Andes. Colcultura- Instituto de Cultura Hispánica. Tercer Mundo Editores. Bogotá.

2- Simón, Fray Pedro. Noticias Historiales de las conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales, seis tomos. Bogotá: Biblioteca Banco Popular, 1981.

3- Una síntesis de los dioses pijaos, realizada por Umberto Senegal se encuentra disponible en:  https://umbertosenegal.blogspot.com/2012/05/penas-blancas-locomboo-y-nacuco.html. Recomiendo además la lectura de Manuel Lucena Salmoral:  Mitos, usos y costumbres de los indios Pixaos. Disponible en: https://revistas.icanh.gov.co/index.php/rca/article/view/1696

4- Informe de Pedro Sánchez del Castillo sobre la guerra de los pijaos. En: Friede, J. (Comp.) Fuentes documentales para la historia de la Nueva Granada. Banco Popular. Tomo VII. Bogotá.

5- Recomiendo la lectura del libro de Alonso Valencia Llano. Ver: Llano, A. (1991) Resistencia militar indígena en la Gobernación de Popayán en el siglo XVI.  Editorial Universidad del Valle. Cali.

6- Véase: Cuevas, H. (2005) La república de indios: un acercamiento a las encomiendas, mitas, pueblos de indios y relaciones interesantes en Cali, siglo XVII. Archivo Histórico de Cali.

7 y 8- Ver Bartolomé de las Casas. Brevísima relación de la destrucción de las indias occidentales disponible en www.archive.org

9- Ver primer indorme del Capitán Diego de Bocanegra sobre los pijaos. En: Bernal, L. (1993) Los heroicos pijaos y el Chaparral de los Reyes.  Litho Imagen. Bogotá.

10- Un ejemplo del sesgo ideológico en mención se encuentra en la publicación de Ernesto Restrepo Tirado “Estudo sobre los Aborígenes de Colombia”. También Jorge Peña Durán en su Historia de Cartago y Santa Ana de los Caballeros, presenta este sesgo, denominando con el epíteto de reyezuelos a los caciques o señores Quimbayas.

Referencias

Fuentes primarias:

Archivo General de las Indias. Patronato 196. R. 28.

Fuentes secundarias:

Antorveza, A. (1992) La colonización española del Tolima. Siglos XVI y XVII. Bogotá. FUNCOL. Ed. Dimensión Educativa.

Bolaños, Á. (1994) Barbarie y canibalismo en la retórica colonial: los indios pijaos de fray Pedro Simón. Bogotá: CEREC.

Ortega, E. Comp. (1948: 106-110) Los Inconquistables, La Guerra de los Pijaos. 1602-1603. Archivo Nacional de Colombia.  Bogotá.

Fray Pedro Simón, Noticias Historiales de las Conquistas en Tierra Firme. Tomo V, séptima noticia, capítulo XLV

Cortes, G. (2018) Molá; Toponimia de los sitios sagrados del pueblo pijao en el municipio de Natagaima del departamento del Tolima. Tesis de grado. Universidad Externado de Colombia, Bogotá.

Tascón, T. (1938) Historia de la Conquista de Buga. Buga. Minerva.

Para mayor información favor escribir al correo: ecoambientes3000@hotmail.com

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Se prohíbe la publicación sin la expresa autorización del autor. Copyright 2022 por Rafael Antonio Castaño Vélez.

Si desea acceder a una mayor información sobre este tema, les recomiendo el libro “Fronteras, límites y periferias del Imperio Hispánico en el valle alto del río Cauca, provincias de Cartago y Buga, siglos XVI y XVII” favor enviar un email al correo referenciado arriba.

Otras publicaciones del autor están disponibles en la revista digital arrierías. Siete números anteriores efectuadas por el autor:

Arrierías número 49: Alegorías en la “Sierra Alta de los Pijaos” durante la época Colonial. Ver: https://www.arrierias.com/alegorias-en-lasierra-alta-de-los-pijaosdurante-la-epoca-colonial-autor-rafael-davidzen/

Arrierías número 50: ¿Por qué los Pijaos hurtaban las campanas católicas?

Ver:https://www.arrierias.com/por-que-los-pijaos-hurtaban-las-campanas-catolicas-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 51: Que significó la exclamación ¡Santiago y a ellos! En el sur del Quindío.

Ver: https://www.arrierias.com/que-significa-la-exclamacion-santiago-y-a-ellos-efectuada-al-sur-del-quindio-en-el-ocaso-del-siglo-xvi-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 52: ¿Fue la hoya del Quindío tierra de frontera cultural prehispánica?

Ver: https://www.arrierias.com/fue-la-hoya-del-quindio-tierra-de-frontera-cultural-prehispanica-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 53: ¿Quiénes eran los bintima o bintimay, los verdaderos habitantes de la Caicedonia ancestral en los albores del siglo XVII?

Ver: https://www.arrierias.com/quienes-eran-los-bintima-o-bintimay-los-verdaderos-habitantes-de-la-caicedonia-ancestral-en-los-albores-del-siglo-xvii/

Arrierías número 54: La historia desconocida de los buliras de Caicedonia y del sur del Quindío. Parte I.

Ver: https://www.arrierias.com/la-historia-desconocida-de-los-buliras-de-caicedonia-y-del-sur-del-quindio-por-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 55: La historia desconocida de los buliras de Caicedonia y del sur del Quindío. Parte II.

Ver: https://www.arrierias.com/la-historia-desconocida-de-los-buliras-de-caicedonia-parte-ii/

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