Arrierías 84
Mario Ramírez Monard
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En la historia de la humanidad, es indudable que el ser humano -en cualquier parte del mundo-, es partícipe activo en la exaltación de sus creencias, de su fe, en su preparación para la partida después de la muerte hacia un mundo ignoto, que desconoce pero que se describe en los principales compendios escritos que se conocen, llámese Corán Talmud, biblia u otros.
Son muchos siglos de experiencias, concentraciones, desplazamientos y visitas a lugares exaltados como centros especiales de fe, de recogimiento; Europa, Asia y América latina tienen sitios donde, año tras años, creyentes de diversas tendencias espirituales inician su romería.
En la actualidad a la fe religiosas se agrega una poderosa tendencia que mueve miles de millones de dólares: el turismo y tras el turismo religioso, visitas a sitios exóticos, de descanso, de diversión. Muchos creyentes agregan a su fe días de solaz y unos pocos van en búsqueda de propuestas culturales, especialmente conciertos en iglesias o teatros para escuchar grandes obras de maestros de la música reconocidos. En Colombia destacan varias ciudades por la gran oferta cultural, especialmente Popayán, Cartagena, Bogotá, Medellín, Manizales, Armenia y otras más. Los pueblos pequeños no quedan atrás.
En el Valle del Cauca ciudades como Buga, Palmira, Sevilla y Caicedonia han tenido desde hace décadas programas culturales que adhieren a visitas de recogimiento y de fe en sus iglesias, templos o capillas.

Para el caso de Caicedonia, un pequeño grupo de actores culturales encabezados por el profesor Henry Espinal Moreno planeó un festival de música religiosa que se ha afianzado dentro de la programación cultural de semana santa en nuestro país. Por el bello templo parroquial han desfilado artistas nacionales, regionales y locales que han dado lustre y han recibido reconocimientos varios a través de un poco más de 4 lustros de recorrido permanente del festival.
El año pasado, quienes planearon la actividad de Semana Santa, se presentó un programa completamente contrario a la esencia de exaltación de la fe. Incluyeron temas eróticos, de serenata para enamorados y de un aria operística cuya esencia tiene que ver con asesinatos en la hoguera. Un absurdo. Se llamó la atención a la Alcaldía para que se revisara la anómala situación. Sacaron de la programación algunos temas, pero dejaron para el día de presentación el aria Stride la vampa (crepitan las llamas) que pertenece a la ópera El Trovador, música de Giuseppe Verdi y texto de Salvatore Cammanaro, una historia de violencia, odio y asesinatos. Un absurdo.
Este año el programa mejoró, aunque desarrollaron una extensa programación en un solo día en el que fueron invitados grupos corales de Caicedonia y Armenia, instrumentistas, pero el desarrollo musical para la noche tenía errores que no pueden ocurrir en una programación seria.
Si hago referencia directa a estos temas la idea es asesorar, aconsejar, sugerir para que se retome un camino de planificación serio, sin errores textuales y que lleven consigo el enriquecimiento para el público que masivamente asiste a estos programas. A continuación, enunciaré algunas apreciaciones personales.
- Excelente el sonido. Quienes estábamos en la parte posterior pudimos escuchar el concierto en forma nítida. Sugerimos ubicar una pantalla gigante en la mitad de la iglesia.
- Muy bueno el trabajo con los niños, pero considero que ellos deben tener una programación especial en Semana Santa en la que el centro artístico sean ellos y sus padres.
- Para el lugar, la programación no debe durar más de hora y media. Sillas insufribles y no hay baños disponibles para personas de edad quienes son las que con más recogimiento van a los conciertos de tipo cultural.
- Muy bien la presentadora: voz clara, precisa, con excelente fraseo. Comete un error garrafal: como no tenía un libreto específico, tema por tema, artista por artista, presentó a una jovencita como cantante cuando su esencia musical es el piano. Es un error que un presentador no puede cometer. Esta joven es una gran promesa del piano y su continuidad en el trabajo de perfección instrumental, la asesoría, deben ser permanentes. Bien por nuestra gran promesa artística María de los Ángeles Gómez.
- Muy bueno el grupo coral de Caicedonia. Excelente entonación, precisos en el compás y muy atentos a la dirección de quien los dirige. Me parece que hay un desbalance muy grande en las voces, pues son 23 voces femeninas y tres masculinas. Generalmente los coros funcionan con base en tenores y barítonos, sopranos y contraltos. En la presentación era muy difícil clasificar quién era quién. Una sugerencia: en el mismo programa de mano deben incluir, voz por voz, a los integrantes del grupo.
- Por último, y no cansarlos, en la interpretación de la gran obra clásica de César Frank, el extraordinario compositor belga, Panis Angelicus, hubo dos irregularidades: aparecen como intérpretes el solista Henry Espinal y la señora Zulay Peña. Error. Esta obra es un motete en el cual, primera parte, canta el solista y en la segunda se repite el texto, pero responde a la interpretación de la primera voz, una segunda, que sería la señora Peña. Pues no, el motete lo hace el coro de más de 25 voces con el agravante de que quien hizo el desarreglo musical, los puso a cantar al unísono la parte segunda de la obra. ¡Por favor! Hicieron la fácil creyendo que el público, en especial algunos asistentes, pasaríamos el adefesio por alto. Para el próximo año, busquen asesoría y quedaremos como unos príncipes por la organización de este gran evento que debe recibir todo el apoyo.
- Importante es destacar la bella voz del tenor que integra el coro de Caicedonia.
- Sugerencia respetuosa: el programa de 2025 debería durar tres días. El primer día los niños, el segundo músicos e intérpretes de Caicedonia y el tercero, invitados nacionales. Allí deberían estar nuestra joven pianista y el gran tenor del coro.
Perdonen mi impertinencia, pero opino para mejorar. Este evento, como lo es el Concurso Nacional de Intérpretes Solista del Bolero, debe recibir todo el apoyo de la ciudadanía y del gobierno. Son patrimonio cultural de Caicedonia.