HOMENAJE PÓSTUMO


– Profesor Ramírez, en recepción hay un personaje que pregunta por usted, creo que es un actor de televisión.


La voz inconfundible de José Nelson Gonzales, el extraordinario locutor y reconocido hombre de radio, voz icónica de la UFM, radiodifusora de la universidad del Quindío que ya ocupaba un lugar muy especial en la audiencia radial en el Eje Cafetero.


– Hágalo pasar a mi oficina-, respondí al llamado de José Nelson.


La primera impresión al verlo fue el reconocimiento visual de uno de los más importantes comediantes de la televisión nacional, Hugo Patiño, el llamado Príncipe de Marulanda reconocido por ser actor principal del programa Sábados Felices.


– Mucho gusto, soy Jaime Rico Salazar y usted me invitó a participar como jurado e el concurso Nacional de Intérpretes Solistas del Bolero en Caicedonia.


Mi confusión fue momentánea. Claro, se debió a su figura, bastante parecida a Hugo Patiño en el rostro y estatura. Mirar a este gran personaje que hacía presencia en la universidad, investigador de la música latinoamericana, verdadera autoridad por su meticuloso trabajo de indagación sobre el bolero, el tango y la música colombiana causaba grata impresión, admiración, respeto. Estaba allí cumpliendo la cita que la organización del bolero le había cursado como historiador de la música y amplio conocedor del género musical que habíamos organizado en Caicedonia. Integraría la terna de jurados.


En la parrilla de programación de la UFM habíamos establecido programas de gran audiencia montados según el sentir y gusto de los habitantes de Quindío, Caldas y Risaralda. La universidad en rectoría de Héctor Polanía -padre del actual rector de la universidad-, nos había dado todo el apoyo a los creadores de la emisora, doctor Marco Alfonso Nieto, el ingeniero Alberto Taborda, Ariel Ramírez y quien esto escribe para programar, presentar ideas y buscar formas de reconocimiento nacional en Bogotá donde el representante a la cámara por el Quindío César Augusto Mejía Urrea, CAMÚ, fue clave para obtener la licencia en FM ante la primera determinación del ministerios de un permiso en AM.


Narro lo anterior porque la historia sobre el porqué conocí a Rico Salazar está relacionada con la parrilla de programación. Necesitábamos comprar música básica de alta escuela para los programas El Maravilloso Mundo de la Ópera, Es Tiempo de Zarzuela, música colombiana para los diferentes programas semanales, algo de tango y bolero para el gran programa dominical El Bolero y la Música del Amor del cual fui presentador y director en compañía de grandes personajes locales que conocían bastante del tema.


La rectoría autorizó mi desplazamiento a la ciudad de Cali para comprar algo de música y algunos libros especializados. Revisando en la gran Librería Nacional topé con un libro clave, CIÉN AÑOS DE BOLEROS, obra que llamó poderosamente mi atención y me senté a revisar rápidamente su contenido de información importante y básica para lograr hacer los libretos obligatorios que la dirección de la emisora exigía a todos sus colaboradores. Ningún programa musical debía realizarse sin la información básica de autores, compositores y orquestas. No era moler música como regularmente lo hacen emisoras comerciales. Nuestra labor, además de escuchar buena música, era educar sobre su esencia, labor que se hacía en los mismos libretos o la inspiración momentánea de varios colaboradores.


En todo este proceso educativo, Jaime Rico Salazar fue hombre clave por su extensa obra y de ese viaje a Cali nació un acercamiento de amistad bastante significativo para mí y, por qué no decirlo, del Maestro Rico con Armenia, la emisora y, por supuesto con el bolero en Caicedonia, tema sobre el cual haremos una crónica especial en próximas ediciones de Arrierías.


Por nuestro acercamiento, el maestro autorizó publicar sus escritos en la Revista Digital Arrierías por varios años. En los últimos meses ya no enviaba sus crónicas especializadas por edad, o enfermedad. Nuestro último encuentro fue en una exposición de su obra en la Casa Museo Musical del Quindío que dirigen Álvaro Pareja Y Marta Valencia donde oficié como presentador de su obra.


El maestro Jaime Rico Salazar viajó a la eternidad con su equipaje lleno de historias, anécdotas, de aportes a la cultura musical latinoamericana, especialmente a la música colombiana. Gracias maestro por su amistad, por sus aportes al bolero al mundo, a Caicedonia. Seres como usted, maestro, quedan en la conciencia del mundo que ama la paz a través de la música, que enfrenta la guerra no con armas sino con lo espiritual reflejado en lo bello de la música, del arte.


POST SCRIPTUM: Ahí quedan para la historia Cien años de Boleros; La Canción Colombiana su historia, sus Compositores e Intérpretes; Pedro Morales Pino la lira colombiana y Wills Escobar; Jorge Añez; Cien Años en la Historia de las Canciones Colombianas; Carlos Gardel su Vida y sus Canciones; Discografía de la Canción Popular y de la Canción Colombiana; Las Canciones Cuentan su Historia y otros escritos más en revistas especializadas.

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