“En general. La sensación de no tener poder sobre la gente y los acontecimientos es insoportable para nosotros –cuando nos sentimos impotentes, nos sentimos abatidos-. Nadie quiere menos poder: todo el mundo quiere más. Tenemos que parecer justos y decentes. Así que necesitamos ser sutiles: agradables, pero astutos; democráticos, pero arteros”, propone el escritor estadounidense Robert Greene, especialista en estrategia, poder, sexo y seducción. Enérgico ejemplo, él mismo, de la práctica y realización total de cuanto presenta en sus obras. Su libro Las 48 Leyes del poder (Espasa Calpe, S.A. Madrid, 2000) si no fuese por lo funesto, se podría afirmar que tal tratado de cinismo contemporáneo es un manual sicológico-político del más descarnado humor negro. 


En realidad, esta densa obra con más de 500 páginas de lecciones, sugerencias, recomendaciones, consejos para arrollar a otros, y prevenir que nos atropellen donde desempeñamos algún cargo, es una sarta de 48 formidables bofetadas a todo principio ético durante el ejercicio del poder. O para alcanzar el poder y sostenerse en él. Aunque dudo mucho que pueda hablarse de ética y poder juntos.Glosar el citado manual para el éxito contemporáneo, puede considerarse premeditado acto de inmoralidad literaria o sadomasoquismo bibliográfico, de no ser porque incalculables personas ejercen sobre otras, de manera sutil, indirecta o frontal, la filosofía allí predicada.
 Millares de individuos, en todos los oficios, practican sin recato tales leyes, respaldados por argumentos del triunfo social y la competencia, aunque ignoren su formulación y enunciados y no hayan leído la desfachatada obra de Greene, donde estas 48 leyes se desarrollan, pormenorizadas, con fruición literaria y regodeo sicológico.


A Robert debe abonársele su sinceridad para hablarnos sin mojigatería. Seguro de ser escuchado con atención por quienes viven sus enunciados y se reflejan en la síntesis de teorías, pensamientos y filosofías arraigadas a la historia del poder en el mundo. Dice el autor: “Tome las 48 Leyes del poder como un manual sobre las artes del engaño. Las leyes están basadas en los escritos de hombres y mujeres que han estudiado y se han hecho expertos en el juego del poder. Estos escritos abarcan un período de más de tres mil años y proceden de civilizaciones tan dispares como la antigua China y la Italia del Renacimiento”.


La Ley 2, no confiar demasiado en los amigos y saber utilizar a los enemigos, enseña: “No hay que fiarse nunca de los amigos- lo traicionan a uno con mayor rapidez porque sienten envidia con facilidad. También se convierten en unos mimados tiránicos. Pero si se contrata a un antiguo enemigo será más leal que un amigo porque tiene más que demostrar. De hecho, hay mucho más que temer de los amigos que de los enemigos. Si no se tienen enemigos, hay que encontrar la forma de granjeárselos”.Manual para corruptos en ascenso, o altamente posicionados aspirando a no descender de los estratos jerárquicos donde treparon. Este libro iconoclasta, formula y explica un selecto conjunto de leyes que resumen lo peor de la condición humana, cuando de adquirir y conservar el poder se trata: 

1.Nunca le haga sombra a su amo
2. Nunca confíe demasiado en sus amigos; aprenda a utilizar a sus enemigos
3. Disimule sus intenciones
4. Diga siempre menos de lo necesario
5. Casi todo depende de su prestigio; defiéndalo a muerte
6. Busque llamar la atención a cualquier precio
7. Logre que otros trabajen por usted, pero no deje nunca de llevarse los laureles
8. Haga que la gente vaya hacia usted y, de ser necesario, utilice la carnada más adecuada para lograrlo
9. Gane a través de sus acciones, nunca por medio de argumentos
10. Peligro de contagio: evite a los perdedores y los desdichados
11. Haga que la gente dependa de usted
12. Para desarmar a su víctima, utilice la franqueza y la generosidad en forma selectiva
13. Cuando pida ayuda, no apele a la compasión o a la gratitud de la gente, sino a su egoísmo
14. Muéstrese como un amigo pero actúe como un espía
15. Aplaste por completo a su enemigo
16. Utilice la ausencia para incrementar el respeto y el honor
17. Mantenga el suspenso. Maneje el arte de lo impredecible
18. No construya fortalezas para protegerse: el aislamiento es peligroso
19. Sepa con quién está tratando: no ofenda a la persona equivocada
20. No se comprometa con nadie
21. Finja candidez para atrapar a los cándidos: muéstrese más tonto que su víctima
22. Utilice la táctica de la capitulación. Transforme la debilidad en poder
23. Concentre sus fuerzas
24. Desempeñe el papel de cortesano perfecto
25. Procure recrearse permanentemente
26. Mantenga sus manos limpias
27. Juegue con la necesidad de la gente de tener fe en algo, para conseguir seguidores incondicionales
28. Sea audaz al entrar en acción
29. Planifique sus acciones de principio a fin
30. Haga que sus logros parezcan no requerir esfuerzos
31. Controle las opciones: haga que otros jueguen con las cartas que usted reparte
32. Juegue con las fantasías de la gente
33. Descubra el talón de Aquiles de los demás
34. Actúe como un rey para ser tratado como tal
35. Domine el arte de la oportunidad
36. Menosprecie las cosas que no puede obtener: ignorarlas es la mejor de las venganzas
37. Arme espectáculos imponentes
38. Piense como quiera, pero compórtese como los demás
39. Revuelva las aguas para asegurarse una buena pesca
40. Menosprecie lo que es gratuito
41. Evite imitar a los grandes hombres
42. Muerto el perro, se acabó la rabia
43. Trabaje sobre el corazón y la mente de los demás
44. Desarme y enfurezca con el efecto espejo
45. Predique la necesidad de introducir cambios, pero nunca modifique demasiado a la vez
46. Nunca se muestre demasiado perfecto
47. No vaya más allá de su objetivo original; al triunfar, aprenda cuándo detenerse
48. Sea cambiante en su forma.



Fatal y seductoramente atractivas estas leyes. Un limpio espejo frente al cual podemos mirarnos despacio, con detalle, sin pérdida de ninguno de nuestros rasgos. Va directo a subterráneos emocionales e ideológicos del hombre, donde no llegan ni gobiernan la moral, la religiosidad ni los valores humanos tradicionales. Con sus raciocinios y la manera atrevida de abordar zonas oscuras del ser humano con su irrefrenable y diaria ansiedad de poder, desmigaja cuanta enseñanza le hayan dejado somníferos libros de ética, de autoayuda y superficial espiritualidad.

Mirando de soslayo, para que nadie advierta cómo se nos desliza la máscara de personas virtuosas y humanitarias, sentimos que al solo enunciado de cada ley algo íntimo nuestro queda perceptible, dejando descubierto al individuo deseoso de aplicar el poder en cualquier rango social, político, económico, intelectual, religioso o cultural donde esté presente. Greene, al darle cuerpo a tales leyes, puntualizándolas y conceptualizándolas sin miramientos moralistas de ninguna clase, estructurándolas de manera lapidaria y desconcertante por la exposición tan clara que hace de la sicología del poder, en realidad cuanto hace es diseccionar franjas del ser humano que por convencionalismo se ocultan o niegan. Son seductoras tales leyes.

Aunque no se tenga poder, de una u otra manera emergen disimuladas o patentes en la diaria convivencia de los seres humanos. Era ineludible una obra de tal categoría entre millares de inútiles libros de valores y civilidad, de religiosidad nueva era, de negocios para la autoayuda saturando el mercado bibliográfico.  Triviales conferencias y seminarios motivacionales inundando la radio, la televisión, los auditorios, revistas y periódicos, con sus latosas prédicas de transformación personal. Las 48 leyes del poder, es un libro que no debe faltar en la biblioteca ni en las interrelaciones cotidianas de ningún líder, de ninguna persona soñando con escalar socialmente, sin escrúpulos de ninguna índole. El grueso volumen es de cómoda lectura. Presenta la Ley, seguida de una aforística sentencia y del desarrollo teórico mostrando las claves del poder. El ejemplar que comento, tiene notas al margen, citas bien rebuscadas y evocadoras, donde el autor esgrime frases de Goethe, Maquiavelo, Voltaire, Tácito, Montaigne, Clausewitz y Nietzsche, entre otros, para justificar y darle sustento teórico a sus digresiones.


Si alguna autoridad educativa decidiera convertirlo en texto de estudio para escuelas, colegios y universidades, su lectura superaría cualquier Best Seller en la historia de la literatura. Son fáciles de practicar día tras día, en un cotidiano ceremonial de la auténtica sagacidad social, una o más de sus leyes, convirtiéndolas en oraciones matinales y nocturnas. Las 48 Leyes del poder resume, señala y hace tangible sin eufemismos, las estrategias para confrontar y anular a nuestro prójimo. Para llegar al sitio donde se pretende o conservar el lugar donde se pervive. Encantador libro para la gente de nuestra época. Para quienes deseen visitar su blog, en inglés, pueden ir a powerseductionandwar.com  en el cual pueden hallar una serie de interesantes ensayos sobre el poder. Recomiendo uno en siete partes: TheDescent of PowerAnInterptretation of the Global Economic (El origen del poder: una interpretación de la crisis económica mundial). 

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