Columna palabra empeñada.

Siempre hemos escuchado que “se sabe cómo empieza una guerra, pero no se conoce el día que termina y que consecuencias genera”.

Cuando vemos y a escuchamos lo que está pasando en Ucrania, pensamos que por la lejanía y/o por ser un país de otro continente, los efectos para los colombianos no deben de ser muy perjudiciales. Pero estamos muy equivocados. El solo hecho de ver como asesinan a unas personas que poco o nada tienen la culpa por la descarada ambición de un depravado presidente que impone su poderío con todo descaro y abuso, acto que hace que rechacemos y condenemos estos demenciales actos.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, en su desmedida codicia por expandir su poderío y territorio ha emprendido una brutal toma a sangre y fuego de Ucrania, arremetiendo sin compasión a sus vecinos, e intimidando y amenazando a todo el mundo, hasta con ataques nucleares.

Los efectos que esta inexplicable y desigual guerra está reflejando en el mundo, y en nuestro país, son  bien difíciles de subsanar. El aumento del costo de vida por efecto del alza del petróleo y sus derivados, la falta en la producción y comercialización de importantes fertilizantes para la labor agrícola, la ausencia de oferta de granos (cereales) producidos en este país, entre otros efectos inmediatos, va a influir negativamente en las actividades económicas que llevaran necesariamente, a un incremento en el valor de la comida y bienes de consumo (aumento de la inflación), a la desestabilización de los mercados bursátiles mundiales, y veremos con asombro miles de tragedias debido a el alargamiento de esta guerra, que hoy, ya tiene la vinculación de otros países del orbe, y que llevaría necesariamente, a una recesión económica mundial.  

Y según lo que recibimos de noticias, los episodios más oscuros y devastadores están por venir y no me los quiero imaginar. Bastante barbarie hemos podido ver por parte de los rusos, atacando indiscriminadamente a todos los indefensos Ucranianos con armas letales, derrumbando la infraestructura energética, industrial, académica y de comunicación, pero ante todo, generando la desolación y la muerte de tantas personas.    

El repudio mundial por la decisión del presidente de Rusia de invadir a Ucrania va cogiendo cada día más y más fuerza. No se puede aceptar que al día de hoy se presente semejantes actos de salvajismo y crueldad, pero no deja de sorprender, que el presidente de Venezuela, Cuba y Nicaragua, entre otros dignatarios, aplaudan y aprueben estos actos. Siguen demostrando a clara luz para donde van y que se puede esperar de estos “líderes de la crueldad”: ¡populistas de muerte!

Se debe rechazar cualquier tipo de violencia, se debe condenar la guerra, y de igual manera, rechazar cualquier forma para llevarnos a la desestabilización y caos.

Hoy cuando nos aproximamos a unas importantes elecciones de congresistas y presidencia de la república, que por cierto vienen estando amenazadas por los ciberataques dirigidos desde Rusia y Venezuela, debemos reflexionar acerca del importante papel que tenemos como electores primarios. Los invito para que busquemos y apoyemos a las personas, que según nuestro buen criterio, aporten al crecimiento de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de los municipios, departamentos y del país. No seamos cómplices con aquellos que quieren tomarse al país a punta de polarización, populismo y manipulación de la verdad. No nos dejemos sembrar falsas expectativas  y terminemos siendo manipulados por unos redentores del hambre y del crimen.

Salgamos por lo pronto, a votar este domingo 13 de marzo y rechacemos a los enemigos de la democracia.

¡Abajo las dictaduras!

¡Rechacemos toda justificación de actos vandálicos y de guerra!

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