Bodas de brillantes de la i. e. “San Vicente de Paul”
“El éxito de la vida consiste en seguir siempre adelante”
La historia de Génova, cada día nos muestra espacios y realizaciones surgidas de la voluntad comunitaria, del apoyo institucional y de la decisión de muchos líderes que a lo largo del tiempo se han consagrado a la causa y al servicio de la sociedad.
Hoy se hace grato rememorar la fundación de un plantel que desde la década de los cuarenta ha sido parte vital de la historiografía de nuestra Esmeralda Verde Natural, cuando las inquietudes ciudadanas le dieron vida al colegio San Vicente de Paúl, con la finalidad de proveer educación a la naciente población femenina del municipio.
Las necesidades del pueblo eran muchas, toda vez que carecía de servicios públicos, vías de comunicación, educación rural, energía eléctrica, pero había una que era primordial: un colegio para señoritas.
El Presbítero Isaías Naranjo Ríos, quien era el párroco, escuchó el clamor del pueblo y con la asesoría de varios señores entre los cuales figuraban don Liberio Arbeláez Gutiérrez, don José María Alonso Ortiz, don César Delio Iturregui Berrío y algunos otros, como también algunas señoras, aceptó el reto de fundar el colegio.
Se adquirió el solar y a principios de 1944 se inició la construcción del edificio con materiales comunes y corrientes: madera aserrada, guadua, tejas de barro cocido, lo que permitió en pocos meses, bajo la conducción de un maestro de obra apodado “calabozo” entregar una magnífica obra con amplios salones, corredores en madera, chambranas en macana, patios de recreación, jardines y espacio privado para la comunidad religiosa.
Mientras se iba adelantando la tarea, también se procedió a adelantar las averiguaciones del caso sobre qué comunidad le convenía más al pueblo, ya que desde un principio se pensó en que fuera dirigido por religiosas. Después de muchas indagaciones se llegó a la conclusión de que la comunidad Vicentina era la menos exigente y la más indicada para la dirección del colegio. Se hicieron lo contactos con esta comunidad y pronto se aceptó la propuesta.
Cuando ya la edificación se encontraba bastante adelantada, de acuerdo con las conversaciones que se habían sostenido con la superiora de la comunidad residente en Cali, el viernes 23 de febrero de 1945 se procedió al traslado de Sevilla a Génova, por la vía Cumbarco de las hermanas que habían sido designadas para la fundación del colegio. El traslado religioso, a lomo de mula, se cumplió gracias a la cesión de las bestias, para el momento, por parte de don José Miguel Franco Osorio quien al igual que su hija Melva, hicieron parte de la caravana que se desplazaba hasta Génova. Con ellas viajó además la superiora de la comunidad con el objeto de instalarlas.
A la semana siguiente fueron abiertas las matrículas y a partir del mes de marzo, el colegio empezó a funcionar bajo la rectoría de la Hermana Sor Josefa Duque, cargo en el cual se mantuvo durante largo tiempo, y siendo el primer paso para que esta comunidad rectorara por muchos años el plantel educativo de bachillerato en la población. Desde entonces, la mayoría de las mujeres genovesas han pasado por sus aulas donde han encontrado educación, formación espiritual y orientación moral.
El colegio, en atención a la comunidad que asumió su dirección tomó el nombre de su patrono “San Vicente de Paúl”, el cual conserva todavía, y que a lo largo ya de 75 años, se ha convertido en bandera y emblema educativo del municipio y en el primer centro de la educación media.
Pasados algunos años, debido a la vulnerabilidad de los materiales de construcción, la edificación se vio seriamente afectada. Por esta razón fue necesario reconstruirla, empleando materiales más resistentes como el hierro, el ladrillo, la arena y el cemento.
Y aquí es necesario y obligatorio hacer una mención especial a la rectora de entonces, Sor Teresa de Jesús Zuluaga, quien se empeñó en esta tarea, y como en el pasaje bíblico, “este templo se derruirá y se reconstruirá en tres días”, impulsó la tarea de demolición y con el concurso ciudadano y estudiantil, de los gobiernos municipal y departamental así como de ese gran motor de desarrollo que ha sido el Comité de Cafeteros y el Instituto de Construcciones Escolares, pronto le entregó a Génova la nueva obra educacional.
Ha transcurrido desde la iniciativa comunitaria un recorrido de siete décadas y media, que configuran en los anales históricos la conmemoración de las Bodas de Diamantes para una institución que es centro formativo educacional y de valores para la población.
Hoy celebramos alborozados este gran acontecimiento que llena de orgullo a la comunidad genovesa, que permite rendir un homenaje al recuerdo de tantas personas que siempre se esmeraron por hacer realidad la funcionalidad del plantel; a directivos y profesores que a lo largo de quince lustros han engrandecido el accionar educativo; a tantas y tantas ex alumnas de sus variadas promociones que se suman a las nuevas generaciones, y que gracias al imperante educativo del colegio San Vicente de Paúl, hoy exhiben con orgullo a lo largo y ancho del país y en el exterior, ese escudo del saber proporcionado por la institución vicentina.
Génova se siente orgullosa de uno de sus planteles de bachillerato, se regocija con el accionar de servicio, y aplaude de manera incesante la gran tarea educativa que ha permitido la formación de variadas generaciones y la proyección de una nueva dirigencia, la que mañana deberá estar al frente de los destinos de la población, reeditando el accionar en valores cívicos, sociales y religiosos, obtenidos en las aulas del emblemático plantel, y que hoy conmemora el septuagésimo quinto aniversario de su fundación, el colegio San Vicente de Paúl.