Arrierías 86

Manuel Tiberio Bermúdez.

Reinerio Cuartas Martínez, pasó su infancia y juventud en el campo.  Nació en Pijao, Quindío, pero la trashumancia de sus padres lo llevó a vivir también en Génova donde cursó la primaria y el primer año de bachillerato.

Luego, en 1959, su familia fue a recalar a Caicedonia, En 1968 terminó su bachillerato y estuvo en este Municipio como docente hasta el año 1977.

Así recuerda Reinerio aquella época. «Yo terminé el bachillerato y logré librarme de pagar el servicio militar. Resulta que yo administraba la tienda escolar del Colegio Bolivariano y mantenía algunos pesos en el bolsillo, lo que me permitió, cada que iba el reclutador a Caicedonia, invitarle a unas cervezas y de paso pedirle que no me seleccionara para ir a pagar el servicio militar.

—Que me va a llevar por allá —le decía yo.  —Déjeme que quiero hacer algo diferente por mi vida. Lo cierto es que no me seleccionó.

Cuando terminé el bachillerato, el día de la graduación Ricardo Escobar, que era el rector se arrimó a felicitarme y de paso me pregunto:

— ¿Qué vas a hacer, Reinerio?

—No sé, don Ricardo. Veo como difícil la situación. Somos varios los hermanos y mis padres no tienen con que darnos universidad a todos.

—Lo necesito —dijo don Ricardo. Como usted fue tan buen deportista vaya y matricúlese en la Universidad del Valle, y haga un curso de Educación Física.

Me fui a Cali, hice el curso en 1968 y Ricardo me nombró como profesor de Educación Física en el Colegio Bolivariano. Estuve nueve años como docente.

En 1977 renuncié como profesor, ya que la Universidad Gran Colombia, en la que yo había empezado a estudiar economía, no tenía aprobación para graduar.  Tomé la decisión de irme a Bogotá a terminar los dos últimos semestres. Tenía muchas oportunidades de trabajo en Bogotá.

Estando en Bogotá falleció mi papá y entonces regresé a Armenia ya que había que hacerse cargo de las fincas que dejó mi padre y que estaban ubicadas en Génova.

A la par que administraba las fincas, un amigo me convenció de que montáramos una oficina de consultorías en contabilidad.

Pero hacia 1980 me surgió una idea de esas locas que se le vienen a uno a la cabeza. Me fui a todos los Bancos de Armenia y les ofrecí el servicio de repartir la correspondencia bancaria en toda la ciudad. Conformé un equipo de trabajo y empezamos a repartir el correo de todos los bancos en la ciudad: extractos bancarios, facturas de Industria y Comercio, correspondencia etc.

Todo iba muy bien hasta que un día recibí una llamada de una persona de Adpostal quien me dijo que la correspondencia y su distribución era exclusividad del Gobierno, reflejado en Adpostal. Y agregó que para no tener que demandarme me pedía que suspendiera lo que estaba haciendo, es decir, repartiendo correspondencia, y que dejara que ellos lo hicieran.

Ante esa advertencia nos entró temor y no averiguamos si esa prerrogativa de repartir correspondencia era cierta o no. Pero, sorpréndase usted, ese mismo año nació Servientrega. Es decir, si hubiésemos averiguado la realidad de aquella advertencia a lo mejor hubiésemos creado una empresa tan sólida como la que le digo. Perdimos esa oportunidad por miedo y falta de informarnos mejor.

A usted le van a condecorar como el fundador de la Cámara Junior Capitulo Quindío. ¿Cuáles fueron las motivaciones para asumir esa iniciativa de la fundación?

En 1979, un amigo, Héctor Bejarano, me invitó a ver un partido de fútbol en Pereira. A la salida del partido nos pusimos a hablar de cosas y entre esas de la Cámara Junior. Me dijo que por qué no asumía la iniciativa de fundar la entidad en Armenia y que ellos desde Pereira me ayudaban.

Me gustó la idea. A los ocho días los de la Cámara Junior de Pereira me invitaron a estar en una reunión para que conociera el funcionamiento. Me gustó lo que vi, me dejó descrestado el actuar y lo que hacían. Regrese Armenia y comencé a hablar con unos amigos sobre la creación del Capítulo Quindío. En octubre de 1979 conformamos la Cámara Junior Capítulo Quindío; de eso hace 45 años que estamos en actividad ininterrumpida.

La Cámara Junior empezó en Colombia hace 68 años.  Nuestra entidad cumple 45 años y en ese lapso, el Capítulo Quindío ha puesto el más alto número de presidentes en toda la historia de la entidad en el país: 8 presidentes nacionales. También 2 internacionales.

¿Qué hace un juniorista; y no le hablo del equipo de fútbol costeño?

El equipo de fútbol es mejor dejarlo quieto. La Cámara Junior es una organización nacida en 1915 en los Estados Unidos. Su fundador fue un notario que se reunía con sus amigos y buscaban como ayudarse los unos a los otros. Duraron cinco años botando corriente antes de crear lo que hoy es la Cámara Junior, una institución de formación de líderes con una particularidad: tiene límites para entrar y salir de ella. Solamente pueden ingresar personas desde los 18 y hasta que cumpla 40 años de edad.

Cuando llega a los 40 años de edad la única oportunidad que tiene de continuar vinculado es registrándose como Senador ante la organización mundial. Se convierte en un asesor perpetuo para la institución. Cuando uno asiste a las reuniones solamente interviene si le consultan.

Respecto a la función de un Junior, es capacitarse para que su desempeño ante la sociedad sea digno y mejor por la formación que allí se recibe: régimen parlamentario, modales de comportamiento, ética etc.

¿Qué satisfacciones le ha dejado a usted el haber propiciado la fundación de la Cámara Junior, capítulo Quindío?

De las satisfacciones que me quedan es que tengo gran reconocimiento en la ciudad.  La gente que ha salido de este grupo son personas muy prestantes que han ocupado posiciones de liderazgo en la ciudad y en el país. Además, se hacen buenas amistades no solo en donde uno vive sino en otros lugares pues la entidad está en 120 países y somos más de 250 mil en todo el mundo.

¿Qué significa para usted este homenaje que la entidad del Quindío le va a hacer?

Toda la vida uno ha visto muchos homenajes, pero póstumos. Y hemos hablado de que el reconocimiento por las buenas acciones debe hacerse en vida. Yo estoy muy agradecido porque los compañeros y Senadores han decidido hacerme esta distinción. Se dio la oportunidad que voy a estar en Armenia, pues actualmente resido en Bogotá, y han preparado este agasajo que yo recibo con mucho orgullo.

¿Qué lo pone alegre?

La amistad. Los amigos que me encuentro. Los reconocimientos del otro que hace tiempo no habíamos visto y saber que uno tiene amigos a los que puede llamar cuando uno quiere y que le contesten siempre.

¿Qué le pone triste?

La indiferencia de la gente. La gente insolidaria, las personas que no sabe vivir en comunidad porque creo que a este mundo vinimos fue a servir, no a que nos sirvan sino a servir.

¿Qué canción es su preferida?

Antes me gustaban los tangos, la música colombiana ya que era la que le gustaba a mis padres. Hoy hay un tema que me encanta: Vive, de José María Napoleón.

¿Qué pasatiempos tiene?

Me gusta mucho el audio libro. Es una forma muy moderna para poder estar al día con algunas lecturas.

Reinerio, yo le conozco y con lo que me ha contado tiene dos amores: la Cámara Junior y el grupo de la promoción Bachilleres 1968.

Eso es cierto. Usted ha podido testimoniar el afecto que nos profesamos en ese grupo de egresados del Colegio Bolivariano. Somos un conjunto de seres humanos que nos tenemos un afecto especial, que va con nosotros en nuestro corazón. Todos los días nos recordamos y más ahora con lo de las redes sociales, tratamos de mantenernos comunicados en un grupo por WhatsApp por el que nos chanceamos, compartirnos chismes, nos comunicamos. Ese grupo es lo mejor que me ha dejado mi vida de estudiante.

La etapa de mi vida en Caicedonia es inolvidable, es de los mejores sucesos que han pasado por mi vida y que me dejó un grupo de amigos que aún conservo. No creo tener un enemigo o persona que me odie. Yo tampoco tengo odios pues he tratado de convivir bien en todos los lugares que he estado y con las personas que se han cruzado por mi vida.

¿Qué es su vida hoy?

Yo terminé Economía, después hice Tecnología Agropecuaria. Fui Secretario de Hacienda en Armenia. Me casé y creo que siempre he sido un emprendedor. Un auto generador de trabajos. 

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