COLUMNA PALABRA EMPEÑADA
Arrierías 97
José Emilio Yepes Rivas
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Además de las dificultades propias en las actividades agrícolas de nuestro país y del recrudecimiento en la inseguridad que padecemos en las veredas y fincas de nuestro dolido país, hoy nos toca vivir una situación caótica en muchas regiones agrícolas y pecuarias de esta Colombia que llevamos clavada en nuestro corazón.
Se viene presentando una ola invernal sin precedente: un volumen de agua que está reduciendo las expectativas de cosechas y que está colapsando las vías de acceso a las fincas, generando derrumbes, inundaciones y peligros en fincas, veredas y barrios marginales.
En el aspecto de una urgencia general en municipios y departamentos, se acude a las unidades de gestión de riesgos, quienes definen los pasos a seguir y la responsabilidad de las comunidades, de los organismos de auxilio y de las administraciones locales y gubernamentales. Activar las alarmas en los diferentes centros de salud, de secretarias de obras públicas, de autoridades y de las comunidades, entre otros, es obligatorio para sobrellevar las dificultades.
Y si a esta penosa situación de crisis por la ola invernal le sumamos los nuevos anuncios del castigo en la compra de los principales productos agrícolas que exportamos por parte de nuestro principal socio comercial, Estados Unidos de Norte América, debido a las políticas del gobierno de Colombia para buscar unirse a la nueva ruta de la seda de China, pone los nervios de punta a floricultores, caficultores, fruticultores, ganaderos y gremios económicos del país.
El desacertado manejo económico local e internacional del actual gobierno nacional está llevando la economía a un punto donde podríamos pasar a tener cultivos y negocios totalmente inviables y presentarse, por lo tanto, una crisis social y económica de talla mayor.
Ojala prime la sensatez, la prudencia y las acciones estratégicas propositivas para que más bien, se le dé estabilidad a renglones económicos que le dan riqueza, estabilidad y buen nombre a nuestra querida Colombia.
Frente a la ola invernal, invitar a las comunidades y a las administraciones locales, y departamentales a trabajar en equipo para generar soluciones colectivas frente a las calamidades por anegaciones, derrumbes y riesgo de peligro. Para colocar un ejemplo de prevención de un aislamiento vial por colapso en vías terciarias, notamos que, al día de hoy, brilla la ausencia de las cuadrillas de camineros que ayudaban a mejorar las cunetas y desagües de aguas lluvias para encausar los flujos de agua y que no ocasionaran tanto daño. Por la falta de contratación desde hace ya muchísimos años de estos importantes trabajadores, las vías terciarias empezaron a colapsar con mucha prontitud……y allí empieza el caos: no poder movilizar a las comunidades con sus mercados y cosechas conlleva a generar un caos económico inimaginable.
Hoy las alarmas están pasando de amarillo a rojo.
¡Ojalá podamos volver a verde!