No le presten ese cuchillo al niño,
cuando duerma su abuela.
Abuela guarda un miserere para cada día de la semana.
Escóndanle el hacha a la abuela,
cuando el niño dormite.
Abuela guarda un miserere para cada día de la semana.
No los dejen solos
durante pleamar ni luna menguante.
Abuela guarda un miserere para cada día de la semana.
Llévenla a ella
y enciérrenla en la bodega,
llévenla diciéndole en voz alta la palabra
tulipán, cien veces tulipán.
Y mientras tanto, a él átenlo
al fresno con un extenso y recio hilo
de seda verde.
Abuela guarda un miserere para cada día de la semana.
Pongan en la mano de la abuela
una seca espiga de trigo. Díganle
que el niño aprendió
la nana de la Misericordia.
Abuela guarda un miserere para cada día de la semana.
También pongan en la mano del niño
un caracol y enséñenle a escuchar en él
la nocturna canción de las olas
o la frenética risa de las sirenas.
Abuela guarda un miserere para cada grito del niño.
Umberto Senegal. Armenia, mayo 27 de 2023. Del libro de poesía inédito: El hombre que sembraba crisantemos en paredes de los acantilados