Columna Palabra Empeñada
Arrierías 96
José Emilio Yepes Rivas
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Tremendo caos mundial ha generado la guerra económica que el presidente de los Estados Unidos de Norte América decreto a más de 180 países del globo terráqueo con la imposición de una nueva carga arancelaria a la mayoría de productos que importa el coloso del norte.
Aunque el presidente de U.S.A. justifica su medida por la búsqueda de la protección industrial nacional, y para mejorar el déficit comercial y el endeudamiento de los gringos, sus políticas económicas se pueden convertir en “un tiro en el pie” porque la inflación le puede jugar una mala experiencia y al final, los consumidores gringos pagarían este desacierto gubernamental con el aumento en el costo de sus compras cotidianas.
Inicialmente vemos como se generó una guerra comercial de muy alto calibre en las principales economías mundiales, y que hoy, tiene descontrolada las bolsas de valores del mundo. Para muchos desde ya se avizora una recesión mundial de talla mayor, inclusive, más grande que la que nos dejó la pandemia por el covid.
Colombia pareciera, y de manera inicial, salir bien librada porque el porcentaje arancelario es el menor de los impuestos a todos los países, pero de seguro, si no se asume con mucho talante desde el gobierno nacional el mejorar las relaciones diplomáticas y comerciales, será devastadora la dinámica que hasta hoy se siente en todo el mundo y que preocupa de sobremanera por la crisis económica como se va viendo. Los Estados Unidos de Norte América es nuestro socio comercial más importante, y por tanto, el aumentar los aranceles para nuestros principales productos exportables, afecta negativamente y con importante porcentaje, cualquier actividad económica.
Las flores, el café, el aguacate, el limón, la uchuva, las frutas, los bananos y el plátano entre otros productos agrícolas, sentirán el impacto negativo que inicialmente es económico pero que al final se verá reflejado en las comunidades, los gremios, el empleo, la inversión y la inflación.
Para esta semana escuchamos que ya hay países negociando directamente con Trump la reducción de las tasas arancelarias impuestas. Sin embargo y gracias a la pésima imagen e interlocución de nuestro gobierno con el gobierno de U.S.A. considero que no nos va a llegar rápidamente un alivio para nuestros agricultores, comerciantes e industriales.
Y si al gobierno en cabeza del presidente Petro le da por aumentar los aranceles a los productos que vienen de U.S.A. como el maíz, el frijol, la soya entre otros, ya veremos como los concentrados, el huevo, los cárnicos de cerdo, los pollos y muchos alimentos básicos de la canasta familiar, subirán y subirán sin techo.
La verdad no sabemos qué va a pasar mañana en el mapa económico mundial, pero Colombia puede pasar de ser un país de los menos afectados por la medida arancelaria, a ser un país con un arancel desfavorable frente a sus competidores, si no se sabe manejar con prudencia las relaciones entre los dos países.