Aida Yepes

Como parte de la programación para la celebración de los 111 años de la fundación de Caicedonia Valle, en la Casa de la Cultura Nacianceno Orozco Gallego, se llevó a cabo el conversatorio “Historia de Caicedonia: una Mirada Cultural, en él tuve la oportunidad de participar con la siguiente ponencia:

Abordar la historia de Caicedonia desde una mirada cultural parece sencillo pero en realidad es un tema muy “vasto”: tan profundo como ancho y extenso.

No voy a distraerme, entonces, en plantear cuestiones históricas ni clasificatorias sobre su conjunto de valores, símbolos, creencias, tradiciones y modos de comportamientos que funcionan como elementos cohesionadores, voy a centrarmeen la escritura como articulación entre el espacio y el tiempo, a partir de varios interrogantes, no dentro de una perspectiva universal, sino desde mi propia interpretación y frente a lo local.

  1. ¿Cuál es la evolución que ha experimentado la escritura desde los inicios de la historia de Caicedonia?
  • ¿Qué identidad escritural, narrativa o literaria se ha producido en nuestro municipio?
  • ¿Qué eficacia tendría esa identidad para la estructuración de una «identidad cultural “sellada por la singularidad y la diferencia?

Es a través del espacio y el tiempo, articulados por la escritura,y una interpretación exegética donde debemos hallar la respuesta, porque en el escribir ineludiblemente el pasado, el presente y el futuro se fusionan.

Escribir es ponerse en el lugar de los otros: es recuperar, reconstruir e interpretar sus huellas como expresión de sus existencias. A través de las manifestaciones literarias se describen experiencias de vida y de muerte. Con las posturas de los escritores se encarna la esencia de las colectividades ycon ella el espíritu de los pueblos.Todo lo que se escribe tiene implícito una traza autobiográfica y una traza histórica del pueblo al que se pertenece, porque la tierra de donde se emerge marca, y quien engendra y da a luz imprime el sello de identidad:de ahíla correlación Espacio- Tiempo / Literatura-Identidad.

Ahora sobre las preguntas lanzadas se añaden las siguientes:

  1. ¿Cuál es el flujo de escritores de Caicedonia?
  2. ¿Qué textos literariosexisten como registro de sus existencias?

Lo único que testimonia la forma de vida de quien se considera escritor son las manifestaciones de su espíritu vertidas en textos, como testimonio para todos aquellos que no los han conocido. El escritor inmortaliza su manera de ser y pensar a través de sus obras. La naturaleza y esencia de sus textos está en su revelación, el cual no es más que el registro de su propia vida: conjugación ésta de su entorno y de las fuerzas que lo aprisionan.

Bajo estos supuestos o presupuestos:¿qué libros podemos abordar para vanagloriarnos de una tradición literaria para Caicedonia? ¿Podemos volver la mirada sobre una práctica tangible, sólida y sobre la cual no nos quede la sensación de estar abrazando fantasmas? ¿Contamos con las manifestaciones literarias suficientes para entender las dinámicas propias de los momentos cruciales de nuestra sociedad y de nuestra historia?

Motivada por los interrogantes precedidos mi respuesta íntima e individual frente a la identidad escritural para Caicedonia es la NO IDENTIDAD, porque la respuesta a esas preguntas conllevaal reconocimiento de ausencias, deficiencias, vacíos, modelos débiles, y en este escenariodebemos reconocer para Caicedonia la no identidad como impronta de diferencia.

¿Qué hacerpara marcar una diferencia en sentido contrario?

  • Necesitamos un número mayor de plumas y manos que las manipulen.
  • Necesitamos mayor comprensión y valoración crítica de nuestras creaciones escriturales como expresión de sentimientos individuales y colectivos, y como ostentación de nuestro pueblo en un momento de su historia.
  • Necesitamos potencialmente trazos escriturales profundos donde converja historia, atmosfera, lengua, creencias, orígenes e influencias
  • Necesitamos forjar buenos lectores, inscritos en espacios de comprensión política,para que demanden un ejercicio literario que problematicesu identidad, a través de la visibilización, sin importar que esto implique desafiar ideologías o discursos “oficiales«.
  • ·        Debemos erigirparadigmas para no permitir que nuestra experiencia se dilate en el tiempo. Es desde el tiempo donde hacemos de nuestra vida un legado, es en este tiempo donde debemos cultivar sensibilidades y es en este momento donde debemos construir esos empoderamientos.
  • Debemos entender que los legados en lo escritural marcan nuevos pasos.
  • Debemos testimoniar para enseñar y debemos hacerlo rápido porque estamos envejeciendo y vamos a morir. Si no dejamos un testimonio fuerte nuestras próximas generaciones van a tener un referente débil.

Todo tiene su tiempo, su hora y su momento, uno mi voz a quienes han hecho posible este conversatorio porque sin duda para ellos la cultura es un compromiso social y como tal propenden por una identidadcon sentido de pertenencia.

Como hija de las entrañas de esta tierra debo asumir una cuota de responsabilidad, los invito a todos a sumarse a este esfuerzo: debemos cultivar retos para que los jóvenes desarrollen su parte intuitiva con compromiso político y social. Que hermoso sería que los potenciales escritores de las generaciones venideras introduzcan la problemática social en sus versos y en sus prosas (supeditando, claro está, el discurso sociopolítico al discurso literario para no perder el norte de la literariedad).Esta recomendación la hago desde lo personal, porque considero que la escritura debe estar comprometida con su entorno y con su tiempo. La pluma y el papel son armas sutilísimas para hacer que lo social y lo político hagan parte de la buena literatura.

Mi recomendación es hacer escritura revolucionaria, revolucionar la escritura para que ésta no sea facilista y para recuperar lafuncionalidad de la literatura como loque es, y debería ser siempre: una portentosa arma de concienciación social.

En el escribir se reproduce una interpretación del mundo o una activación de ese enigma llamado realidad que subyace en nuestra ideología dando forma al entramado narrativo y a las virtudes estéticas, y es en esta función esencial donde el escritordebe establecer un delicado equilibrio entre la función literaria y el compromiso de denuncia y crítica político-social: pero no debe adoctrinar sino concienciar, en una línea muy delgada (nunca evidente o axiomática).

Con la convicción de que el ejercicio escritural contribuye de forma especial a la transformaciónde la sociedad,convoco a todos nuestros niños y jóvenes a reescribir la historia de Caicedonia: hay nuevos colores y texturas que los esperan.

Emprender entonces las respuestas para esos interrogantes que he dejado en el aire y que son tan complejos: supone un trabajo de largo aliento, cuya ruta crítica solo podrá bosquejarse si se cuenta con administraciones, academia, maestros y padres comprometidos.

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