Columna Palabra Empeñada
Hoy quisiera recordar a un importante empresario extranjero, quien era muy enamorado de nuestro exótico país. Bebedor de guaro ventiado, siempre respondía jocosamente cuando se le preguntaba sobre la situación de nuestra nación: “Ave María purísima, si aquí el plomo flota y el corcho se hunde”.
Y después de vivir la dolorosa situación acarreada por el paro nacional para tumbar el proyecto de Reforma Tributaria, se da cuenta uno que aquí, además de andar todo patas arriba, la basura tiene mucho peso y lo pesado se lo lleva el viento.
No discuto el sentido que motivo la marcha y la falta de sensatez de la Presidencia de la República al presentar unas reformas a toda luz, lejos del consenso y del sentimiento patrio. Pero ver la falta de solidaridad de algunos compatriotas frente a los actos vandálicos donde se destruía solo porque había que hacerlo, deja a cualquiera con un sin sabor difícil de entender.
Es claro que para que el gobierno tuviera que girar en su posición de presentar una reforma que buscaba grabar descaradamente a las pequeñas y medianas empresas, y de ahorcar económicamente a las personas de estrato 3, 4 y 5 (y que decir de la reforma a la salud), había que hacerse sentir de manera rotunda; pero lo inadmisible es que ciertas fuerzas oscuras que se esconden tras los intereses y los pantalones de unos congresistas y dirigentes que dicen encarnar la salvación y resurrección social, quieran hacernos parecer como unos bandidos y desalmados ante propios y extranjeros.
No se puede aceptar el que detrás de los delincuentes esté todo un equipo de dirigentes, abogados y comunicadores sociales que distorsionan lo que todos reprochamos: LA ASONADA, EL CAOS, EL SAQUEO Y LA MUERTE.
Tampoco acepto el uso desmedido de la fuerza y los abusos de las autoridades, pero entonces….quien va a recobrar el rumbo de nuestra patria?
Los que estamos en el centro, los que laboramos honestamente, los que anhelamos una patria prospera y con futuro para nuestros hijos, no dejamos de asombrarnos al ver como todo nuestro tejido social y humano se divide entre los buenos y los malos…… y mientras, el país, y nuestro pueblo, esta día tras día sumiéndose en la pobreza y desolación.
Pero; ¿quienes son los buenos y quienes son los malos?……..y la respuesta es hasta fácil….que noticiero estás viendo?,…. a quien sigues en las redes sociales?…. quien te motiva políticamente? A quien vamos a satanizar?.
Sigo insistiendo en que no podemos dejarnos llevar por esta guerra entre la derecha y la izquierda, así tengamos una propia convicción del devenir político de nuestra dolida patria. Pero esta muestra de terrorismo de baja intensidad acompañada por una campaña para desabastecer de alimentos, oxígenos, combustible y medicamentos a los centros poblados; de asesinatos de civiles y policías; de bloqueo y destrucción del transporte público; del saqueo de negocios, supermercados y bancos; de incendio de peajes y CAIs, es inadmisible e inaceptable.
No se puede acusar a todos los manifestantes como culpables de los actos vandálicos y destructivos, pero pregunto:¿qué responsabilidad le cabe a los convocantes por las marchas irresponsables aun en medio del tercer pico de pandemia, y aun viendo que termina todo en saqueo, destrucción y caos?
Los convocantes de las marchas no son culpables pero si son responsables de lo que se propicia en su convocatoria.
Y dentro de ocho o quince días….las peladuras y los lamentos: pequeños comerciantes y campesinos acabados económicamente, una economía en recesión, un nivel de desempleo en alza, pero especialmente…muertos, heridos y resentidos con unos y con otros. NO HAY DERECHO!. Como manifestaba el maestro Darío Echandia en su momento acerca de los colombianos….”PAÍS DE CAFRES”.
¿Será que podemos hoy creer que los colombianos nos podemos manifestar de manera pacífica?
Mientras tanto el esfuerzo de muchos campesinos de mi dolido país se desvanece y entra en crisis porque muchos productos vegetales y animales se pierden debido a la imposibilidad de mover insumos, bien sea para la producción, o bien sea para la comercialización.
¡QUE TRISTEZA!
Que Dios nos ampare y nos proteja.