Hay poetas oscuros, poetas tristes y poetas luminosos. Éstos últimos son como un faro que parpadea en mediode la noche con un mar embravecido por la tormenta, y al otro día nos deja ver un océanotranquilo, en completa calma.
Orlando Restrepo Jaramillo es uno de esos poetas, que, sin esconder la realidad, deja traslucir la esperanza en cada verso, en cada palabra que sale de su pluma.Es raro que un poeta como él haya permanecido escondido tras un perfil modesto por tantos años. Pero, como él mismo dice,“El poeta, asumido en el poema, se echa el olvido encima, mientras sus palabras, rebotan en la indiferencia”.
Nació en Albán, Valle del Cauca y en Cartago culminó su bachillerato. A los veinte años viajó a Popayán,ciudad que él mismodescribe en el deslumbramiento que le produjo: “desde sus torres hasta sus zócalos de cal, con su Valenciana canción, donde me encandiló la poesía”.
Antes de ser poeta, Orlando fue juez, secretario de gobierno, alcalde de Cartago, concejal, rector de la Universidad Tecnológica del Norte del Valle, abogado litigante, notario, esposo, y padre. Perola poesía estaba allí en su mente, reprimida como bala de cañón, esperando una señal para el estallido. Ahora, para deleite nuestro, aparece el poetacon la mirada serena que imprime la madurez; sin tapujos, sin barreras, y con el destino claro de exaltar la vida. Esa vida simple, sin artilugios ni mentiras, la que lleva a veces un dolor intrínseco, pero que resplandece por designio en cada palabra.
¡Qué suenen las campanas! Les presento entonces,una poesía nueva para vivir y morir en cada verso, y para que laobra de Orlando Restrepo Jaramillo encienda una llama en medio de la oscuridad que nos acompaña a veces.
En esta primera muestra emergen algunos de los poemas escritos desde el año 1970 hasta nuestros días.
EL ADIÓS
Lapidado
por el paso del tiempo
me borrarán los días
y la memoria de los míos.
Yo, hecho semejanza
de los que asumen el canto
quedo en estas palabras
sumergido en las aguas
de una profundidad de olvidos.
CORAZÓN ADENTRO
Corazón adentro
recorrido a través
del río de sangre;
acompasando a golpes la vida
suma de resultados
en jubilosa cascada de sonrisas.
Asumiendo realidades
plasmadas en un deseo:
grabar con palabras
el combate de la vida.
PALABRAS
(canto semblanza)
Soy un simple viandante.
Transito en pos de los demás,
a través de las palabras.
Soy agua rescatada en peces
soy vuelo en lo alto de las nubes
soy lágrima en mi rostro navegando
en dolor de perenne sombra, taladrando.
Soy el aire, brisa vislumbrando en osadías
en favor de contiendas.
En vientos mensajeros me presiento.
ENTREGA
Te dejo y ardo
en fuegos angustiantes.
Te abandono y mis límites
se quedan en tu entorno.
Acabo con tus aguas y persistes
en amoroso canto de cascadas.
Me voy de tus aleros
y me quedo sin techo;
me doy en alejamientos
y caigo en tus recuerdos.
Solo deambulo en ti
cuando te recupero
en apasionadas entregas siderales.
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