Arrierías 91

José Emilio Yepes Rivas

Cuando nos hablan de bonanza, todos nos ponemos muy felices al ver que un renglón económico en nuestro dolido país, va a poder salir adelante, mucho más, cuando la bonanza corresponde al sector que más estabilidad social y económica le genera al país: nuestro producto estrella: EL CAFÉ.

Para que una bonanza económica se presente debe de cumplir con tres condiciones básicas: la primera es que los costos de producción sean bajos, la segunda, que los precios de venta sean altos y por último, que el volumen de esa producción para la venta sea también muy abundante.

Empecemos el análisis con la primera condición, los costos de producción: el alto nivel del valor de los insumos agrícolas y la necesidad de emplear mucha mano de obra para los oficios de la caficultura, especialmente en la recolección del grano es preocupante ya que, en el caso de la mano de obra en la población agraria, en general, ha ido descendiendo de manera drástica, mucho más, cuando las familias ya no son tan numerosas como en otrora lo fueron. Y si le sumamos la propuesta del gobierno de darle dinero a los jóvenes para que se queden en su casa y la imposición de una reforma laboral agraria que desde todos los ángulos económicos y logísticos se presenta como onerosa y desmotivaste para la generación de fuentes de trabajo, hace que definitivamente los costos de producción sea uno de los más altos del sector agrario.

En la segunda condición, los precios de venta, podemos decir que el nivel de precio de la bolsa de valores para el café es muy bueno, lo que motiva la venta de café en el mercado internacional.

Y la tercera condición, el volumen de producción, hay que ratificar lo que anote en la última entrega de esta columna: los volúmenes de café por recolectar y su calidad se vieron fuertemente afectados por el verano presentado a mediados de año, que hizo que dichos volúmenes y alto deterioro en la calidad, representara una perdida de hasta un treinta por ciento (30%) de los ingresos.

Como podemos ver, la falta de políticas públicas que estimulen el ejercicio agrario y el calentamiento global y desorden climático, frustro para los cafeteros, la posibilidad de tener una mini-bonanza cafetera que ayudara a recuperar los ingresos para más de quinientas mil (500.000) familias que le siguen apostando a la paz social y al crecimiento del país.  

Ojalá la delincuencia y violencia en las zonas cafeteras, dejen a nuestros caficultores hacer lo que más les gusta: trabajar honradamente.

Ojalá……que llueva café en el campo (canción de Juan Luis Guerra). 

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