Arrierías 94

Antonio de Jesús Arias B

Es mucho lo que se ha planteado acerca de las múltiples deficiencias en lo que tiene que ver con la enseñanza del inglés en todo el mundo.

La globalización actual, mediante la cual podemos llegar a cualquier lugar, con solo un clic, obliga a proveernos del instrumento de comunicación universal, la lengua inglesa.

Muy seguramente, todos entramos a internet con frecuencia y encontramos, sin esfuerzo alguno, información en esta lengua, ya que no menos de 80% de lo allí consignado está en inglés.

Sin embargo, las experiencias en la adquisición de tal idioma casi siempre son frustrantes, debido a la inmensa cantidad de diferencias entre este idioma y el español, no consideradas con la debida profundidad en las metodologías actuales.

Empecemos por decir que, específicamente, el inglés (norteamericano) tiene 40 sonidos, mientras nuestro español posee 27, por lo cual es IMPRESCINDIBLE aprender a producir 13 sonidos extraños para podernos desempeñar con propiedad. Además, que las mismas cinco vocales escritas del español y del inglés, en este último generan once sonidos: hay dos íes, dos úes, dos aes.

Hace unos setenta años, cuatro países, llamados los Tigres Asiáticos -Corea del Sur, Taiwán, Hong-Kong y Singapur- se encontraban en condiciones de desarrollo parecidas a las de Colombia, pero se dieron a la tarea de salir de su letargo económico y social, por lo cual optaron por la única manera de lograrlo: educar a su población, incluido, obviamente, el inglés. Hoy, nos llevan años luz de ventaja.

Es que no existe otra manera de lograr mejores condiciones para el ser humano, fuera de la educación, lo que conduce al desarrollo. Casi todo lo que se crea en el mundo es publicado, inicialmente, en inglés, por lo cual, la única forma de llegar al desarrollo y a una mejor calidad de vida es esa.

Por otro lado, produce frustración el saber que, anualmente, se pierden muchas becas, debido al deficiente desempeño de los candidatos, pues la principal exigencia es un buen manejo del inglés.

Llevamos décadas haciendo que nuestros estudiantes adquieran ese precioso bien, pero siempre hemos encontrado unos escollos que, aunque salvables, no se han puesto en ejecución. Todos los días oímos a nuestros niños decir que no les gusta el inglés, que no lo entienden y otras razones más, todas válidas.

El problema empieza en la nula efectividad de las metodologías educativas actuales: se hace repetir unas oraciones que distan de ser coherentes y comunicativas. ¿Cómo nos vamos a comunicar con 27 sonidos, de los 40 necesarios? Según mi «profunda matemática», es imposible.

Cuando se pretende estudiar una lengua, el principal objetivo es, indudablemente, llegar a hablarla. Por eso se llama lengua, no escritura. Lengua es el principal órgano del aparato fonatorio para producir sonidos, y una lengua se realiza, por lo menos en 98%, de manera oral. La escritura también es importante, pero, en segundo término, y en Colombia se procede en el orden contrario. Debido a este factor, no se explica cómo, después de muchos años de estudio, al interactuar con un nativo no se produce una comunicación fluida.

Duele leer que la gran mayoría de las becas que ofrecen los organismos estatales de Colombia se pierden por la no adecuada competencia en inglés de los posibles aspirantes, lengua en la que se dan muchísimas especializaciones, maestrías y doctorados del mundo, sin importar el país ni la entidad educativa que los imparta.

La empresa English First –EF-, cada año mide la competencia en inglés de 20 países americanos y –duele aceptarlo-, Colombia ocupa la «honrosa» antepenúltima posición: solo superamos a Guatemala y a Venezuela.

Pero no todo es catastrófico, y se puede remediar: tenemos que empezar por capacitar a nuestros docentes en la principal, más desconocida y menos usada destreza, la pronunciación, identificada también como listening y speaking, para que ellos repliquen con los estudiantes. Consecuentemente, superarán esa aparente insalvable barrera.

La solución está a nuestro alcance.

www.pronunciacionperfectaeningles.com  

Antonio J. Arias B.

Lingüista y periodista, autor de Hablemos bien C1, Hablemos bien C2, Pronunciación perfecta en inglés, de la fonética de tres diccionarios bilingües de bolsillo, corrector de estilo y columnista invitado de El Tiempo, corrector de la revista Vea, autor de Pili, la detective del idioma.

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