Arrierías 99

Rafa Davidzen.

Rana rubí (https://www.uniquindio.edu.co/noticias/publicaciones/3675/la-rana-rubi-del-quindio/) y Rana de cristal (https://www.instagram.com/p/Ct-KpTrxkCv/)

Caicedonia emerge como un palimpsesto cultural en la frontera entre el Alto y el Medio Cauca, donde se superponen huellas milenarias de culturas prehispánicas, la colonización europea y la memoria ambiental. Justo antes de la llegada de los españoles, este territorio estuvo habitado por grupos humanos relacionados con los pijaos –especialmente las parcialidades bulira y bintima– (Castaño, R. (seud. Davidzen) (2025)) cuyas creencias vinculaban la geografía local con deidades de la naturaleza. Su cosmovisión, arraigada en el paisaje, establecía que la Cordillera Central era la serpiente Molá y que el río Barragán (Bulira) había sido creado por ella. Los habitantes más antiguos a su vez, habían generado una relación sagrada con los anfibios antes de la llegada de los pijaos: las ranas sagradas que se pueden apreciar en los diversos objetos arqueológicos de la Casa de la Cultura de Caicedonia datan de épocas más remotas. Esta referencia mítica subraya cuán central fue el mundo anfibio y reptiliano en la tradición local; los antiguos habitantes reverenciaban a las ranas, sapos, lagartos y culebras modelando estas imágenes en su cerámica como parte de un profundo conocimiento ecológico y espiritual del entorno.

Desde la vertiente documental y arqueológica, la propia Casa de la Cultura de Caicedonia custodia más de 300 piezas únicas (Museo Nacianceno Orozco) de diferentes períodos que confirman la riqueza cultural del área. Tales vestigios no solo evidencian rituales domésticos y de intercambio (v. gr., el comercio de sal prehispánico, reconocido por Bruhns en 1975 en la hacienda Los Quingos) sino que contienen iconografías únicas. En particular, se distinguen tres elementos identitarios prehispánicos de Caicedonia que resaltan su carácter exclusivo: (1) la abundante iconografía anfibia, (2) las figurillas antropomorfas sedentes con casco (los llamados gazofilacios), y (3) la producción cerámica ritual (incensarios, sellos, rodillos, volantes de huso, ánforas policromas). A continuación, se exploran en detalle cada uno de estos rasgos, espero combinar  rigurosidad académica con narrativa divulgativa.

Foto 1. Posible rana de cristal en cerámica tardía de Caicedonia               Foto 2. Rana de cristal. Fuente: Wikipedia.

Ranas y sapos: la ecología ancestral plasmada en cerámica

Entre las piezas arqueológicas caicedonitas hay un múltiple registro de ranas y sapos: Vasijas tipo cuenco adornadas con modelados zoomorfos de anuros reflejan el saber ecológico de sus creadores. La reciente tesis de Castaño & Agudelo (2025) –presentada en un simposio regional y resumida por Castaño (Seud. Davidzen) (2025) (Ver artículo en www.arrierías.com) – ha analizado morfométricamente estas figurillas cerámicas de anfibios. Los resultados son sorprendentes: en el inventario de cerámica local se identificaron al menos tres géneros de ranas endémicas (p. ej., Andinobates, Pristimantis, Dendropsophus) como también la familia Centrolenidae a la cual pertenecen las ranitas de cristal. Con especial claridad se distinguen especies concretas aplicadas en los bordes de los recipientes. Entre ellas, la diminuta ranita rubí de lluvia (Andinobates bombetes) y la rana grillo (Dendropsophus colombianus). Este nivel de detalle anatómico supera la mera estilización ritual: implica una observación afinada de la fauna local.

En palabras de los investigadores Castaño & Agudelo (2025) “la creación de íconos genéricos […] sugiere una aguda observación sobre dichas especies y un entendimiento empírico de los nichos ecológicos”. Más aún, la recurrente presencia de ranas en la cerámica parece responder a un uso práctico, es posible que sean indicadores de cambios ambientales estacionales. Así, se plantea que los antiguos sabían que la abundancia o ausencia de ranas –observada de forma empírica– señalizaba variaciones en humedad o temperatura, o cambios ambientales. En este sentido, las figurillas anfibias funcionarían como bioindicadores culturales, integrando conocimientos de primera mano sobre ciclos del agua y épocas de lluvia. Lejos de ser arte meramente simbólico, estas imágenes expresan una estrategia de adaptación ecológica.

Foto 3. Ranas inspiradas en la orfebrería prehispánica colombiana. Recuperado de www.1stdibs.com

El simbolismo de la rana en culturas precolombinas es amplio: se asocia con la lluvia, la fertilidad y la transformación por la metamorfosis de renacuajo a adulto (un ciclo de renovación natural). Aunque las fuentes disponibles no registran explícitamente escenas metamórficas en la cerámica quimbaya temprana, en Caicedonia existe una pieza en el museo asociada al Período Quimbaya Temprano que marca las fases de metamorfosis de un anuro. Así, el parentesco mitológico entre agua y anfibios sugiere que el cambio vital del anuro pudo aludir a procesos de regeneración natural. Al fin y al cabo, en muchas culturas antiguas la metamorfosis de la rana simboliza renacimiento y renovación climática. En Caicedonia este motivo ecológico-totémico se inmortalizó en la cerámica prehispánica: cada rana aplicada sobre vasijas tipo cuencos es prueba de un puente inseparable entre el hombre y su ambiente.

Figuras antropomorfas sedentes (“gazofilacios”)

Otro rasgo distintivo son las figurillas antropomorfas halladas en contextos locales. Si bien en la zona quimbaya se fabricaron urnas de barro con cuerpos humanos o zoomorfos, en Caicedonia afloran especialmente personajes sentados, con características peculiares: posición en loto, casco cónico, orificio de depósito en la cabeza, brazos que descansan sobre las piernas cruzadas y pintura policroma tanto en la cara como en el cuerpo. Algunos entusiastas de la arqueología han apodado estas piezas “gazofilacios” (el término lo usó Duque Gómez (1970) para describir las figurillas quimbaya que el denominó alcancías o gazofilacios generalmente en posición de loto (piernas cruzadas) con casco, manos que descansan sobre las piernas, ver, además: Arango Cano (1976), figurillas de las láminas XII, XIII, XIV, XV, XVI y XVIII en su libro:  Cerámica quimbaya y calima, publicado por Plaza y Janés)). Además, investigadores como Gómez y Cifuentes (2020) documentan que en el Cauca Medio hubo abundantes figurillas humanas con esos atributos rituales. Por ejemplo, describen claramente “una figurilla sedente con casco” y anotan que “no se observaron prendas de vestir; sin embargo, hay presencia de artefactos como cascos, collares y colgantes”. Esta imagen ilustra directamente el icono de los “gazofilacios”: personajes ceremoniales desnudos, sentados, solo adornados con tocados especiales y pintura policroma.

Gazofilacios de la colección del profesor Omar Ariza (q.e.p.d)

Gazofilacio en posición de loto.

Aunque la evidencia concreta de Caicedonia aún es escasa en publicaciones formales, la iconografía regional ampara la tradición oral local. Los guaqueros en Caicedonia, han reportado muchas de estas figuras en sus hallazgos. En especial en el casco urbano (Zona del Hospital, Barrio El Surco, Institución Educativa Bolivariano, zona de la urbanización La Isabela) y en la zona rural aledaña al Club de Caza y Pesca. En la salida hacia la Camelia también se han encontrado vestigios de ellas. De acuerdo con Rodríguez (2015) se clasifican estas figurillas dentro del período Quimbaya Tardío I (Siglos VII-XII d.C). Tanto en el Museo Julio César Cubillos de la Universidad del Valle, como en el Museo del Oro de la ciudad de Armenia pueden observarse las estatuillas tipo gazofilacio en posición de loto. Relacionados con las figurillas, se han localizado en contextos funerarios en el Quindío, ánforas y vasijas antropomorfas policromadas con decoración de dos o tres colores, que conectan con la práctica de modelar figuras humanas en vasijas (Osorio & Bruhns 1990). Todo esto sugiere que los habitantes prehispánicos antes de Caicedonia compartían con el mundo quimbaya la tradición de crear figurillas y recipientes antropomorfos rituales. Desafortunadamente en la colección de piezas del Museo Nacianceno Orozco de Caicedonia no existen los gazofilacios, esto debido -quizá- a que son figuras apreciadas por los coleccionistas y todos han sido vendidos a agentes externos. La evidencia fotográfica muestra varios de estos ejemplares en la enorme colección de objetos prehispánicos de Caicedonia en tenencia del docente Omar Ariza (q.e.p.d.). 

Gazofilacio en posición sedente. Recuperado de https/cerámica-quimbaya.blogspot.com

La supuesta abundancia de “gazofilacios” en Caicedonia se menciona más por tradición de la guaquería que por estudio formal. Sin embargo, esta reiteración indica que ese tipo de artefacto pudo ser una marca identitaria local. La repetición oral de hallazgos de guaquería de figurillas sentadas con las características atribuibles a los gazofilacios en los alrededores del casco urbano (aunque muchos objetos estén dispersos o en colecciones privadas),  apoya la idea de un foco ritual diferenciador. En otras palabras, es plausible que las comunidades prehispánicas antes de Caicedonia hayan sido pioneros regionales en la producción o uso de estas figurillas antropomorfas, aunque falte un registro arqueológico completo. En suma, estas esculturas humanas sedentes, en posición de loto, denominadas gazofilacios, con casco de chamán o guerrero, formarían el segundo pilar identitario prehispánico de Caicedonia: el del hombre en íntima comunión con el mito y el poder.

Cerámica ritual: incensarios, sellos, husos y ánforas policromas

El tercer elemento clave es la cerámica de carácter ritual y comunal que aparece en los inventarios caicedonitas. En primer lugar, sobresalen los incensarios tipo sahumador: cuencos o vasijas especiales asociados a ceremonias de humo. Investigaciones regionales confirman que en excavaciones del Cauca Medio emergieron múltiples incensarios en el área quimbaya, señal de intensos contactos culturales con el Quindío y zonas aledañas en el Período Tardío I (siglos VII-XII d. C.). Como señala Orjuela et, al (2019), “También forman parte de este grupo los motivos excisos, formando líneas de triángulos sobre un baño de pintura de color rojizo (incensarios).”. Estos recipientes rituales demuestran que los antiguos habitantes antes de Caicedonia participaban de ceremonias compartidas con poblaciones cercanas, o incluso tenían con probabilidad sus propias variantes locales, relacionados con el agua y a la abundancia de ranas.

Piezas representativas en la muestra de arte prehispánico del Parque de las Palmas, Caicedonia Valle.

Asimismo, la cerámica fina incluye sellos y rodillos probablemente utilizados para estampación de tejidos o rituales pictóricos. Orjuela et, al (2019) reportaron el hallazgo de 85 volantes de huso, (42 localizados en tumbas) en las excavaciones del gasoducto Loop de Armenia, cerca de Caicedonia. También se encontraron volantes de huso junto con sellos de cerámica, indicando la existencia de una industria textil ritualizada en la región. En efecto, los volantes de huso precolombinos hallados en sitios cercanos son evidencia indirecta de producción de fibras y tejidos; su coexistencia con sellos demuestra que se estampaban diseños en telas o en el propio cuerpo según registros etnohistóricos. Para Caicedonia, esto sugiere que las mujeres locales –al igual que en el resto del Cauca Medio– tejían y decoraban atuendos con motivos rituales, al igual que los hombres forjaban artefactos ceremoniales.

Sello prehispánico Período Quimbaya Tardío 1. Caicedonia V. (Foto: Rafael Castaño)

Otro subgrupo distintivo son ánforas, cántaros y vasos policromos. Según Osorio & Brunhs (1990) en los inventarios arqueológicos del complejo polícromo del Cauca Medio se mencionan “ollas globulares y subglobulares, ánforas, cántaros, vasos” junto con incensarios y volantes de huso. Estos recipientes de formas diversas eran usados en ofrendas, almacenaje de granos, o ritos de agua y chicha. Las ánforas son típicas del Periodo Quimbaya Tardío I, y su presencia en Caicedonia conecta con esa tradición del centro del Valle. De hecho, las excavaciones en asentamientos tardíos localizados en Buga muestran una relación morfológica más cercana del Quindío con el Valle y con Soacha, que con otras regiones arqueológicas de Colombia. (Rodríguez et, al. 2018). Esto sugiere un área cultural amplio, pero con variantes locales.

En conjunto, la cerámica ceremonial de Caicedonia muestra rasgos compartidos con la cultura quimbaya, pero adaptados localmente. La convivencia de incensarios, sellos, rodillos y volantes de huso subraya una sociedad ritualmente compleja: se dispersaba el humo sagrado (quema probable de hojas de plantas secas mezcladas con resinas) en incensarios, se hilaban y estampaban textiles ceremoniales con husos, rodillos y sellos (Arango Cano 1994), y se almacenaban ofrendas o alimentos en ánforas decoradas. Esta combinación de objetos sugiere que las comunidades antes de Caicedonia no solo imitaban los estilos mayores, sino que los integraban estos conocimientos al tejido de su propia cosmovisión regional.

Tres pilares identitarios de Caicedonia

En síntesis, las tres manifestaciones descritas configuran una identidad prehispánica singular:

  • Iconografía anfibia. Las ranas y sapos en cerámica –incluyendo la posible alusión a su metamorfosis– son distintivas de Caicedonia. Reflejan conocimientos ecológicos precisos (como muestran Castaño & Agudelo (2025)) y cosmovisiones que consideran a los anfibios sagrados. Esta presencia abundante sugiere que la relación con la fauna acuática era un pilar cultural del área, quizás más pronunciado aquí que en otras zonas vecinas. Refleja también la presencia de extensos humedales sobre el territorio en épocas más antiguas.

Aplicación de rana modelada sobre pieza cerámica. Museo Nacianceno Orozco, Caicedonia Valle. (Foto: Rafael Castaño)

  • Figuras antropomorfas de tocado ceremonial. Las figurillas sedentes en posición de loto con casco (los gazofilacios locales) constituyen un estilo ornamental propio. Expresan roles sociales y espirituales: chamanes o caciques representados en barro, imitando prácticas rituales en sociedades cacicales tardías, pero con variantes propias de Caicedonia. Su difusión por tradición oral indica que estos personajes de barro fueron un elemento identitario reconocido por los pobladores pioneros y guaqueros de la región.
  • Piezas cerámicas rituales y utilitarias. Incensarios, vasos especiales, sellos, rodillos y husos son artefactos asociados a la vida social y religiosa de Caicedonia. Su abundancia en los hallazgos arqueológicos refleja prácticas ceremoniales complejas (humo ritual, culto al maíz y tejidos) y comercio cultural con otras partes del Quindío. Los incensarios con excisos e incisos, hallados en contextos locales, junto con volantes de huso, rodillos y sellos estampadores, apuntan a una comunidad que valorizaba el ritual, la fabricación de tejidos simbólicos y la identidad visual de sus comunidades.

En conjunto, estos rasgos definen la huella cultural única de Caicedonia. La iconografía anfibia es un leitmotiv escultural recurrente que no se ve con tal profusión en regiones vecinas; los “gazofilacios” locales densifican la tradición escultórica del Cauca Medio con un sello propio; y la presencia de incensarios y de elementos textiles rituales denota un patrón ceremonial diferenciado. De esta manera, el territorio caicedonita se lee como un libro vivo donde cada pieza de barro registra las capas de historia, naturaleza y cultura.

Este enfoque interdisciplinario, que une antropología, biología y hermenéutica simbólica, está revalorizando el pasado caicedonita. Las investigaciones recientes (Castaño & Agudelo 2025, Gómez & Cifuentes 2020, Clavijo 2003) ofrecen evidencia sólida de que el patrimonio material local –en manos del público, o en los estantes del museo local– encierra datos ecológicos, tecnológicos y míticos fiables. Confiemos en que futuras excavaciones y análisis permitan documentar formalmente lo que hoy se cuenta solo en relatos orales: que Caicedonia fue cuna de tradiciones prehispánicas exclusivas, pintadas en cerámica con ranas brillantes, figuras humanas coronadas con cascos de barro y compartidas al calor del humo de plantas y resinas.

En el Parque de las Palmas, varias esculturas representan los íconos prehispánicos más importantes de Caicedonia. Allí pueden observar desde el gazofilacio, hasta retablo, incensario, ánfora, urna funeraria, sello, copa y cántaros. El parque de las Palmas es un sitio cultural de gran valor histórico y de potencial turístico para Caicedonia.

Rafa Davidzen es seudónimo de Rafael Antonio Castaño Vélez. Autor.

Para mayor información favor escribir al correo: rafadavidzen@gmail.com

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. Se prohíbe la publicación sin la expresa autorización del autor. Copyright 2023 por Rafael Antonio Castaño Vélez.

Citas bibliográficas

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Arango, J. (1994). Husos, sellos y rodillos. Comité de cafeteros del Quindío. Armenia.

Agudelo, C. A. H., & Castaño, K. (2025). Taxonomía de la fauna representada en piezas arqueológicas del territorio de Caicedonia, Valle del Cauca, Colombia. Tesis de grado inédita, Universidad del Quindío.

Bruhns, K & Osorio, O. (1.990). Arte de la Tierra: Quimbayas. Fondo de Promoción de la Cultura Banco Popular. Ed. Presencia. Bogotá.

Castaño, R. (seud. Rafa Davidzen). (2023). Poblamientos prehispánicos de Caicedonia ¿Qué tanto conoce usted acerca de los antiguos poblamientos humanos antes de Caicedonia? Recuperado de: https://www.arrierias.com/poblamientos-prehispanicos-de-caicedonia-rafa-davidzen/

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Clavijo, A. (2002).  Reconocimientos arqueológicos en los Municipios de Bolívar, Sevilla, Caicedonia, Ulloa, Alcalá, Obando, Argelia, La Victoria (Valle del Cauca). FOREC.

Gómez Mejía, J., & Cifuentes, Y. (2020). Cuerpos idealizados. Decoraciones y posturas en figurinas cerámicas prehispánicas provenientes del Cauca Medio, ColombiaBoletín de Antropología, 35(60), 171‑190. Recuperado de https://www.redalyc.org/journal/557/55766683008/html/

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Rodríguez, C. A. (2017). El cacicazgo prehispánico de Guabas, en el Valle del Cauca (700 – 1300 D.C.). Universidad del Valle. Cali.

Otras publicaciones del autor están disponibles en la revista digital Arrierías. En números anteriores efectuadas por el autor:

Arrierías número 49: Alegorías en la “Sierra Alta de los Pijaos” durante la época Colonial. Ver: https://www.arrierias.com/alegorias-en-lasierra-alta-de-los-pijaosdurante-la-epoca-colonial-autor-rafael-davidzen/

Arrierías número 50: ¿Por qué los Pijaos hurtaban las campanas católicas?

Ver: https://www.arrierias.com/por-que-los-pijaos-hurtaban-las-campanas-catolicas-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 51: Que significó la exclamación ¡Santiago y a ellos! En el sur del Quindío.

Ver: https://www.arrierias.com/que-significa-la-exclamacion-santiago-y-a-ellos-efectuada-al-sur-del-quindio-en-el-ocaso-del-siglo-xvi-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 52: ¿Fue la hoya del Quindío tierra de frontera cultural prehispánica?

Ver: https://www.arrierias.com/fue-la-hoya-del-quindio-tierra-de-frontera-cultural-prehispanica-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 54: ¿Quiénes eran los bintima o bintimay, los verdaderos habitantes de la Caicedonia ancestral en los albores del siglo XVII?

Ver: https://www.arrierias.com/quienes-eran-los-bintima-o-bintimay-los-verdaderos-habitantes-de-la-caicedonia-ancestral-en-los-albores-del-siglo-xvii/

Arrierías número 55: La historia desconocida de los buliras de Caicedonia y del sur del Quindío. Parte I.

Ver: https://www.arrierias.com/la-historia-desconocida-de-los-buliras-de-caicedonia-y-del-sur-del-quindio-por-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 72: ¿Qué tipos de animales sagrados existieron en Caicedonia?

Ver: https://www.arrierias.com/que-tipos-de-animales-sagrados-existieron-en-caicedonia-por-rafa-davidzen/

Arrierías número 73 y 74: Acerca del vacío investigativo de 250 años de historia antes de Caicedonia (siglos XVII y XVIII)

Ver: https://www.arrierias.com/acerca-del-vacio-investigativo-de-250-anos-de-historia-antes-de-caicedonia-siglos-xvii-y-xviii-rafa-davidzen/

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